En el día a día, nos solemos referir al cáncer como si fuera un único ente, una única enfermedad. Nada más lejos: el cáncer es la agrupación de más de 200 enfermedades distintas que comparten un nexo fundamental e importantísimo: Como si de una mafia se tratara, su modus operandi es común. Pero, ¿cuáles son esos comportamientos esenciales y tan característicos que nos permiten reconocer al cáncer?
En la investigación sobre el cáncer existen dos visiones perfectamente complementarias entre sí a la hora de conocerlo y combatirlo más de cerca. Por un lado, se investiga en qué se distingue un tipo específico de cáncer (por ejemplo, el cáncer de pulmón de células pequeñas) del resto de cánceres: ¿Cuáles son sus puntos de identidad particulares, sus debilidades, su forma, sus componentes y señales…? Básicamente, se trata de realizar un retrato robot lo más personalizado posible. Esto resulta imprescindible para que, al realizar las pruebas diagnósticas oportunas, podamos identificarlo de inmediato y, justo después de eso, lanzar un ataque lo más selectivo y personalizado posible para minimizar el daño en el cuerpo humano durante el combate.