
Anoche cené con Koldo y con Manolo. Os los presento: uno imposible e irreverente, otro generador de buen rollo, los dos chinchosos; de alguna manera, son mis dos "yoes".
La cena empezó de malas. Manolo porque se perdía el partido, Koldo y yo porque si el Madrid juega en casa no podemos aparcar, ni dormir, ni vivir. Manolo no vive en nuestro barrio y por eso le tiene menos ganas al Ayuntamiento de Madrid y su afición a cerrar calles a todo aquel que no sea conductor y/o madridista. Manolo, además, es ambas cosas y, por eso precisamente, por fastidiar, Koldo y yo le obligamos a quedar justo anoche.
"Total, para ver cómo humillan a tu equipo...".
Supongo que para no hablar de fútbol y de los sacrificios que imponen ciertos amigos, o para evitar mandarnos a la mierda directamente, Manolo nos dejó empezar la cena ensañándonos con la superconcejala Ana Botella.
Koldo había descubierto en internet lo que el diario Público llama sus "perlas dialécticas". Yo había encontrado una genial en wikiquote ("En la catástrofe del Prestige sólo hay un culpable: el barco") pero los tres coincidimos en que nada es comparable con su afición por la fruta.
"Y si se suman una manzana y una pera nunca pueden dar dos manzanas...", dijo Ana Botella para pasar a la historia. Hablaba de las parejas gays y de la adopción, hablaba de personas que se quieren y que quieren querer más, hablaba sin conocimiento de causa y sin criterio, hablaba y no decía nada.
En cualquier caso, el tema de Ana Botella es un punto de partida cualquiera, como siempre, para el "puteo" habitual de nuestras cenas de solteros; y Koldo y Manolo encontraron en la fruta la pista de despegue perfecta... Contra mí.
- ¿Y cómo es que en ese blog tan absurdo que tienes no te centras en la estupidez absoluta, en todo eso de que hay que ser una naranja completa y no una media naranja?
Ese era Manolo. En su versión de futbolero frustrado. Dándole pie al animal de Koldo.
- Pues porque no puede, Manolo. Porque Sol es una mierda de mandarina. ¿Tú no te acuerdas de la última vez que quedamos los tres, solos, quiero decir "SO-LOS"? ¿No te acuerdas de que apareció el pringado de su novio?
Koldo tiene razón.
Manolo, él y yo, que compartimos una forma algo salvaje de pincharnos, quedamos muchas veces con parejas y con niños (con nuestra cara más presentable), y, otras tantas veces, menos, nunca suficientes, los tres solos (con nuestra cara más gore y más auténtica).
Salvo que la vez anterior, Pablo no tenía plan, no estaban tampoco las niñas, y se plantó en el restaurante con la excusa de "Te acompaño, me tomo una caña con ellos y me voy".
- Si no le dierais bola y no le jalearais los chistes, igual no le caíais bien y no quería venir...- me defiendo atacando. Pero no cuela.
Yo intento ser didáctica con mi chico. Le explico que necesitamos independencia, vidas algo separadas, espacio mental. No le digo toda la verdad: que mis amigos son míos, que con ellos soy más yo que con él, que necesito verlos a solas, que el amor es más frágil que la amistad, que...
Pablo es un clásico: él cree que yo prefiero que estemos siempre juntos. Quiero decir que cree que prefiero que venga a mis cenas y, lo que es peor, que prefiero ir a las suyas. Y no. Yo sólo quiero que no me despierte cuando vuelva a casa y ver a mi gente con cierta intimidad.
De hecho, tengo un amigo, M2 (aquí su anterior cameo en el blog) que una vez al año nos obliga a quedar sin pareja, para vernos de verdad: "Mira que eres auténtica, Sol, siempre tan burra", dice, "y aún así te cortas con tu novio. Bueno, con tus novios, que yo ya he perdido la cuenta...".
Me centro... Koldo y Manolo me siguen puteando.
- Es que ya no eres la misma, Sol. Te has aburguesado desde que eres madre, madrastra o bruja. Lo que sea. Desde que vives con ese pánfilo, que aún cree que le das un toque hippy a su imagen intelectual. ¿Tú le has explicado que es un pedante?
- No Koldo, tío, no te pases, no es un pedante. Es un cursi. Aunque en lo demás sí que tiene razón Koldo, Sol. Que el domingo en tu casa me obligaste a usar posavasos por primera vez en tu vida.
Y ellos seguirían, pero el destino está de mi parte: suena un grito, Messi, Manolo tuerce la cara, Koldo le acorrala, y yo, que en el fondo no soy tan cruel, me compadezco de mi pobre amigo madridista y les devuelvo a Ana Botella en otra frase grandiosa:
"La Cenicienta es un ejemplo para nuestra vida por los valores que representa. Recibe los malos tratos sin rechistar, busca consuelo en el recuerdo de su madre".
Cuando el segundo gol de Messi nos aleja de los #botellafacts y Manolo renuncia -¡por fin!- a su equipo, seguimos hablando de lo que nos importa de verdad: sexo, jefes, sexo otra vez, parejas, etc.
Claro que hablamos con tal crudeza que no lo puedo contar aquí. Y con esta autocensura todo mi post parece dedicado a Ana Botella, pero no: yo no quería hablar de Ana, sino de esas parejas que se empeñan en compartirlo todo. Lo que pasa es que surgió el tema así, y tampoco era cuestión de ficcionar e inventarme una cena y unos amigos distintos a los que tengo, con lo que me gustan...
Gracias otra vez, Manolo. Te diría que siento el resultado, pero ya sabes que para mí sólo el Atleti es el puto amo.
P.D. para lectores no españoles: Ana Botella, teniente de alcalde y concejal de medio ambiente de Madrid, es la mujer de nuestro extravagante expresidente, José María Aznar.