La novia de papá

Sobre la autora

Paloma Bravo
Soy madrastra, periodista y autora de “La novia de papá” (Plaza&Janés). Este blog no lo escribo yo, lo escribe Sol Beramendi, la protagonista de mi novela. O sea, que es ficción y, por lo tanto, absolutamente real.

Paloma Bravo

SOBRE EL BLOG

Según la RAE, madrastra es una “cosa que incomoda o daña”. ¡Y una mierda! “Tía buena (buena en todos los sentidos), lista e inmejorable” es lo que debería decir. ¿O no? El caso es que me ofrecieron crear una plataforma de “madrastras sin fronteras”, pero mis bestias me necesitan en casa, así que nos hemos quedado en un blog. Para hablar de vuestras familias y otros animales.

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31 ene 2011

Puntos y puntas

Por: Paloma Bravo

Lapices

Me pide un hombre que firma como . (es un punto, sí) que escriba sobre las mujeres sobradamente preparadas y excesivamente amargadas. En realidad, me pide que escriba sobre todas las mujeres, que haga unas cuantas galerías femeninas.

Lo pide en un tono irónico que agradezco, lo pide de buen rollo, en respuesta crítica y civilizada a una entrada ("Reyes de copas") que me llenó de insultos y amenazas a pesar de que retrataba no a los hombres en general, sino a tres en particular.

Querido ., tu firma es tan impronunciable como lo fue la del Artista Antes Conocido Como Prince, y así no vamos a ninguna parte. Lo siento, pero te voy a llamar "punto", como si nos conociéramos desde siempre.

Lo primero, gracias, porque el otro día (en la entrada "El cretino" del 29 de diciembre) me defendiste como un caballero. Bueno, defendiste el valor de mi escritura, porque conmigo tenías más dudas.

Lo segundo, punto, si has estado por aquí dos meses que llevo dejándome los cuernos en este blog, habrás visto muchas mujeres que no salen demasiado favorecidas y habrás comprobado que yo no me dedico a meterme con los hombres. Ni con nadie. Y menos por principios.

En realidad, lo que yo estoy intentando hacer es contar cosas y contar casos.

Yo escribo anécdotas y no analizo categorías. Porque no creo en ellas, en ninguna, en nada absoluto, de verdad. Pero eso tú lo sabes, punto, porque por tus mensajes sé que me entiendes en general aunque discrepes en algunos particulares.

Volviendo al tema de las mujeres. La que sale peor parada en este blog, claro, soy yo, que ya me he autodefinido como borde y eso sin hablar de lo que me han llamado por ahí.

Pero también ha habido otras: una excompañera de trabajo, una jefa, una hermana, una autoamiga... Quiero decir, que en ello estamos. Quiero decir que las mujeres, así en general, no son mejores que los hombres, así en general.

Creí entender en tu petición que te apetecía un especial énfasis en las mujeres amargadas. Pero no puedo ayudarte mucho; no porque no las haya (tantas, probablemente, como hombres amargados), sino porque me alejo de ellas en cuanto puedo.

De cerca, conozco a pocas. De lejos, te puedo esbozar algunos casos, así, rápido:

 

La marimandona:

Es la mujer de la que hablas. Defensora acérrima de la lógica, considera que sacar matrículas de honor es sinónimo de ser inteligente. Pobre... La que yo conozco ha llegado a ser una alta ejecutiva (no, no todas las altas ejecutivas son como ella) a base de ser más masculina que los peores hombres: no escucha, no argumenta, no empatiza, no pide...

Es alta y delgada, la más delgada. Sabe, inconscientemente, que la delgadez y el lujo son las únicas formas de belleza que se puede permitir. Se ha casado, se ha divorciado, se ha vuelto a casar, pero nada: está sola.

Tú insinuabas que entrenaba su acidez en reuniones de amigas. Creo que te equivocas: esta tiparraca sólo tiene reuniones de trabajo.


La envidiosa:

Es esa amiga o compañera de trabajo que siempre está ahí para compartir tus penas, que se crece cuando sufres y que huye cuando estás bien, no sin antes advertirte de que no te confíes. "Yo no te quiero chafar, pero..."


No tiene un aspecto físico reconocible, no. Pero es la que quiere destruir lo que tú tienes porque piensa que ella lo merece más y mejor. Es un parásito que te chupa la energía y el buen rollo.

 

La yo-yo:

Igual que a la anterior, espero que la hayas dejado en el camino. Al fin y al cabo, todo le que a ti te ocurre, le ha pasado antes a ella. "Y yo más" es su subtexto permanente. Es ésa que el día que te diagnostican un cáncer (perdón por el ejemplo, pero es el más claro),  pide prioridad porque se le ha roto una uña y así no puede pensar.

¿Reconocible por el exterior? No, tampoco, ya lo siento. A la primera señal, huye, porque siempre te hará sentir culpable. Y la culpa no es un sentimiento constructivo.

 

No sé, querido punto, si esto te sirve. A mí no: son categorías y, como todas, son empobrecedoras y tontorronas. Tanto como las masculinas que a veces boceto para provocar.

Yo te pediría que me siguieras leyendo: verás de todo, porque es lo que tengo alrededor.

 

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30 ene 2011

Ponies

Por: Paloma Bravo

Red Man On A White Man's Merry Go Round (Small)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(La ilustración es de esta web porque yo siempre quise ser cherokee y seguramente lo fui).

Un pony (que algunos escriben "poni", y yo escribo a la inglesa porque sí), según guionistas, escritores y otras gentes de mal vivir, es ese trauma que todos arrastramos desde la infancia (cada uno el suyo, claro), y que nos ha hecho ser quienes somos.

Por aquel caballo que no te compraron tus padres, por aquella tarde que no te dejaron ir a la fiesta de un amigo, por aquel extraño encontronazo carnal con un primo. Por haber sido el raro de la clase, por un complejo inconfesable, porque te ha costado crecer.

Años, décadas de ponies irresueltos por la calle. Y así nos va.

A mí me gusta imaginarme una sociedad en la que -perdón por la metáfora fácil y cursi- todo el mundo ha cabalgado suficiente de niño como para no ir desahogándose ahora con (contra) los demás. Pero no.

Y tampoco el psicoanálisis es barato, fácil ni seguro (lo sé porque lo he intentado).

Estamos fatal.

Afortunadamente, hay artistas, como David Planell, que nos dan la terapia hecha. Y es que David comparte nombre, estilo y talento con otro grande del diálogo cáustico y la introspección brillante: David Mamet.

Planell escribió y dirigió hace muchos años un corto llamado "Ponys" (se puede ver abajo) que es inquietante y certero como pocos. Por favor, vedlo. Vedlo y compartidlo aunque no tenga nada que ver con este blog ni con estos tiempos más que por la reaparición de un pony muy mío que no os voy a confesar (no por hacerme la interesante, sino porque mi padre me ha prohibido revelar detalles de mi infancia, que es muy suya, y su palabra es la ley).

En cualquier caso, la infancia en familia es una infinita mina de traumas y el que esté libre de poni (grafía oficial de la RAE) puede tirar la primera piedra o el primer comentario.

 

 

 

P.D.: Yo a David lo conozco y le quiero. Y, sobre todo, le admiro. Ved on line Carisma, Ponys, Banal y Subir y Bajar en corto; alquilad, comprad o descargaos (a ser posible legalmente, que David vive esto) La vergüenza en largo, porque David se atreve a contar sus propios fantasmas y así puede contar también los nuestros.

P.D.2: me acaban de decir, mientras repasaba esta entrada y por esas casualidades que llenan el mundo de Paul Auster, que David acaba de terminar la versión teatral de Ponys. El productor que lo vaya a estrenar ya está tardando.

 

 

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29 ene 2011

Nostalgia de los 50

Por: Paloma Bravo

Está de moda la década de 1950, una época sin guerras y con glamour, rock and roll y un cine inolvidable. 

