La novia de papá

Sobre la autora

Paloma Bravo
Soy madrastra, periodista y autora de “La novia de papá” (Plaza&Janés). Este blog no lo escribo yo, lo escribe Sol Beramendi, la protagonista de mi novela. O sea, que es ficción y, por lo tanto, absolutamente real.

Paloma Bravo

SOBRE EL BLOG

Según la RAE, madrastra es una “cosa que incomoda o daña”. ¡Y una mierda! “Tía buena (buena en todos los sentidos), lista e inmejorable” es lo que debería decir. ¿O no? El caso es que me ofrecieron crear una plataforma de “madrastras sin fronteras”, pero mis bestias me necesitan en casa, así que nos hemos quedado en un blog. Para hablar de vuestras familias y otros animales.

TWITTER

25 sep 2011

Escribirás con dolor

Por: Paloma Bravo

Frío

"Mi madre no era real. Era un sueño prematuro, una esperanza. Era un lugar. Nevado, como este, y frío. (...). Abrí la puerta principal y me encontré a mi madre colgada de las vigas. Lo siento, dije, volví sobre mis pasos y cerré la puerta".

Y, ahora, el que tenga estómago y fuerzas, que lea a David Vann: esto es sólo el principio de Caribou Island, y duele todo el rato.

A mí -que últimamente me duelen tantas cosas y tanta gente- me consuela confirmar que el dolor se puede afilar para que duela de otra manera, con belleza y con talento, con placer incluso. Para que duela y no haga daño.

 

P.D.: Génesis 3, 16-17: "Y a la mujer le dijo: multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará."

 

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22 sep 2011

Los lugares de mis amigos

Por: Paloma Bravo

 

Rentapeus

(En la foto de Carlinhos, Lavapiés a la catalana, siempre mezclada y con humor).

 

"Lo bueno de mis amigos es que siempre cenan donde nunca cenarían mis jefes". Eso tuiteó la otra noche la tipa que firma este blog y con la que yo -que soy su alter ego- me llevo bien pocas veces y me desespero casi todo el rato. Pero eso son trapos sucios que lavamos en casa, a la hora del insomnio, y yo no quería hablar de ellos, sino de sus virtudes.

"Mi mejor CV son mis amigos", dice ella en otra vez en su perfil de Twitter (está enganchada a los 140 caracteres). Sin duda. Su mejor CV, su mayor virtud. Carlinhos es un buen ejemplo.

Carlinhos y sus amigos -que son mis amigos y me quieren más a mí que a ella, pero ya dejo la reflexión metaliteraria- me citaron el sábado en una callejuela de Lavapiés. Era sábado, era tarde, y yo llevaba currando unas 36 horas seguidas, porque soy esclava de mí misma, pero Carlinhos rules en todos los sentidos.  

Carlinhos mola, Carlinhos manda, Carlinhos imanta.

Y Carlinhos acaba de cumplir un año viviendo en Lavapiés. Ese barrio es su "lugar en el mundo" (por favor, ved la peli de Aristarain). Aparte de que Carlinhos siempre lleva su mundo con él: un mundo tolerante, divertido y sin prejuicios que le hace pasear por Buenos Aires, California, Bombay y Madrid con la misma naturalidad que por su Barcelona natal, y atraer a la mejor gente de cada rincón, y reunir grupos, y crear ambientes, y mejorar los ánimos, y enamorar koalas, y...

Y, por eso, buscando a Carlinhos el sábado por la noche, no me extrañó encontrarlo dentro de un oso gigantesco, un oso dulce y buen cocinero. El oso se llama Juan y se ve a la legua que quiere a Carlos. Y confirmé lo que ya dije: en el mundo de Carlinhos no caben mis jefes, que tienen miedo a los osos y a las avispas, allí estarán sólo Carlinhos y sus animales, Carlinhos y sus amigos, Carlinhos y sus estrellas, Carlinhos y sus mil lenguas, todas en la mesa: francés, catalán, canario, argentino, brasileño, madrileño...

Somos muchos en la cena, y los que van llegando, todos compartiendo a Carlos. A un Carlos que es feliz y que, aún así, quiere más.

Carlos pide una sola cosa: que le dejen darlo todo. No le dejan sus jefes, que prefieren vivir a medio gas, sin retos, sin ambición, sin ganas. Comodones. Y me da rabia, nos da rabia a mí y a Emili. Porque lo que no tiene sentido, y menos con esta crisis tan presente y el hambre tan olvidada (ya no sale en los medios, pero sigue) es que a algunos nos paguen por estar y no por ser y por hacer.

Pero la vida -en una noche con osos y sin jefes- tiene otros matices. Así que, después de repasarnos el trabajo, Carlinhos y sus amigos hablamos del mundo que sí vamos a cambiar, y cenamos, y nos reímos, y decimos estupideces, y alguno vuelve a fumar, y otro imita a un viejo rockero, y volvemos a casa, mejores, porque hemos estado con Carlos y porque, pasee por donde pasee, nos da felicidad. No somos hippies, no somos progres, no somos pijos, no somos desclasados, no somos intensos, no somos nada o, al menos, no lo somos mucho rato: sólo somos, siempre, los amigos de Carlinhos, familia.

Aquí, música de Andreu, otro amigo de Carlos, y su letra.

 

 


Hay gente
Hay gente que cuando pierden nunca se desanima,
hay gente que se contenta con lo que tiene,
hay gente que brinda con cualquier excusa,
y el que sabe esperar el buen momento.
Hay gente que hace regalos sin darse cuenta,
y los que no saben explicarse bien.
Hay gente que cuando se queja es divertida,
y hay quien siempre quiere lo que no tiene.
Hay gente que le hace rabia las purezas,
hay gente que se le engancha una risa que no es suya,
hay gente que tiene una sonrisa llena de secretos,
y está aquel que quiere hacer risa constantemente.
Hay gente que sabe poesías de memoria,
y aquel que lo sabe todo sobre los pájaros,
hay gente que tiene el don de imitar a los demás,
y los que toman el sueño fácilmente.
Hay gente que canta y tiene la voz bonita,
y el que tiene el don de dibujar muy bien,
hay gente que sabe hacer mil coses a la vez,
hay gente que en las fotos siempre queda bien.
Hay gente que se parece físicamente a otra gente,
hay gente que no recuerda ni las caras ni los nombres,
hay gente que siempre deja sentar a los otros antes que ellos,
y hay el que sabe convencer así sin mas.
Dime tu donde te encuentras mejor,
define la parte que es intransferible,
expresiones que dibujan quien eres,
les miserias que también enriquecen.
Descubre los misterios que te hacen genuino,
silenciosos pero son quien deciden
la mirada, el gesto, la postura,
la voz y el sello.
Hay quien siempre se viste de color negro,
hay quien se ponga lo que se ponga siempre le queda bien.
Hay gente que no ríe nunca en las comedias,
y aquel que arranca la risa fácilmente.
Hay gente que tiene un ojo más grande que el otro,
hay gente que se enamora de la textura de una piel,
hay gente que tiene memoria por las fechas,
hay quien cuando riega plantas les habla de verdad,
Hay quien no se reprime y hace ruido al bostezar,
y hay quien siempre se cuela en la cola del pan.
hay gente que tiene un silencio que enamora,
y otros que me enamoran simplemente.
Hay gente que no soporta las abejas,
y hay el que nunca levanta el tono de voz.
Hay gente que cuando llueve mucho se tranquiliza,
y hay el que le cuesta escuchar a los demás.

 

P.D.: Anoche volví a cenar en Lavapiés, con otros dos hijos adoptivos del barrio, otros dos grandísimos amigos: Juan y Xevi. La suya es otra historia: de hombres y de política, nunca, jamás, de hombres políticos. Continuará...

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17 sep 2011

"Demencia temporal curable por el casamiento"

Por: Paloma Bravo

Camaleón-colores

(La foto es de aquí; porque el camaleón cree en los contextos y porque me permite hacer sonreír a mi amiga Zoe, con quien comparto un Zelig excéntrico y muy particular).


"En mí no queda nada de mí mismo", dice Frédéric Beigbeder en "Una novela francesa", tajante y sin complejos.

En mí sí. Yo conservo mucho de mí misma, algunas cosas muy depuradas, otras tremendamente deterioradas, pero soy muy sensible al entorno. Los contextos (me) matizan, afinan y adaptan.

Salvo Harry, que -como confirmé el jueves pasado- es mi mejor y más auténtico contexto.

(Contexto, dice la RAE, es, entre otras cosas, el " entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un hecho").

Quiero decir que mi amigo Harry es el dónde, el cómo y el por qué para entenderme. Pero también quiero a otras gentes y a otros contextos. Empezando por mi novio, claro, mi Pablo despistado y celoso que hoy anda de enhorabuena, y que cree en el amor para siempre y en mí (ya digo que es despistado, y probablemente algo torpón).

Puestos a creer, Pablo también cree en el Diccionario de la RAE: "Amor es...

...sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear".

Porque Pablo elige las acepciones no según el contexto, sino según le convienen, y se ahorra todas las que no benefician su caso ("Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser", "Blandura, suavidad", "Apetito sexual de los animales"...). Y yo siempre me voy al otro extremo (será esa terrible vocación autodestructiva que también queda en mí en casi todos los contextos).

Últimamente, ya lo visteis el lunes, ando con "El diccionario del diablo" en la mano, porque dice cosas que a mí me gustaría decir, y por eso le coloco a Pablo una definición más dura y más tocapelotas:

"AMOR, s. Demencia temporal curable por el casamiento, o por el alejamiento del enfermo de las influencias bajo las que incurrió en el trastorno. Esta enfermedad, del mismo modo que las caries y muchos otros achaques, sólo prevalece entre los pueblos civilizados que viven en condiciones artificiales: las naciones bárbaras, que respiran aire puro y comen alimentos naturales, son inmunes a sus ataques. A veces el amor resulta fatal, pero lo es más para el médico que para el paciente".

- Vale, Sol, muy graciosa.

Una vez más, por pasarme de lista, he hecho daño a Pablo.

Por eso escribo tan poco últimamente, porque cada vez que digo algo alguien se duele, se molesta o se encela. Porque siempre meto la pata. Porque me gustaría contarlo todo y no puedo. Porque también me duelo yo.

Así que me voy al cuarto e intento relajarme, pero no puedo. Y pienso en si sería más fácil, como discutía ayer con mis conspiradores favoritos, lograrlo con meditación, un peta o un Lexatín, y entonces me llega un mensaje del gurú: "Sol, ¿por qué no escribes? Estoy de viaje y no quiero preocuparme por ti".

- Porque si cuento lo que querría contar, me matan.

- Pues folla un poco, rica, y te liberas, y escribes, que yo no quiero que te maten y tampoco quiero que no escribas.

Y, convocado por el gurú, que por eso lo es aunque sea un borde y nunca vista de blanco, entra Pablo a buscarme. "Sé que tienes muchísima tensión, mi vida. Y no te veo escribir. Escribe, Sol, escribe", me dice, "que cuando escribes me enamoras".

Pablo, claro, se refiere a una novela y no al blog, pero aún así me dejo cuidar, y me ablando, y... Y seguimos las recomendaciones del gurú a nuestra manera: sin incienso y a plena luz. "Que conste que esto no es follar, es hacer el amor", puntualiza Pablo, y, por una vez, le dejo la última palabra, que igual tiene razón.

 

P.D.: este post es para Harry, porque nada me gustaría más que pasar toda la semana con él en Donosti, y para un Pablo que no es Pablo, porque ama las palabras y acaba de ser correspondido.

P.D.: también es para el gurú, en twitter, en whatsapp y hasta en su despacho. Miss you.

 

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12 sep 2011

"Puede aprender a callar"

Por: Paloma Bravo

Native-american-indian-woman-of-long-ago-carol-suzanne-niebuhr

(La imagen se explica aquí).

 

"MUJER, s. Animal que vive habitualmente en la vecindad del hombre, y que es rudimentariamente domesticable. Algunos de los zoólogos más antiguos le adjudicaron ciertos vestigios de docilidad que le quedarían a la mujer de una remota época de reclusión, pero los científicos más modernos, que no tienen pruebas de que tal reclusión haya existido, le niegan esa virtud y declaran que la mujer no cambió desde la alborada de la creación. De todas las bestias de presa, la mujer es la especie más ampliamente difundida: infesta todas las regiones habitables del globo, desde las montañas aromáticas de Groenlandia hasta las costas morales de la India. Su nombre popular (loba*) es incorrecto, porque la mujer pertenece a la especie del gato. La mujer se mueve con gracia y suavidad, especialmente la variedad norteamericana (Felis pugnans), que es omnívora y puede aprender a callar."

Hasta aquí, y porque sí, la definición de la mujer de "El diccionario del diablo", de Ambrose Bierce, según la traducción de Eduardo Stilman en la edición de Valdemar.

 

*Juego de palabras: woman (mujer), se transforma en wolfman. Wolf es lobo.

 

P.D.: este post es para Koro, porque cada mañana me enseña un horizonte.

 

 

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06 sep 2011

Los pájaros

Por: Paloma Bravo

Pajaros1

(Fotograma de "The Birds": Tippi Hedren huye elegante y aterrada, o elegantemente aterrada, no sé).

 

Contra todo pronóstico, mi amigo Koldo está llenando la ciudad de pequeños pelirrojos que, como él,  salen, realistas (de la Real Sociedad) y pecosos. A Koldo no le pega ser padre, pero es de los buenos: cariñoso, atento y divertido con los enanos; el borde más bruto, inteligente y tronchante que conozco con el resto del mundo.

Es domingo y, para intentar olvidar la depre de la vuelta al cole, he quedado con él y con Mon. La excusa es conocer a su nueva incorporación blanquiazul, la realidad es que necesito su humor y sus pinchazos para conseguir volver el lunes al trabajo después de tres semanas de felicidad.

Pablo no se digna a acompañarme. "Joder, Sol, a quién se le ocurre quedar para ir a los columpios...".

- Pues a unos padres de niños pequeños en un domingo de verano sin demasiado calor.

- Ya, pero es que una de las pocas compensaciones de estos años es que mis hijas ya no quieren ir al parque, que es la actividad más inútil, aburrida y deprimente que conozco. De verdad, nunca he sido más infeliz que en los parques infantiles. Da besos y, ya puestos, mira a ver si les colocas  la cuna que tenemos en el trastero, anda, que Tere va a cumplir doce y aún la arrastro...

Pablo es único dando ánimos y haciendo encargos fáciles, pero a mí estar con Koldo y con Montse me gusta hasta en los columpios.

- ¡Y que sepas que acabaré haciéndote un bombo, Sol, pero a Dios pongo por testigo que no llevaré al niño al parque...!- sentencia mi novio desde la puerta, siempre cinéfilo, romántico y persuasivo.

- Lo llevas claro. Y yo diría que Dios es testigo "de algo", que por evitar el dequeísmo acabas diciendo tonterías.

- Te esperan tus amigos, académica.

- Y a ti la cocina, que te toca hacerme la comida.

- Lárgate, mi amor.

Y me largo feliz, pero la realidad es aún peor que la que dibuja el agorero de Pablo, porque él no conoce la combinación de columpios y pájaros: el parque que está a mitad de camino entre la casa de Koldo y la nuestra ha sido abandonado por el Ayuntamiento y por los seres racionales; sólo quedan unas setenta palomas que -posadas todas en un mismo ciprés- lanzan miradas sucias y amenazantes a los incautos que invaden su espacio.

- Este parque es horrible, feo y asqueroso- concluye Carlota con su lengua de trapo.

Y tiene razón. Un poco más allá, a veinte minutos de niña en hombros y bebé en cochecito, está el cuidadísimo vecindario de mi madre. Ella dice que es una zona de desclasados, de gente sin filiación; yo creo, en cambio, que es un barrio de pijos, Montse se abstiene y Koldo, mucho más pragmático, sólo opina de sus bares: "cojonudos y... caretes, la verdad".

Pues tendrá que valer. Lo que pasa es que se nota que no somos aborígenes.

Para empezar, somos los únicos adultos no uniformados, los únicos que pisamos arena sin la compensación de un salariopor evitar que los niños se despeñen en la escalera del tobogán. También somos los que llevamos la ropa en peor estado. Y eso que es domingo, pero las cuidadoras filipinas lucen impolutos conjuntos blancos, y sonríen pacientes a sus pequeños tiranos.

- Manolo jura que en una playa del norte ha llegado a ver mayordomos que, a la hora del aperitivo, abren una nevera y sirven el champán a sus jefes.

- Manolo se chuta, Sol, eso lo sabes de siempre.

- No sé, si pagas para que te bajen a los niños al parque los domingos, todo es posible.

- Pues claro, con dinero, todo, pero si te van a abrir la nevera, lo suyo es hacerlo en un yate y no en la playa con Manolo y con la chusma.

- Quizá. Me falta experiencia, que yo de rica sólo tengo las ganas.

- Y, además, Manolo qué coño sabe de mayordomos si se ha ido este fin de semana a cerrar las discotecas de verano de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme.

- Pues sabe latín, porque lo ha llamado "retiro espiritual" y se ha quedado tan ancho. Aparte de que no me negarás que así el verano le dura más y eso es de sabios.

- También le dura más la resaca.

- Koldo, no le des tú lecciones de sobriedad, que suena a envidia.

- No, no. De eso nada. Yo lo que le discuto el criterio geográfico, que ya sólo me emborracho en el Dickens.

- Y yo contigo. Si es en Donosti, siempre contigo.

Montse aprovecha y saca el calendario del móvil para organizar nuestros sueños de ir al Dickens y, de paso, al Festival de cine, y, ya puestos, con los gastos pagados, y...

Y de nuestras fantasías nos sacan unos tacones que resuenan hasta en la arena del parque. Es una madre alta y delgada que camina encerrada en unos zapatos imposibles. "Yo creo que no podría andar así", susurro mientras miro las cochambrosas zapatillas sin cordones que me trajo Francesca de Nueva York. Y Montse me dice que sí: "Que sí, Sol, es como los fakires. Te mentalizas de que llevas los zapatos más caros y más estéticos de la ciudad, y te olvidas de que son una tortura. Los zapatos dan poder, confianza y seguridad".

- A mí los que lleva esa mujer me dan angustia.

- Que no, hombre, ¿no ves lo bien que le conjuntan con el niño?

Y es verdad. La mujer de los zapatos retorcidos recoge a un niño de los brazos de una cuidadora, se lo pone en la cadera ("también los niños se llevan ahora así, al estilo de Angelina, siempre en brazos", me sopla Montse que es una esteta y un poco coolhunter). Pero yo no me resigno:

- Me da igual que le haga juego. Me dan miedo las mujeres que pueden caminar sobre instrumentos de tortura.

- Tranquila, que a ellas tú les das pena.

Ése es Koldo, claro. Majo chico. Con zapatos cómodos y totalmente desbaratados. Un desclasado, que diría mi madre. Como yo. Por eso somos amigos. Y, además, al aperitivo invita él.

 

 

 

 

 

 

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01 sep 2011

¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?

Por: Paloma Bravo

La foto(3)

 

Esta foto la ha hecho mi amigo Xevi en Japón, este mismo verano. A Xevi le encanta darme información, anécdotas y -con este viaje- pura y sencilla envidia. Aún así, y como pronto me voy a ir yo a Japón (o eso me gustaría), utilizo su templo, porque me inspira equilibrio y es eso lo que quiero regalarle a Inés.

Para quien no lo sepa o no lo recuerde, Inés apareció en mi vida el pasado mes de julio, en "Un verano sin corbatas". Vuelvo a Madrid, vuelvo a la terraza de Carlinhos, a recuperar la terapia de copas y risas después de nuestras tortuosas jornadas laborales, y me reencuentro con Inés, pálida, ojerosa, irritable. Terriblemente estresada.

- ¿Qué tal, Inés?

- No preguntes, tía, no preguntes, que tenía que haber hecho caso a la postdata de tu blog, o haberme ido de vacaciones a un templo budista.

Inés se embala y quiero pensar que la velocidad le ayuda a desahogarse: "he tenido un viaje infernal al país del ruido, he viajado con una taladradora en la cabeza y otra en el móvil. Porque me acosté con mi hombre casado justo antes de irme y me di cuenta de que ya no lo quería más, así que él decidió martillearme... la cabeza, el corazón y la vida. ¿Tú te has dado cuenta, Sol, de la cantidad de herramientas de tortura que tienen a su alcance los pesados de todo género, clase y condición? El móvil, Twitter, FB y, ya, de remate, el whatsapp. Le dije al tipo que no quería volver a verlo y él empezó un acoso y derribo que casi acaba conmigo. Los primeros días le cogía el móvil para darle explicaciones, la segunda ya no, pero le contestaba los mensajes, la tercera, nada... Y él, venga, dale, ya centrado en el whatsapp, y cada dos segundos un mensaje, que te quiero, que te echo de menos, que no sabes lo que te pierdes, que espero que seas feliz sin mí, que ojalá encuentres a alguien que te admire como yo, que... Miles y miles de mensajes en un mes, todos con el pronombre "yo", todos girando alrededor de él, que no es que sea egocéntrico, no, es que es el líder de una secta personal e intransferible, y yo sin poder tirar el móvil al agua porque andaba con mis colegas y los planes se organizaban vía whatsapp, y el beep del teléfono como una pesadilla, y... ¿Has visto, además, lo chivato que es el maldito whatsapp? El gilipollas encima preguntaba, con quién estabas chateando anoche a las cinco de la mañana, que fue tu última actividad, Inés, dime algo, por favor... ¿Y yo qué le digo? NA-DA, le grito en silencio, le grito 'déjame en paz', se lo envío en un tatuaje mental para que se lo grabe en la p..., 'que-me-dejes-pesado', pero no... Beep, beep, beep todas las vacaciones, beep... Te juro por todos mis dioses que no existen, que las dos últimas semanas no le he contestado nada, pero él seguía y seguía y seguía... Oigo el tono del chat hasta cuando no suena, me estoy volviendo loca...".

- Inés, ¿quieres un lexatín o algo?

- No, no, no quiero química, quiero paz. Lo que necesito es que me hagas otra entrada en el blog. Que le digas a este pesado que haga el favor de dejar de llamarme, por favor.

- Como Carver.

- No sé, Sol, como quien tú quieras, pero que funcione.

Y aquí está, una entrada para el hombre casado que no acepta la negativa de Inés ni tampoco su silencio. "Dile también que se busque a otra a quien follarse, que yo tampoco soy tan buena en la cama".

- No seas burra, Inés, que me la cargo en EL PAÍS.

- Es la verdad, joder, seguro que tiene mejores alternativas.

- Vale, pero prométeme que lo publico y te olvidas.

- Hecho. Lo publicas, te invito a una sesión de reiki y me olvido.

Así que aquí está, otro post de encargo. Mañana tenemos terapia japonesa y no sé cómo vamos a acabar, pero sí sé que el mensajeador de Inés lee este blog. Supongo que le gustará que se hable de él y que no le será tan difícil pillar el mensaje.

 

P.D.: es obvio, pero el título del post es un homenaje a la imprescindible colección de relatos de Raymond Carver.

P.D.2: la buena noticia es que otro imprescindible ha vuelto de vacaciones: ya está con nosotros el gurú, trabajando para que el mundo sea mejor o, por lo menos, más crítico.

 

 

 

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