La novia de papá

Sobre la autora

Paloma Bravo
Soy madrastra, periodista y autora de “La novia de papá” (Plaza&Janés). Este blog no lo escribo yo, lo escribe Sol Beramendi, la protagonista de mi novela. O sea, que es ficción y, por lo tanto, absolutamente real.

Paloma Bravo

SOBRE EL BLOG

Según la RAE, madrastra es una “cosa que incomoda o daña”. ¡Y una mierda! “Tía buena (buena en todos los sentidos), lista e inmejorable” es lo que debería decir. ¿O no? El caso es que me ofrecieron crear una plataforma de “madrastras sin fronteras”, pero mis bestias me necesitan en casa, así que nos hemos quedado en un blog. Para hablar de vuestras familias y otros animales.

TWITTER

30 dic 2010

App de Nochevieja

Por: Paloma Bravo

Padre-de-familia-s01e02-telefono-barrio-sesamo

(La imagen es de Padre de familia).

 

Mi madre se ha documentado y nos amenazó la semana pasada, cuando estábamos ya medio borrachos, medio empachados, medio idos, a última hora del día 25:

- Si esto sigue así, el próximo año quedamos todos por Skype y os pongo el árbol de fondo mientras hago mi vida. Me ahorro cocinar y el aguantaros.

- Pero si no sabes lo que es Skype, mamá.

Mi hermano, que se pasa siempre de listo y mi madre que no se achanta nunca: "un servicio de comunicación telefónica, con o sin pantalla, por voz o por chat, que te lo descargas en el ordenador y..."

- Y... Déjame, que no lo digo en broma, que basta ya.

- También podemos hacer una App para iPhone y iPad de las cenas navideñas...

Éste es mi otro hermano: "Una aplicación que recuerde las pullas que repetimos cada año. Porque yo estoy un poco hasta los huevos de que me recordéis siempre lo del conejo que metí en la lavadora... Y en el iPhone igual tiene más gracia."

- ¡Eso! Y entonces me compráis un iPhone, para que no me pierda nada... (ésta fue mi sobrina).

Pero mi madre avisa una sola vez, y hablaba en serio.

"Os lo digo muy clarito: quiero que en Nochevieja dejéis toda la tecnología en la puerta..."

Tiene razón.

En la comida de Navidad permanecieron encendidos 24 teléfonos móviles para 20 comensales.

No sé qué buscábamos refrescando obsesivamente nuestras pantallas, porque estoy segura de que ni a mí ni a mis hermanos nos enviaron una urgencia profesional en todo el día. Y si alguno recibió un mensaje de amor inaplazable, casi prefiero no saberlo, porque allí estaban, leales y aburridas, nuestras parejas oficiales.

Por no hablar de mi cuñado, que, además de cretino, es gurú (ya lo he dicho, y juro que esto no es ficción): se pasó toda la comida tuiteando el menú. Pobre imbécil, yo ya lo he borrado de mi timeline.

Mañana por la noche va a ser peor. Hay más preadolescentes (incluyendo mi aportación conyugal) y, por lo tanto, hay más Tuenti.

Eva ya nos ha avisado: gran quedada en el chat como protesta por un castigo que le han puesto a su amiga Marta. A las 23:50 se conectan todas y se levantan del ordenador a las 00:05, justo pasadas las uvas.

En alguna casa va a haber más que palabras. En la mía, conociendo a mi madre y su capacidad para cumplir promesas, va a haber una cena virtual.

Se bajará una app de angulas frescas que le recuerde los buenos tiempos, se preparará un mojito, y a los demás nos mandará al cuarto de estar hasta que aprendamos a cenar como adultos.

Hace bien.

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

29 dic 2010

El cretino

Por: Paloma Bravo

Computer-nerd1

 

A petición de "Lanzarote" (no sé quién es, pero me ha escrito dos veces y me ha caído bien), resumo la historia, "mi" historia, con el actual marido de mi hermana.