A mí me hace gracia que vuelvan las modas.

Lo que detesto es que ayer un alto ejecutivo de mi agencia me enviara por mail este folleto de 1953, de buen rollo y en son de paz, sí, pero justo después de una discrepancia profesional y con esta bonita postdata: "Si no estás de acuerdo, siempre puedes quedarte en casa. Pretendientes que te mantengan no te van a faltar".

 

Folleto 1

Folleto 2

Folleto 3

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Folleto 14

Le he contestado con una canción. Con mil disculpas a mi amigo M. y a quienes no les guste Tote King. "Progres, me tocáis la polla, vestidos como directores de cine comeollas".

Era una respuesta sin acritud, sólo para marcar un punto: ningún problema con las modas, pero a mí me gusta vivir en el siglo XXI, el siglo de este disco y de este artista.

 

 

 

P.D.: hablando del siglo XXI, tampoco parece muy actual esta noticia que me manda Alejandra y que publicaba ayer un diario salvadoreño (El Faro). Se titula "Madres en el país de la inquisición", y pone los pelos de punta. La ONU ya ha pedido a El Salvador que despenalice la penalización absoluta del aborto, pero... Algunos no consiguen entrar en el mundo contemporáneo y yo, que no creo en casi ninguna imposición, sí estoy convencida de que tenemos que ayudarlos.


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28 ene 2011

Sexo, broncas y cuartos de baño

Por: Paloma Bravo

Banera_petalos

 

Ya sabéis que me encantan los estudios de investigación, esa capacidad que tienen para justificar cualquier cosa, y me gustan sobre todo los estadounidenses porque son los más... -a ver, que me la cargo con M., que es yankee de vocación-, los más... ¿ingenuos? No sé, no encuentro el adjetivo.

Son lo más. El último que he encontrado es sobre broncas y cuartos de baño, pagado, claro, por una empresa dedicada a la venta e instalación de sanitarios (betterbathrooms.com).

Al grano.

Por si no lo sabíais, los que tenemos pareja, discutimos una media de 312 veces al año (glups...: ¿53 días sin discutir al año? ¿Las vacaciones o los días con viaje de trabajo?)

Sigo: la encuesta entrevistó a 3.000 adultos (estadounidenses, insisto, que igual Spain and Latinamerica are different) y aquí sale el top ten de las razones para la bronca con un aperitivo muy inquietante: el momento más propenso para liarla es los jueves a las 8 de la tarde. ¿Será por lo que ponen en la tele? ¿O será que ese día salen? ¿O...?

Enumero:

1. Restos de pelo en el lavabo (de cuando os afeitáis, guapos).

2. Manchas en el retrete (supongo que también son culpables los hombres).

3. El zapping.

4. No reponer el rollo de papel higiénico (ciertamente molesto).

5. Dejar levantada la tapa del retrete (¡tíos...!).

6. Dejarse las luces encendidas (¿ambos?).

7. Dejar tazas y vasos sucios por la casa (me confieso, señoría).

8. Dejar toallas húmedas en el suelo o en la cama (no miro a nadie).

9. La acumulación de cosas (digo la de cosas, no la de ropa; la del síndrome de Diógenes que tiene, por ejemplo, mi padre. Papá, no me leas hoy, que yo te quiero).

10. No tirar de la cadena.

Curioso que -si uno se pone constructivo- cinco de cada diez broncas se puedan evitar con cuartos de baño separados (una teoría que ha defendido siempre mi madre). Y nueve de cada diez (salvo la del zapping, me temo) con cuartos de baño separados y una empleada de hogar.

Para que luego digan que los ricos no lo tienen más fácil.

Pero, vamos, se nota que los estadounidenses son más despegados o más materialistas. A mí en esta encuesta me faltan un montón de detonadores habituales de broncas y, sobre todo, un montón de personajes que están demasiado presentes en mi vida: mi suegra, la ex de Pablo, sus hijas, mi cuñado, mi jefe (sí, también tenemos broncas por eso), Don Draper, Proust (para escándalo de algunos)...

