19 mayo, 2007 - 16:47
19/05/07
La campaña electoral es larga, demasiado larga, porque, además de los días reglamentarios, empieza antes del inicio oficial, y dura meses. Yo creo que se hace así para que los candidatos se cansen, se pongan en evidencia, se queden roncos, cedan ante las tentaciones y trampas que les ofrecen los rivales, pierdan el temple y la máscara, o simplemente se duerman ante el ruido del río de propaganda de sí mismos.
Entonces los partidos intentan crear una progresiva tensión de pesquisa policiaca, y, al oeste de Málaga, denuncian amenazas físicas y atentados contra el alma, es decir, contra el honor. En pueblos montañosos de Granada descubren manipulaciones fraudulentas del censo. La lógica de la emoción me recuerda las películas de la Hammer, compañía cinematográfica inglesa de los años 50 y 60, especialista en películas de suspense, de miedo y monstruos. Esta campaña quiere ser emocionante, pero sin miedo ni monstruos, sólo rutina sensacionalista, vana.
Almería pasa por un gran momento. Que el equipo de fútbol conquiste la primera división me parece un óptimo indicador de posiblidades económicas. En Almería hay tres partidos de derechas. Parece Polonia, donde prácticamente sólo hay derechas.
Hoy pongo la canción Warsaw (Varsovia), de Joy Division.
La campaña electoral tendria que durar una semana y el que hablara antes fuera ya se que es exagerado pero la verdad ya estamos cansados de gente que repite mas que el ajo y hartos de falsas promesas y medias verdades
La musica que acompaña es : Stting Still de REM
Publicado por: pep | 19/05/2007 18:54:27
Me atrevería a decir que uno de los lugares comunes en los procesos electorales en la España de la transición -esa España que hemos conseguido olvidar, enterrar, desterrar- era aquello de que la izquierda tenía que acudir a las urnas porque lo que estaba claro era que la derecha siempre votaba y que por lo tanto las abstenciones eran de alguna forma votos "robados" a la izquierda. Cuando yo era pequeña y eso de votar era algo propio de la cinematografía, algunas personas -no tantas como se ha dicho, pero tampoco tan pocas como otras afirman- soñaban con que llegara un día en el su voz (o su variante institucional, el voto) pudiera significar algo. Creo que esas personas deberían sacar fuerzas de flaqueza y a pesar de lo largas que son las campañas electorales, de las trampas y zancadillas que la realidad suele ponernos para distraer nuestra atención -cómo llamar si no a esa euforia triunfalista que acompaña a la subida del Almería a primera, como remedio a todos los males-, hacer ese sano ejercicio que es votar. No negaré que creo en el voto ideológico, pero ello porque creo en el valor constante de la autocrítica, si bien sé que unas elecciones no son el mejor momento para ejercerla.
Publicado por: María Celbú | 21/05/2007 11:30:01