Lo primero confesar que "exnovio" es una forma de hablar. Yo incluyo en la categoría de exnovio a exmaridos, exnovios, examantes, exrolletes y algún pretendiente rebotado. Más que nada para parecer una mujer de mundo, una mujer con muchísimo pasado.

Éste fue un rollo de una noche, nada más. Que quede claro.

Lo conocí hace un par de vidas, en un taller literario, uno de esos lugares donde se reúnen freakies y solitarios que necesitan la excusa de escribir para tener vida social después del trabajo.  

Yo voy de borde para parecer lista, y para protegerme, pero también he tenido mis crisis y mis cosas, y en una de ellas pagué la matrícula de este parque temático del ego, la pedantería, el alcohol y la soledad.

Mi ahora cuñado era el más feo de la clase. Quizá por eso, y en medio de mi despiste, pensé que era inteligente y sabio. Pero no: sólo era feo y silencioso.

Y, cuando hablaba, la cagaba. Claro que eso lo descubrí tarde.

Para los morbosos, ese rollo de una noche duró exactamente cinco minutos, y no pienso aclarar si fue un tema de eyaculación precoz o que el tipo abrió la boca demasiado pronto. El caso es que su soberbia era tan grande y tan ridícula como su misoginia, y nunca volvimos a hablarnos.

¿Que cómo llegó luego a casarse con mi hermana? Ni idea. Mi hermana y yo somos distintas y nos parecemos en única cosa: no nos hacemos preguntas difíciles.

Además, desde entonces el cretino salió del cascarón y se convirtió en gurú. No es Zuckerberg, pero sí uno de esos tipos que supera los 100.000 seguidores en twitter y que da conferencias y publica libros mientras defiende la gratuidad de la creación en la red (sí, sí, tuiteó el menú de nuestra comida de Navidad, seguramente lo leísteis).

Para los puristas y formalitos que se preguntan cómo puedo meterme con el marido de mi hermana: porque, de verdad, objetivamente, es un cretino; porque mi hermana no lee mi blog (mi hermana no es gurú, pero sí una mujer importante; no tiene tiempo para chorradas).

Para los protectores que se preguntan cómo puedo meterme con el padre de mis sobrinos, también contesto: porque no es su padre. Es cierto que mi hermana es mucho más formal que yo, pero, ahí donde la veis, mariperfecta, la tía también está separada y recasada, yo con un tipo que se escaquea, ella con un gurú cretino (perdón por la insistencia, no puedo evitarlo).

Pues eso, ya está.

Ésta es, muy resumida, la historia del cretino, pero no es mi mejor historia sobre exnovios. Tampoco me pidáis más, que tengo un CV sentimental que mantener en su estado más enigmático e inaccesible.


P.D.: mi opinión sobre los talleres literarios es pura pose que me viene bien para subrayar la idiotez del cretino. No es lo que pienso. Creo que en esos lugares hay gente creativa, potente y maravillosa, y si no, que se lo pregunten a dos de mis mejores amigos y a algún que otro amor platónico; que me lo pregunten a mí, vaya.



Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

28 dic 2010

¿Inocente?

Por: Paloma Bravo

Siesta-sofa

(El tipo que duerme la siesta en esta foto no es mi novio, pero podría serlo).

- "Es indignante que una mujer capaz esté con ese tipo escaqueado y pasota", me dicen algunos mensajes.

- "¿Cómo puedes despreciar a un hombre tan gracioso? Le tratas como si fura un inútil", dicen otros.

- "Las relaciones de pareja se basan en la igualdad. No presumas de independiente si eres sólo una pringada", me acusan.

- "¿Qué clase de tío le encasqueta sus hijas a la novia?", le acusan a él.

- "¿Cómo te aguantan las borderías, rica?", me vuelven a acusar a mí.

Y así hasta el infinito.

Por eso me ha parecido que el día de los Santos Inocentes es el momento perfecto para hablar de "mi santo" (gracias a Elvira Lindo por aquellas columnas míticas) y aclarar algunas cosas:

1. Mi novio es un escaqueado, sí. De "escaquearse", que es "eludir una tarea". ¿Es eso malo? No creo, yo también lo haría si pudiera.

