Fue la semana en que mi tierra, Tenerife, y su capital, Santa Cruz de Tenerife, celebró el cuarenta aniversario de la primera exposición internacional de arte en la calle, que concentró en la ciudad un gran número de esculturas de distintos artistas españoles, europeos y americanos. Aquella concentración de arte fue entonces una explosión que hacía presagiar una continuidad que no se produjo a pesar de los esfuerzos de los organizadores y promotores, los integrantes de la Comisión de Cultura del Colegio de Arquitectos de Canarias.
Ahora, cuatro décadas más tarde, la generosa aportación de la Fundación La Caixa y la Fundación Henry Moore (que ha enviado a la isla nuevas obras del gran escultor del siglo XX) han revivido aquel acontecimiento, al que desde hace algún tiempo el Ayuntamiento de la ciudad presta una atención que en otras épocas se ahorró. A ese acontecimiento dedico la carta que semanalmente me cruzo con mi colega Juan Manuel Bethencourt en el Diario de Avisos. Su respuesta se puede leer en la sección de Opinión del citado periódico insular y en Twitter. De resto, ahí van también mis comentarios en Hora 14 de la cadena Ser. Esta semana incluyo dos recuerdos a dos músicos, Manolo Escobar y Nacho Sáenz de Tejada; de este último tengo una larga experiencia personal, pues fue amigo y compañero en mi periódico. Una enfermedad fulminante se lo llevó. Mi recuerdo está aquí y es imborrable.
LA ESCULTURA EN LAS CALLES DE SANTA CRUZ
Hace cuarenta años un joven periodista isleño que no eras tú, pero que podrías haberlo sido si hubieras estado ya entonces en el oficio, contemplaba con asombro y fascinación profesional el esfuerzo generoso de un grupo de profesionales a favor de una idea que parecía una locura.
Aquella idea, que era verdaderamente una locura, iba a ser la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle, que convertiría a Santa de Tenerife en la capital del mundo del arte en la calle. Nació esa idea en el seno de la Comisión de Cultura del Colegio de Arquitectos de Canarias. Nombrar a uno solo de los numerosos profesionales que trabajaron en la arquitectura de esta insólita y atrevida iniciativa sería injusto con todos, porque todos arrimaron el hombro, con un objetivo, el de hacer partícipe a la ciudad de los beneficios del arte, de la durabilidad de la apuesta estética que constituía ese conjunto de esculturas de artistas muy diversos que, a su vez, manifestaron con generosidad su disponibilidad y su apoyo.
Suelo decir que los proyectos más duraderos de los que ha habido en las islas recuerdo Los Sabandeños, la Fundación César Manrique y el Instituto científico que propulsó en la Universidad de La Laguna el profesor Antonio González. La I Exposición Internacional de Escultura en la Calle debería estar en esa lista de proyectos importantes que han vencido la clásica indiferencia hacia lo que aquí nace y es importante.
Ahora, ya ves, nuevas obras de Henry Moore se incorporan a las esculturas que ya había, gracias a la iniciativa de las fundaciones Moore y Caixa, y a la receptividad del Ayuntamiento. Es una noticia que marca la conmemoración de estas cuatro décadas. Santa Cruz mira ya hacia aquella locura con la sensatez que merece; ojalá convierta lo que entonces fue una idea feliz en una realidad permanente. Aquello fue concebido como un regalo a la ciudad. Yo estaba allí, se me olvidaba decírtelo.
LA LENGUA DESCUIDADA
En los congresos de la Lengua se dice siempre que al español lo defienden los maestros y la lectura. En este que se celebra en Panamá se ha vuelto a decir. Es lógico. Lo que no parece lógico es que al tiempo los estados en los que se habla español, incluida España, se disminuyan los horarios de lectura y de enseñanza de la lectura. Como eso es así, esa preocupación que siempre se expresa me parece, con perdón, una expresión de hipocresía.
HABLAR CON LA MÁQUINA
El progreso parece que es hablar con máquinas. Me pongo en el lugar del progreso y llamo a la seguridad social. No hay otro modo de comunicarse para una cita que a través de teléfonos en los que te responden mensajes grabados. Después de doce intentos padezco la desesperación del que se siente incapaz de aguantar que la voz que le indica qué tiene que hacer jamás emita ni un suspiro ni una ayuda más allá que la que está al alcance de los números que exige.
VIVAN LAS ESCUELAS LAICAS
El educador Francisco Ferrer i Guardia fue fusilado el 13 de octubre de 1909 por sus ideas libertarias. Antes de que los soldados le apuntaran, aquel hombre de 50 años, gritó ante el pelotón: “No tengo miedo a la muerte. Vivan las escuelas laicas. Vivan los niños”. Cuando yo era un niño capaz ya de retener lecciones de mi madre me contó ese episodio de la vida de la educación libre en España y en el mundo. Hoy amanecí recordando a aquel discípulo de Rousseau.
EL PREMIO DE MUÑOZ MOLINA
Hoy [viernes26 de octubre] recibe Antonio Muñoz Molina el premio Príncipe de Asturias de las Letras. En 1981, tras el golpe de Estado, José Hierro recibió el primero de esos galardones que llevan el nombre del heredero, ante el que el que poeta pronunció un resonante discurso civil. Tantos años después le hablará otro escritor comprometido con lo que pasa. El libro Todo lo que era sólido de Muñoz Molina es una reflexión inquietante, un gran poema civil, sobre este atribulado país.
NACHO
Una enfermedad fulminante acabó el último domingo con la vida de un hombre dulce, radical y justo que contribuyó además a hacer mejor la música española de este trozo de siglo. Era Nacho Sáenz de Tejada. Era crítico de música, productor, condujo el gusto y aconsejó a artistas para que fueran mejores. Trabajé con él en EL PAÍS y dejó en mi el ejemplo de su voluntad para entender y para hacer entender, sin estridencias, sabiendo que cuanto más se sabe mejor se dice. Nacho. Quién iba a decirnos que un día ese nombre se iba a pronunciar en pasado.
EL ADIÓS A MANOLO ESCOBAR
El último jueves supimos que había muerto Manolo Escobar, 82 años de vida. Hizo bandera de una música, la música popular española, que defendió con alegría e insistencia incluso en tiempos en que ya solo se bailaba en las fiestas de los pueblos. Detrás de esa capacidad suya para convertir la copla en una expresión del sentimiento había un ser consciente de la importancia de otras disciplinas artísticas, como la literatura o la pintura, y era un buen lector y un gran conocedor del arte. Probablemente fueran las distintas pasiones que alimentó las que lo convirtieron también en un ser que tuvo amigos en todas partes.