Pendientes de la crisis bancaria, de la prima de riesgo y del creciente riesgo de rescate, el Gobierno ha dejado en un segundo o tercer plano el imparable desmantelamiento industrial que está sufriendo España. La crisis no se ha limitado al sector de la construcción sino que ha afectado muy seriamente a la industria, una actividad mucho más difícil de recuperar que las obras públicas o privadas. Durante los últimos cuatro años se han perdido en España unos 674.000 empleos industriales, un 21,5% del total. La crisis ha sido especialmente sangrante en Cataluña, con una pérdida de más del 30% del empleo fabril, aunque increíblemente este asunto no forma parte del debate político en esta comunidad absolutamente dominado por el logro de un pacto fiscal con el Gobierno central.
En el País Vasco, el territorio que mejor ha desarrollado una política industrial ha logrado por el momento limitar la caída de la ocupación en el sector a un 20%. Sin embargo, el Gobierno vasco teme un serio descalabro sino logra el respaldo del Gobierno de Madrid. El apoyo de las autoriadades vascas a su industria se apoya en una sistema de avales públicos que en la actuales circunstancias de falta de crédito, es la única forma para asegurar la financiación de las empresas. Sin embargo, para lograr la luz verde de Bruselas de este tipo de ayudas se requiere el respaldo legal del Gobierno de Madrid, abrumado ahora por asuntos más urgentes como la salvación de Bankia. Las autoridades vascas, con un larga experiencia en la potenciación y defensa de su industria se temen lo peor. El asunto es especialmente grave en la industria naval y su sector auxiliar, amenazado por quiebras y cierres masivos,donde esxiste el riesgo de desaparición de unos 30.000 empleos.