Algo pasa cuando escribo una entrada como el otro día y, aparte del silencio estruendoso de mi padre, recibo el aplauso de Harry y Nelson. Harry que le había encantado, Nelson que era un post "sugerente". Y yo que sí, que sí, que como se nota que trabajáis en la tele de nivel, que os habéis puesto tan borricos como el perverso del rodillazo, ¿no? (ver aquí).
El caso es que mis amigos quieren más sexo de Clara, y Clara se presta.
Clara dice que desde que cuenta por ahí que sus sueños eróticos están en EL PAÍS se le presentan muchas más armas y los soldados le suben de nivel... Clara está en el campo semántico de Nelson, victoriosa y guerrera, pero vosotros os merecéis un poco más de verdad:
Clara quedó con el melón que no entendía sus sueños, porque, ya con el pressing del blog, el tío se lo curró en serio: "Los voy a entender, los voy a cumplir y los voy a multiplicar".
Reservó una habitación de hotel (hotel porque él está casado y ella vive sola pero pasa de poner su cama), de hotel bueno, y se la llevó allí después de una cena china (china, parece, "para celebrar el año del dragón").
Y echaban fuego por la boca, claro, excitados como perros, porque lo habían preparado con una semanita de antelación. O sea, una semanita de mensajes, de piromanía y de incendios sin bombero, en whatsapp, en twitter, en sms, en mail... Lo que te voy a hacer, que te tengo ganas, que ya verás, pues yo más, y anda que yo... Una semanita de tensión creciente.
Y llegan al hotel, y se van desvistiendo por el ascensor, y la piel del uno y de la otra está más que a la altura, y, además, recuerdan el morbo del sueño y lo empiezan a hacer en el pasillo, y siguen en el baño, que para eso están los lavabos de mármol, y se van a la cama, y...
Y, nada, chicos.
Gatillazo.
Al dragón se le ha ido el fuego por la boca.
"Esas cosas pasan", se dicen el uno al otro de buen rollo.
Y Clara me jura que se quedaron tranquilos y que, tan felices, se bebieron el minibar, pero de esto hace ya tres semanas y no lo han vuelto a intentar.
- Por algo será- le digo a Clara chinchosa y puñetera.
- Porque no tengo tiempo...
Y es que Clara, claro, ha seguido follando por ahí y quiere que lo cuente por aquí.
Veremos, igual no, que estoy perezosa, enferma y cabreada: no me apetece contar polvos propios ni ajenos. No me apetece contar nada. No me apetece nada.
La verdad, te leo desde hace tiempo gracias a mi prima, y me sueles sacar una sonrisa de la cara, algo que te digo que no es poco...
Estoy como tú, No me apetece nada.
Publicado por: Alejandro | 14/02/2012 3:30:59
me gusto mucho tu poema-cuento.... el amor y su expresion mas cruda, el sexo, estan en las mismas cabezas (la de ella y la de el, diria Benedetti) en los mismos lugares en donde estan la falta de plata y los complejos. Entonces que se te para o que no, que eres fantastico(a) y que eres un desastre es lo mismo. Es que solo en la maravillosa ceguedad del amor somos perfectos...
Publicado por: jorge | 13/02/2012 23:00:13
Es muy buena,me ha sabido a pocov
Publicado por: Mila Moreno | 13/02/2012 9:40:52