2. Yo soy una borde. "Esquinada, impertinente, antipática". Probablemente. No voy a justificarme, que me aburre.

3. Y vosotros os lo habéis creído.

Una pareja es mucho más que la superficie que ven los demás, es un organismo tremendamente complejo y que se apoya en millones de pactos tácitos y otro millón de acuerdos explícitos.

No os voy a explicar cuánto me río con Pablo, cómo es de cariñoso y de atento, cuando quiere y también cuando yo lo necesito. Tampoco os contaré que yo siempre le sirvo de colchón.

Nuestros pactos de pareja son nuestros. Y son buenos.

No creo que las virtudes de una relación exijan que él tenga que ir al Carrefour tantas veces como ella, siempre juntos, los dos sacrificados. No creo que cada partido de fútbol televisado deba compensarse con una peli de Meg Ryan, cursi y ñoña desde hace ya demasiados años.

Yo, en realidad, no creo nada.

Pero sí sé una cosa: chicas, George Clooney es soltero, no tiene hijos y nadie ha conseguido clonarlo para hacer de él una versión domesticada.

Si queréis al hombre perfecto, os lo vais a tener que inventar. A mí me gusta el que tengo.

De regalo, "El arte del escaqueo" en "La hora chanante".

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

27 dic 2010

Reyes de copas

Por: Paloma Bravo

Madmen3


(Ilustro esta entrada con una foto de Mad Men porque (i) es una serie maravillosa, (ii) trabajo en publicidad y (iii) voy a hablar de cosas tan políticamente incorrectas como las que hace Don Draper: fumar, beber solo, no conciliar, liarse con sus secretarias...).


Lunes 27 de diciembre. Mis jefes están en las Seychelles, mis ex jefes en Gstaad y mis exnovios en Toys r'us, comprando regalos para los hijos que han tenido con otras. ¿Mi novio? Durmiendo, claro.

Lo que quiero decir es que es el día perfecto para pasarme tres pueblos y ser totalmente sincera: hay tópicos que se quedan cortos, hay hombres casados que se pasan de largo.

Y eso que yo, repito, trabajo en publicidad, un mundo teóricamente liberal, abierto y progresista.

Pero no falla.

No hay fiesta en la que, con la copa en la mano, no venga alguno a confesarse.

Por ejemplo:  

El formal:

 Con el anillo de casado y la corbata italiana, sufre. "Estoy enamorado de ti. Es un horror. Ni siquiera nos hemos besado y ya has provocado un terremoto".

Da igual que le explique que estoy bien sola o que todas las noches hago el amor con el hombre de mi vida. Él ha decidido que me quiere y, en consecuencia, no me escucha. Lo mejor, cuando se acabe la copa ("whisky con mucho hielo, y en copa de balón"), es darle la razón con cara compungida, que nuestro amor es imposible, que le espero en otra vida.

El matemático:

Sin anillo y también casado (por lo civil, que fue progre), presume de matrimonio abierto y me entra a saco. "¿Nos acostamos o qué? Que sé que te apetece. Me acabo la copa y nos vamos".

Ojo, que éste bebe gin tonic de Hendricks con pepino y sólo comparte con el anterior una aguda incapacidad para escuchar, así que tampoco discuto. Le digo que hoy no y él se pone insinuante. "Si no, llámame tú la próxima vez, que entiendo que te lo pienses, pero sé que quieres". Vale. Espera sentado. Yo lo llamo el matemático porque él confiesa encantado que cree en la estadística: "Lo intento con el 100%. Así es seguro que alguna cae. Pura estadística".

 El poeta: 

Tampoco lleva anillo y está entre su quinto y sexto divorcio. Fue creativo y ahora sólo bebe y escribe. "Te he dedicado un verso. ¿Tú sabes que yo he publicado ya cien libros? Poema, ensayo, novela... Yo sólo sé crear, pero no soy Dios y no te pude crear a ti".

