(La foto es de Daniel Muchiut, maravillosa, y la encontré aquí, en un estupendo reportaje de Clarín).
Tenía preparada una entrada bella y triste, o, mejor dicho, una sobre la belleza y la tristeza, pero después del lío que se montó ayer con mi post, no soy capaz de publicarla.
Sólo tengo ánimos para la penitencia: he pasado la noche castigada, escribiendo (a mano, claro) una y otra vez la frase "nunca más diré la palabra 'tetas' en un titular" porque...
...porque luego unos me ponen en la home para subir la audiencia, otros aprovechan y me insultan, algunos se pasan todo el día defendiéndome y mi madre me llama cada cinco minutos para ver si ya me han echado y cada diez para ver si ya he dimitido.
Además, y como parte del castigo, he buscado en el diccionario el significado de las siguientes palabras: "ficción", "metáfora", "ironía", "humor", "sexo", "amor", "educación" y, la última, "talento".
De las primeras, ni os hablo. El diccionario dice poco para todo lo que significan. De la última, del "talento", sí. Talento es "aptitud": capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, de una industria, de un arte. Y no, no lo tengo; o tengo poco. Lo digo sin ironía y sin victimismo, lo digo de verdad: mi único talento es para hacer y conservar buenos amigos.
Por eso, y habiendo leído sólo los primeros 50 comentarios y los primeros 20 insultos que algunos amables usuarios me dedicaron ayer, he asumido que el sector crítico tiene razón: soy gilipollas, escribo rematadamente mal y EL PAÍS no debería publicar mi blog.
Para ésos que me sentenciaron, un poco de paciencia; es sólo cuestión de tiempo que el blog se autodestruya.
Para los lectores habituales y los nuevos que entendisteis y disfrutasteis el post, dejadme recomendaros tres libros bellos y tristes de autores que sí escriben bien.
El primero es el que me presta el título "Lo bello y lo triste", una novela de Yasunari Kawabata, escritor japonés que se suicidó cuatro años después de ganar el Nobel.
El segundo, maravilloso, "Jardines de Kensington", de Rodrigo Fresán, que es quien acompaña esta noche al autor del tercero.
Y, el tercero, por fin, "Norte", de Edmundo Paz Soldán, que cuenta tres historias dolorosas y certeras y que se presenta hoy en Madrid (20:30, Casa de América).
Sed buenos. Yo lo voy a ser hoy todo el día. Ya mañana daré por concluida la expiación y seguiré escribiendo tonterías.
P.D.: perdón, ya termino. Todo esto también me ha recordado una peli excepcional, "La guerra de papá", en la que Antonio Mercero adaptaba "El príncipe destronado" de Miguel Delibes. Mercero y Delibes, talentos de los de verdad. Pero a mí me lo ha recordado por la furia con que Lolo García, el prota, le gritaba a Verónica Forqué: "¡caca, culo, pedo, pis!". Y con este vídeo, y con la intención de que recuperéis a alguno de estos genios, os dejo por fin: