La novia de papá

Sobre la autora

Paloma Bravo
Soy madrastra, periodista y autora de “La novia de papá” (Plaza&Janés). Este blog no lo escribo yo, lo escribe Sol Beramendi, la protagonista de mi novela. O sea, que es ficción y, por lo tanto, absolutamente real.

Paloma Bravo

SOBRE EL BLOG

Según la RAE, madrastra es una “cosa que incomoda o daña”. ¡Y una mierda! “Tía buena (buena en todos los sentidos), lista e inmejorable” es lo que debería decir. ¿O no? El caso es que me ofrecieron crear una plataforma de “madrastras sin fronteras”, pero mis bestias me necesitan en casa, así que nos hemos quedado en un blog. Para hablar de vuestras familias y otros animales.

TWITTER

28 oct 2011

Secretos y mentiras

Por: Paloma Bravo

Youngleigh

(En la foto,  un joven Mike Leigh, autor de "Secretos y mentiras"; habría puesto un fotograma de la peli, pero... me ha encantado esta foto que me recuerda a Pablo).


- Papá, ¿tú cuando tenías mi edad le mentías a la abuela?

Así empezó este miércoles en una casa resacosa. A Eva las preguntas chungas le gusta hacerlas a la hora del desayuno. Y no es por pillarnos dormidos y vulnerables, sino porque sabe que su padre tiene un despertar como mínimo malhumorado, y a ella le ponen los deportes de riesgo.

Sé que últimamente este blog se ha llenado de amigos míos, adolescentes de entre treinta y cuarenta; pero mis adolescentes perpetuas, como las condenas, son y serán siempre Eva y Teresa, las hijas de Pablo. Y Pablo que no contesta, y Eva que sigue...

- Lo que te pregunto, papá - y ahora ya habla despacito, separando cada sílaba- es si prefieres que te mienta cuando salga como hacen mis amigas o que te diga la verdad aunque no te guste.

La ventaja de no ser madre es que no tienes que opinar a la primera, así que yo -que tengo opinión sobre casi todo y, en general, equivocada- me dedico al pan con jamón y al té verde, y veo a Pablo procesar respuestas a la velocidad de la conexión de internet de mi oficina (leeeeeeeeeeeenttttttttooooo). Procesa, asimila y, como siempre, dice la verdad:

- Sí, sí que le mentía a mi madre. No, no quiero que me mientas a mí.

- ¡Lo sabía!¡Verás cuando te cuente bien el plan de este fin de semana...!

Y con esta amenaza entusiasta, Eva termina el ColaCao y se va a su cuarto con saltos de niña y sonrisa de mujer. Pablo, entonces, me interroga con los ojos y yo paso de contestarle con todas las partes del cuerpo. Quiere saber qué habría contestado yo, si mentía a mi madre de pequeña y, sobre todo, si sé de qué plan habla su hija. Pero yo tengo prisa y un gesto enigmático y profundo muy ensayado, y me escaqueo.

El miércoles, después de esa escena, Pablo se va de viaje, yo publico una entrada sobre el banquillo de Clara, y la Real Sociedad pierde un partido en el último minuto, y... Y Pablo entra en crisis, claro. Los días que la Real Sociedad gana, Pablo me suele pedir que me case con él y que tengamos seis niños; los días que pierde, se hace un ovillo en el sofá y se lame las heridas y los traumas de una larga infancia blanquiazul.

Pero este miércoles Pablo no tiene sofá, que está en un hotel de Sevilla, y su reacción distante es también distinta: la desconfianza. Una desconfianza real y virtual que me transmite por whatsapp:

- No me llamas, no me consuelas, no me quieres...

- ?

- Sol, joder, dime algo, que ha perdido la Real.

- Que ha empatado el Osasuna...

- ¿Y a ti desde cuándo te importa el Osasuna?

- Desde que mi padre nació en Pamplona.

- Pero si tu padre es del Atleti.

- Y sus hermanos del Osasuna.

- ¿Y no será que te pone uno de los del banquillo de Clara?

- What?

- Uno del Osasuna.

- (...)

- Soooool...

- (...)

- Ping.

(Ping es lo que dicen las niñas cuando tardamos en contestar los mensajes).

- Ping que ya sé que soy un capullo.

- Capullo, celoso y desconfiado.

- Right.

- Era el banquillo de Clara.

- ¿Estás totalmente segura de que no era el tuyo?

- (...)

- Es que tienes demasiados ex y demasiados pijamas...

Y entonces paso del whatsapp y le llamo, y hablamos de lo que él habló con su hija: de los secretos y las mentiras. De que si yo tuviera un banquillo -"o una salida de emergencia, Sol, que miras mucho la puerta de nuestra vida"- se lo diría antes y no lo pondría en un blog y sobre una amiga, y él no se convence. Hasta que me harto.

- Joder, Pablo, que ni siquiera mentía a mi padre de pequeña. ¡Que le conté mi primer polvo! Y ahora que he conseguido que el pobre no lea mi blog como si fuera una carta cifrada de mi terapeuta y un listado de mis traumas, te pones tú con la desconfianza...

- Y si no tienes banquillo y no te quieres ir, ¿por qué no tenemos un hijo?

- Porque ha perdido la Real y no se pueden tomar decisiones extremas en momentos de depresión.

- Vete a la mierda.

Y, así, cariñosos y relajados, colgamos. Pero entonces me whatsappea Koldo, que es el otro realista de mi vida, y lo suyo es peor. Resulta que su enano tiene bronquiolitis, "y yo, como buen padre, he probado el Ventolín antes de dárselo..."

- ¡Lo tienes que probar, tía!

- (...)

- Mañana llevo a la ofi.

- (...)

- Coloca que te pasas.

 Como diría Amaral, "son mis amigos".

 

P.D.: si yo tuviera banquillo; o, mejor dicho, si tuviera un banquillo que me importara más que Pablo, me iría de su vida. Lo que no haría nunca, y desde aquí le pido a él que no lo haga, es contarle debilidades y miserias pasajeras. Que, como dice mi amigo Manolo, el que confiesa los cuernos sólo busca exorcizar la culpa y trasladar la tristeza y la desconfianza a su pareja. He dicho.

 


Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

26 oct 2011

El banquillo

Por: Paloma Bravo

Banquillo

(En la foto, para mi padre y todos mis genes atléticos, Luis y Peiró en el banquillo. La he sacado de la web de un colchonero brillante).

 

Prometí que continuaría con la historia de Koldo y de Clara, y, la verdad, estaba decidida a incumplir la promesa, porque no me gusta nada obedecerme a mí misma, pero han sido ellos los que han insistido: toda la semana dando vueltas al mismo rollo.

O, mejor dicho, Clara ha hecho autocrítica y Koldo se ha quedado donde estaba: cínico y comodón, con los pies encima de mi mesa. El caso es que acabamos quedando este fin de semana para ver si desbloqueábamos la cosa y encontrábamos un ganador moral. Fue el sábado, en un aperitivo en torno a la cama de Carlota, la hija de Koldo y Montse, contemplando su gastroenteritis y sus inmensos ojos azules mientras Clara se explicaba.

- Lo he estado pensando y es verdad que soy una egoísta.

- ¿Pero quién dijo que fueras egoísta?

- Koldo...

Koldo no lo dijo, pero sonríe tan satisfecho como el gato de Cheshire. Tiene a Clara entregada a su teoría y se relame sin disimulo.

- ...es que es verdad- sigue Clara- yo no tengo tan claro que me apetezca invertir tiempo y esfuerzo en querer a alguien. No estoy amargada, que yo me separo bien; no odio a los hombres, que me encantan... Lo que pasa es que... Que no sé si me compensa renunciar a los pocos trocitos de vida propia que tengo.

- Venga, Sol- me anima Koldo- di tú la cursilada.

Le miro desconcertada y casi agresiva, y él sigue: "Dile a Clara eso de que no le apetece porque no ha encontrado el hombre con quien arriesgarse".

- ¿Y yo por qué le voy a decir eso? A ver si te crees que soy una imbécil y una tópica.

- No, te lo digo porque Clara no te ha dicho toda la verdad.

(...)

- Bah... Clarita, cuéntale lo del banquillo...

Resulta que a Clara no sólo le gusta el entusiasta. Utilizando el lenguaje futbolístico que mejor entiende Koldo (y una metáfora de mi amigo Manu), Clara larga mientras Koldo la va interrumpiendo, consciente de que desplegó el otro día una tela de araña por puro deporte y sin mucha fe, y ha acabado atrapando una mosca gorda e inocente.

- Venga, Clara, dile que sumas nueve tíos en el banquillo...