Y eso que nosotros no discutimos por otras razones habituales: los amigos, las salidas, las copas... Puestos a discutir, mejor que el motivo merezca la pena.

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27 ene 2011

Moteros tranquilos, novios salvajes

Por: Paloma Bravo

   Rider


A Pablo le da vergüenza tener un monovolumen. Un siete plazas convencional. Le gustaría ser alternativo de verdad e ir en bici por la vida. Sólo que no es práctico: las niñas, sus amigas, su madre, la mía, la canguro... Y él tampoco aguantaría la primera cuesta a pedales (que ya tienes una edad y una envergadura, mi vida...).

Le fastidia más porque sabe que yo fui la típica adolescente de novio motero (lo sabe porque se ha hecho colega del ue más me duró, no porque yo se lo haya contado, porque este pasado tan obvio no es mi mayor logro en la vida y tampoco lo voy pregonando).

Y aquí otra aclaración por si las moscas: no estoy definiendo un prototipo de motero. De mis tres exmoteros principales, uno tiene casi más hijos que los ocho hermanos de Pablo juntos; el otro es un 'divorciator en serie' (o lo que es lo mismo, lleva más exmujeres que hijos el anterior) y el tercero es Nacho.

Nacho es... Probablemente un Peter Pan con moto, si hay que clasificarlo, que no es obligatorio y a mí no me gusta hacerlo. O, más bien, un Cyrano digital. Entre novia y novia, siempre recurre a mí y a sus fuentes.

No me quiere, no, pero necesita un sparring al otro lado con quien ensayar su mirada de malote y su sonrisa tierna. Así que me manda frases y finge querer recuperarme (me dejó él, por cierto, hace varios siglos).

Hoy se ha superado con un mail que sólo contenía este diálogo:

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias (bebe). Muchas gracias.

 

El diálogo más famoso de Johnny Guitar. También el más desesperado. Y me ha hecho pensar... ¿Es una petición de ayuda? ¿Está bien Nacho? ¿Es su truco para que me haga justo estas preguntas y dude también sobre lo superado que está lo nuestro?

Pue sí, y no voy a caer.

- "Dime que me quieres como yo te quiero"- le digo a Pablo al llegar a casa por la noche, derrumbándome a su lado en el sofá.

- No puedo, Sol. Yo te quiero mucho más que tú a mí.

- Eso es verdad.

- No seas chulita, que bastante tengo con quererte así.

- Así... ¿cómo?

- Como un salvaje.

Mi novio sin moto me quiere como un salvaje. Y Nacho tan como siempre, y yo tan feliz.

Que a qué viene este post... A nada. A que me gusta mi novio salvaje, a que mis moteros deberían estar tranquilos y a que todos, si os gusta el cine, deberías leer el libro que he parafraseado en el título: "Moteros tranquilos, toros salvajes", de Peter Biskind.

Es la apasionante historia del cine de los 70 que nos ha marcado tanto (salvo a Nacho, que es más de los 50), y que derivó en otro estilo totalmente distinto en los ochenta (del mismo autor, se explica en "Sexo, mentiras y Hollywood").

Mientras decidís si lo leéis, Nacho ya habrá encontrado una incauta y, según la esté catalogando (más morbosa, más dulce), estará a punto de dar salida a su estrategia de primera fase que es también la de las primeras frases. No falla: o se lanza a "Las amistades peligrosas" o se refugia en  "La vida es bella".

¡Suerte, princesa!

 

P.D.: la foto es de 'Easy Rider', claro. Quizá con Dennis Hopper sí me habría jubilado como chica de motero.

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26 ene 2011

Y a los trece años, se independizó

Por: Paloma Bravo

Niño corbata

Me escribe mi amiga Rosa (que no es Rosa, sino V.). Rosa trabaja en un hospital (que no es un hospital, sino otro organismo autonómico) y me pide que cuente lo suyo.

Lo suyo es que su hijo ha cumplido 13 años y lo ha tenido que echar de casa. Vale, no lo ha echado de casa, pero le ha pedido que se busque la vida, que este verano gorronee a sus amigos, que busque becas, que...

