La novia de papá

19 oct 2012

Los idiomas del orgasmo

Por: Paloma Bravo

Fuegos

 

Mi amigo M. y yo vivimos rodeados por la muerte. Real y metafóricamente. Como en El Álamo, resistimos dentro de un fuerte que va a ser nuestra tumba. Conscientes y vencidos. Quizá por eso andamos leyendo más, quizá, también, porque nos gusta y es nuestra última voluntad, no sé. Pero, desde luego, es la cercanía de la muerte lo que nos ha hecho entender bien una novela que, hace unos meses no habríamos leído.

Se llama "Hablar solos", es de Andrés Neuman, la publica Alfaguara y... Y tiene sexo, enfermedad, amor, muerte y vida. Mucha vida y mucha verdad. Voy a copiar un párrafo (sin permiso de sus editores ni de su autor, con el único afán de recomendarla) para que se entienda, pero no para que se aprehenda, para eso hace falta leerla y sentirla.

"Por no sentirme tan acomplejada ante los conocimientos científicos de Ezequiel, le he enumerado los distintos verbos que existen en español para nombrar un orgasmo. En Cuba, por ejemplo, le dicen venirse. Ese infinitivo me gusta porque sugiere un acercamiento a alguien. Es un verbo para dos. Y bastante unisex. En España le dicen correrse. Que supone más bien lo contrario. Despegarse al final, alejarse del otro. Es un infinitvo para machos. En Argentina le dicen acabar. Suena como una orden. Parece una maniobra militar. Tengo una amiga peruana que lo llama llegar. Dicho así, se vuelve casi una utopía (y muchas veces lo es). Como si estuvieras lejos o te hiciera falta más tiempo. Su marido dice darla. Interesante, suena a ofrenda. O, siendo pesimista, a un favor que te hacen: ahí tienes. Siendo así, tampoco me extraña que mi amiga no llegue. En Guatemala se usa irse. Eso ya es un abandono declarado. Sólo les faltaría añadir: después de pagar. En otros países dicen terminar. Frustrante. Suena a que se abre la puerta, te interrumpen y te quedas a medias. En cambio aquí, quizá porque somos de frontera, le decimos cruzar.

¿Habrá lugares donde se nombre el orgasmo de las mujeres? ¿Dónde se diga me inundo, me diluyo, me desordeno, me irradio?

Le pregunté a Ezequiel qué verbo prefería. Él contestó: eso depende, profesora. Cuando estoy arriba, venirme. Si estoy abajo, llegar. Si te levanto en peso, acabar. Por detrás, correrme. Cuando me la chupas, terminar. Cuando la dejo afuera, irme. Depende".

 

Mientras la leía, me escribió un tuitero y sin embargo amigo: que no le gustaban las ficciones sobre lo cotidiano y que, sin embargo, se sorprendía disfrutando mis libros.

- A mí me pasa al contrario- le contesté- que me gusta ponerle literatura a la vida y vida a la literatura.

- Pues eso deberías tuitearlo.

- Paso, prefiero vivir que tuitear.

- Ya se te nota.

Leed, queridos lectores, leed y cambiad el mundo.

 

@PalomaBravo

 

 

 

 


 

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13 oct 2012

"¿En tu whatsapp o en el mío?"

Por: Paloma Bravo

NiñosMóvil

(Y al octavo día, el demonio creó el whatsapp. La foto es de aquí).

 

CLARA:

Clara tiene 15 años y es la hija del ex de Mica. Clara se lo cuenta todo a Mica, incluyendo lo que no debería contarse ni a sí misma.

Clara tiene un problema: no conoció el messenger; pasó de Tuenti al whatsapp sin ninguna educación virtual que la serenara y, como dicen los psicólogos cursis, le permitiera desarrollar la "tolerancia a la frustración". Clara se ha sumergido en el whatsapp y se ha quedado allí a vivir.

Sus charlas con Mica, las importantes, las tiene siempre por mensajito. Lo digo en serio: quedan, cenan, comen y hasta viajan juntas, pero Clara mira la ropa (o la comida, o las iglesias, o el mundo) con desprecio y luego vuelve a mirar su pantalla, con devoción. "Shopping con Mica, #myfavouritethingintheworld", tuitea sin dirigirle la palabra a Mica.

Cuando terminan el viaje, las compras o la comida, Clara deja a Mica y al segundo le manda mensajes para volver a quedar, y volver a distanciarse, dentro de su pantalla, fuera del mundo.

El caso es que Clara tiene un novio. Y su novio tiene whatsapp. Sumando los mil mensajes entrecortados de Clara a Mica y poniéndoles signos de ortografía (Clara cree que los puntos y las comas son defectos aburridos, y no elementos necesarios para la comprensión lectora), este es el problema de Clara:

"Cuando estamos juntos, estamos guay. Me quiere, le quiero. Nos reímos, nos queremos. Pero ya no me manda tantos mensajes como antes. Y yo hasta las seis de la tarde, que es cuando me dejan salir a la calle y reaparecen mis amigas, me aburro. Me aburro y quiero que mi novio me entretenga y me diga cosas bonitas, pero él no me contesta o no me dice nada".

Hay una cosa evidente: Clara ha descubierto pronto ese lado tan femenino (y a veces tan pesado) de querer hablarlo todo mientras los hombres quieren practicarlo o que les dejen en paz. Hay otra cosa menos evidente que es la que Mica le ha enfatizado: "Clara, rica, si te aburres, cómprate un loro. Que no tienes un novio para que te entretenga en el whatsapp. ¿Has probado a leer, a ver series, a hacer deporte, a acostarte con él?".

 

LUIS

Luis se acaba de ir a vivir con su chica. Ninguno ha cumplido los treinta. Son jóvenes y curran, un anacronismo al que hacen frente estando siempre conectados con sus colegas (a través, claro, de varios grupos de whatsapp).

