- Mi madre me ha castigado sin Tuenti y sólo me ha dejado venir a tu casa porque le he prometido que me haré la cama todas las Navidades.
- ¡Hala, tía...! ¡Qué tirana...!
- Ya le he dicho que la voy a denunciar por malos tratos y esclavitud infantil.
- ¿Y qué te ha contestado?
- Que vale, que le da igual.
- Vamos, que no ha colado.
- No.
- Yo a la mía le dije ayer que tengo SAP por su culpa.
- ¿Qué es eso?
- Síndrome de no sé qué parental. Cuando un padre te habla mal del otro y te crea un trauma. Lo vi en un telediario. La tía se puso roja como un tomate.
- ¿Pero lo tienes? ¿Duele o algo?
- ¡Qué va! No tengo nada, pero le dije a mi madre que sí, que le iba a contar a mi padre que ella se pasaba el día poniéndolo a parir.
- ¿Tu madre pone a parir a tu padre?
- No. Qué va. Siempre están de acuerdo. Sobre todo en las normas y en las prohibiciones. Dan asco. Están tan de acuerdo que no sé por qué se separaron.
- Qué putada.
- Lo que pasa es que seguro que en el fondo le odia, ¿no? Por algo se divorciaron, digo yo. Y, además, él se ha vuelto a enamorar y ella no... Algún mal rollo deben de tener.
Esta conversación entre Eva (la hija mayor de mi chico) y su mejor amiga la escuché este fin de semana. Es lo bueno que tiene no ser ni padre ni madre: a veces eres invisible, y ellas hablaban como si yo no estuviera trabajando en el mismo sofá.
Sin darse cuenta, las niñas fantaseaban con el síndrome de alienación parental, uno de esos descubrimientos que encandilan a los políticos y que a los ciudadanos nos alarman hasta que conseguimos traducirlos a un lenguaje comprensible.
Provoca SAP el que malmete (dice la RAE que "malmeter" es "malquistar" -¡qué palabra tan gráfica!-, o sea, "indisponer o enemistar a alguien con otra u otras personas").
Y ocurre, claro que sí, pero no se cura con grandes palabras ni con leyes ambiciosas, se cura con responsabilidad y autocrítica: "no contagies a tus hijos tus rencores ni tus traumas, déjalos que se creen los suyos propios, que ya tendrán tiempo".
(Si al otro lado hay amor, y más amor, y más amor, no hay SAP que valga: el niño crece y desarrolla su criterio particular. Confía en tu hijo e intenta no hacerte mala sangre. Y, por cierto, que los niños no vean a Belén Esteban, pero que los informativos tampoco les llenen el tarro de ideas que no entienden. He dicho.)
Gracias, Chencho. Me alegro de haber llegado a tu vida en el momento justo. Feliz año.
Publicado por: Paloma Bravo | 25/12/2010 4:19:39
Me gusta el post del "SAP". Mucho.
Y me gustaría creer que es verdad lo que dices. Más aún.
Pero no tengo nada claro que sea así. Nada.
pd: también me gustó mucho tu libro, caído en mis manos desde un estante de Carrefour, en un momento más que adecuado.
Publicado por: Chencho | 25/12/2010 2:37:23
A Marina, a Luz, gracias. A Myhappywindow, te voy a dedicar una entrada, hombre, que ese síndrome mola. Gracias y besos.
Publicado por: Paloma Bravo | 21/12/2010 14:11:34
ME estoy dando cuenta de que yo tengo otro sindrome: el EBPB (enganche al blog de Paloma Bravo) :)
Lo que narras es muy cuerdo. Bastante tienen los niños con crearse sus rencores como para darles ideas. Generar odios es algo con efectos muy negativos y muy dificil de reparar despues.
Esto tambien se puede aplicar a los amigos, vecinos, compañeros... seamos un poco amables y positivos, que lo que damos se recibe.
Publicado por: http://myhappywindow.blogspot.com/ | 21/12/2010 14:01:22
A mí lo que me ha gustado es lo que dices al final: que si al otro lado hay amor el niño desarrolla su propio criterio.
El hijo de mi novio (de 5 años) se echó a llorar desconsolado el otro día diciendo que su mamá le había dicho que papá es un guarro, pero añadió: "pero no lo es, papá es muy guapo". Nos quedamos los dos sin saber qué decir y al final lo único que hicimos fue abrazarle hasta que se calmó y después a otra cosa, mariposa. Realmente confiamos en él, en que se forme su propio criterio, y de hecho ya lo vemos despuntar en su comentario (él es consciente de que lo que dice su madre en este caso no es verdad).
Lo que no entiendo es cómo no se dan cuenta los padres/madres de que haciendo eso a quien más perjudican es a sí mismos. Además de al niño, claro, que se lleva un disgusto innecesario.
Publicado por: Luz | 21/12/2010 10:42:35
Muy bien me parece todo lo que has escrito. Sobre todo la parte de "no contagies a tus hijos tus rencores ni tus traumas, déjalos que se creen los suyos propios, que ya tendrán tiempo", que también se puede aplicar a otras personas que conviven o están próximas a uno. Me gusta este post, sí señora!
Publicado por: Marina | 21/12/2010 9:35:05