09 mayo, 2007 - 21:43
09/05/07
He pasado el día de viaje, aunque sólo haya ido del extremo este de Málaga a Málaga capital. Me he entretenido mirando desde la ventana del autobús la propaganda de las elecciones. Donde sólo había vallas con publicidad inmobiliaria, han aparecido candidatos a alcalde, como si la política municipal y la construcción fueran dos ramas de la misma industria. Y quizá lo sean.
Pero hay algo especial, muy serio, en los carteles de los candidatos. Todos los que posan para ser elegidos desean transparentemente ofrecer su mejor cara posible. Esto es lo que a todos nos gustaría casi siempre, incluso cuando no estamos haciéndonos una foto. Todos los candidatos están unidos en esa tensión de ser en el cartel mejores que nunca.
Este deseo es visible en los más encumbrados y en los más intrépidamente aficionados. Y, acaso porque todos comparten la misma emoción básica, los eslóganes que acompañan a las distintas imágenes podrían servirles a todos, intercambiables, más allá de cualquier tipo de idea política concreta. Cualquier partido o candidato podría anunciarse con fórmulas como "confianza", "estabilidad", "Estamos X Torrox", "El cambio también es posible", o "Hagamos que luzca".
Los más calmados parecen ser los que hablan de confianza y estabilidad (algo que podría ser la consigna de un club de inversiones o de una caja de ahorros), pero pertenecen a un partido especialmente enfático y vehemente en situaciones comprometidas. "El cambio también es posible" suena a resto de alguna campaña de hace 25 años. "Hagamos que luzca" parece una invocación espiritista. "Estamos X Torrox" es preferentemente para hinchas.
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