(Burt Lancaster en la peli de Frank Perry que no da título a la entrada porque el título se lo da, más y desde antes, el cuento de John Cheever que inspiró el largometraje).
Me escribe mi amiga Berta, desde Nueva York. Vive allí por trabajo. Quiere irse, también por trabajo. Berta y yo nos conocimos en una piscina.
Hace años que no nado, Sol.
En realidad, no me gusta la natación, tú lo sabes. Me da miedo, me da pereza, me da frío. Y, sin embargo, hubo una época en que nadar me salvó la vida: nadaba una hora al día, a la hora de comer, pasara lo que pasara. Silencio, agua y un largo tras otro. Y todos esos largos me los quedaba dentro y me refugiaba en ellos.
¿De qué? Pues de todo y de nada, de todos y de nadie, pero no lo cuento, que no quiero.
Ahora, ya muy lejos, cuando me acuesto y se me viene encima todo el ruido y la suciedad del día, la tensión, los malos rollos, las decepciones, los gritos, aún pienso en mi piscina y me imagino nadando. Nado mentalmente. Luego enseguida me despisto y vuelvo a comerme el tarro y a agobiarme, y me regaño y me llevo de vuelta al crawl para ver si me relajo.
Anoche tuve suerte y en vez de despistarme con el ruido y las angustias, me despisté con Cheever.
A Cheever lo han llamado el "Chéjov de los suburbios" (sus propios editores), pero Cheever es eso y mucho más. Cheever, como Richard Yates, como Raymond Carver (contemporáneos y compatriotas) sabía contar de manera extraordinaria a los hombres ordinarios.
Es lo que dice Xevi (Xevi es amigo de ambas, productor de televisión, experto en vidas) "toda vida vista de cerca es apasionante". Eso es lo que hace Cheever. Eso es "El nadador".
En ese cuento (yo lo tengo en la antología "La geometría del amor" editada por Emecé) John Cheever se llenó, como su prota Ned Merryl, de "frío y de invierno". Yo creo que también de libertad, de rebelión, de inconformismo. De dolor, de soledad, de límites.
Seguramente por eso pienso ahora en Ned Merryl por las noches. Porque tengo que elegir: nadar y estar sola o rellenar mi copa y seguir en el bordillo con gente a la que no quiero. Creo que ya he elegido, creo que no tengo opción.
Sol, creo que me voy.
La natacion, el gim-jazz, el step, el cine, la lectura, incluso los amigos.
Solo muletas para heridas profundas. En ocasiones incluso agradables, placenteras.
Pero hace falta otro paso mas. Bajar del bordillo. Tomar vino en compañía. Nadar en compañía.
Enhorabuena. Magnifica entrada.
Publicado por: Rafa | 24/03/2011 23:24:01
La natacion, el gim-jazz, el step, el cine, la lectura, incluso los amigos.
Solo muletas para heridas profundas. En ocasiones incluso agradables, placenteras.
Pero hace falta otro paso mas. Bajar del bordillo. Tomar vino en compañía. Nadar en compañía.
Enhorabuena. Magnifica entrada.
Publicado por: Rafa | 24/03/2011 23:24:01
No tengo hijos ni novio con hijos , pero leo tu blog cada vez que puedo . La cuestion es que hoy he visto tu libro en una biblioteca de Londres en la seccion de espan*ol . ! Y justo acaba de leer ttu pots , me he parecido una gracios coincidencia .
Publicado por: Dafne | 24/03/2011 22:30:53
La soledad no me gusta, prefiero la solitud (entendida como "la capacidad para disfrutar la vida, solamente en compañía de uno mismo"). La moto y los viajes largos sobre ella, son un buen instrumento para adentrarse en esa experiencia.
Publicado por: Tony | 24/03/2011 18:33:51
Creo que voy a volver a nadar...
Publicado por: Jose Javier | 24/03/2011 17:36:48
Cheever es la bomba. Y tú te defiendes, je. Me gusta mucho este blog. Gracias
Publicado por: m | 24/03/2011 17:32:53
Se puede envejecer en tan sólo una tarde, como el nadador, cuando uno se zambulle en la piscina de la verdad, huyendo del alcohol, del ruido, de los saraos y fiestas que convierten el frío y el invierno de la vida en una eterna y esplendorosa tarde de verano. La soledad del nadador, conforme avanza por las diferentes piscinas, le va alejando cada vez más de la soñada vida que creía llevar. También es cada vez más rechazado por los felices vecinos, en las últimas piscinas es para ellos como un fantasma o un intruso. La doble cara de la soledad y el alcohol como símbolo para huir de la verdad.
Publicado por: asmodeo | 24/03/2011 17:21:47
La soledad buscada es un regalo. Saber estar con uno mismo no tiene precio y te da serenidad. Si eres capaz de evadirte tocando la guitarra, nadando o simplemente leyendo un libro eres entonces una persona afortunada. La soledad impuesta no siempre es buena pero te ayuda a crearte a ti mismo si eres positivo. ¿ Cuantas veces nos hemos encontrado rodeados de gente y nos hemos sentido vacíos??...Muchas seguramente. La compañía, si tiene que existir, que sea buena.
Publicado por: hadisha | 24/03/2011 17:21:33
El post es magnífico: la historia a la que remites es extraordinaria, la película es una de mis preferidas –Burt está que se sale–, y los comentarios son tan inspirados y sinceros que pocas veces he encontrado tanta "sencilla" coherencia.
Enhorabuena a todos y gracias por reconciliarme con este mundo hostil que parece involucionar un poco cada día.
Publicado por: Eva | 24/03/2011 16:18:59
Detrás de esa historia y personajes, existe un autor atormentado -John Cheever-, más que nadie él sabe cuánto aguantó en el bordillo..., ni tan sólo la piscina ya le salvaba. Su doble o múltiple vida encubierta en la apariencia de equilibrio, serenidad y bondad. No es sinó en sus "Memorias" donde puedes ver que ni nadando "salió a flote".
Publicado por: Jaume | 24/03/2011 15:20:22
"The swimmer" de Cheevers leido por Anne Enright para The New Yorker, bonito cuento, muy simbólico. http://www.newyorker.com/online/2011/02/14/110214on_audio_enright
Publicado por: Rod | 24/03/2011 15:11:37
A mi la soledad impuesta me asusta. La soledad elegida, me gusta. Es más, la necesito.
Publicado por: http://myhappywindow.blogspot.com/ | 24/03/2011 15:00:04
El problema viene cuando en el bordillo hay gente que SI quieres y sigue pensando en rellenar su copa.
Publicado por: Carlos Iriondo | 24/03/2011 14:56:52
Hay ocasiones en que la brújula marca reinventarse y te lleva lejos, donde todo es nuevo y ajeno. Otras marca reencontrarse y volver con los tuyos. Es la vida, son etapas. También hay otras en las que la brújula está bien en cualquier sitio, paz interior, nothing box, o lo que sea, pero no suele durar mucho, el equilibrio es difícil de mantener.
El problema es cuando un campo magnético extraño altera el rumbo, ya sea por causas emocionales o económico-laborales, y la aguja se empeña el llevarte a donde no quieres ir... todo se vuelve caos, sinsentido y soledad...
Publicado por: Olivia | 24/03/2011 14:43:39
Cuando ví la película, pensé que Burt L. me hablaba y me decía "solo se puede hacer ésto que yo hago".
Publicado por: jose uriarte | 24/03/2011 14:28:11
la soledad de los que vivimos lejos de nuestras familias y amigos es especialmente dura... por mas que racionalmente estes convencido de que este es tu lugar, el sentimiento de lejania y soledad siempre esta ahi latente, y te visita de tanto en tanto...
yo tambien me iria, pero seguramente volveria...a mi lejana soledad!
Publicado por: away | 24/03/2011 14:12:54
Es curioso como de identificado me he sentido leyendo esto... Perfectamente podría haberlo escrito yo mismo. Me gusta.
Publicado por: Xtve | 24/03/2011 13:37:05
Cada situación personal es un mundo. En ocasiones te hartas tanto de estar solo como de estar con gente. Si esta chica vive en NYC tiene además un problema con el que yo me encontré, lejos de sus raíces (importa más de lo que parece) parece estar sola entre mucha gente. Y eso duele aún más. A veces para estar solo se necesita estar solo de verdad. Es una sensación difícil de explicar con palabras. Adoro NYC, pero a veces la odio también. Hoy por ejemplo.
Publicado por: Javier | 24/03/2011 13:24:52
Afortunadamente, los hombres tan primarios, tan primitivos, tan simples ... tenemos la "nothing box" cerebral donde podemos refugiarnos habitualmente para pensar ... en nada. Una cualidad impagable.
Publicado por: Bob Sponja. | 24/03/2011 13:10:33
Soy Berta 2.
Anadiría a cosas con la que se llena la superación.
Publicado por: Juan A | 24/03/2011 12:50:53
La fascinación del papel sigue estando presente para el escritor, para el poeta o el periodista. Internet es como escribir en el agua, nuestra voz es una gota más que se diluye en el inmenso mar de la inmediatez, de lo virtual. Pero la prensa escrita sigue teniendo ese prestigio de lo duradero, de lo singular.
F. Umbral, al que redescubrí felizmente hace poco, nos cuenta así una visita a la sala de máquinas de un periódico:
“…pero me encontraba más a gusto con mi emoción paseando entre las máquinas como un egiptólogo entre las pirámides, como un antropólogo entre los bisontes de Altamira. Era lo mío como un sentimiento religioso y emocionado. De modo que aquellos mamuts de acero eran como la artillería pesada del periodismo y la literatura. Prefería no conocer el nombre ni la utilidad de cada máquina, porque la ignorancia es siempre más lírica que la erudición, y me bastaba saber que aquellos monstruos sombríos y gratos, aquellos quietos paquidermos estaban traspasados de la sensibilidad del que escribe, eran máquinas que ponían en limpio el pensamiento siempre confuso del hombre, la caligrafía difícil del periodista y el poeta.”
Todo podía ser mentira…”Pero aquellas máquinas eran verdad. El periodismo existía, y la literatura. La palabra existía, y aquella legión de acero estaba al servicio de ella, para descifrarla y difundirla. Para fijarla eternamente. Escribir no era un sueño de la habitación azul. Escribir era real. Aquellos buenos monstruos llenos de rodillos, palancas, ruedas, planchas y émbolos, lo hacían real. El pensamiento vago y dudoso de un hombre en soledad se hacía contundente gracias a aquellos seres quietos y poderosos.”
Publicado por: asmodeo | 24/03/2011 12:12:03
Q difícil es, a veces, dejar de comserse el coco por determindas cuestiones. Ójala tuviesemos un botón de on/off para poder aislarnos de lo q nos aflije. Desde luego, es estupendo encontrar una manera de desconectar de todas esas cosas, a mi me gusta pintar
Publicado por: Beatriz | 24/03/2011 12:07:12
entiendo a tu amiga. Hubo una época en que la única forma de aguantar la jornada de trabajo fue gracias a que en la hora de la comida me refugiaba en la piscina, y ahí, yo sola con mis pensamientos, conseguía olvidarme de los jefes capullos, los clientes tocapelotas y de todos los problemas y dolores de cabeza que me ocasionaban.
Lo mejor de la experiencia fue que, aunque la solución a mis problemas consistió en cambiarme de empresa, conseguí una afición que todavía me dura (a pesar de que ahora no la practico)
Publicado por: bea B | 24/03/2011 11:38:47
Joder niña la alegría no es lo tuyo. Entre estar solo o aburrido con gente la verdad es que porqué elegir? A veces está bien estar con gente que no te aporta, pero a la que escuchas sus pequeñas historias y sus grandes problemas acerca de comprarse el nokia 4567 ó el nokia 4568. Es bueno estar con la tribú. Otras veces es bueno estar horas debajo de un arbol solitario en una pradera y ver a las aguilas allá arriba, las ves en sus planeos cazadores, mirando a ver si algún conejo despistado se le olvidó mirar las sombras asesinas sobre la hierba.
Depende del momento.
Publicado por: januaryxii | 24/03/2011 11:28:09