Desde Cartagena de Indias la ruta continúa hacia el este. Vista la costa caribeña colombiana y habiendo cumplido el sueño de cualquier europeo pálido de bien –dícese de acampar en una remota playa blanca de palmeras cocoteras, fogata incluida-, es hora de visitar el país vecino, Venezuela. La Colombia austral de llano y montaña queda para la próxima ‘S’ del viaje.
Cruzamos frontera. La entrada por la barrera norteña de Parhuachón a la República Bolivariana parece más un cambio de planeta que de país. Así, a primera vista, la media de edad de los demás vehículos de la carretera ha subido unos 40 años por chasis, los escasos coches nuevos circulan parapetados en enigmáticas lunas tintadas y la vía se llena de cráteres con peligrosidad de barranco. Una estación de servicio.
- Lleno, por favor.
- Fino, padre. Aquí tiene. Tres bolívares (60 céntimos de euro al cambio oficial. 27 al cambio negro, el que utiliza todo el mundo)
-No, le dije lleno.
-Sí, papá. Listo. Tres bolívares.
-¿A cuánto está el litro?
- A 0,086 bolívares (menos de dos céntimos de euro –cambio oficial-)
Glups. Definitivamente se trata de otro planeta (la botellita de agua adjunta sí se cobra a precio Madrid). Mejor no dejar al cerebro hacer odiosos cálculos comparativos ni a la imaginación suculentos planes de vida como contrabandista de carburante. De todos modos, seguro que saldría mal. En los 130 kilómetros que separan la línea fronteriza de la primera gran ciudad del camino, Maracaibo, uno debe dar explicaciones en once controles militares. “¿Sólo ropa? Todo bien, siga, bienvenido a Venezuela”.
En este país de alma indígena, esqueleto europeo y caderas africanas cualquiera podría pasar horas glosando paraísos: playas celestes al norte, selvas amazónicas al sur, naturaleza virgen en oriente y montañas andinas de verde y nieve por donde abate el sol. La fruta sabe a América. Un viajero percibe que aquí no saber bailar se podría considerar analfabetismo, que el pan de arepa es incuestionable y que hasta las palabras duras suenan jabonosas si las recita una oriunda. Resulta extraño que a pesar de ese capital, en cada parada, todas las conversaciones se reduzcan a tres máximas: política, arte y violencia. Habrá que investigar el asunto.
Dicen que uno no puede entender Venezuela si no concibe antes su capital, así que, timón rumbo a Caracas. Seis millones de habitantes se dividen en una ciudad de ricos y pobres, este y oeste, montaña y valle, urbanizaciones lujosas y barrios de uralita, ejecutivos de corbata y adictos al crack, amabilidad extrema y atracadores armados. Es verdad que aquí la realidad de la república se ve mucho más nítida. Por decir algo. Lo cierto es que la opinión de cada uno sitúa al curioso en dos lugares que parecen no tener nada que ver entre sí. “Mejor que nunca” o “vuelto una ruina”. Chávez dios o Chávez diablo. “Dictadura” o “revolución”. El término medio parece inexistente. El momento prelectoral (las elecciones generales se celebrarán el próximo 7 de octubre) eleva la circunstancia al máximo exponente.
Demasiada confusión para entender nada, así que empecemos hablando del que quizás sea el único punto en común que parecen compartir la mayoría de venezolanos, la pasión por el arte, y dejemos lo del ambiente ideológico polarizado hasta el extremo, lo de estar en el tercer país más violento del mundo, y lo de los 49 homicidios por cada 100.000 habitantes en toda la nación (más de 100 en el caso de la capital) -según las últimas cifras de la ONU-, para más adelante.
Hablando en plata: o ellos tienen un don, o uno es muy torpe, pero aquí casi se hace difícil encontrar a alguien que no sea un fenómeno de alguna habilidad de escenario. El que no hace teatro, toca un instrumento, si uno escribe relatos, el otro domina nosecuántas modalidades de danza, pintores, fotógrafos, escultores, cineastas, malabaristas, saltimbanquis, titiriteros… El porcentaje de creadores que aparecen por el camino es de veras elevado. Rose, una actriz de semáforo, reconoce que vive sin demasiadas estrecheces a base de actuaciones en la calle. “La gente lo aprecia y suelta unos bolos (bolívares) por verte”, afirma. Su amiga Natalia, colombiana y bailarina profesional, cuenta que en su país de origen sería imposible vivir haciendo lo que ella hace, pero en Caracas pocas veces le falta un contrato. Su novio, rastafari mulato maestro de capoeira, sugiere una visita al Nuevo Circo, donde imparte clases gratuitas de su especialidad. “Así entenderás mejor el interés por esta vaina artística en Venezuela”, propone.
- Genial. ¿Dónde queda eso?
- En la plaza de toros.
- ¿Al lado?
- No, es la plaza de toros.