No tiene una bebida preferida; se lo bebe todo. A diferencia de los otros dos, se cansa rápido de hablar de sí mismo y pasa a describirme: "tus ojos heridos, tu dulzura armada de inteligencia, tu...". Cuidado, que mola oírlo y cuesta creer que es un discurso ya gastado en noches eternas. Además, es alcohólico y tiene un punto agresivo.

 

Estas tres tipologías corresponden a un mismo patrón: directivo, casado, cincuentón.

Un hombre que habla de incomprensión, de haber sobrepasado a una mujer adocenada; un hombre que me mira y cree ver su reflejo: más listo, más guapo, más joven; un hombre patético.

No digo que sean todos, no digo que sean muchos, digo que los hay. Y, es más, afirmo que son un auténtico coñazo y que tienen mucho, muchísimo, que aprender de Don Draper.

Mientras se ven las cuatro temporadas de Mad Men, yo he tomado varias medidas que aplico de forma estricta: (i) nunca quedarme a las copas del curro; (ii) inventarme novios cuando no los tengo; (iii) inventarme cualidades sobrehumanas en los novios que sí tengo; (iv) ir siempre a trabajar en vaqueros; (v) hacer viajes astrales cuando me veo obligada a aguantar la soberbia y la estulticia de un mismo cerebro masculino con el que tengo una relación profesional.

Debo aclarar aquí que en ningún caso renuncio a mis discursos subversivos contra los tópicos: no creo que todos los hombres sean iguales y estoy segura de que hay muchos tíos bien casados que se enamoran de otra mujer sin alevosía y sólo porque el amor es así.

 Pero... Éstos son unos clásicos.

P.D.: mi madre tiene una teoría que nunca he querido comprobar. "Yo diría que sí, seguro que no se les levanta". Aquí la dejo, para las valientes. A mí me da pereza.

 

 

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

26 dic 2010

Canelones

Por: Paloma Bravo

Canelones

Hoy es San Esteban y en Cataluña se comen canelones y no se trabaja.

Yo viví tres años en Barcelona (otro exnovio, claro, ¿qué pasa?) y aún conservo alguna de las virtudes catalanas.

Por eso, porque es domingo, porque las navidades son muy largas, porque necesito tiempo para descubrir si mi ordenador ha muerto por suicidio o por asesinato, porque sí, hoy hago fiesta.

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

25 dic 2010

Las ausencias

Por: Paloma Bravo

Sillas vacías

Lo peor de la Navidad son las ausencias.

Un silla vacía que siempre te toca al lado, te pongas donde te pongas. Cada año, en mi casa gritamos en silencio: "¡siempre mais!", y hacemos esfuerzos por contar lo que sumamos.

Siempre hay alguien nuevo: un cuñado, un nieto, un perro...

Y alguna vez, en las épocas en las que ni siquiera yo he podido aportar un novio, hemos comprado un tamagotchi.

Cuando sabes querer, cuando te quieren, siempre ganas a la vida y a los huecos, y todas las sillas se llenan.

En mi casa, este año no cabemos.

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

24 dic 2010

¿Dónde cenamos hoy?

Por: Paloma Bravo

 

Familia blanco y negro

 

- ¿Qué hacéis esta noche?

Mi madre es extremadamente respetuosa y no se ha atrevido a preguntar si cenamos en su casa hasta esta misma mañana, a las 9, eso sí, como un reloj.

Mi madre es una santa.

Y yo... soy una descastada y no me acordaba de la Nochebuena. De verdad.

- Lo pregunto y te llamo, mamá.

(...)

- Pablo, ¿en tu casa qué celebran? ¿La cena de Nochebuena o la comida de Navidad?

Una pregunta así de fácil y le he dejado sin palabras: mi novio es fácil de impresionar y, además, le cuesta mucho pensar por las mañanas.

Debemos ser la única pareja del mundo que nunca ha hablado sobre la Navidad. O quizá es que en esta parte de las vacaciones no tenemos a las niñas y nadie nos ha obligado todavía a tragar con el arbolito y el espíritu navideño.