A Clara le da vergüenza lo que a mí me llenaría de orgullo. "¿Nueve? Clara, eres una crack. A ver, a ver...".

- Que tampoco son nueve, joder; que Koldo está incluyendo a dos con los que ya he estado y no voy a volver por mucho que insistan; a tres que no me hacen demasiado caso aunque me gustaría; y a otros tres que...

- Que te ponen y que ya te has tirado.

- Joder, Koldo. No se te puede contar nada. No me he tirado a los tres, sólo a dos.

- Siendo uno el entusiasta.

- Sí.

- ¿Y los otros dos...?

- Los otros dos... Pues uno es limitado porque está casado, quiero decir que está estupendamente casado y yo quiero que siga así. Y el otro, no sé, el otro es raro como él solo y me da mucha pereza.

Clara habla mirando al suelo; yo tengo la boca abierta (no entiendo de dónde saca Clarita el tiempo) y Montse, que es mucho más práctica, ha sacado papel y boli y ha ido apuntando números y características: "¿Y el noveno? Dos ex más tres en presente discontinuo más tres platónicos son ocho. ¿Quién es el noveno?".

Y entonces Clara enrojece hasta las orejas, se acaba la cerveza de un trago, se levanta, se asoma al balcón y, desde allí, nos confiesa que en ocasiones ve a su ex.

"No del todo. Pero... No sé. A ratos. Es como estar en casa. Puedo ser yo, puedo estar en zapatillas y contarle que estoy estreñida. Me gusta viajar con él y que no me insista en seguir andando cuando yo estoy congelada y necesito un café. No estoy enamorada, claro que no, que ya he visto su peor lado y no puedo olvidarlo. Pero, de verdad, es como ponerte un pijama viejo".

- Koldo, como tópico, reconoce que Clara se lleva el Óscar... ¿"Como un pijama viejo", Clara? ¿De verdad? Joder, tía, que pareces un personaje de "Sexo en Nueva York"...

Y esta vez es Koldo el que frena mi crueldad, el que, a su manera, demuestra otra vez tolerancia y sentido común: "Solete, rica, quieta ahí. Que si a la chica le apetece estar dentro de un pijama viejo está en su derecho...".

- Es que yo no creo que le apetezca.

- ¿Y si no le apetece por qué lo hace?

- ¿Y si le apetece por qué insiste en los tres platónicos, y en la falta de entusiasmo del entusiasta, y en llenar ese banquillo?

Pero esta vez no necesito a Koldo ni a Clara para contestarme: Clara insiste porque le gusta, porque no sabe lo que quiere, porque quiere algo un día y lo contrario el siguiente, porque es como yo y como casi todo el mundo: insegura, enamoradiza, voluble, cariñosa, solitaria... Porque es mil personas en una y no tiene por qué dejar de serlas.

- Yo también la entiendo- señala, Mon.

Y Koldo, antes de dejarnos entrar en su intimidad, cambia de tema y utiliza su clásica táctica de ataque: "Oye, Sol, que lo que he estado pensando es que tu jefe es digno de un post. Lo tienes que titular "La insoportable pesadez del ser", tú que eres tan culta...

- ¿Y el alquiler me lo pagas tú cuando me despidan?

- No, mejor nos haces de canguro de Carlota, que esta gastroenteritis se está poniendo gore.

- Ey, ey...- Clara ha recuperado el color y la sonrisa- que se me ha olvidado; hay un décimo: un tipo guapérrimo que me encontré hace poco. Está buenísimo y es completamente idiota, pero me adora.

- ¡El hombre diez!- gritamos Montse y yo a la vez.

- Exacto.

Pero ahora sí que no puedo comprometerme a un "continuará"; Clara me oculta información y así no puedo contar su vida.

 

P.D: este post es para Fernando. Anoche se lo estuve intentando explicar: "las rubias te quieren por tu cuerpo y las morenas por tu inteligencia, pero necesitas una castaña, como yo, que sepa cuidar tu sonrisa". Pero, claro, él se deja querer. Un día protagonizará este blog, que se lo he prometido, y os dejaré asomaros a su sentido del humor, su lucidez y su forma de ver el mundo, pero si no lo conocéis en persona no podréis verlo brillar.


 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

21 oct 2011

La duda

Por: Paloma Bravo

 

Dudameryl

(Fotograma de "La duda", con Meryl Streep interpretando un personaje lleno de certezas).

 

Llego a casa echando humo, y Pablo ni se inmuta. Está acostumbrado al ruido y la tensión que me crean mi jefe y sus alrededores. Pero es muy disciplinado y pregunta como un buen chico: "¿Qué te ha pasado, mi vida?".

"Que llevo todo el día intentando hablar y que me escuchen, que no puedo más, que estoy harta de los sabelotodos, soberbios y mierdas que hay por el mundo, que...". Con paciencia y mucha práctica, Pablo me va apaciguando: primero, unas patatas fritas; después, una cerveza y dejarme sola; y, por fin, cuando salgo de la ducha, un abrazo de oso pardo.

Y ya, más tranquila, se lo cuento. "Llevo todo el día discutiendo con un tipo con el que pretendemos cerrar un acuerdo, un tipo que miente asumiendo que yo soy gilipollas o amnésica, y que cada día que nos vemos finge que empezamos de cero, llenos de energía positiva, de química y de buen rollo, como si no me hubiera fallado ya mil veces...".

- Que me miente todo el rato, joder, y cuando se lo digo, se hace la víctima, se pone digno, y me dice muy ofendido "Sol, tú sabes que eso no es así".

- Mira, Fulano, si supiera que no es así, no te lo diría. Te digo lo que yo creo, te digo lo que yo veo.

- Sabes que no, Sol.

Y entramos en bucle y me saca de quicio. No tengo paciencia, eso sí que lo sé. No la tengo en general; y menos con los personajes que diluyen la soberbia en demagogia y se beben la mezcla con mucho hielo: "Sabes que no es así, Sol, tranquilízate. Es un malentendido. No has conseguido interpretarme, pero sabes que ésa no era mi intención". El tipo sigue mintiendo: que sí, que llamó al comercial que nunca recibió su llamada; que me envió las cosas que no me llegaron; que...

- ¿Pero tú no sabes decir la verdad?- pregunto ya perdiendo los nervios.

- Sol, por favor, que sabes que no te miento.

Hemos dado varias vueltas en círculo sobre el mismo tema. Jugando a la resistencia; ha ganado él: los mentirosos tienen los nervios de acero. Yo he dejado de hablar; él ha seguido con su discurso victimista y tramposo ("sabes que no deberías ponerte así, pero perdona, debe ser mi culpa, que soy torpe") y, al final, he respirado con el diafragma y he seguido contando: ha conjugado veinte veces el verbo "saber" en veinte minutos de mitin. Nunca era él quien sabía, siempre era yo: yo sabía que él había actuado bien.

Haciendo un esfuerzo, puedo llegar a tolerar a la gente que no duda y que vive sólo de certezas, pero estoy segura de que es delito ir por la vida con certezas ajenas: este tipo, por ejemplo, que se ha pasado el día diciéndome lo que sé y lo que dejo de saber... ¿De verdad? ¿Sabes también que me das mucha pereza? ¿Sabes también que me das pena? ¿Sabes que...? No lo sabes, no.

Uf...

Pablo me ha hecho unos espárragos a la plancha, y me está hablando al oído, bajito, contándome algo sin que yo lo sepa, una tontería que sólo sabe él y que yo creo de inmediato, y entonces el mundo vuelve a ser de colores, y el hombre sin dudas se esfuma. Y ya.

 

 

P.D. de la autora: hoy hace justo un año que Mario Tascón y Domingo Corral tuvieron a bien presentar "La novia de papá". En estos 12 meses, los tres hemos hablado mucho, muchísimo, nunca demasiado. De nuestros libros, de nuestras cosas, de nuestras revoluciones. Y de twitter, porque Mario es gurú, pero un gurú excepcional: con los pies en la tierra y lleno de talento. Por eso hoy toca hablar de su libro, "Twittergrafía". Se presenta esta tarde en la FNAC de Castellana (a las 19:00) y es un manual práctico y divertido sobre Twitter y su potencial. Allí estaré, claro; con Domingo, que luego me lleva a cenar y me cuenta los libros que no escribe y las series que sí produce (otro gran hombre a seguir, sin duda, en twitter en particular y en la vida en general).


Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

18 oct 2011

Que me quieran con ganas

Por: Paloma Bravo

Beso

(George Peppard y Audrey Hepburn besándose en "Desayuno con diamantes").