Foto: Jaled Abdelrahim
Imponente se erige al oeste de la urbe esta plaza de 1919. Pórtico andaluz, vidrieras policromadas, burladero rojo, toriles, palco de honor y 12.000 plazas de graderío a sol y a sombra. En el ruedo, ¿una carpa de circo? Efectivamente, ni toros ni toreros. Resulta que los habitantes de esta urbe decidieron que eso de las corridas no era el arte que a ellos querían, pero no había por qué desaprovechar la estructura de esta catedral.
La sensación para un visitante de la patria chica es extraña. Aquí la puerta grande, en vez de dar la bienvenida con cabezas de bovinos colgadas, lo hace con una clase de tango argentino. Un recorrido por las salas interiores del recinto es todo un despliegue de arte que nada tiene que ver con trajes de luces ni capotes. “En ésta zona se imparten las clases de teatro”, explica uno de los maestros voluntarios del recinto. “Las de expresión corporal ahí, aquí están aprendiendo capoeira, en el palco, break dance, allí telas, por esa sala cursos de defensa personal…”, prosigue. Llama la atención la abrumadora afluencia de aprendices. Los cubículos que fueron toriles, hoy son locales de ensayo para grupos amateur y paneles donde los artistas ilustran graffitis, la tierra de debajo del graderío un huerto urbano y la gran carpa de circo que invade la arena sirve como lugar de ensayo y actuación para la Compañía de Circo Nacional.
Carolina Moreno, estudiante de danza contemporánea y miembro de la Compañía, ensaya su número de dúo de tacos donde antes se ajusticiaban animales por espectáculo. Ella estuvo el primer día que los artistas decidieron ocupar el recinto. “La plaza pasó años en desuso y de reformas, hasta que en 2007 se celebró aquí un festival circense”, relata. Lo demás es historia: cuenta que un alcalde de Caracas al que apodaban Calígula dejó entonces las llaves para el festival y ya nunca pudo recuperarlas; que gran cantidad de colectivos artísticos echaron raíces en el espacio, que lo defendieron de los nostálgicos de las banderillas, que lo remodelaron, que artistas independientes organizaron clases gratuitas para “el pueblo” y que todos le agarraron cariño; “Había un proyecto”, dice la joven. El mismo presidente Chávez, en una de sus eternas intervenciones televisivas, dijo: “Dejen tranquilos a los muchachos del Nuevo Circo”. Y ya nunca nadie les volvió a molestar. En esta ciudad, el arte también tiene que ver con política. Suerte que, al menos, ambos bandos saben apreciar por igual unas butacas en pie.
Hay 20 Comentarios
Es el primero de los artículos de este nuevo blog que leo y me ha encantado. Genial la recuperación de la plaza de toros para actividades culturales.
http://www.losbonvivant.com/
Publicado por: Valeria de Los Bonvivant | 28/08/2012 13:46:46
Ciertamente Jaled, un país de contrastes singulares y muy diversos. De gentes que tratan de hallar sus destino y su propósito. De personas amables y muy humanas. De geografia inmensa, polícroma e increiblemente hermosa. De realidades muy malas o realidades extraordinarias. De mucha lucha y mucho disfrute.
En principio, para el que llega allí, un pais dificil de entender. Para el que lo conoció un poco y se marcha, un país dificil de olvidar. Pero para todos, como dice su lema, un país para querer.
Publicado por: Observador | 22/08/2012 11:10:38
Ciertamente Jaled, un país de contrastes singulares y muy diversos. De gentes que tratan de hallar sus destino y su propósito. De personas amables y muy humanas. De geografia inmensa, polícroma e increiblemente hermosa. De realidades muy malas o realidades extraordinarias. De mucha lucha y mucho disfrute.
En principio, para el que llega allí, un pais dificil de entender. Para el que lo conoció un poco y se marcha, un país dificil de olvidar. Pero para todos, como dice su lema, un país para querer.
Publicado por: Observador | 22/08/2012 11:10:31
En contra de muchos comentarios, a mi me parece una redacción excelente de un tipo q trata de plasmar en unas líneas lo que sus ojos de viajeros han podido observar. Como bien dice alquien en un comentario, no es un estudio socio-económico, sino una llana descripción de un viajero con pluma y toque de autor.
Espero q continues deleitandonos con tus viajes y pongas en nuestros ojos situaciones e imágenes imperceptibles desde el otro lado del charco!
Publicado por: alba manzanero | 21/08/2012 1:44:54
Pocas lineas para poder hablar y describir todos los problemas que puede tener un pais.me gusta porque cuenta algo distinto y desconocido de la venezuela chavista tan trillada ya por tantas fuentes.porque igual en la vida,a veces,deberiamos ser algo mas simples y disfrutar de ella.del arte.de la vida.
Publicado por: elcemo | 20/08/2012 15:25:41
VENEZUELA IS JUST ANOTHER THIRD WORLD COUNTRY LIKE THE OTHER SPANISH SPEAKING COUNTRIES INCLUDING ARGENTINA AND SPAIN.
