(La foto es de aquí).
Este post es sólo una explicación. Para el gurú.
Dice que me va a mandar a un laboratorio porque he estado 24 horas borracha después de un gintonic con un escaso dedo de ginebra (Miller's, eso sí).
- Joder, gurú, que peso 48 kilos y no bebo nunca.
- Aún así, es científicamente imposible. Pero es verdad que estás borracha. ¿A qué hora dices que te lo tomaste?
- A las ocho de la tarde. Y son ya las nueve del día siguiente.
- ¿Seguro que fue solo uno?
- (...)
- Pues molas borracha. Estás graciosa y sonríes más.
- Y tú molas siempre, mi vida.
- ¿Ves? Hasta estás cariñosa conmigo...
Yo dejé de beber a los veinte. Porque... Porque sí, que me está leyendo mi padre. Afortunadamente, no me gusta la cerveza, el vino me da asco... En fin, que en los doce últimos meses he bebido dos apple martinis con Emi y dos gintonics con Harry. Hasta que llegó mi cita con Mr. X.
X., como su propia incógnita indica, es el tío que me va a cambiar la vida. "¿Gintonic?" Pues gintonic. Lo que haga falta. No problem.
No problem salvo que hoy es día laborable y llevo 24 horas borracha. Borracha, eficaz y muy simpática. Tanto que le gusto al gurú.
- Me voy a traer una jeringuilla y te voy a administrar unas gotitas de ginebra cada día. Tres o así, viendo el efecto...
- Sí, claro, y que llegue a casa ilusionada y mi novio se mosquee.
- Tu novio no está, Sol, que se ha ido de vacaciones sin ti.
- Pues por eso.
- Pues por lo que sea, gurú. Oye, ¿tú has probado la Fifty Pounds?
- Tía, ¡te estás haciendo adicta!
- Que no, joder, que es que me la recomienda Manolo y la voy a tomar con él en agosto.
- Estás fatal.
- Sí, pero te gusto.
- No lo dudes.
P.D.: y ahora me voy a una cena. Que no me pase nada.