No hay en el mundo del periodismo (tanto entre los que ejercen el oficio como entre aquellos que lo observan como lectores, radioyentes o televidentes, y ahora entre los usuarios de las redes en que se envuelve el periodismo) expresión más manida que la expresión “Maestro de Periodistas”.
Mi padre fue en un tiempo maestro albañil y los peones lo llamaban maestro, pues así se llaman también los maestros albañiles. La función de mi padre no era hacer la pared, aunque supiera hacerla, sino la de hacer que otros la hicieran. Salvando las distancias lógicas, ocurría con ese oficio suyo lo mismo que con el oficio de Rey en palabras de Alfonso X El Sabio refiriéndose a su fama de escritor. Según aquel monarca, no escribía un Rey un libro porque él mismo lo hiciera sino porque lo mandaba hacer. Pues mi padre era albañil, y maestro, porque hacía hacer paredes, aunque él no hiciera nunca ninguna.
Maestro es una expresión que en Canarias y en muchos países de América Latina (y ahora en la Península española) ha alcanzado la impronta de lo que se dice por decir, como un saludo: “¡Maestro!” El gran Jesús de la Serna (que fue director de Informaciones, subdirector de EL PAÍS y alma de la Escuela de Periodismo de nuestro periódico) refería una anécdota que le gustaba repetir a él y que ahora nos gusta repetir a muchos de nosotros. Había en Informaciones dos enemigos irreconciliables que, en efecto, nunca se reconciliaron. Un día uno de los dos decidió romper el hielo y desde el otro lado de la Redacción le gritó un saludo:
-¡Buenos días, maestro!
El interpelado levantó la cabeza, digno, y esto le espetó:
-¡Más maestro serás tú!
Así que ser maestro no es tan solo una condición de sabiduría, y no siempre es un saludo bienvenido ni se toma como una cortesía. Se refiere al oficio (en el caso del albañil) y se dispone como una condición de cierto predominio como en el caso de los periodistas, que es al que me voy a referir.
Esa expresión, Maestro de Periodistas, ha sido siempre habitual entre nosotros, los españoles y los latinoamericanos, y se usa ante todo para situar a los viejos, aunque cada vez más se acomoda a la trayectoria de gente más joven. Pues este es un oficio muy diluido, y cada vez más, y por tanto necesita anclas, puntos de referencia, existencia de magisterio. Pero se repite tanto, Maestro de Periodistas, que ya excede los términos que tuvo para convertirse también en un saludo o en un brindis que se regala como se regalan los buenos días.
Para mi maestro de periodistas sigue aludiendo a la clase de maestros que tuvimos cuando empezamos en el oficio. La mayor parte de los maestros de periodistas que conocí eran como los maestros albañiles, o como el rey sabio: hacían hacer, no hacían; sabían hacer, mandaban hacer, y pasaban a la historia (a la buena historia del periodismo) sin haber escrito una línea. Sabían mandar a hacer. Eran los redactores jefes de los periódicos, de las radios o de las televisiones; y aunque fueran directores, tenían el carácter de los redactores jefes: situados generalmente en medio de la redacción, en efecto pasaban a la historia de los periódicos no por lo que hubieran hecho sino por cómo mandaban hacer.
Desde la época de los periodistas estrella, aquellos que en lugar de mandar hacer hacían brillantemente lo que les mandaban hacer, las cosas han cambiado, y los maestros de periodistas (aquellos como Jesús de la Serna) son identificados por lo que aparece firmado en los periódicos. Y no digo que no sean maestros, lo que digo es que detrás de esos maestros sigue habiendo otros, más anónimos, que aún conservan el átomo de genio organizativo y el olfato que a lo largo de los siglos hizo que los periódicos (sobre todo los periódicos) se movieran. Otros pasan a la historia actual del periodismo por las columnas que escriben sentados lejos de la Redacción…, en sus propios ordenadores de sus propias casas. Son los celebrados columnistas, que escriben a partir de lo que otros han investigado.
Hace años, quizá treinta años, los jóvenes periodistas que querían serlo, desde la escuela, mostraban su deseo de ser periodistas diciendo ya qué querían ser en las redacciones. Aún no aprendían y ya tenían claro de qué querían enseñar. Sigue sucediendo. Querían firmar columnas de opinión, ser editorialistas con firma (como los directores que entonces emergían como lumbreras) y querían hacer los grandes reportajes, sin pasar por las cuñas, los sucesos o, simplemente, la calle.
Desde que eso ocurrió, y sigue ocurriendo, la expresión Maestro de Periodistas ya no se refiere a los que mandan hacer sino a los que resultan rutilantes estrellas de la noche. Y no es justo, maestro sigue siendo el que manda hacer, aunque no sea ni Maestro Albañil ni el rey sabio.
FOTO: Jesús de la Serna, en 1991. / RAÚL CANCIO
Hay 6 Comentarios
Pues yo soy periodista y leo a Juan Cruz porque me suele gustar como escribe pero de acuerdo que esto escribe -a saber bajo qué efectos de quién sabe qué circunstancias y dónde- empezaré a preguntarme por qué sigo a este señor. Aunque el porqué de las cosas no alcance a vislumbrar el gusto de la caterva que nos rodea y crea parámetros -o audiencias-.
Hete aquí la frase malévola; "(...)mandaban hacer, y pasaban a la historia (a la buena historia del periodismo) sin haber escrito una línea".
Que es -básicamente- lo que Ana Rosa hizo, ejemplar de periodismo de éxito. Que es lo que justifica que se utilice la frase 'trabajo de negros', etc...
En fin, esta masturbación acerca del periodismo espero que no manche mucho con sus seminales disertaciones (seminal, no de semen).
Un paradigma de la decadencia del oficio.
Lástima, Juan.
Publicado por: Periodista | 16/09/2014 15:04:38
Gracias, por enseñar humildad, Magister.
Publicado por: Don Nadie | 10/09/2014 22:18:20
Una vez escuché que en Inglaterra escriben los senior y corrigen los becarios, mientras que en España escriben los becarios y corrigen los senior o maestros. Es más fácil corregir que hacer. No me gustan los redactores-jefe. Así, en general, hay mucha soberbia y abuso en esos puestos.
Publicado por: bichobola | 10/09/2014 20:05:30
Cierto Juan,muy cierto.
Publicado por: jesus | 10/09/2014 17:57:07
Pues creo que es más bien jefe de obra o supervisor, no maestro de albañiles.
Publicado por: Figura | 10/09/2014 15:51:26
Estoy totalmente en contra de la utilización del burka y de ejemplares de prensa digital y de papel en los espacios públicos. El respeto a la dignidad del ser humano está por encima de todo.
Publicado por: meterosvuestrosrelicariospore...favor | 10/09/2014 15:03:08