Luis es primo mío y el otro día, en una boda, me lo contaba horrorizado:

"Solo hace tres meses que vivimos juntos y nos acabamos de dar cuenta de que llevábamos días sin hablar. Si no salíamos, que no salimos tanto, nos sentábamos en el sofá y chateábamos en el whatsapp, hasta que un día quisimos hacer algo solos en plan adulto, y descubrimos el 'Apalabrados'. Y al principio nos parecía romántico: sofá, partida de intelectuales, jugar entre nosotros... Pero, claro, mientras ella pensaba, yo veía la tele; y, cuando me tocaba a mí pensar, ella veía otro trozo de otro programa. Y, así, hasta que uno de los dos, agotado, se rendía y se iba a dormir y el otro disfrutaba la victoria con un poco más de tele. Jugar juntos al Apalabrados nos distancia y ya nos hemos desinstalado los dos la aplicación, como yonkies en terapia, pero estamos volviendo a los grupos del whatsapp... Que tampoco es lo ideal... ¿Tú apagas el móvil por las noches? ¿Puedes?"

 

ANDREA

No sé si hablar de Andrea porque su competencia es lícita y desleal al mismo tiempo (la tía lleva ya cinco semanas por encima de "Cincuenta sombras de Grey" en la lista de más vendidos de Amazon y además se lo merece, que escribe ficción erótica con talento y con piel). Da igual, no hay envidia, que Andrea es amiga y una number one.

Andrea me confesó el otro día que su salud mental le fue devuelta este verano:

"Llevaba dos días intentando entender por qué un tipo no me contestaba los mensajes, a pesar de que su whatsapp me chivaba que los había leído y que hasta había escrito otros a algún desconocido o a alguna conocida. Entonces sacaron la actualización y me la instalé pensando en librarme de los celos de otro, un loco que me preguntaba cada mañana '¿con quién estabas chateando ayer a las tres de la madrugada?'. Conmigo misma, guapetón, o con tu padre, no sé...."

"...Pensaba que solo me daría intimidad y me ha dado la vida: me ha librado de la obsesión... Whatsapp trajo el mal al mundo y ahora lo ha corregido: si no quieres que vean cuándo te conectaste, dejas de ver tú también cuándo se conectaron ellos. Se acabó la ansiedad. Al no saber dónde andan mis líos ha empezado a no importarme, ya no los busco, ya no los persigo. Los ignoro y vivimos cada uno en nuestro mundo, o al menos yo vivo en el mío: ahora soy capaz de olvidarme del móvil, y medito, escribo, salgo, entro y dejo que me entren... Todo en real. Estoy en paz".

"...prefiero follar menos y follar de verdad que pasarme la vida en busca de masturbaciones virtuales. Por primera vez en tres años, me gusta un tío y no me estoy mandando con él mensajes de ningún tipo. Ni twitter, ni SMS, ni whatsapp, ni facebook, ni mails, ni nada. Si me quiere, que me venga a buscar, y que me toque...".

 

Sí, yo sueño con el día en que momento esta época de hipercomunicación se normalice y volvamos a la piel, la conversación y la sonrisa. Y, puestos a soñar, sueño con el día en que alguien en Alemania, en la Moncloa o en el infierno de los mercados, entienda que podar es sano y talar es letal, que basta de recortes, que necesitamos sanidad, educación y cultura para todos. Y, también, industrias que sean sostenibles y creen empleo.

 

@PalomaBravo


 

 

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27 sep 2012

Tres mujeres solas

Por: Paloma Bravo

 

  James-dean-reading

 (En la foto, James Dean leyendo. 'Reading is sexy').

 

La semana pasada publiqué un ebook. En números son 1,49€, 3 relatos, 30 páginas. En palabras es más.

A partir de aquí (ojo, disclaimer) este post puede tener efectos promocionales. En estos tiempos de sobreinformación y egosocialismo (el ego ventilado en las redes sociales), no quiero dar la lata, pero sí me gustaría explicar el lanzamiento y la existencia misma de este libro. Gracias por vuestra comprensión.

 

Por partes:

1. LOS CUENTISTAS.

Los cuentistas, para mí, son los americanos: Cheever, Carver, Moore... Esos escritores que, con una sencillez brillante y demoledora, diseccionan la vida cotidiana y te enseñan el lado más frágil del ser humano.

Lo que yo he aprendido sobre mí misma leyéndolos es casi más de lo que he aprendido viviendo.

Y eso que también aprendo escribiendo. Porque las tres protagonistas de estos relatos se me metieron dentro, se me desnudaron y me pidieron que contara su estrés, su impaciencia y sus problemas con la virtualidad como forma de convivencia. Me pidieron, también, que les resolviera la cuestión del perdón.

 

2. EL PERDÓN.

 Siempre me ha obsesionado la imposibilidad metafísica del perdón: ¿cómo puede haber perdón si no hay olvido? Recordar no es ser rencoroso, es tener memoria. Y claro que no se trata de hacer reproches y vivir con la lista de ofensas y deudas colgada en la nevera, pero también es verdad que el perdón no es una tarifa plana en la que cabe todo si una vez por semana te pones de rodillas y repites la frase mágica. "Perdona".

Por ejemplo... Hay gente que te da una hostia, te pide perdón y quiere que actúes como si no la hubieras recibido. Hay gente que cree que su perdón es un lujo solo digno de los bienaventurados. Hay gente que te perdona cosas de las que tú ni siquiera te arrepientes... El perdón, para algunos, es como el agua bendita: yo la bendigo, yo la reparto, tú te la tomas como un milagro.

No conozco un perdón inocente.

 

3. LA SOLEDAD.

Hace poco, un tipo al que quiero me hizo asomarme a su melancolía. "¿Qué te pasa?", le pregunté, "si acabas de volver de un viaje romántico con tu chica...".

- Me pasa que no la quiero y que al no quererla me doy cuenta de las ganas que tengo de querer. Me pone más triste ser querido y no querer, que estar solo en mi casa.

Le pasaba todo eso, que venía de un viaje en el que se sentía solo estando acompañado y que no conseguía bajarse del verbo "querer" ni dejar de conjugarlo.

Unas semanas después, otro hombre me dijo que ya no quería a su mujer. "No la quiero, pero ella me necesita". Y yo le pregunté si no era una falta de respeto y un exceso de condescendencia el pensar que ella merecía estar con alguien que no la amaba.

- Sí, puede ser, nunca lo había visto así.

Se quedó pensando y quizá ahora hasta se dé cuenta de que la quiere más de lo que está dispuesto a admitir.

A lo que voy: que estar solo no es fácil. Pero pedimos imposibles, exigimos que una sola persona nos lo dé todo. Marcar el check en la casilla de "pareja" y seguir adelante con nuestras vidas. Y, no soy experta, pero me temo que nuestras vidas pasan de ajustarse a las casillas.

Mi amigo Manu, otro ejemplo, me habla siempre de un día que yo no recuerdo. Pero él insiste: "Que sí, tía, que me convenciste de que es una utopía buscarlo todo en una sola pareja y que podía encontrar el sexo en una, la complicidad en otra, la compañía en una tercera, la madre de mis hijos en una cuarta... Y todas con derivaciones... Me salvaste la vida".

Si él lo dice...

No es fácil estar solo, repito. Y, al mismo tiempo, ¿qué quiere decir solo? ¿Sin pareja? ¿Sin amigos? ¿Sin hermanos? Las tres mujeres de mi relato están solas porque no tienen pareja, pero ni ellas ni yo diríamos que eso las define.

 

4. LAS MUJERES.

Algunos comentaristas de este blog me acusan de escribir "para" mujeres y "contra" los hombres. Lo negaría si no creyera que están en su derecho de percibirlo como les dé la gana. Escribo desde mí, y soy mujer, con lo que eso implique, que puede ser cualquier cosa o no ser nada. Es evidente que nunca he vivido como un tío, y eso que soy poco femenina en un millón de desconcertantes sentidos.

Por otro lado, soy incapaz de vivir sin hombres: me gustan y los necesito mucho más de lo que yo les gusto a ellos.

Y es que aquí no estoy retratando a los hombres en general, sino a unas mujeres en particular.

 

5. LOS HOMBRES.

Los hombres que se cruzan en la vida de estas mujeres no son los que mi madre querría como yernos (literalmente), pero eso no dice nada contra los tíos, sino contra el criterio de Julia, de Alejandra y de Martina. Sobre mi criterio prefiero abstenerme, quizá algún día mi madre (que es una suegra perfecta) me arrebate el blog y se explaye; sería divertido y... bastante bochornoso.

Sí puedo decir que conozco y disfruto de hombres que son grandes parejas y personas inmensas. Y los hombres de mi vida (mi padre, mis hermanos, mis amigos) saben lo que pienso, lo que soy y lo que doy. Creo que no tienen queja y, de hecho, a ellos les dedico mi próxima novela que saldrá en primavera (este ebook es para Vivi).

 

6. EBOOK.

Un ebook es una forma de demostrar que la cultura no tiene precio. ¿Cuánto cuesta la creación  del autor y la emoción del lector? ¿Cuánto cuesta el tiempo de los dos? ¿Cuánto cuestan sus almas? ¿1,49€, 2,49€, 7€, un millón? Todo y nada; de hecho, este libro no tiene DRM. Aunque, en el fondo, da igual: ya no se vive de esto, ni de escribir ni de publicar.

Aun así, yo creo que en estos tiempos despiadados tenemos obligación de contarnos, de entendernos, de crear y de resistir. De no dejar que nos impongan textos malos y bien valorados por un algoritmo misterioso, de evitar que nos invada lo que está pasando en las redes mientras ignoramos lo que nos pide nuestra piel y lo que nos exige un mundo que debe ser más justo, más solidario, mejor.

No sé si lo que hago es literatura, sí sé que por las noches, cuando mi casa duerme, escribo, leo o acaricio a alguien a quien quiero; por eso sé que la vida y la literatura son infinitamente mejores que una íntima amistad con mil perfiles de Facebook que se esconden detrás de una pantalla.

Este ebook cuesta 1,49€. No es dinero. Es (pretende ser) literatura: un texto que lees y te emociona, que tiene vida y te da más.

Aquí está el link, ya no es mi libro, es el vuestro: "Tres mujeres solas".

Gracias.

@PalomaBravo


 

 

Tres mujeres solas


 

 

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21 sep 2012

Winter is coming

Por: Paloma Bravo

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(La foto, como el título, me lo han prestado en Juego de Tronos).

 

Ha sido este un verano extraño, de calor infernal y corazones helados.

- ¿Y cómo esperáis que se calienten?- nos espetó un tipo brillante a Carlinhos y a mí a principios de julio. - Estamos en guerra. Mirad en la calle. El miedo, la tristeza. Son sentimientos de un pueblo al que le han declarado la guerra las instituciones y los poderes financieros. Esta es la auténtica y definitiva tercera guerra mundial.

Y tenía razón.

Hablando de guerras, acabamos hablando de "Juego de Tronos", de esos nobles y reyezuelos que, mientras esperan el invierno, siguen jugando con vidas y personas por ambición, por ego, por estulticia; sin que les importen el sufrimiento de los que no son enemigos o familia, o sea, el de de todos los demás.

A Carlinhos, al tipo brillante y a mí nos separó el verano, hasta que no llegó el invierno, no: llegó septiembre, doliente y con el IVA disparado, y el estado del bienestar se desplomó ante nuestros ojos.

Con la excusa de reencontrarnos (la excusa, en realidad, de verse sin excusas), Carlinhos, el tipo brillante y yo montamos el fin de semana pasado una de esas cenas en la que nos habría gustado quedarnos a vivir.

Y hablamos de todo, como siempre. Y, por supuesto, llegamos a los medios que nos intentaban colar sapos en forma de princesas mientras las calles nos enseñaban ciudadanos en forma de eso, de ciudadanos, y los premios Nobel venían a hablar de su libro... 

 

Si una familia gasta más de lo que tiene, acaba en la ruina.
Pero la economía de un país no es una familia, sino todo lo contrario: cuanto más se invierte en lo que es de todos -educación, sanidad, innovación, investigación...,- más dinero acaban teniendo las familias. Y así se crece y se pagan las deudas con menos sufrimiento.

        (Lo dice Stiglitz, lo cuenta La Vanguardia).

 

De princesas, de cadenas perpetuas, de Stiglitz, del gobierno, de libros y de nuevas formas de consumir alcohol estuvimos charlando hasta la madrugada, hasta que el tipo brillante concluyó:

 

- Mi mundo no es de este reino.

- Exacto: el reino para ellos, y el mundo para nosotros.

 

Esa era Mica, que, de otra manera, decía lo mismo: "A mí no me va a llegar el invierno, yo me quedo en la paz". Y, ya puestos (ella, sobre todo, muy puesta), nos soltó un mitin:

"Se puede y se debe tener paz dentro de la guerra. 'Winter is coming', sí, pero el verano es nuestro. No digo paz de resignarse, digo paz de resistir. La paz de verdad es la interna, esa sensación que dan los porros, el triptófano, la piel con sabor a sal, y, sobre todo, la distancia...".

"...alejarte del gobierno, de tus jefes y de todo aquel que te hace daño. Alejarte de aquellos que te persiguen porque no pueden vivir sin ti y no saben vivir consigo mismos, de los que te quieren sin conocerte y de los que te odian por miedo, de los que te quieren hacer abrir los poros para inyectarte sus miserias...".

"...El verano es quedarte con la sonrisa de Emi, las salvajadas de Manu y los planes con C. Quedarte con los desayunos largos, las partidas de cartas y hasta los piojos que se contagian con amor...".

"...El verano es quedarte con la paz y con la luz... Y dejarles el invierno. Que luchen ellos, que desplieguen sus ejércitos de presidentes, ministros, consejeros delegados, consejeros sin delegar, directores de medios, asesores, directores de organismos importantes, directores de organismos no importantes... Ellos en su invierno, nosotros en nuestro verano, creando y resistiendo..."

Mi prima Mica se ha jurado no perder esa paz que tantos veranos le ha costado entender y defender, para seguir bebiendo agua sin hielo y tomando un poco de chocolate por las tardes, para seguir vistiendo solo una camiseta de tirantes y un pantalón cualquiera, para seguir enseñando a nadar a los perros y a los niños...

"Hay que huir de ellos, de verdad; hay que construirse un mundo propio y no dejarlos entrar, ni siquiera en el trabajo. Manternos como hemos estado este verano: en un limbo nuestro, con paz, con luz. Ése es mi propósito para el otoño: no perder mi paz, no perderla al desnudarme en el primer polvo del curso ni al violentarme con el primer grito de mi jefe. Mi paz es mía; la guerra y la miseria es para ellos".

Mica estaba colocada, sí, y tenía toda la razón. ¿'Winter is coming'? A mi casa no.

 

P.D.: Y mañana más, porque Ana, imprescindible amiga de Mica, ha  montado una fiesta para no despedirse del verano, para estirarlo. Ya me veo a estas dos: acabarán montando una comuna, seguro; una comuna como segunda residencia; se meterán allí todos los fines de semana y sólo dejarán entrar a los revolucionarios buenos.

 

@PalomaBravo

 

 

 

 

 

 

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13 sep 2012

Un polvo, dos polvos, tres polvos

Por: Paloma Bravo

 

Globos-

(La foto es de aquí).

 

Todos los autores que conozco, que son muchos y no todos buenos, están como locos afilando sus recuerdos y sus fantasías para escribir un libro con polvos, o un relato erótico, o una novela porno, que les saque de pobres.

Y es que los escritores sabemos que, con o sin IVA, de esto no se vive. Lo que es nuevo es que no podamos vivir de ninguna otra cosa, ni nosotros ni nadie salvo las grandes fortunas, los especuladores y los mangantes que, para hacer buena la demagogia y darnos la razón en algo, han decidido delegar en nosotros, pringadillos, todos los impuestos; les es más cómodo aunque tenga menos gracia y menos viajes a paraísos fiscales.

Pero a lo que iba, a los polvos del título. Yo he leído "Cincuenta sombras de Grey" y no puedo decir lo que pienso porque pertenece al grupo editorial que me publica, pero... Pero no es literatura. Es machismo, es ñoñería, es represión, es paternalismo, es dejadez... Y está mal escrita, encima.

Aún así, firmaría esa novela orgullosa si eso me diera la cuenta corriente de su autora; y su vida: una vida sin jefes. Lo que pasa es que a mí me da pereza escribir de sexo, mucha más que practicarlo, y, mientras tanto, como mis amigos creen que soy sincera y que follo mucho y bien, y tengo criterio lector, me paso el día editando, revisando y asesorando los relatos eróticos de familiares, amigos y conocidos.

En general me gustan poco: muchos se lían con florituras que ni han visto ni podrían practicar; y muchas con libertades falsas y deseos ocultos de redención. Sí me ha gustado, mucho, el relato de mi amiga Andrea.Porque no es un relato erótico, sino una historia real en la que el sexo, claro, es vital.

Andrea escribe como vive: con la piel y la verdad por delante. Llama a las pollas, pollas; y a follar, eso, follar. A veces chupando, a veces metiendo, a veces confundiéndose... Andrea se corre, se ríe, se frustra, llora... Como dice mi amigo Diego, que ya lo ha comprado, leído y disfrutado: "es muchísimo más que un relato erótico, lo que pasa es que, además, está vivo y tiene sexo".

Y ya sé que esto parece el típico truco de "tengo una amiga que..." para ocultar mis obras detrás de un seudónimo. Vale. Podría ser. No es: tengo una amiga que se llama Andrea y que se parece a mí tanto como para que seamos amigas, pero no lo suficiente como para que yo escriba sus relatos ni participe de sus orgasmos.

De momento, sólo se vende en kindle, pero no hace falta el cacharrito: la aplicación de kindle se puede descargar en cualquier dispositivo con acceso a internet: ordenador, tableta y móvil (hasta mi madre se la instaló solita en el teléfono, porque es muy amiga de mis amigo). El título es "¿Dormimos juntos?", cuesta 2,68€ y tiene muchísima literatura, aún más vida y más de tres polvos intensitos. O sea, que se puede leer con una mano y, lo que es más, se lee bien: con la cabeza, la piel y el corazón.

Que, al final, es como hay que follar: como se vive. Y perdón por la zafiedad, pero es que el sexo es mucho más fácil, más divertido y más barato que lo que nos cuentan, nos venden y nos prometen. Y, también, más peligroso, más rico, más bonito, más triste, más duro, más intenso, más frustrante, más adictivo... Mejor. No se agota todo en una novela cursi, ni en una pareja ideal.

El sexo es vida y es infinito.

Y Andrea, que se atreve a que sus polvos le hagan daño, y a que la hagan feliz, es una valiente.


@PalomaBravo

 

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10 sep 2012

Las burbujas

Por: Paloma Bravo

Burbujas04

Después del resumen de mi verano, va la vuelta al cole de mi prima Mica. Reclamaciones a ella, que es la que escribe.

Cuando acabas de trabajar a las mil, se puede salir de casa sin prisas. Sin prisas y con Ana, que es lo básico. La otra noche, primer jueves de septiembre, decidimos ir en busca de algún local que considerara el gintonic un artículo de primera necesidad y no nos cobrara el IVA.

Los camareros suelen ser empáticos, pero los bares están vacíos, y ya no se creen eso de "los españoles en la calle y la crisis en sus casas". Tampoco les puedes explicar que la vuelta al curro ha sido una pesadilla. "Tienes trabajo, no te quejes", dice una vocecita interior. Y Ana y yo no nos quejamos, sólo queremos vivir en empresas en las que manden los buenos (bueno, ella ya lo hace, que es autónoma y excepcional).

Estábamos ya a punto de irnos a una farmacia, e intentar negociar el copago del gintonic con receta médica cuando apareció en la calle un amigo de mi hermano Jon. El típico amigo que ha sido uno de tus mil amores platónicos (como el 90% de los amigos de mis hermanos) y que lleva una billetera con tarjetas de crédito más sólidas que las nuestras, de ésas que no se autodestruyen.

- Aquí Ana, aquí Platónico.

- Encantada.

- Encantado.

Y empezamos. A mí me gusta mucho presentar amigos y decirles que confíen los unos en los otros ciegamente, porque siempre me hacen caso. En cinco minutos ya estábamos hablando de los chapuceros habituales; en diez minutos más, de sexo, de amor, de sexo, sexo y sexo. De los hombres que te tienen tres meses babeando por mensaje y son incapaces de tocarte en persona; de las mujeres que lo entienden todo y no quieren más con un hombre casado hasta que echan un órdago y lo pierden; de los hombres casados que no quieren cerrar puertas porque les molan las burbujas; de...

Pues de eso que se habla mientras un camarero te pone copas raras que no puedes pagar y, en la mesa de al lado, dos tíos con corbata intentan ligarse a unas chicas patilargas, como si fuera un documental de naturaleza:

"El macho pide algún detalle del que tirar para establecer una conexión. '¿Dónde trabajas? ¿Ah, entonces conoces a...?' La hembra sonríe y desde nuestro punto de observacion no conseguimos deducir si le da todo mucha pereza o está mínimamente interesada en este ejemplar de su especie que no anda demasiado deteriorado dado el contexto...".

Platónico, Ana y yo nos comimos todas las patatas fritas que nos dieron, que fueron muchas, y nos bebimos las copas, que también fueron unas cuantas. Pero Platónico, fiel a su nombre, tuvo que huir a casa.

- La vida siempre te alcanza cuando sales a buscarla.

- ¿Qué dices, Ana?

- Que sigamos, tía.

- No, no, que mañana a primera hora tengo una reunión con todos mis jefes y todos sus jefes.

- Te van a gritar hagas lo que hagas, mejor con resaca, que ensordece.

Ana suele tener razón, así que deambulamos por un Madrid en que los bares que antes estuvieron llenos a finales de mes estrenan septiembre vacíos, y nos dedicamos a hablar de los platónicos, los posibilistas, los reales, los mensajeadores...

"¿Para qué comprarte una vaca con lo barata que está la leche?". Eso nos había dicho Platónico, con una metáfora que en este año despiadado tiene menos gracia pero que se entiende bien: que pasando del amor, nos dedicásemos al sexo.

- ¿Al virtual?

- Que no, joder: a joder.

Para eso hay que tener tiempo. Y patrullar la ciudad, y poner buena cara, y... Y todo llega. A las cinco de la mañana conocimos a un tipo que daba paz y que vivía lejos, condiciones necesarias para un amor perfecto. Por eso lo abandonamos en la calle, sin intercambiar ni los teléfonos: era una noche bonita, no estábamos tan borrachas, brillaban nuestras sonrisas, nuestras pieles y nuestras espaldas, y podíamos imaginarlo todo, empezando por lo que hubiera sido maravilloso que pasara y lo que afortunadamente no se estropeó.

Esa esquina de San Bernardo será siempre la esquina de la paz: ahí la encontramos, ahí la dejamos, ahí estará. Yo tengo mucha resaca y llevo catorce horas seguidas currando; me han gritado y no les he oído, me han mirado mal y no los he visto. Ana y yo vamos a salir más y también a fumar menos.

 

 

@PalomaBravo

 

 

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06 sep 2012

Días de nocilla y sal

Por: Paloma Bravo

 Shakes

(En la foto, la librería Shakespeare&Co, de París. Por si alguien me quiere llevar, a ésta o alguna otra de aquí).

 

Mi verano se resume en un constante tráfico de libros y bocadillos de Nocilla. Qué le vamos a hacer: nací en una familia que cree que la cultura construye, y he pasado las vacaciones con Koldo y con Manolo, amigos que toleran que lea siempre que no les hable de ello y sea generosa con la crema de cacao que extiendo para sus hijas.Y, ahora, la versión larga (sin política y sin realidad, que me pongo triste y furiosa, y entonces me autodestruyo):

 

En el vestíbulo de casa de mis padres, mis hermanos y yo hemos ido ocupando una silla para desesperación de mi madre. Digo "desesperación" y me quedo corta, porque esa silla que usamos es una antigüedad que ha sobrevivido a varios siglos en Oriente para sucumbir ante los excesos de una familia de intelectuales hippiosos. Restos de su esplendor se aprecian todavía debajo del montón de libros, DVD's, vitaminas de herbolario y otras drogas más claras que se amontonan sobre ella.

Mis hermanos y yo nos vemos poco, pero nos queremos mucho, y la casa de mi madre es el intercambiador que todos atravesamos una o varias veces al mes, el sitio en el que es más probable encontrarnos en persona o por objeto interpuesto y demostrarnos que -aunque no estamos todo el rato- siempre somos, que pensamos los unos en los otros, que nos necesitamos y nos aportamos.

Los libros que me devuelve mi hermana, una temporada de "Juego de Tronos" para Peter, discos de John Lennon para Charlie, un paquete de tabaco con los porros ya liados para... Lo que yo no esperaba encontrar el último día de julio, en medio de ese bookcrossing desbordante, era una niña.

Una niña con nombre, mi sobrina, Blanca. Su madre, mi hermana, dice que no es ni puede ser la persona favorita de su hija mayor; Blanca no dice nada, pero se ha venido conmigo de vacaciones y se ha traído sus quince años adolescentes y sabios. Un punto a favor de Blanca, que acoplada como puente entre mis amigos y sus hijas (femeninas, pizpiretas y parlanchinas; muchas, de dos a ocho años), ha conseguido ser lo mejor del verano.

Blanca, algunas lecturas, algunas conversaciones, algunas decisiones, algunos gintonics. Blanca y algunas ausencias: la de las redes, por ejemplo. Porque, francamente, no contéis conmigo; doy un paso atrás: si todo consiste en gritar, condenar e insultar; en retuitear a los que te halagan y linkar noticias que no has leído; en comentar sin hacer y hablar sin saber; si para algunos no existe más que su "yo" social, prefiero quedarme en mi vida, fuera de esa pantalla sin piel, y ahorrarme esa famosa "conversación" que no es más que una mala mezcla de millones de monólogos.

Pero volviendo a Blanca, me quito el sombrero y reinvindico la adolescencia, "su" adolescencia. Mientras los adultos consultábamos compulsivamente el teléfono en busca de nuevas medallas olímpicas o mensajes perdidos de whatsapp, y las pequeñas comían palomitas y reclamaban ganchitos y huevos Kinder; Blanca permanecía inalterable, observándolo todo, con su móvil pacíficamente apagado en Madrid. Sin buscar, sin pedir, sin querer estar en otro lado; recibiendo, escuchando, dando, aprendiendo.

Algún otro verano he tenido momentos miserables, convencida de que las vacaciones son sólo días pegajosos de crema y de sudor en los que algún niño propio o ajeno te embadurna de arena y restos de Nocilla, y te hace comer las palomitas que le sobran mientras te hace un reproche definitivo que le dura cinco minutos. Este año no. Este año, con Blanca, he descubierto que las vacaciones pueden vivirse en la ausencia de ruido, en la meditación, en la paz... en el presente, vaya. Basta con dejar en casa el móvil y la ansiedad. Casi nada.

Pero mi móvil lo paga la empresa, y no se abandona tan fácil; así que la lección casi se me olvida en cuanto devolví a Blanca y me llevé algunos paquetes legales e ilegales que alguien había dejado en la famosa silla de mi madre. Por eso le supliqué a mi hermana, escéptica:

 

- Por favor, mándame a Blanca de vez en cuando, al menos una vez por semana. Déjame algo de tu paz.

- Quieres decir de mi guerra.

- Tu guerra es mi paz.

- A veces pareces idiota...

- Lo soy desde siempre.

(y así mucho más rato, que mi hermana y yo llevamos toda una vida discutiendo)

 

Además, igual si Blanca se viene a casa Eva y Tere aprenden, que la quieren, y dejan sus malditas BlackBerrys para volver a la realidad e interactuar con su padre y conmigo. No se cambia el mundo desde la pantalla, y tampoco se descubre, queridas. Este curso, ya os aviso, voy a ser una madrastra mala: "No tenéis hora para volver a casa. Podéis emborracharos, podéis ir a dormir con vuestros novios, podéis acampar en Sol... Sólo os prohíbo el whatsapp. Que hay que compartir, chicas, y hay que tocar. Compartid libros, amigos, polvos, copas, experiencias, pero que sean reales y no virtuales. Por favor...".

Eva me ha dicho que sí, que ya tiene novio y mi lado guay le parece muy aprovechable. Tere ni me ha contestado: le gusta más su blackberry que su vida. Otra tristeza más para este otoño en que el estado del bienestar lo vamos a tener que reconstruir desde cero y con ganas. Pa'lante.

 

P.D.: el libro que más y mejor hemos compartido en mi familia este verano ha sido "Casa de verano con piscina", de Herman Koch. Os lo recomiendo y hasta os lo prestaría, si no fuera porque ahora está en manos de algún cuñado de los que no devuelven ni la hora. Si lo recupero, será para Cé, una gran periodista y una mujer enorme. Y, por supuesto, este post es para Blanca: gracias por venir, por estar y por ser.

 

@PalomaBravo

 

 

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30 jul 2012

El alzamiento

Por: Paloma Bravo

La foto

 

Mi prima Mica, después de contarme esta historia, se fue a cenar con su amigo Diego. No tiene nada que ver una cosa con la otra, pero me viene bien unirlo porque quiero protestar públicamente: el gurú, mi gurú, el tipo que me abrió este blog para luego ignorarlo olímpicamente, dice que mi último post era un lío. O, más bien, dice textualmente que "no se entendía una mierda", porque él es muy claro y poco fino. Y yo discrepo: gurú, darling, no se entiende si lo lees mientras tuiteas, encestas papeles en la basura, atiendes a los asturianos, mandas tres mails e impartes doctrina. Si te centras, sí.

Y ya, desahogada, paso a Diego.

Diego lleva un montón de años con la misma mujer, así que esto no va de cuernos (que se bajen pues del post los morbosos y se queden los pragmáticos).

Diego y Mica pasaron toda la noche hablando de política.

No es que hablaran de política porque estuvieran espesitos, que si PP, que si PSOE, que si yo no he sido, que si yo tampoco. Hablaban de política porque la política lo es todo. Porque nos gobiernan los mediocres y nosotros, los locos, nos revolvemos y avanzamos, retrocedemos y nos caemos. Hablaban de política porque los ricos observan divertidos como nos peleamos los ciudadanos ilusos y los gobernantes tontos, y ellos, exentos de impuestos y de conciencia, cumplen la legalidad sin aportar ni construir, relajados. Hablaban de política porque un ministro progresista decidió regresar a la Edad Media (o a la Inquisición, aún no lo sé) por razones personales.

"Me parece que...".

Cuando los ministros gobiernan en primera persona del singular y no como representantes del país, en primera del plural, pensando en todos, es que los demás vamos mal. Así que Diego y Mica hablaban de la instauración oficial, en pleno siglo XXI, de la hipocresía de siempre: el riesgo de la salud psíquica exige que la mujer se declare tonta, o loca, o incapaz; o que lo finja, y, hala, quizá entonces algún médico paternalista esté dispuesto a firmar que no debe tener un hijo cuyas malformaciones no le permitirían, ni a él ni a su entorno, tener jamás una vida digna.

"Mica, espero que de métodos anticonceptivos andes sobradita y que estés usando condón...".

Y, aquí, ya llegamos, Diego cayó del caballo:

- ¿Condón?

- Sí, embarazos, salud... No sé, tía, que tú eres de rollos esporádicos y no te deberías quedar embarazada porque sí ni dejar que te contagien nada.

- Rollos esporádicos con mayores de cuarenta, Diego, que sabes que no se me dan bien los jóvenes...

- ¿Y...? Yo tengo cuarenta.

- Diego, ya no sé cuánto tiempo hace que no estoy con un tío que soporte la erección con el condón puesto.

- (...)

- Reacciona, Diego, no pasa nada, que tú no usas...

- Ya, pero... ¿Y si un día lo necesito?

- (...)

- Esta noche lo pruebo.

 

Y aquí lo dejo, porque a Mica y a mí nos hace mucha gracia imaginarnos a Diego llegando a casa, con su familia dormida y una misión privada de extrema gravedad: Diego, de puntillas, entra al baño, busca una caja de preservativos seguramente caducada, e intenta excitarse solo, angustiado e ilusionado. ¿Podrá algún día, si lo necesita, usar un condón?

No lo sé.

Espero que sí.

Que haya alzamiento. De Diego y de todos los demás.

 

P.D.: este post es para Diego, claro, con una banda musical que él y Mica van a entender bien. "Jodida pero contenta (...). Mi mundo es mío". Aquí. Y, más en serio, el último párrafo de la columna que ayer publicó Sol Gallego: "...Quizá la única certidumbre que podemos tener los seres humanos en épocas como esta es precisamente que existe la obligación de no contribuir a aumentar el dolor, eso que parece despreciar con tanto desdén y tanta frivolidad nuestro ministro de Justicia".

 

@PalomaBravo

 

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26 jul 2012

La historia más vieja del mundo

Por: Paloma Bravo

300px-Altamira-1880

Hacía mucho que no hablábamos de adulterio, el culebrón más viejo del mundo. Siempre igual, y siempre distinto: sexo, dolor, frustración, malentendidos, poder, ausencia, celos, frustración y un final que, sea cual sea, siempre es insuficiente.

Lo que pasa es que esta vez la protagonista es mi prima Mica, así que lo cuento porque a ella todo le da igual ("que sí, que sí, que puedes dar mi nombre y hasta mi apellido: Micaela Salazar") y yo no tengo ganas de hablar de mis cosas.

Este no es el primer hombre casado con el que Mica se lía, de hecho ya no llevamos la cuenta; pero si es de los pocos que jamás ha sugerido que se lleve mal con su mujer.

"Escribe la verdad: la quiere; se quieren".

- ¿Y a ti?

- Yo le pongo, que no es lo mismo, aunque él dice que me quiere.

- ¿Y te quiere?

- Para nada. Llevamos tanto tiempo liados que si me quisiera me habría dado cuenta.

- ¿Y tu le quieres?

- Le he querido pero me he hecho daño queriéndole. Le he querido porque le he creído: que iba a estar, que me diría siempre la verdad... El rollo típico, vaya.

- No tan típico, Mica. Si no te dice que va a dejar a su mujer, ¿en qué te miente?

- En todo. Es medallista español del equipo olímpico de mentiras.

- Por ejemplo...

- Quedas en verle un día, el lunes, por ejemplo. "Mañana te recojo", me dice en un mensaje el domingo por la tarde, "estés donde estés". Y no concreta la hora, pero vale.

...Me llama a mediodía del lunes, que come con su socio salvo que le ofrezca un plan mejor. "Claro que sí. Comemos y te hago el mejor plan de tu vida", le digo. Y, por si acaso, se lo confirmo en otro mensaje: "Es en serio". Dos horas más tarde, yo con mucha hambre, contesto a su llamada, que está llegando a su comida, que soy una siesa, que por qué no he querido quedar con él. Y me acusa de haberle contestado en broma. ¿En broma? Una mierda, le digo, que estoy en casa con la cama abierta.

- ¿Y entonces?

- Entonces me hace mandarle una foto de la cama y entra en la espiral de la mentira que le ha llevado tan lejos.

- "No te preocupes", dice, "que despacho a mi socio en media hora y te recojo a las cuatro". No, que trabajo. "Sí, que te secuestro y por una vez vas a hacer lo que yo diga". Y te quedas, me quedo, toda excitada y contenta. Y no llega. A las once de la noche, llama y hago un esfuerzo sobrehumano por ser educada y cogerle el teléfono: "¿Por qué no viniste?". Y entonces se pone intenso: "Pues, Micaela, porque no me dijiste que fuera, que deberías ser más clara, joder...".

- No sé, Mica, a saber lo que entenderá él por "secuestro".

- Pues en este contexto, lo que todos: "dícese del aprovechamiento máximo de un placer prohibido. Aventura, límites y sexo en un espacio de tiempo teóricamente debido a otros. El que secuestra debe ir a buscar al secuestrado, no aceptar excusas y volcar toda su ambición en el placer compartido".

- Sí, eso entiendo yo.

- Pues parece que ahora para el secuestro hay que rellenar una instancia y pedir cita.

 

Mica sigue.

"Mira, si le hubiera visto el lunes, le habría hecho a este dueño de mis últimos orgasmos un par de preguntas, pero ya no merece la pena porque entre sus mentiras he encontrado todas mis respuestas. Si me lo creyera, le diría:

'No quiero tus promesas de cuidados y secuestros que nunca llegan, ni tus declaraciones de amor que no se demuestran. No quiero mis lágrimas, ni echarte nada en cara. Lo que tú me puedes dar ya me lo has dado: un puñado de grandes orgasmos. Yo te podría dar más, tú solo me puedes dar menos.

Se generoso y di la verdad.

O no digas nada, pero se generoso y no mientas.'

 ...pero ya no me interesa, en serio. Si hay algún lector de tu blog que sepa y quiera follar sin mentir, me lo mandas".

 

- Venga, Mica, las preguntas que le hubieras hecho, que así alargo el post casi hasta el lunes y tú te desahogas.

- Yo ya estoy desahogada. Muy desahogada. Me desahogué el martes y el miércoles, me desahogaré otra vez esta noche. Te doy una y te dejo la segunda para la postdata:

 ¿Cómo crees tú -que eres quien manda en nuestra agenda- que acabará la historia?

 

 ...¿y sabes una cosa? Que me habría gustado, ya puestos, que tuviera los cojones de haberme contestado la verdad. Que me hubiera dicho "Mira, Mica, te cuento cómo vamos a acabar: dentro de tres polvos o de veinte, en algún momento perdido entre tus próximas mil lágrimas, esto se desinflará y, poco a poco, desaparecerá".

- (...)

- Es cierto. Desaparecerá.

- Como leí el otro día por ahí, Mica, "Sal. Encuentra a alguien que te haga pensar, que te haga reír y que te haga correrte. Invítale a tu pequeña revolución".

- Qué obsesión tienes por los revolucionarios buenos...

- La misma que tú.

 

P.D.: la postdata como pide Mica es otra pregunta: "Si te fuera a obedecer, como me amenazabas el otro día, ¿qué me mandarías?". Y hasta aquí, que esto parece el principio de un relato erótico y no estoy muy segura de que estos dos se vayan a volver a acostar.

@PalomaBravo

 

 

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23 jul 2012

¿Nos merendamos?

Por: Paloma Bravo

Carro_lleno_hipermercado

 

Tengo un talento oculto: un oído especial, afinado y cruel, para las broncas de parejas. Oigo gritos y silencios, los rumio, los entiendo, los recuerdo y los compadezco.

Y, lo siento: las parejas discuten y no lo hacen cada una a su manera, lo hacen todas como las mías, como las vuestras, como las de cualquiera...

Mal.

Y para ilustrar mi argumento, otra vez, como siempre, Luis Alberto de Cuenca, un hombre con el que yo nunca discutiría, lo prometo, para evitar que me odiara en un poema:

 

EN EL SUPERMERCADO

Cualquier lugar es bueno para el odio,
hasta el supermercado. "Por qué compras
esto en lugar de aquello? ¿Estás de oferta
o qué? ¿Crees que soy tonto y que no oigo
las cosas que te dice el pescadero?
Me aburro. No te aguanto. No te olvides
de la botella de ginebra. ¡Ah, no,
déjate de comida preparada!
Aprende a cocinar como mi madre".
"Cuando tú aprendas a comerme el coño".

 

A cambio también oigo otras cosas. Como ayer, mientras tomaba un té antes de entrar en el cine (infusión y cultura, dos productos de primera necesidad, señor Montoro), y escuché lo que le susurraba un melenudo alto y guapo a una mujer suave y fuerte:

 

- ¿Te vienes a casa a dormir la siesta, nos merendamos y cambiamos el mundo?

 

Quise ir con ellos, pero no me dejaron hueco. Ella le cogió la mano, se le subió a los labios y salieron volando juntos. Dos revolucionarios buenos.

Se llaman Carlos y María, y hay más como ellos.

 

@PalomaBravo

 

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Sobre la autora

Paloma Bravo
Soy madrastra, periodista y autora de “La novia de papá” (Plaza&Janés). Este blog no lo escribo yo, lo escribe Sol Beramendi, la protagonista de mi novela. O sea, que es ficción y, por lo tanto, absolutamente real.

Paloma Bravo

SOBRE EL BLOG

Según la RAE, madrastra es una “cosa que incomoda o daña”. ¡Y una mierda! “Tía buena (buena en todos los sentidos), lista e inmejorable” es lo que debería decir. ¿O no? El caso es que me ofrecieron crear una plataforma de “madrastras sin fronteras”, pero mis bestias me necesitan en casa, así que nos hemos quedado en un blog. Para hablar de vuestras familias y otros animales.

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