Publicado por: soyamericano | 18/08/2012 19:48:30
Ok, fresco y todo lo que queráis, pero me parecen demasiado audaces ciertas afirmaciones del artículo si lo que pretendía plasmar era sólo lo que veía: "el no saber bailar aquí se podría considerar analfabetismo", " seis millones de habitantes se dividen en una ciudad de ricos y pobres", "urbanizaciones lujosas y barrios de uralita, ejecutivos de corbata y adictos al crack, amabilidad extrema y atracadores armados", " pero aquí casi se hace difícil encontrar a alguien que no sea un fenómeno de alguna habilidad de escenario..." Al leer esta frase me he puesto a rebuscar mentalmente entre familiares, amigos y conocidos venezolanos y he encontrado a uno que toca el cuatro y a otro que canta, y ya. Lo dicho, me parece demasiado simplista y colorista la descripción, pero si así les parece suficiente...
Publicado por: Sarami | 16/08/2012 21:35:27
¿Quieres BAJAR DE PESO ? Entonces no comas esto: http://sn.im/24j16mp
Publicado por: DELPECHE | 16/08/2012 21:10:21
El artículo tiene la frescuera de una pluma ágil que nos lleva de la mano recorriendo Caracas..
Es un paseo que va describiendo lo que ve .Cada uno ve con mayor atención lo que mas le interesa.
Se nota interés por la belleza y el arte,pero sobre todo ,el sentir del viajero cuando llega nuevo a un lugar.
Animo.. Te seguimos en tu recorrido.
Avelina
Publicado por: avelina | 16/08/2012 15:01:25
Ciertamente Venezuela es mucho más que lo que ha plasmado el articulista, aunque para ser justos, no se trata de un análisis socio-económico.político ni nada por el estilo. El hombre ha escrito lo que ha visto.
Para conocer un poco más a Venezuela
http://devacacionesnosvamos.blogspot.com.es/2012/06/vacaciones-en-venezuela-el-destino.html
Publicado por: Sergio Espósito | 16/08/2012 13:21:21
Pues a mi me ha parecido simplista a más no poder: en Caracas también hay clase media. Lo que aquí sucede es que los ricos, que en España serían clase media alta, forman guetos y se relacionan en los clubes privados, y los llamados pobres, que no lo son tanto, forman sus propios guetos en los "barrios". En medio existe una clase media como la que había en España antes del boom del ladrillo y de que todo el mundo se crellera Rochill. Y puedo asegurar que para esa clase media caraqueña la violencia es un tema mucho más importante que el pseudoarte del que habla el artículo.
Publicado por: Sarami | 16/08/2012 12:45:36
Pues a mí me ha parecido un artículo genial y me ha sorprendido muchísimo que en Caracas se valoren tanto los oficios artísticos (teatro, danza, música) tanto a un nivel más profesional como a nivel de la calle. Gracias por hacernos conocer un poquito más de la grandiosa Venezuela. http://www.fogg.es
Publicado por: Anaviajera | 16/08/2012 11:38:23
Sobre la gasolina a precio de nada, resulta que la subvenciona el gobierno, el agua no, ni la leche ni la harina, etc. Pero no todo es tan fácil, en las zonas fronterizas la gasolina se pone por tandas: un día para cada quien según el número de matrícula, pues lo del contabando a Colombia y Brasil está a la orden del día. Sobre lo de que todos son amantes del arte y lo de las caderas caribeñas, a mi conocer es como decir que en España todos bailamos sevillanas y tocamos palmas, pero queda pintoresco...
Publicado por: Sarami | 16/08/2012 11:35:01
Nunca escuché de un alcalde apodado Calígula! increíble, m suena a invento.....
Publicado por: isabel | 16/08/2012 10:42:08
De Puta madre el articulo, ademas esta Super interesante lo que hemos hecho con "La Plaza de Toros" ; ). It is the way to be!
Publicado por: Maritza Rojas, la tía | 16/08/2012 6:11:23
Excelente narrativa. Eclosiva, le ha ocupo plasmar un fresco dibujo no solo del exótico paisaje sino también mostrar una parte del alma de un país bajo la sombra enrarecida de los avatares que se asientan sobre esta tierra de gracia “mi pequeña Venecia”.
Publicado por: Belkis Rojas | 16/08/2012 5:34:54
Articulo sumamente superficial
Publicado por: Jose gregorio perez | 16/08/2012 5:08:50
Este texto es un buen retrato de lo que es Caracas. Aquí no hay puntos medios: O la amas o la odias, o te quedas o te vas...
Publicado por: Allan | 16/08/2012 4:17:44
Si, realmente es barata la gasolina, tan barata que no se consigue en la frontera sin tener que someterse a una cola o a un control automatizado. Es un tema cultural que debe ser canalizado debidamente para que el ciudadano común entienda que elevar el precio es una vía para mejorar otros servicios..!
Publicado por: Bruno O. | 16/08/2012 1:13:53
El agua es un tesoro que muy pocos apreciamos. http://goo.gl/fb/w6pbb
Publicado por: turo | 15/08/2012 19:28:25