¿Por qué los escritores apenas recomiendan a sus contemporáneos?

Por: | 20 de diciembre de 2014

Por Juan Cruz

1410602911_869430_1410602993_noticia_normalCuando le pedían que recomendara un libro Carlos Fuentes tenía una estrategia que era también una táctica para distraer al intruso. Solía responder que en cada estación festiva del año (verano, navidad) se ponía a releer. Sus favoritos eran Balzac, Flaubert, dos escritores del siglo XIX, y Faulkner, que estaba más cerca. No está Fuentes solo en esas preferencias, claro está. Balzac y Flaubert, junto con Faulkner, son autores recurrentes en las recomendaciones, navideñas, veraniegas, de los escritores. Y es raro que se pasen de ese tiempo en que vivieron y escribieron dichos autores, a no ser que haya lazos familiares o editoriales, o de otro tipo, tan fuertes como para hacer que un autor recomiende a uno de su vecindad (de edad, de estilo, incluso de editorial). ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué es tan difícil recomendar a un autor vivo o de tu tiempo?

Bill Clinton, el expresidente norteamericano, le dijo a Fuentes, precisamente, en presencia de Gabriel García Márquez, que su libro favorito era el Quijote, que le gustaba Faulkner, y que adoraba Cien años de soledad. Nadie puede discutir sus preferencias, pero sí llama la atención, por infrecuente, que alguien recomiende delante de otro escritor el libro de un colega. Eso no es habitual sobre todo entre colegas, de modo que como Clinton no es colega, a pesar de que escribió unas memorias, él no entra en el saco.

Hay una regla no escrita, entre editores, incluso entre libreros, que delante de un autor no se habla (al menos no se habla mucho) de otro autor, pues se juzga que puede resultar indelicado hacer juicios de valor que desmejoren al autor presente. De modo que en esas conversaciones se hacen circunloquios o indagaciones que permiten averiguar por dónde va el gusto de los que hablan, sin llegar a la medalla final de sus preferencias.

Así que en todas esas encuestas (como las que ahora, en estas fechas tan señaladas, que diría Millás, se suscitan en diversos periódicos nacionales) los autores que recomiendan libros (de cualquier época) optan por el pasado más remoto, que incluye a los clásicos, como la Biblia o Cicerón, hasta el más próximo, que se detiene más o menos en aquellas preferencias de Carlos Fuentes. Si tienes a Balzac a mano, ¿por qué recomendar, por ejemplo, a Sergio del Molino, que es un chiquillo y que además no te debe ningún favor?

Esto siempre no fue así. El boom de la literatura hispanoamericana tuvo ese efecto de explosión multilateral gracias a que Fuentes, por ejemplo, recomendó a Julio Cortázar, y a que éste (como se advierte muy bien en dos libros que recomiendo: el de Luis Harss, Los nuestros, y el de Luisa Valenzuela Entrecruzamientos) recomendó los libros de Fuentes. La madeja se fue enrollando de modo que unos y otros se recomendaron entre sí hasta llegar a lo que fue el inmenso eco de aquella partida de escritores que entonces eran unos muchachos y que la historia ha consagrado como Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa. Las adherencias afectivas que hubo luego (con los anteriores y con los posteriores escritores hispanoamericanos) dio de sí la más brillante de las historias literarias hispanas del siglo XX.

Un efecto similar hubo con la generación de Juan Benet y de Juan García Hortelano, que no sólo se recomendaron entre sí sino que recomendaron a los que vendrían luego (Javier Marías, Félix de Azúa, Manuel de Lope, Vicente Molina-Foix)… La generación de estos últimos llegó cuando ya el mundo de los libros era tan abigarrado, tan amplio, y las estanterías parecían tan sangrientas (la metáfora es de Manuel Vicent) que ya parecía que para recomendar había que volver a la práctica de Carlos Fuentes: Faulkner, Balzac, Flaubert… o el Eclesiastés, que era el que recomendaba Juan Carlos Onetti hasta que empezó a recomendar a Antonio Muñoz Molina.

¿Y ahora qué pasa? Yo creo que entre los escritores ha dejado de haber esa línea directa, y cálida, que se produjo entonces, y que ahora o bien la competencia (económica, editorial) los ha alejado o bien se miran demasiado entre sí para ver quién saca primero. La consecuencia son esas encuestas en las que lo más evidente es que el escritor busca cualquier subterfugio (“Regalaré un buen libro; espero que me regalen un buen libro”, viene a decir Mario Vargas Llosa en las recomendaciones navideñas del Cultural de Abc) para mostrarle a los encuestadores el rango de las preferencias a las que acudirían en el supuesto de que tuvieran que hacer un regalo y que éste consistiera en un libro.

Hablo de las recomendaciones de escritores. De las de los críticos que hablen ellos, pues son los que cada semana, en los sitios donde escriben, recomiendan (o no) lo que hay que leer. Ellos recomiendan por oficio, por así decirlo; como los autores no están obligados por el oficio se valen de la estrategia de Carlos Fuentes, que el gran autor mexicano tendría que haber patentado. Balzac, Flaubert…, o Faulkner. Y así, hasta el Eclesiastés.

Hay 24 Comentarios

No creo que sea algo nuevo. Lo cierto es que Saint-Beuve, que era amigo de Baudelaire, sólo habla de él en una ocasión y como de refilón. Y si pensamos en los autores del Siglo de Oro, no digamos...

MAESTRO CRUZ

EGOS REVUELTOS

P.D.Saludos para Dumi y Antonio

Saludos Paco

La referencia a Carlos Fuentes queda un tanto forzada, pues si bien es cierto que el escritor mexicano elogiaba en todo momento el peso de la tradición y de los clásicos, no escatimaba elogios para sus contemporáneos.
Es más, en numerosas entrevistas Carlos Fuentes refería que su forma de la vitalidad era leer a los nuevos autores.

Aún en sus últimos años de vida, fue un amante de las letras que hacía recomendaciones al por mayor, y no de clásicos o contemporáneos, sino de jóvenes escritores.

Inclusive en sus columnas aquí en EL PAÍS, puede leerse esa tendencia a la novedad editorial.

Pensamiento de navidad: estamos tan dormidos o soñolientos que no nos damos cuenta o no valoramos otra forma de corrupción, las empresas internacionales o multinacionales que están consiguiendo cerrar establecimientos tradicionales, que pertenecen a nuestro estilo de vida, se están haciendo millonarios y no pagan a hacienda en España, se llevan nuestro dinero, de nuestras compras a Suiza, Andorra o paraísos fiscales, no dan dinero para hospitales, para hacer más y mejores escuelas públicas ni para guarderías ni servicios sociales.
Que paradoja, presumimos de comprar a "selectas on line" y ellos os chulean con vuestro dinero.
Salud y Resistir

Respuesta a tu pregunta: Porque los escritores se comportan como vendedores de un producto cultural en directa competencia con otros vendedores de productos similares.
Luego le echan en cara a otros que se están cargando la Literatura. Que se lo hagan mirar.

Pues yo rectifico y no recomiendo ningún libro ni nada de nada. Me importa una higa la basura y el veneno que se meta el respetable entre neurona y neurona. Eché una ojeada al libro que se me ocurrió mencionar y me pareció más interesante y nutritiva la entrevista shekespeariana que dieron sobre él sus autoras. A menudo pasan estas cosas, que los autores explican tan bien el meollo de sus obras que para qué vas a perder el tiempo en leerlas. Sabemos vender tan bien que corremos el peligro de que nuestra publicidad sea mejor que el producto que anunciamos. En fin...

Carlos Fuentes habló de al menos un libro de Juan Cruz:http://elpais.com/diario/2007/10/20/babelia/1192835837_850215.html
Dicho lo cual, se me ocurre que los ahora los escritores no ganan para comprar muchas novedades. Los libros son caros tu los royalties pobres. Estoy segura de que muchos ni leen, o no leen tanto como para prescribir.
Además, ¿Cuándo se ha visto que un panadero recomiende a otro panadero? Pues la cultura es como todo.

JUAN, ENTRO A TU CASA SOLAMENTE PARA FELICITARTE LAS NAVIDADES Y UN AÑO NUEVO CON MUCHA SALUD, PARA TODA TU FAMILIA Y SERES MÁS QUERIDOS, NO ME OLVIDO DE OLIVER.
Salud y Resistir.

Pues yo , recuerdo con placer la lectura de La Guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, su lectura me remite a Numancia, Tomóchic, de Heriberto Frías y tantos otros sitios y asedios.

La frase de Carlos Fuentes, suena a escusa literaria.
Tal vez para no hacerse sombra, para no molestar.
Pero pienso que parece una escusa clásica de escritores, no me imagino a Cervantes recomendando a su rival literario.
A mi lo que me impacto hace muchos años, de un autor cuyo nombre no recuerdo, pero sí su frase, fue "Yo lo que le recomiendo a usted es, leer y todos los días".
Frase iluminaria de lo que sería el siglo XXI, con tanta tecnología y tanto analfabeto literario, que para más inrri, gusta de presunción de intelectual informático, catalogo hablante de los más moderno comercial en los EE.UU.
Salud y Resistir.
PD. FELICES NAVIDADES PARA TODOS.

"al comentario de Huarte de San Juan quiero resaltar", ¿acaso es usted un sioux resentido, señor borrrrrrrrrrrrrt?

¿Tendrá algo que ver con los "egos revueltos", "envidias revueltas" o algo de eso? Es muy probable, no?.
Obviamente no dudo dela altura intelectual de Carlos Fuentes ¡faltaba más! (Dicho sea de paso, ¡qué guapo era!), pero ¿cuántos de los que recomiendan a Faulkner o Balzac, los leyeron?
Creo que fue usted quién dija haber escuchado a algún escritor decir que no leía porque no tenían tiempo(¡¡ !!)
Leí en las redes sociales algo muy gracioso de alguien que siempre tenía en su mesita de noche un libro de Balsac, por si se enfermaba, el médico creyera que era un tipo culto.(no es mala estrategia de marketing)
Apuesto a los "booms" como el que ud nombró del de la literatura latinoamericana: el triunfo individual es solo producto de la generosidad de sus pares
Bibiana Fernández Simajovich
:
PD: Recomiendo vivamente a Mempo Giardinelli. Es de esos que te hacen creer que escibir es facilísimo, que lo puede hacer cualquiera

Recomiendo que no se recomiende no recomendar libros.
También recomiendo los enterramientos ecológicos y la extinción del negocio de los ataúdes.

Miedo a que el recomendado les haga sombra, miedo a que los colegas se pongan celosos, miedo a que el editor se les enfade, miedo a revelar sus gustos y que no resulten cool. Es miedo.

Pues mira Tostón y Pedro yo leí hace muchos, pero muchos años Cien Años de Soledad y apenas me acuerdo de ello, de Vargas Llosa me compré algún libro pero no lo he leído y de Cortázar no he leído nada, bueno hace poco leí en El País que había muerto su compañera de años que tanto lo amó y de la que él se desprendió como si fuera un piojo. Eso ¡ah! y ahora he leído en la necrológica, que ha muerto un editor; leí mucho de joven pero ahora llevo años que no tengo tiempo ni de eso, pero recuerdo que un libro que me causó sensación fue 1900 por las tremendas barbaridades que puede hacer la persona y a medias me estoy leyendo El Quijote porque la verdad que es muy lánguido y me cuesta un poco, pero me lo tengo que leer porque es un homenaje a mi abuelo que era un incondicional de este libro y antes de morir nos regaló un ejemplar a todos sus nietos; los demás libros que he leído y son muchos, ni me acuerdo ya de los títulos y autores y han pasado sin pena ni gloria por mis manos. Ya está.

Releí a Gabriel Zaid esta semana: Imprenta y Vida Pública y quiero leer la reciente novela de Kundera.

Estoy plenamente identificado con todo lo que ha dicho Francisco Tostón de la Calle. Yo puedo decir que el escritor que más he leído, y el que más me gusta de todos los vivos, es Mario Vargas Llosa, y siempre he creído que en “La guerra del fin del mundo”, se le fue la mano y la hizo tediosa. También es muy cierto que toda la obra de un escritor no mantiene el mismo nivel. Sí, “La Fiesta del chivo” es inmejorable, así como también “Conversación en la catedral”, “La ciudad y los perros” y “La casa verde”; las demás no les hallo lo que a estas. De Carlos fuentes y Cortazar no me gustan. No quiero decir que sean malos, pero prefiero a otros.
Pedro

Hola, amigos. Las recomendaciones de libros deberían responder a alguna de estas situaciones: o que me pregunten qué libro recomiendo o que el descubrimiento de un nuevo libro sea como echarse una novia muy guapa: no hay quien lo calle. Del resto, las recomendaciones sobran porque el número de gustos es infinito y lo que a otro le guste no tiene por qué gustarme necesariamente a mí. Es como las medicinas: lo que a mí me sentó bien no tiene por qué sentar bien al otro, aunque se trate de la misma medicina. Recomendar que se coma manzana o naranja o plátano, seguramente sirve para cualquiera. Pero leer a Cortázar o a Fuentes, puede resultar indigesto. Además, no todas las obras de un autor logran el mismo nivel: a mí me aburrió, por ejemplo, "La guerra del fin del mundo", de Mario Vargas Llosa, pero me fascinó "La fiesta del chivo". "Et sic de coeteris".

Yo recomiendo Dos corriendo por tres calles, de Azuzena Sansenás, y La mujer que parió un tanque, de Meiko Atsukero.

Lo que está claro es que a los escritores actuales no les cabe el ego en su cuerpo. Por cierto, al comentario de Huarte de San Juan quiero resaltar que no sabe escribir. Señor Huarte, usted escribe como en el siglo XIX, vuelva a su siglo o acostúmbrese al nuestro.

Yo recomiendo EL RUTA, de Fidel Vela.

Juan, con lo hermoso, profundo y rico que es nuestro idioma, ¿por qué repite usted tanto la misma cantinela en tan breve espacio? ¿Acaso enmudeció la pluma de asuntos falta? No, lo que enmudeció fue el plumilla, que diría Bécquer.

Crónica muy bien novelada, se me olvidó decir.

Yo recomiendo El crimen de León, magnífica crónica de investigación periodística, humanística, psicológica, política y social.

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Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

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