Rosa tiene un sueldo público, no es de Madrid y está separada. Parece una cosa facilita, pero significa que, si no está ella de vacaciones, no tiene con quién dejar a su hijo gratis, ni tampoco pasta para pagar una alternativa. Ni campamentos, ni clases de equitación, ni inglés en el extranjero.

Hasta el pasado verano, la administración no le subía el sueldo, ni le daba facilidades en actividades públicas, pero sí le concedía un mes de excedencia. O sea, que en agosto Rosa estaba con su hijo porque tenía vacaciones y en julio porque tenía una excedencia no pagada.

Lo que pasa es que la Administración decide que un niño de 13 años, al que hasta Tuenti le prohíbe teóricamente la entrada, sí que puede pasar un mes solo en su casa. Solo sin acento porque es solo solísimo, es solo sin compañía, es solo sin madre.

Por muy maja que sea la jefa de Rosa (que lo es y mucho) no hay manera de que se pueda llevar al niño todo el mes de julio al hospital. Tampoco tiene edad la criatura de que le den unos Plastidecor y se entretenga mientras van y vienen su madre y sus compañeros.

Cuento lo de Rosa y lo cuento en enero. Igual tenemos tiempo y a alguien se le ocurre una solución brillante. Para Rosa, para su hijo y para todos los padres e hijos en situaciones similares.

Y lo cuento sabiendo que hay otras empresas públicas y privadas en que no hay ni excedencia ni gaitas, pero a mí me sorprende y me inquieta el plazo: hasta los 13. ¿Por qué? ¿Por qué 13?

 

P.D.: pongo una postdata a toda prisa. Me estáis contestando que a los 8 años se acaban las reducciones de jornada y los niños también se independizan a la fuerza. Esta entrada es un regalo a una amiga que no tiene altavoz. Pero este blog es de todos. Os lo digo siempre y lo repito: quien quiera que aquí se cuente su historia, puede enviarme un mensaje al perfil de La Novia en Facebook, o pedirme que le escriba a su mail en un comentario. Todos necesitamos altavoces.

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25 ene 2011

El viejo y el mar

Por: Paloma Bravo

Enrnest

 

He estado discutiendo con Pablo. Somos una de esas parejas pijo-irónico-intelectuales. Vamos al cine en versión original y nos peleamos más por la literatura que por las labores domésticas. (Vale, no tan intelectuales, que también discutimos de fútbol).

Para Pablo toda la literatura se resume en Proust. Para mí, Proust es una naturaleza muerta.

- "En busca del tiempo perdido" es un mundo.

- Un mundo que no respira, mi amor.

- Pero si no lo has leído.

- Lo empecé tres o cuatro veces y nunca he pasado de la página 20 porque el tipo seguía sujetando la magdalena.

- Sol, a veces pareces una paleta.

- A veces lo soy.

Un pequeño aviso a mi novio y a mis lectores antes de que se monte la bronca: esto que voy a escribir es mi opinión personal, así que no os lo toméis muy a la tremenda.

Ahí va... Sin haber leído a Proust y muy poco a Javier Marías, creo que hay escritores que escriben porque han leído (ésos, por ejemplo) y otros que lo hacen porque han vivido (Philip Roth, Richard Ford, Martin Amis, Mario Vargas Llosa, Robertson Davies, hasta Bryce Echenique, con o sin plagio...).

Y a mí, sin intentar imponérselo a nadie, me gustan los segundos. Los que saben vivir, observar, digerir, contar, explicar y así descubrir cosas que los demás tenemos dentro (o delante) y no habíamos sabido ver.

 Como Hemingway, que nos preside en la foto; un gigante en la vida y en la literatura, y autor de esta frase que me ha regalado mi amigo M.:


De las cosas que han ocurrido y de todas las cosas que sabes y de todas las que no puedes saber, extraes algo mediante tu capacidad de invención que no es una representación sino una cosa totalmente nueva, más real que cualquier cosa viva y real, y le das vida y, si lo haces bien, le das inmortalidad. Por eso escribes, y no por otra razón".


Y aquí es donde mi novio, mi amadísimo Pablo, me dice: "Sólo citas cuando te sopla M. las frases. Si leyeras bien, sabrías citar solita. Si leyeras bien, te gustaría Proust".

- Pues igual me gusta leer mal.

- Pues igual me gustas por eso, porque tienes mucho que aprender.

(Y aquí, con nuestras pullas, cierro la puerta de la intimidad, que no tenéis por qué ver cómo nos queremos).

 

Nota de la autora para el ala radical de los críticos: no, nunca, jamás, en ningún caso me estoy comparando con Hemingway.

 

 


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24 ene 2011

Entre todas las (ex) mujeres

Por: Paloma Bravo

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La imagen es de la serie "Todas las mujeres" que ha producido y emitido el canal TNT. Esta ficción brillante y atípica habla de muchas más cosas que esta entrada, pero me gusta su título, me gusta su actor, me gusta su director y me gustan todavía más sus productores.

 

Por eso tomo prestado el nombre del prota y os cuento, desde la fición, una historia real. Sobre mujeres y exmujeres. Sobre madrastras y exmadrastras:

1ª etapa:

Nacho se casa enamorado. Con Silvia (Silvia no vuelve a salir aquí, así que olvidad su nombre). Tienen un hijo, Pedro. Se separan. Pedro tiene dos años. Sus padres, con sus más y sus menos, acuerdan una custodia compartida.

 

2ª etapa:

Nacho no sabe o no quiere estar solo. O tiene suerte. A los tres meses, vive ya con Elena. Ella no tiene hijos, pero cuida a Pedro, cuando toca, porque quiere a Nacho (ojo: Elena nunca hace las funciones de Nacho, esto no va de machismo). Elena quiere tener hijos, Nacho no. Cinco años después, con Pedro a punto de cumplir los 8 años, se separan.

Esta separación es tan amistosa que, de vez en cuando, quedan los tres, con Pedro, y también de vez en cuando los dos, Elena y Nacho. (Y se lían, claro, aunque eso tampoco es el punto central de mi historia).

 

3ª etapa:

A los seis meses de separarse de Elena, aún acostándose con ella, Nacho se enamora otra vez. De Ana. Elena sufre, porque ella siempre ha querido volver con Nacho, tener un hijo con él, seguir con Pedro. Nacho la escucha, lo entiende, se deja querer, pero... Pedro llama Elena a Ana, y mamá a Silvia (sí que volvía a salir, sorry). Pedro tiene un bonito cacao en la cabeza.

Nacho consulta a especialistas y le dicen que necesita aclarar un poquito su vida, y, sobre todo, la vida de su hijo. Nacho le dice a Elena que no puede seguir viendo a Pedro, que lo confunde todo, que ya no sabe quién es la mujer de su padre, que necesita limpiar su vida para montar una nueva con Ana.

Elena quiere reclamar derechos de vista sobre Pedro. Cree tener derecho. El derecho lo marca la ley. La ley no ha pensado en Elena. Elena clama en el desierto.

 

4ª etapa:

Elena parece haberse rendido. Nacho y Ana son felices. Ana se lleva muy bien con Pedro. Tienen un hijo, un hermano de Pedro que se va a llamar Carlos. Muy felices, mucho, pero cuando Pedro tiene doce años y su hermano Carlos, dos, hay otra separación.

Amistosa. Vale. Ana no reclama derechos de visita sobre Pedro: los tiene de facto. Es la madre de su hermano y Pedro tiene móvil. Cuando le dejan sus amigos, sus partidos de fútbol y sus reuniones con la Play propia y otras consolas ajenas, se queda a dormir en casa de Ana, con su exmadrastra y su hermano. Pedro ya no se acuerda de Elena.

¿Qué quiero decir? Que las exmadrastras no tienen derechos legales. Que no es tan fácil regular el que los tengan. Que Elena y Ana querían a Pedro de forma equivalente. Que una le sigue viendo y otra no. Que la única manera de ganarse a los niños para toda la vida no es sólo dar amor, también hay que tener suerte y 'good timing'. Ni demasiado pronto, ni demasiado tarde.

Que, en cualquier caso, aún sin derechos de visita, todo ese amor que se les da, no se pierde. O eso quiero yo creer.


 



 


 

 

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23 ene 2011

El cerebro femenino

Por: Paloma Bravo

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(Es Mafalda y, como siempre, está pensando).

 

Teoría para el domingo:

"Las hormonas pueden determinar qué le interesa hacer al cerebro. Ayudan a guiar las conductas alimenticias, sociales, sexuales y agresivas. Puede influir en el gusto por la conversación, el flirteo, las fiestas (como anfitrión o invitado), la programación de citas de juegos infantiles, el envío de notas de agradecimiento, las caricias, la preocupación por no herir sentimientos ajenos, la competición, la masturbación y la iniciación sexual".

Todo esto no lo digo yo, sino una doctora en Medicina y licenciada en Neurobiología por Yale y Berkeley, neuropsiquiatra por la Universidad de San Francisco y exmiembro del claustro de la Harvard Medical School, autora de "El cerebro femenino".

Se llama Louann Brizendine y garantiza algo que algunos ya juraban: que las mujeres jamás olvidan una discusión (aquí en una entrevista con Punset).

En realidad, lo que explica, y muy bien, es que el cerebro del hombre y de la mujer se diferencian en nada menos que un 1% de su código genético y que las hormonas (en sus distintas fases, fetal, niñez, pubertad, etc., hasta llegar a la menopausia) causan cambios concretos en el cerebro de las mujeres y en la forma en que se enfrentan a la realidad.

Dice, lo que ya sabemos.

Por ejemplo, que hay menos mujeres científicas.

La diferencia es que ella lo argumenta: no porque su cerebro esté menos preparado, sino porque "en cuanto el estrógeno inunda el cerebro femenino" (o sea, en la adolescencia que es cuando eligen dirección académica y profesional), "las mujeres empiezan a concentrarse intensamente en sus emociones y en la comunicación (...), empiezan a perder interés en empeños que requieran más trabajo solitario y menos interacción con los demás".

Y no es malo ni machista reconocer que "el cerebro femenino tiene muchas aptitudes únicas: sobresaliente agilidad mental, habilidad para involucrarse profundamente en la amistad, capacidad casi mágica para leer las caras y el tono de voz en cuanto a emociones y estados de ánimo, destreza para desactivar conflictos...".

Dicho así, es previsible y aburrido, poco polémico.

Pero avanza el libro y resulta que la tía también afirma que tenían razón nuestras madres (no será la mía), que acostarse en la primera cita no es lo más adecuado y que sólo trae problemas:

"El acto de abrazar o acariciar libera oxitocina en el cerebro, sobre todo entre las hembras, y probablemente genera la tendencia a confiar en el varón a quien abrazan. También aumenta la probabilidad de que creas todo lo que él te cuente, sea lo que sea..."

(...)

"...En otras palabras, si circulan por tu cerebro niveles elevados de oxitocina y dopamina, tu juicio está dañado. Dichas hormonas cierran la mente escéptica".

Si yo lo entiendo bien, el peligro no es el que nos han contado (no sé si las madres, quizá sí las abuelas), que te consideren facilona y que pasen de ti; sino que pierdes el criterio. En mi caso, me ocurre en la primera cita, en la segunda y hasta en la vigésima: nací sin criterio.

Pero, vamos, aquí lo dejo. Abierto a discusión y como aperitivo de este libro que acabo de descubrir.


 

 

P.D.: Voy con un poquito de retraso, la verdad, porque el libro es del 2006 y a mí me lo ha recomendado ahora el osteópata que me ha salvado la vida y me ha devuelto la movilidad.

 

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22 ene 2011

Habla chucho... (que no te escucho)

Por: Paloma Bravo

Jefe-31

Ayer me llamaron a capítulo los dos tipos que me encargaron escribir este blog. Querían "hacer balance"... Lo que viene a ser tocar las narices, un poquito primero y mucho un rato después.

Primero me agradecieron la machada de escribir todos los días y me confesaron que había sido un esfuerzo inútil, que durante las navidades la gente estaba en otras cosas y me podía haber reservado para enero y febrero.

- Me lo exigisteis al darme el blog. Podías haber avisado antes.

- Aunque te lo hayamos exigido, no es menos absurdo. Te has matado para nada...

- O no. Mi familia en Navidad es como un parque temático. Pasan cosas todos los días e igual ha estado bien contarlo. No sé si voy a llegar a las próximas.

- Bueno, tú sabrás. Con lo que has contado, igual el año que viene lo que no tienes es familia.

Le contesté con una pausa dramática.

- Da igual, eso es problema tuyo. El caso es que creemos que también puedes dar un giro, que va todo bien, pero...

- Pero... (ésta era yo).

- Pero... (el segundo tipo).

- Pero que falta sexo, coño.

Éste fue el primer tipo, el más duro. E intentó explicarse.

- No me mires así, Sol. Tú sabes que las relaciones de familia están basadas en el sexo. Si no hay sexo, no hay familia. ¿Lo pillas?

Y se ríe, de verdad se ríe. El tipo hace un chiste malo y se ríe solo... Esto va a acabar fatal.

- Patético. A ver si te entiendo: ¿quieres que cuente el sexo de mi familia?

- Te estás haciendo la imbécil y no lo eres. No me voy a dignar a contestarte.

Así que yo tampoco le respondí a él. Encantador, el tío. Se nota que no es él quien recibe las miradas de mi padre ni los comentarios de algunos lectores.

- Por cierto... Deberíamos hablar de los comentarios.

Glups... sí los lee.

- Hablemos- dije disimulando mi miedo.

- ¿Tú qué opinas?

- Son ellos los que opinan.

- ¿Y qué sientes cuando algunos se ponen agresivos?

- Oye, que no me entero: ¿me estás echando la bronca o me estás ayudando a psicoanalizarme?

- No sé, Sol. Piensa un poco antes de escribir.

- Que para eso me pagáis, quieres decir.

- No, no quiero decir eso, porque no te pagamos.

La cosa siguió un rato más. Pero, al final, se puso aún más intenso...

- Sol, ¿tú sobre qué inventas?

- ¿Perdona?

- Que qué hay de real en tus historias.

- Todo y nada, depende.

- Es que ni te pagamos ni te vamos a pagar, así que si estás utilizando el blog para pequeñas venganzas con tus jefes, no quiero que vengas a llorarme cuando tengas problemas en tu curro.

- No son mis jefes, ya te lo he dicho. Eso es ficción.

- Bueno, bonita, tú sabrás, pero espero que seas consciente de que no vives de este blog.

- Joder... Si no me pagáis un sueldo, ni la conexión a internet, ni un ordenador decente. Si me cuesta pasta escribir, si me estoy matando por vosotros, tío. ¡Cómo no voy a ser consciente!

- Te estás matando, todo hay que decirlo, muy bien matada: el blog funciona.

Y ya lo dejo porque la conversación, como no podía ser de otra manera, degeneró.

Un día después, habiendo meditado y por llevar la contraria, sólo he llegado a una conclusión: voy a seguir escribiendo todos los días, incluso los domingos.

"From lost to the river", que diría un amigo de mi padre.

Y, por darle la razón, también hablaré de sexo. El de mis jefes, claro, o el suyo, o el de la gente que me cae mal, o... Quiero decir que algún día hablaré de sexo, vale, sí. No del mío, que es tan excepcional como los documentales de La 2.

 

P.D.: el título de este post es un homenaje a mi amiga Virginia. Tiene otras frases célebres, y ya irán saliendo, aunque me acaba de decir que no me sé pintar los ojos (con toda la razón, claro).

 

 

 

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