14 mayo, 2007 - 19:22
Estoy en Roma, pero, para que no me olvide de las elecciones municipales ni de dònde vengo, me encuentro en la primera pàgina de la ediciciòn internacional de EL PAIS con Alhaurìn el Grande, lugar a no muchos kilòmetros de mi domicilio habitual, en Màlaga. A què les sonarà Alhaurìn el Grande a los paseantes de Piazza Minerva? En esa plaza compro el periòdico, a las puertas del hotel preferido del escritor cascarrabias Thomas Bernhard.
Publica El PAIS la transcripciòn de una conversaciòn telefònica. Un promotor inmobiliario y el concejal de Urbanismo de Alhaurìn el Grande no se entienden a propòsito de 121.600 euros y una licencia de obras ya concedida. El socio del promotor no quiere pagar "ni un duro" (como si no salièramos de 1960 o 1970), de comisiòn polìtica por la licencia. No ve el asunto "muy legal". "Tampoco es muy legal la obra que hemos dado", responde el concejal.
Si no pagan los 121.600 euros, el concejal avisa de que se revisarà la licencia y se pararà la obra. Ya ha hecho mucho convirtiendo los informes negativos de los técnicos en positivos, y lo ilegal en legal.
Estas criaturas municipales hacen milagros. Son como dioses. Ahora entiendo la frase que soltò un constructor granadino cuando supo que el antiguo concejal de Urbanismo no iba en la lista del PP: "Dios ha muerto". No era una alusiòn a Nietzsche, sino a las novelas de intriga, a propòsito de mandamases poderosos.
Pongo un disco para olvidar: A Love Supreme, de John Coltrane, dedicado al amor a Dios, en versiòn del Turtle Island Quartet, grupo de cuerda. Creo que estas repeticiones melòdicas le gustarìan a Bernhard el novelista.
P.S. Volverà a ganar las elecciones el actual alcalde de Alhaurìn. bajo cuyas òrdenes trabajaba el concejal de Urbanismo?
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