El caso es que en casa de Pablo da igual, porque son ocho hermanos, todos con pareja (menos Miguel, ya se sabe, huido en misión de conquista), todos con dos o más hijos. Quiero decir que en casa de Pablo siempre son demasiados. 

Son, además, mucho más formales de lo que creen. Sólo Pablo está separado. Sólo Miguel está soltero (aunque de él no se espera cordura).

En mi casa somos más alternativos. Casi radicales. Como buenos laicos, sólo nos interesa el estar juntos, pero sabemos que la familia es un deporte de riesgo.

Por ejemplo, suele venir mi tía, que ya lleva tres maridos y de cada uno conserva un perro (todos vivos: hombres y animales). Los tiene aún a todos locos por ella y no es raro que mezcle amores y ex (en casa de mi madre, claro, que hace ya dos maridos que vive sola y los tiene a ellos en sus propios pisos).

También está mi primo, el músico, que vive en Pamplona y suele tener bolos en Madrid: más de una vez ha traído a su banda.

Y mis primas, siempre arregladas para irse de fiesta en cuanto se zampan la tarta de manzana de mi abuela.

Pero lo más duro es siempre en la familia cercana.

Mi hermana está casada con un exnovio mío (no es raro, ya he avisado que hay muchos). Lo malo es que éste fue uno de esos errores imperdonables, es un cretino. Yo lo sé, él lo sabe y es mi hermana la única que lo ignora.

Cuando nos toca cena, nos miramos amenazantes y no nos dirigimos la palabra. Un año me pasé toda la cena silbando la música de "El bueno, el feo y el malo". Él es el feo, yo soy la mala. Me gusta ser mala con él.

Con mis hermanos, con los chicos quiero decir, no hay grandes dramas. Porque no los vemos.Se pasan las reuniones refugiados en el cuarto de los niños.

"Estamos controlando", dicen, pero se pican al Risk y al Monopoly exactamente igual que hace 30 años, sólo que ahora los juegos son de sus hijos y los niños les observan fascinados.

¿Y sus mujeres, mis cuñadas? Una ya no viene nunca. No sabemos por qué. La otra ha aprendido a jugar al Risk.

¿Y los niños, entonces?

Los niños hacen mucho ruido.

"¡Cuánto tardan en crecer...!", se lamenta mi padre.

Y tiene razón, porque cuando consiguió superar a sus propios hijos, llegaron sobrinos y sobrinastros, y empalmaron con los nietos que van a unirse a los nietastros.

Mi padre aún no conoce a Eva y a Teresa. Quiero decir que no las conoce en acción. Ésa es una sorpresa que le tenemos reservada para la Nochevieja.

En cualquier caso, esta noche cenamos en casa de Pablo, que uno está más tranquilo, y mañana ahogaremos nuestra resaca y nuestra melancolía en casa de mis padres.

No hemos discutido como otras parejas. No ha habido chantajes ni presiones: en realidad, los dos preferiríamos pasar la Navidad en la Patagonia.

 

(Nota exclusiva para mi familia: esto es ficción. Quiero decir que sois tal y como os describo, pero no es verdad que no quiera estar con vosotros. Jamás me iría a la Patagonia en Navidad).

 

 

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

23 dic 2010

¿Tus prejuicios o los míos?

Por: Paloma Bravo

Prejuicios i antiguedad

(La imagen, obviamente, es de El Roto, aquí el acceso directo a su viñetas diarias)

Este blog tiene sólo tres semanas de vida y ya se han montado una guerra de mil bandos.

Hijos, ex, hijastros, novios, novias, abuelos... Todo el mundo tiene una opinión, una crítica y un pero. Hasta ahí, todo normal, todo bien.

Muchos, además, están llenos de certezas y verdades absolutas. Eso ya es peor, porque yo tengo muy pocas y me encuentro en inferioridad de condiciones.

Y, para rematar la fiesta, siempre está mi amigo M.: "¡que no escribas palabrotas! Nunca es nunca, Sol, coño..."

Tomo nota, toma nota tú, M., y tu colegio de curas.

Total, que es una batalla muy estimulante para la autora (ay, ese ego cuando te conviertes en una cizaña poderosa...) y ¡malísima para la paz social!

Por eso creo que ya toca hablar de los prejuicios.

Dice la RAE que "prejuicio" es (en su segunda acepción) la "opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal".

Lo repito despacito:

  • opinión sin conocimiento de causa
  • opinión tenaz y obstinada
  • opinión desfavorable
  • opinión acerca de algo que se conoce mal

Vamos, que yo me atrevería a decir que los prejuicios son siempre malos. O, al menos, siempre empobrecedores. Porque imaginaos un mundo en el que todo estuviera ya definido.

Por ejemplo:

  • Ex: mujer amargada que sólo quiere su dinero y hacerle infeliz.
  • Hijos: niños puñeteros que no creen en el amor.
  • Novia: chica jovencita y mona (no guapa, sólo mona), con poco cerebro y menos vergüenza.
  • Padre: tipo despistado, calzonazos y aficionado a las mujeres.

Suena absurdo. Es absurdo.

Prejuicio es el de los que creen que me conocen y que estoy defendiendo a las ex, o a los novios, o a los hijos, así, en general, sin matices.

Prejuicio es el mío, que no conozco más que las reacciones públicas y no las privadas, y protesto y escribo esta entrada.

La verdad, mi verdad, es que yo creo que la separación es una posibilidad que ronda a todas las parejas (digo "posibilidad", ojo, no soy una agorera) y que, de hecho, en otras vidas cualquiera de nosotros puede caer en el lado oscuro de su prejuicio: de novia a ex, de hija a hijastra, de madre a madrastra, de mantenido a mantenedor...

Por eso, creo, podemos intentarlo y arriesgarnos. Darnos la oportunidad de que nos caiga bien su ex, de querer a sus hijos e incluso, de vez en cuando, de reconocer que nuestra pareja tiene algún defecto. No pasa nada. No es un acto de traición.

Es tolerancia, sentido común y capacidad de reacción.

Y si las buenas intenciones no son suficientes, si os empeñáis en pelearos a costa de este blog, que sepáis que a mí el psicoanálisis me ha dejado sin dogmas y no voy a tomar partido.

Yo sólo creo en John Lennon. Y él creía en la paz.

'Give Peace a Chance'.

 

 

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

22 dic 2010

Money

Por: Paloma Bravo

Money

(La foto es un retrato de  Martin Amis, antes de que escribiera "Dinero", una novela sarcástica que hay que leer varias veces por pura salud mental. Salvo el título, este libro no tiene nada que ver con las familias, pero tenía que recomendarlo).

Pablo echa humo por las orejas y a mí me gustaría evaporarme, pero la lealtad me lo impide.

Marina se ha ido de vacaciones con las niñas y de regalo de despedida le ha dejado una bonita conversación sobre dinero que Pablo aún sigue rumiando.

Esto es lo que cuenta Pablo y no está lo que yo contesto porque no contesto nada (lo siento, pero hace tiempo que decidí no intervenir en sus peleas).

- Es que es el colmo...

- A Florida, aquí al lado...

- Y se acaba de comprar un coche nuevo...

- Y a mí me da igual, y hasta me alegro. Que lo disfrute ella, que lo disfruten las niñas, pero...

- ¿Dónde está la crisis en su vida?

- A mí me bajan el sueldo y le mantengo la pensión.

- Y la tía que no, que se la suba... ¿Y qué más quiere, joder?

- Que le suba una pensión calculada para que las niñas estuvieran con ella todo el mes.

- Y resulta que están quince días, los otros quince voy yo al supermercado y pago yo los yogures, los caprichos, los regalos de cumpleaños...

- Y encima tú les compras ahora la ropa, que no sé si es peor, porque la pagamos dos veces...

- Y el colegio pijo lo pago aparte... Pero que no las cambie, que no, que están encantadas.

- Y en verano los campamentos, y en septiembre los uniformes...

- No puedo decir que sea una vaga, que la tía curra, y tiene un buen trabajo.

- Lo que pasa es que le puede la avaricia.

- O las ganas de joder.

- O... No sé.

- Es que es siempre igual. Siempre en diciembre. Que el IPC, no, que no le llega. Que hay que recalcularla.

- Nunca es suficiente.

- No te jode...

- Ya me gustaría a mí recalcularla.

- Y yo pagando aún la hipoteca de su casa.

- Y...

Cuando se le agota la ira, se queda medio desfondado y le pongo una cerveza.

"Tranqui, que aún no ha salido el Gordo y mi número es múltiplo de tres. No vamos a tener ningún problema".

- Seguro, Sol, seguro.

- Pues con ese escepticismo no vamos a ninguna parte.

- Dame algo más tangible en lo que creer, lista. Si nos separamos, ¿tú me pagas pensión, que ganas más que yo y eso ya me jode?

- Sí, por el trauma de haberte abandonado.

- Por lo que tú quieras.

- Es que no te vas a recuperar en la vida, ya lo verás.

 

(A Pablo y a Sol no les va a tocar el Gordo porque son personajes de ficción. A mí, sí. Aviso. Y a mis amigos también, que llevamos el mismo número).

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

21 dic 2010

Tengo SAP

Por: Paloma Bravo

Triste

 

- Mi madre me ha castigado sin Tuenti y sólo me ha dejado venir a tu casa porque le he prometido que me haré la cama todas las Navidades.

- ¡Hala, tía...! ¡Qué tirana...!

- Ya le he dicho que la voy a denunciar por malos tratos y esclavitud infantil.

- ¿Y qué te ha contestado?

- Que vale, que le da igual.

- Vamos, que no ha colado.

- No.

- Yo a la mía le dije ayer que tengo SAP por su culpa.

- ¿Qué es eso?

- Síndrome de no sé qué parental. Cuando un padre te habla mal del otro y te crea un trauma. Lo vi en un telediario. La tía se puso roja como un tomate.

- ¿Pero lo tienes? ¿Duele o algo?

- ¡Qué va! No tengo nada, pero le dije a mi madre que sí, que le iba a contar a mi padre que ella se pasaba el día poniéndolo a parir.

- ¿Tu madre pone a parir a tu padre?

- No. Qué va. Siempre están de acuerdo. Sobre todo en las normas y en las prohibiciones. Dan asco. Están tan de acuerdo que no sé por qué se separaron.

- Qué putada.

- Lo que pasa es que seguro que en el fondo le odia, ¿no? Por algo se divorciaron, digo yo. Y, además, él se ha vuelto a enamorar y ella no... Algún mal rollo deben de tener.

Esta conversación entre Eva (la hija mayor de mi chico) y su mejor amiga la escuché este fin de semana. Es lo bueno que tiene no ser ni padre ni madre: a veces eres invisible, y ellas hablaban como si yo no estuviera trabajando en el mismo sofá.

Sin darse cuenta, las niñas fantaseaban con el síndrome de alienación parental, uno de esos descubrimientos que encandilan a los políticos y que a los ciudadanos nos alarman hasta que conseguimos traducirlos a un lenguaje comprensible.

Provoca SAP el que malmete (dice la RAE que "malmeter" es "malquistar" -¡qué palabra tan gráfica!-, o sea, "indisponer o enemistar a alguien con otra u otras personas").

Y ocurre, claro que sí, pero no se cura con grandes palabras ni con leyes ambiciosas, se cura con responsabilidad y autocrítica: "no contagies a tus hijos tus rencores ni tus traumas, déjalos que se creen los suyos propios, que ya tendrán tiempo".

(Si al otro lado hay amor, y más amor, y más amor, no hay SAP que valga: el niño crece y desarrolla su criterio particular. Confía en tu hijo e intenta no hacerte mala sangre. Y, por cierto, que los niños no vean a Belén Esteban, pero que los informativos tampoco les llenen el tarro de ideas que no entienden. He dicho.)

 


Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal