Aquella peli era absurda: que te paguen por follar con Robert Redford no es un dilema moral, es una oportunidad histórica. Y, aún así, la otra noche, mi prima Mica y su amiga Mar la citaban como ejemplo.
No vale.
No es Robert.
No es ficción.
Mica y Mar tienen en común a un tipo infame. Un hombre que no les gusta y que les da mucho el coñazo. A las dos. Un tipo limpio y algo psicópata (cómo se explica, si no, que mande cientos de mensajes a mujeres que no le contestan nunca); un ricachón con mucho dinero y poca diversión, un hombre cuyo único drama es que le haga un ruido extraño el Ferrari.
Mica y Mar le pidieron ayuda, en momentos distintos, para cosas diferentes. La teoría de Mica es puramente pragmática: "los plastas tienen que servir para algo; y él tiene contactos y poder". Pero no, él promete, y no cumple.
- ¿Por qué?
- Porque no le sale de los huevos.
Un argumento inapelable.
Mica y Mar, en plena mala racha, han decidido retrotraerse a la adolescencia, que siempre es un mal plan: inseguridad, delirios, estupidez y granos. Pero es lo que tiene esta época de miedo, resignación y locura: si te resistes, enloqueces; si no te resistes, mueres. Ellas mueren retrocediendo, otros van a morir quietos.
Mica y Mar, quinceañeras y bobaliconas, van desarrollando el plan: "Ya que es tan pesado y nos whatsappea a las dos con el mismo tonillo, le decimos que sí, que si tiene cojones y le gustamos tanto, que se acueste con nosotras, con las dos, pero a la vez y pagando..."
- ¿No dice que está enamorado?
- ¿De quién?
- De Mica. De mí sólo le pone que soy bollera.
- O sea, que le gustan los amores imposibles.
- Le gusta lo que no tiene, y él lo tiene casi todo.
- ¿Y cuánto le vais a pedir?
- No sé, Mica, ¿tú qué dices? Es que a mí me da mucho asco...
- Un millón de euros cada una.
- Joder...
- A ver si te atreves a decir que no a esa pasta.
- Vale, vale, digo que sí, pero a mí me gustan las tías y los coches, así que yo me quedo el Ferrari y me centro en ti, que a él le gustará mirar. Y tú te lo trabajas.
- No sé si me da más asco o más pereza. ¿Y si lo dormimos?
Hay un punto en el que yo no quiero más información, pero ellas no me dejan vivir en la ignorancia. Me quieren de testigo, de madre y hasta de administradora. Paso.
- ¿Y nos pagará?
- Pues no, pero yo quiero verle la cara cuando se lo pidamos.
- Joder, pues a mí su cara no me va a dar curro.
- Ni a mí, pero es eso o tirarme a mi jefe para conseguir que, por fin, me despida.
- ¿Lo haría?
- ¿El qué? ¿Acostarse conmigo o despedirme?
- No sé, Mica, todo y nada. ¿Lo haría?
- En cuanto salga mi novela. ¿Os he dicho que me publican una novela en octubre?
- Vaya familia de escritores.
- Sí, de los que follan por dinero.
- Sol, tampoco te hagas la guay, seguro que has echado polvos que, con la distancia, ni por pasta.
- Sí, claro, pero nunca los he cobrado.
- Pues peor para ti. Podrías haber ahorrado.
Tres días después, los avances no son esperanzadores:
- Dice que nosotras queremos follar y él quiere hacernos el amor.
- Otro cursi.
- Exacto.
- ¿Son cursis todos los ricos o ricos todos los cursis?
- No filosofes, Mar, que tienes que conducir el Ferrari.
Cuatro días más, sin embargo, y el tío se lo ha pensado. Estas dos locas esperan una transferencia y yo no espero nada, o sí, que crezcan y que le olviden.
P.D.: este post ha sido bautizado en honor de Mar, de Mica y de la librería donde esta noche se presenta en Madrid "La opción B", de Pedro Bravo. Pedro no habla de tonterías, como yo, sino de la vida, la amistad y la muerte. Con música, verdad y dolor.