Marsillach y el poema If de Kipling

Por: | 26 de enero de 2013

Hace ahora once años de la muerte de Adolfo Marsillach. Y un grupo de sus amigos, además de su hija Cristina y su viuda Mercedes Lezcano, se reunieron en la fundación Progreso y Cultura de Madrid para conmemorar lo mucho que dejó este escritor estupendo, este extraordinario actor, este ciudadano singular y sobresaliente. Porque hubo entre nosotros una buena amistad (y, además, era una extraña amistad) me pidieron que estuviera en este agasajo retrospectivo, que coordinó con mucha gracia mi compañera Rosana Torres.

Allí, en los distintos parlamentos hechos en honor del “director de escena, actor, director, productor, escritor de artículos, de guiones de televisión, de novelas, dramaturgo, gestor/director de teatros públicos y director general de las Artes Escénicas y de la Música” (que fue como lo definió su viuda cuando a ella le tocó hablar), se puso de manifiesto la actualidad de su figura. En esta época, se dijo, se nota la ausencia, en el mundo que él cultivó, del carácter inconformista, testimonial, demócrata radical, de Adolfo. Y se echa de menos también su arrogancia, su capacidad para decir no a las autoridades y para irse de todos los sitios dando un portazo si no le gustaba a su manera de interpretar la honestidad los sacrificios que le pidieran.

         En el ámbito político, Marsillach dejó la raíz de su manera de interpretar la independencia civil; ayudó a los socialistas, estuvo en la frontera de todas las ideologías progresistas que le interesaron, pero nadie lo vio jamás perder la elegancia de sus ideas propias por el prurito de avanzar en la carrera que le ofrecieran. Por eso dimitió, por ejemplo, de la dirección general que le habían confiado: porque iba muy lentamente la legislación teatral, porque la cultura vivía el letargo en el que ahora está, por otra parte, irremisiblemente… Nadaba, dijo Mercedes Lezcano, “contra la corriente”, pero muchas veces supo conducir la corriente. En medio del franquismo más rancio, puso en escena aquel Tartufo que removió los cimientos del falangismo y del Opus y puso de manifiesto el ejercicio infamante de la hipocresía nacional. Fue un intelectual y un caricato, un pensador y un actor inconmensurable. Un escritor de una ironía rara y de una rara perfección. Un socrático, un polemista, un tipo fuera de lo común, de inteligencia justamente descomunal. Y un hombre elegante.

Cuando me tocó hablar me referí a un aspecto que siempre me llamó la atención, la ropa de Marsillach, su tejido, el tacto que se adivinaba en esos tejidos, la manera de caer que tenían su chaqueta, su foulard, su modo de llevar las camisas, el sombrero cuando lo usaba… Su tono de voz, su socrática manera (como la de Fernán-Gómez) de darte la razón mientras te la quitaba… Nuestra extraña amistad, por decirlo así, procede de una anécdota que conté allí esa noche, en el homenaje a Marsillach. Él la supo hace muchos años y mi impresión es que ese hecho que yo le conté había afianzado un cariño que fue mutuo y casi secreto. Cuando yo era un adolescente me aficioné a un poema en particular de Rudyard Kipling, If, en el que el escritor británico recorre las distintas imposturas de la vida para acabar advirtiendo contra el triunfo y contra la derrota, que son los grandes impostores.

Copié ese poema, con bolígrafo, en la mampostería de la puerta principal de mi casa; mi madre me obligó a borrarlo. A lo largo del tiempo esas huellas de mi uña sobre el poema siguieron frente a las inclemencias del tiempo y por encima de los sucesivos enjalbegados.

         Un día estaba yo en la antesala de la consulta del médico que trataba a mi madre, en el hospital de Tenerife. En una revista que había sobre la mesita hallé una entrevista con Marsillach, a quien yo no conocía personalmente todavía. En esa conversación el gran actor explicaba que uno de sus poemas preferidos era justamente ese de Kipling contra las imposturas. Me levanté, como impulsado por la sorpresa que te dan a veces los recuerdos y me puse a dar vueltas por la antesala solitaria. Hasta que me fijé en uno de los cuadros que tenía colgados el médico. En uno de ellos estaba la transcripción de If, de Rudyard Kipling.

         Algún tiempo después Marsillach fue a Tenerife, a representar su Sócrates en el teatro Guimerá de Santa Cruz. Después de aquella representación que recuerdo marcada por los ropas blancos y por la elegancia del estilo de Adolfo, le conté a éste lo que había sucedido. Algunos años después, ya en Madrid, me vino a ver un día, para pedirme consejo acerca de la publicación de sus memorias tan buenas y tan célebres Tan cerca, tan lejos (Tusquets). Y ya en el final de su vida y de su carrera, una y otra siempre fueron juntas, me llamó para contarme qué pasaba con su salud, me explicó la identidad de su enfermedad terrible y me pedía ayuda para buscarle un médico que le ayudara a plantarle cara a este impostor definitivo, la muerte. Le ayudé en lo que pude, le busqué un médico; creo que él y el médico, el legendario Rafael Lozano, se hicieron amigos.

Él era un amigo, tenía esa contextura moral, la esencia de la amistad en su manera de ser, aunque te diera un desplante, aunque no soportara la pequeña vanidad de los estúpidos. Cuando acabó el acto de este homenaje se me acercó su hija Cristina; me saludó recitándome If, como si ese poema nos hubiera juntado no solo a él y a mi sino, en aquel momento y quizá antes, a todos aquellos que alguna vez lo escucharon advertir contra los impostores que se revisten con el señuelo del triunfo y con el ropaje de la derrota para hacer la vida menos honda y más corta. La suya fue una vida de luces largas que llegan hasta hoy.  

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Hay 18 Comentarios


Maestro Cruz

Después de años en este magnifico blog participando y después de leerle a este gran ser humano sus impresiones sobre los más diversos temas, con su característica brillantez, después de las campañas de desalmados que vinieron a este blog a hacer sangre y con fines espurios (aparecen solo en las previas de las campañas electorales) .Siento,ojala me equivoque, que el maestro del periodismo, la literatura y de la vida en general, se ha desencantado con el blog y probablemente de los que participamos habitualmente en el.No puedo nada mas que decirle que sigo creyendo en él,en su honradez profesional y ética y que me gustaría seguir aprendiendo de los comentarios tan nutritivos que siempre deja y de su profunda y verdadera creencia en al libertad de expresión y de su bonhomía sin limites.
P.D. Saludos Dumi siempre

Saludos Paco

No conocía a Marsillach, ni como autor ni como persona, hasta que su viuda -majísima por cierto- montó, en el Valle Inclán, una obra que él había dejado incompleta. Si bien la obra no me gustó mucho, sí me pareció la escritura de alguien que puede complicar todo y salir airoso: "Un escritor de una ironía rara y de una rara perfección", así me pareció a mi también.
Coincido con Marsillach en que nacimos el mismo día, el 25 de enero, (espero que sea un buen augurio) un día después de que ud subiera este post (Ergo: ya va siendo hora de que lo actualice)
.Saludos
Bibiana Fernández Simajovich
:


PD1:Debe ser muy duro que un amigo nos llame para pedirnos ayuda para salvar su vida y que, no se puede hacer lo suficiente
.

PD2: Estoy aprovechando y disfrutando mucho mi modesto trabajo teatral.

PD3: Aquí seguimos, a merced de los pequeños triunfos y las grandes derrotas

Amigo Juan, te seguimos esperando tomandonos la vida con una sonrisa en los telediarios.
Salud y Resistir.

Muchas gracias Dumi, eres muy generosa.

Recuerdo Juan a Marsichacs en Socrátes, subido a un pedestal creo, no sé si fue en Tenerife o en Gran Canaria, en tiempos de estudios pasaba
más idem en Tenerife. Allí vi a Nuria Spert en "Las Criadas" y siempre los asocio, no que trabajes juntos, pero eran dos modelos rompedores de técnicas de Teatro, así que me parecian maravillosos los dos como actores, como personas que querían tb un futuro rompedor , creo que una vez en el Guimerá la policía no dejaba que se estrenase una obra, pero no sé con cual de los dos arremetió, hubo protestas, contundentes, ellos, los grises, más contundentes, pero nos daba más ganas ver lo que se prohibia.
Saludos Paco, Antonio, Juan Mañanas, sus poesías son fántásticas, y saludos a ti Juan.

Cuando de nada sirve rezar es cuando debemos gritar: Dimisión
Salud y resistir.

Me ha encantado encontrarte Hablemos

Ante el tsunami de corrupción y malas conductas, es de agradecer la noticia de la concesión de la Medalla de Oro de la Universidad Politécnica de Cartagena a Felix Faura Mateu, escelente persona y magnifico exrector de Universidad.
Felix es de los que disfrutan por el trabajo bien hecho y placer por su trabajo.
Salud y Resistir.

Oyendo al Ministro Montoro decir en el Pleno del Congreso, a preguntas de Pedro Saura, decirle como contestación. "Tiene usted una empanada mental".
Que mentalidad debió tener cuando recibia, presuntamente , un sobre trimestral del Sr. Barcenas, "Tortilla mental", o "Arroz tres delicias Mentales".
Hay que vez estos señoritos, señoritos como se ponen cuando se les pide que sean honrados.
Salud y reisitir.

Maestro Cruz
Un hombre comprometido con el teatro y con la sociedad .Dio la cara y mantuvo un comportamiento ejemplar,verlo en el teatro actuar es algo de lo que los que tuvimos la suerte de verlo podemos presumir.
Saludos Paco

Al leer estas palabras pienso: qué falta nos hacen personas así y cómo la vida se las apaña para unir los hilos del pensamiento común.
Saludos,

Dejo de lado el deporte porque tan ingrato es aguantar a un aficionado malhumorado por la derrota como sus ínfulas, chistes y desgañites cuando gana. Pero a Marsillach, como señala Juan, "nadie le vio jamás perder la elegancia de sus ideas" (que creo que no se refiere a deporte alguno) y es que no es la fuerza de los pensamientos sino su duración lo que los hace permanentes. Y eso lo da la honradez, algo que el periodista de este blog señala. Por mucho que pensemos que la verdadera nobleza es una corona de espinas.

La condición esencialísima para ser optimista es tener una absoluta confianza en uno mismo. No valen medias tintas por mucho pozo profundo que la moral nos enseñe. Y si el deporte es la mayor escuela de vanidad, el teatro lleva en crisis desde los griegos y aún sobrevive. Así que, se agradece esta entrada.


Cuánta razón y qué lástima. Buen poema el de If por el que se demuestra que la conciencia de un@ tiene más peso que la opinión de todo el mundo. Es lo que está ocurriendo, todo está perdido, cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa. Si quisiera hablar con vuestro vocabulario, diría que el único mandamiento moral que tiene el hombre es: Pensarás. Pero un "mandamiento moral" es una contradicción en los términos. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta mandamientos. Así que... If no me gusta del todo.

No le conocia y por curiosidad le he buscado, para comprender mejor tu anecdota.
Si...

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravía...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.
Salud y Resistir.

A mí Marsillach siempre me ha parecido el prototipo de “Libre pensador” que me ha cautivado desde que comprendí la esencia que esa postura ante la vida supone. Me gustaba observarle y descubrir esos giros que introducía en la conversación de una tertulia o una entrevista, esa forma de comunicar un pensamiento que parecía superfluo y Marsillach lo convertía en controversia y profundidad.
Marsillach era muy querido por mí, así como el mencionado Fernando Fernán Gómez, así como otras personalidades masculinas y femeninas que considero son de una importancia vital en el capital de nuestra cultura.
Hoy nos hacen falta esas personas y agradezco a su compañera ( a tu compañera Juan) y a las personas cercanas que transmitan la adorada humanidad con la que estaban construidos.
Como siempre y siempre haré, un recuerdo tierno a las compañeras, nuestras compañeras, ( me gustaría un día escuchar lo que a veces se calla mi compañera, que lo será por siempre jamás)

Celebro no poder estar más de acuerdo.
Gracias por hacerlo sonoro (la sorda evidencia me estaba golpeando).
Gracias

Que escritor tan magnñífico, un gran homenaje

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Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

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