 
Mi despacho es polivalente. Algunas veces parece Lourdes; otras, el camarote de los hermanos Marx. El caso es que nunca estoy sola (y eso explica por qué no soy nadie, no me da tiempo, y también por qué acabo tan tarde: trabajo cuando se van todos). La gente viene a darme consejos; a discutir delante de mí, a tocarme las narices, a reclamarme milagros, a pedir café (a mí me lo suben, ya veis), y a mis favoritos- compartir ilusiones y darme esperanza.

Como Clara (no es Clara, claro, pero me apetece que lo sea). Clara lleva un año de sequía. Tiene sus polvos y sus lodos, pero no se ha enamorado. Ahora le gusta un tío que aparentemente es perfecto para ella: por afinidad intelectual, por estado civil, por... Yo qué sé. Ella dice que es perfecto y yo la creo.

- Pero no es nada entusiasta, Sol. Y yo quiero que me quieran con ganas.

Lo que no ha medido Clara es el oído de Koldo. Koldo trabaja en el despacho de al lado (aunque vive en el mío, por lo que parece), y no hay nada que le guste más que destrozar a una mujer romántica.

- ¿Y te folla con o sin? ...Ganas, digo.

- Koldo, guapo, que estamos hablando de otra cosa.

- No os pongáis cursis, que a vuestra edad os sienta mejor el realismo.

- (...)

Cuando Koldo se pone burro, es mejor dejarle solo. Se embala, suelta el discurso, se relaja y luego ya sólo se ríe de ti en silencio; es más humillante, pero también más llevadero. Le escuchamos, pues:

- Que sí, bonitas. Que a estas alturas ya sois personas hechas y derechas, que ya no estáis dispuestas a tantas renuncias, que sólo podéis repartir vuestro tiempo y no es tanto. Miraos, coño, el curro, los amigos, los hobbies, el gimnasio... ¿Qué tiempo le quieres dar tú a ese tío, Clara?

Y la pilla desprevenida.

- No sé, ¿las vacaciones? ¿Algún sábado por la noche?

- Y entonces, rica, las ganas las tiene que poner él, ¿no? Mensajitos a todas horas, que te haga sentir imprescindible, y, eso sí, tú prescindes de él hasta que encuentras hueco en la agenda.

- Joder, Koldo, visto así...

- Es que es así, Sol. Tú estás demasiado ocupada siendo madrastra como para ser novia, pero ser novia es un curro.

- Ya- interviene Clara- pero...

Pero nada. Clara se ha quedado bloqueada y por fin ha dejado de mirar compulsivamente su whatsapp para confirmar que no, no tiene ningún mensaje nuevo del tipo con el que -en cualquier caso- hoy no podría quedar porque tiene un plan mucho mejor. Y yo miro a Koldo con ganas de asesinarlo, me gustaba la frase de Clara, yo también quiero que me quieran con ganas; y entonces, casualidades de la vida, suena mi móvil y suena con ganas: mi jefe, claro, un entusiasta con muchas ganas de joderme la vida.

Continuará.

 

P.D.: y, para rematar, otra vez mi amigo M. que se ha puesto melancólico y anda leyendo a Camus. "Sol, esta cita es para ti". Y me escribe: "No tenemos tiempo de ser nosotros mismos, sólo tenemos tiempo de ser felices". Quizá, más que para mí, sea para Clara y esté dando la razón a Koldo.

 

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

15 oct 2011

Peter Pank

Por: Paloma Bravo

Max_el_tresoro_1985

(Pues eso, en la imagen, Peter Pank, el cómic de Max que yo leía con Peter).

El otro día, en un post sobre astucia, contaba que Peter me había hecho crecer en el punk y con el punk. Peter no es punk, pero le gusta ser y estar en el mundo con todas sus consecuencias, con compromiso. Por eso, y aunque este blog trata normalmente de otras emociones, dejo que este 15 de octubre sea él quien hable: de esperanza, de ilusión y de ética. He transcrito sus 15 razones para salir hoy a la calle (aquí en su blog), pero me valen otras, las de Stiglitz y las que iban desgranando en EL PAÍS otros expertos locales sin premio Nobel, las de mi amigo Carlinhos, las de mi amiga Zoe, las de mi madre, las del gurú...  Porque igual es ingenuidad, como dicen algunos expertos en distancia, pero creo que todos sabemos que así no es, que tiene que ser de otra manera, que tiene que ser mejor.

 

Por coherencia. Del que se queja de los bancos  en la barra del bar, del que pone a caldo a los políticos a los postres y de quien abomina de los mercados al salir del curro. Incluso del que critica a “los indignados”. ¿Los indignados? Si todos estamos hablando de lo mismo y tenemos claro y coincidimos en las raíces de los problemas, ¿cuáles son los indignados y cuáles no? Lo coherente es juntarse y expresarse el 15 de octubre. Al final resultará que los indignados somos todos y tendrán que llamarnos los ciudadanos o, mejor, las personas.

Porque no estamos conformes. Y nos negamos a conformarnos.

Porque exigimos responsabilidades. Que todo esto llamado crisis no es un desastre natural, que hay culpables detrás. Personas cuya ambición de riqueza ha pasado por encima de la ley y de muchas otras personas. Que lo paguen.

Porque asumimos nuestra responsabilidad. Porque sabemos que hemos jugado a ese juego, hemos sido codiciosos, egoístas y caprichosos. Lo hemos hecho mal pero queremos hacerlo bien y queremos que nos dejen.

Porque la voz se demuestra gritando. Si no, para qué queremos cuerdas vocales.

Por la ilusión. Vivimos bajo una nube que cubre a la sociedad de tristeza y depresión. Las movilizaciones son alegres, simpáticas, divertidas, se percibe ilusión y es necesaria para todo.

Porque está pasando en todo el mundo. Hay marchas previstas en 662 ciudades de 79 países de todo el mundo. Ya no es en Sol o en la Plaza de Catalunya. Es Nueva York, Londres o Tel Aviv. Y ya sabemos que aquí esas cosas nos impactan.

Porque no queremos más sino mejor. Ni siquiera volver a lo de antes, queremos cambiar. Detrás de todo este movimiento mundial hay insatisfacción por nuestro modo de vida egoísta, consumista y avaro. No queremos más dinero para gastar, queremos más tiempo para vivir. Y queremos vivir mejor, más a gusto con nosotros mismos y con la gente que nos rodea.

Porque ya nos sabemos el camino. Llevamos desde el #15M recorriéndolo convencidos de que es lo que tenemos que hacer, de que es lo que queremos hacer y de que es lo que vamos a seguir haciendo. Nos han ninguneado, nos han insultado, nos han caricaturizado, nos han pegado, nos ha dado igual. Volvemos y volveremos.

Y porque sabemos cómo recorrerlo. Tan importante es el fondo como la forma. Y las movilizaciones son combativas pero respetuosas. Pacíficas, por supuesto, y limpias, ordenadas, tolerantes, diversas. Un ejemplo de lo que somos capaces y de lo que podemos llegar a hacer juntos si nos dan la capacidad.

Por Blanca, Iñaki, Diego, Ainhoa, Juan, Leire y Sol.  Por ellos, que son mis sobrinos, pero también por los hijos, sobrinos y nietos de todos los demás. Porque el presente es muy difícil pero el futuro será imposible si seguimos gobernados por la codicia.

Porque estaremos todos. Los perroflautas, los antisistema, los pancartistas, lo actores, los comunistas, los anarquistas… Y los demás: empresarios, autónomos, parados, profesores, diseñadores, publicitarios, músicos, jubilados, funcionarios, médicos y hasta trabajadores de banca. Los que se empeñan en caricaturizar todo esto sólo se retratan a sí mismos.

Porque no nos queda otra. La ley electoral está hecha para dos y no para todos. La constitución se reforma sin consulta popular para satisfacer a unos mercados insaciables. Los bancos reciben dinero público que no usan para reactivar la economía. La ayuda a Grecia no ayuda a los griegos. Y así todo. Todas las decisiones nos pasan por encima. Ni la política ni el dinero cuentan con nosotros. El bien común no existe, sólo el bien de unos pocos. Lo llaman democracia y no lo es o, al menos, no funciona. Hagamos que cambie.

Porque esto es sólo el principio. Llevamos muchos años de decadencia del sistema y sólo unos meses de movilizaciones. Acabamos de empezar a rascar los cimientos y es el momento más importante, cuando necesitamos todas las manos posibles. Nos quedan muchos años de trabajo, lo mejor es que empecemos cuanto antes y nos vayamos conociendo.

Por ética. Que es lo que hace falta.

Éstas son sólo algunas de las mías. Hay millones de ellas más en cada uno de nosotros. Se trata de juntarlas y de juntarnos. Nada menos. Más info sobre las convocatorias: 15october.net.

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

10 oct 2011

Me gusta ser una astuta

Por: Paloma Bravo

Zorra y su hijo

 

 

Hace mil años, en 1983 nada menos, Las Vulpes cantaron en TVE "Me gusta ser una zorra", y los medios y el Fiscal General montaron tal pollo que dimitió Carlos Tena y desapareció Caja de Ritmos. Supongo que es cosa de no haber sustituido "zorra" por "astuta", como bien nos ha enseñado el juez del Olmo. Pero, claro, eso lo sabemos en el 2011, que somos más modernos. Y lo sé yo, sobre todo, que siempre he tenido buena memoria y una incurable debilidad por el punk; aparte de que, sin duda, soy todo lo astuta que me dejan.

 

Si tú me vienes hablando de amor,
que dura la vida, cual caballo me guía
permíteme que te de mi opinión.
Mira imbécil que te den por culo.

Me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra
Eh, oh, ah, ah
Ay ay ay ay ay cabrón!

Prefiero masturbarme, yo sola en mi cama,
antes que acostarme con quien me hable del mañana.
Prefiero joder con ejecutivos,
que te dan la pasta y luego vas al olvido.

Me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra
Eh, oh, ah, ah
Ay ay ay ay ay cabrón!

Dejando ahora mi profesión,
te pido un deseo de corazón,
quiero meter un pico en la polla
a un cerdo carroza llamado Lou Reed.

Me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra
me gusta ser una zorra…







P.D.: este post, señoría, es para Peter, que me hizo

crecer en el punk y con el punk, y que me recuerda
que esta canción de Las Vulpes es una versión del
"I wanna be your dog" de (mi) Iggy Pop and The Stooges.





Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

05 oct 2011

Cuándo toca tocar

Por: Paloma Bravo

Tocarse_los_huevos

 

Me cuentan mis amigos (amigos y amigas, y no escribo amig@s porque no me parecen maneras de utilizar el diccionario), que la cosa sigue estando igual de difícil que a los 12 años. Que lo más difícil sigue siendo empezar.

Parece mentira cumplir los treintaymuchos (y estoy siendo piadosa con algún amigo cincuentón) y tener aún las mismas dudas: "¿cómo noto que quiere que la bese?".

No sé, yo nunca he tenido problemas en el lado activo. Quizá porque soy tía, quizá porque soy insegura, quizá porque siempre he ido poco a poco. Pero sí me he encontrado mal en el lado pasivo: alguna vez con un martilleo en la cabeza que intentaba transmitir telepáticamente ("bésame, bésame, bésame... ¡que me beses coño, o te beso yo"; y le besaba, claro).

Otras veces, más, intentando esquivar besos y caricias aborrecidos y aborrecibles. Y lo digo así, sin matices, porque siempre me ha dado rabia y porque no tengo paciencia. Porque conozco tipos que en el curro te saludan con dos besos, sí, con dos besos pegajosos que evitan tus mejillas y te aterrizan en la boca; conozco tipos que te rozan el culo con pretendida confianza y son inmunes a tu rechazo; conozco tipos que te miran las tetas cuando tú les hablas de trabajo...

Aunque, afortunadamente, cada vez conozco menos. En parte es porque estoy mayor y ya no apetezco. Pero espero que también sea porque se van extinguiendo. En cualquier caso, este post no va para esos tipos, va para los demás: ¿de verdad no notáis una corriente de deseo cuando queréis tocar y que os toquen? Pues eso: tocaos, que la verdadera revolución digital está en la piel.

Y de recuerdo, un post de hace meses sobre la tensión sexual, que me tengo que ir y no puedo escribir más.

 

P.D.: este post es para el gurú, que no tiene ningún problema en saber cuándo tocar pero se preocupa si no escribo ("¡es muy mala señal, Sol, estás deprimida y así no me sirves!"). Yo le he intentado explicar que a mí me preocupa más escribir: estoy tan triste, tan cabreada y tan harta que si escribo, acabaré diciendo lo que pienso y eso, obviamente, acabará conmigo. Pero bueno... de momento, cuelgo esta chorradilla, él se queda contento y yo gano tiempo.

 

Compartir

  • Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Tuenti
  • Meneame
  • Bitacoras
  • iGoogle
  • My Yahoo
  • My Live

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal