Laboratorio de Felicidad

Sobre el blog

En el laboratorio de la felicidad analizamos experiencias, recogemos investigaciones y aportamos claves para vivir de un modo más saludable y optimista. Ponemos un microscopio para entendernos un poco mejor a nosotros mismos en nuestra relaciones personales y profesionales y ofrecemos fórmulas prácticas para incrementar nuestras dosis de felicidad en el día a día.

Sobre la autora

Pilar Jericó

Pilar Jericó. Curiosa del ser humano, de las emociones y de las relaciones personales. Es socia de la consultora Be-Up, coach y doctora en organización de empresas. Escritora de ensayos y novela y conferenciante internacional desde 2001. www.pilarjerico.com.

Balance personal del 2013 y tus objetivos para 2014

Por: | 29 de diciembre de 2013

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Termina el año y es un buen momento para hacer balance de lo vivido y de lo que nos gustaría para el próximo año. Así pues, ármate de un papel o un teclado y comienza haciendo dos columnas. En la primera, recoge los hitos importantes del 2013. Contesta a las siguientes preguntas si así te es más fácil:

  • ¿Qué objetivos has alcanzado tanto a nivel personal como profesional?
  • De aquello que no hayas conseguido, ¿qué aprendizaje extraes?
  • ¿Detalla qué personas han sido especialmente importantes y han influido de un modo positivo? ¿A quiénes has conocido (o has conocido más)?
  • ¿Cuáles has dejado atrás de un modo u otro (como bien recomienda Silvia Carpallo)?
  • ¿Qué emociones han sido nuevas o te gustaría recordar? (por ejemplo, un paseo por la naturaleza, un  buen viaje, una conversación especial…)

Dedícale un tiempo y escríbelo en un tono amable. No lo hagas desde la frustración, porque no sirve para mucho sino desde lo que podrías agradecer. Revísalo y saca alguna conclusión: ¿Dónde has puesto más energía en el 2013: en el trabajo, en las relaciones familiares, salud, amigos, pareja…? ¿cómo calificarías tu 2013? Piensa una frase resumen si tuvieras que presentar tu conclusión a alguien. Y por cierto, si has descubierto que una persona ha sido especialmente importante, díselo. Este gesto aumentará tu felicidad ese día.

 

Pues bien, ahora es el turno de la siguiente columna para el 2014. Haz lo mismo: dedícale tiempo a las siguientes preguntas:

  • ¿Qué objetivos y aprendizajes te gustaría alcanzar tanto en el plano personal como profesional para el próximo año? (soy partidaria de ser ambiciosos en este punto, ya que luego la vida se encarga de ponernos en nuestro sitio)
  • ¿Qué personas te gustaría conocer o al menos, de qué tipo de personas querrías estar cerca?
  • ¿Qué emociones y estados de ánimo te gustaría alimentar?

Una vez más, piensa en una frase resumen con la que te gustaría cerrar tu 2014. Una vez hecho, guárdalo un año y revísalo en las próximas Navidades. Es una bonita manera de ir tomando perspectiva de nuestra evolución personal.

 

Y puestos a hacer balance, estas son las primeras Navidades del Laboratorio de la Felicidad. Aprovecho para agradecer a todas las personas que lo leen y lo comentan. Está siendo una experiencia muy gratificante y espero el año que viene poder compartir más posts.

 

Recojo los cinco posts del 2013 que más han sido comentados por Facebook:

  1. La dieta mental para tener un cerebro sano 
  2. Las fases que vivimos ante el cambio 
  3. El optimismo, la mejor crema antiedad 
  4. El poder de una sonrisa 
  5. La pareja no da la felicidad 

 

¡Feliz 2014!

 

Imagen tomada de Rockingwallpaper 

¿Cuál es nuestro talento?

Por: | 23 de diciembre de 2013

Puzzle

En ninguna colección de numismática del mundo es posible contemplar un talento, no porque no se haya encontrado todavía sino porque nunca ha sido una moneda, pese a lo que tradicionalmente se piensa. El talento era una unidad ponderal (25,5 gramos) proveniente de Babilonia que se utilizaba como tipo de cambio en las transacciones en la Grecia Antigua. Su evolución terminológica y el hecho de asociarlo con una moneda se debe a la Biblia. En una de sus parábolas, se narra cómo un mercader tenía tres criados a los que les repartió cinco, tres y un talento antes de partir de viaje. Mientras los dos primeros los invirtieron e incrementaron el importe asignado, el último lo escondió y conservó la misma cantidad. Cuando volvió el mercader, alabó a los primeros y reprendió al tercero… ¿Motivo? En términos económicos, porque no había alcanzado resultados pese haber tenido el potencial.

Pues bien, un profesional con talento es aquel que alcanza resultados superiores dentro de una organización. Lo sugiere de alguna manera la Biblia: Talento = Resultados.

Antes de saber cuál es nuestro talento, tenemos definir algunas reglas básicas:

  • Talento ≠ Genio. Genio hay pocos y por cierto, bastante difíciles de gestionar en una organización. Además, todos tenemos alguna habilidad en la que podemos destacar.

Todos tenemos talento, pero no tenemos talento para todo.

  • El talento son resultados, no potencial. Alguien que es un promesa pero no lo pone en práctica, no se podrá considerar como talento. Lógicamente, ambos aspectos van de la mano, pero son diferentes.

Potencial sin resultados no es talento.

  • El talento que importa es el crea valor a un equipo. Si un jugador de fútbol es muy brillante pero no consigue trabajar en equipo, no se podrá considerar talento al menos en esa organización o en esa posición.

El talento que importa es el que aporta al equipo.

  • Cada equipo y cada posición requiere de un determinado talento. Esto ha sido uno de los típicos problemas en las organizaciones. Se asciende al mejor comercial, informático o técnico financiero pero eso no significa que sus habilidades sean también de dirección de personas... por eso, no siempre hay buenos jefes.

Cada puesto exige un tipo de talento.

  • El talento no es innato (al menos, al 100%) y se puede desarrollar. Sobre ello, hablamos ya en otro momento.

El talento no es innato y se ha de desarrollar.

 

¿Y cuáles son los componentes del talento? Si pensamos en alguien que destaque, veremos que tiene tres aspectos fundamentalmente:

  • Capacidades: Conocimientos, habilidades, lo que yo sé o puedo hacer.
  • Compromiso: está relacionado con la motivación y con lo que me gusta o con lo que creo.
  • Acción: significa la puesta en práctica en el tiempo y en la forma en la que se nos pide. 

 Fuente: Jericó (2001)

 

El talento requiere de los tres ingredientes al mismo tiempo. Si el profesional tiene compromiso y actúa, pero no dispone de las capacidades necesarias, casi seguro que no alcanzará resultados, aunque haya tenido buenas intenciones. Si por el contrario, dispone de capacidades y actúa en el momento, pero no se compromete con el proyecto, puede que alcance resultados. El único inconveniente es que su falta de motivación le impedirá innovar o proponer cosas más allá de las impuestas por su jefe.

Si, por el contrario, el profesional tiene capacidades y compromiso, pero cuando actúa ya ha pasado el momento, tampoco obtendrá los resultados deseados por la sencilla razón de que alguno se le ha podido adelantar. Hoy por hoy ni la evolución tecnológica ni la competencia ni los clientes esperan. O eres rápido, o estás fuera del mercado.

Pues bien, si yo quiero saber en qué tengo talento, lo primero de todo es identificar qué me gusta, es decir, cuál es mi compromiso y a qué capacidades le dedico tiempo y esfuerzo. Si alguien le gusta estar con amigos proponiendo planes, se puede trasladar en el trabajo en habilidades comerciales, de relaciones públicas o de interacción con personas, por ejemplo. El talento puede y se ha de desarrollar, como hemos comentado en otra ocasión, pero un punto necesario es disfrutar con lo que se hace o encontrar un desafío. Si no, es muy difícil que alguien pueda desarrollar sus habilidades.

 

Fórmula

Todos tenemos talento, pero no tenemos talento para todo, ya que depende de nuestras capacidades, compromiso y acción.

 

Recetas

  1. Lista actividades que te gusten realizar o en donde encuentres desafíos. ¿Qué habilidades se ponen en juego?
  2. Dichas habilidades, ¿en qué aspectos profesionales podrías aplicarlas también? (por ejemplo, me gusta el deporte en equipo, por lo que podría aplicarlo en un trabajo donde tuviera mucha interacción con personas).
  3. ¿Qué plan de acción podrías poner definir para desarrollar tu talento aún más? 

  

Basado en el libro: Jericó, Pilar (2001/2011): La nueva gestión del talento, Prentice Hall.

 

Las fases que vivimos ante un cambio

Por: | 16 de diciembre de 2013

Curvacambio

Nos cuesta el cambio y cuando ocurre nos adentramos en fases algunas incómodas. En la medida que entendamos cuáles son, podremos acelerar su proceso y por supuesto, la salida. Dichas fases son similares si nos enfrentamos a un nuevo trabajo, a una nueva relación afectiva, una enfermedad o a una pérdida, aunque lógicamente la profundidad de la curva y su duración será bien distinta. Lo hemos recogido en una bonito gráfico, pero por supuesto, nunca es tan lineal. Hay días que nos sentimos fuertes y avanzamos a paso de gigantes; y otros, parece que retrocedemos kilómetros atrás. Pero es normal. Así son nuestras emociones.

Lo que vamos a presentar son las fases para poder reconocerlas y lo más importante, poder acelerarlas. Todas ellas son similares a las que viven los héroes de las películas de guión “bien hecho” (Matrix, La Guerra de las Galaxias o las de Disney, por ejemplo). Se inspiran en el minucioso trabajo de Joseph Campbell después de estudiar la mitología, las religiones o las tradiciones antiquísimas, y las cuales recogen el proceso que requieren las emociones para ir deshaciéndose.

Nuestra mente va más deprisa que nuestros sentimientos. Podemos comprender la bondad de las cosas que nos ocurren o incluso el sentido de la muerte de un ser querido enfermo y muy mayor. Sin embargo, por mucho que comprendamos, no significa que no suframos o que no nos adentremos en desiertos emocionales. Por ello, cualquier cambio que implique una transformación y un aprendizaje vivirá fases con una determinada duración, pero si somos capaces de comprenderlas, al menos tendremos más recursos para atravesarlas y vivirlas desde una actitud de protagonista y no como víctima. Veámoslas a continuación con algunas claves:

Llamada a la aventura

Es el comienzo de cualquier cambio, el cual según la medicina tradicional china puede ser motivado por la llamada del cielo, cuando es algo buscado (nuevo proyecto, nueva relación afectiva, tener un hijo); o llamada del trueno, cuando es inesperado y desconcertante (un error, un despido, la pérdida de un ser querido). Los primeros lógicamente son más sencillos, pero no están exentos de pequeños o grandes truenos. En dicha fase lo más importante es decirse:

¿Cuál es la invitación que tengo para dar lo mejor de mí mismo o de mí misma?

Negación

No hay héroe que no tenga un momento de debilidad o de duda. El motivo es sencillo: la mente actúa como un parapeto para aceptar los cambios. En dicha fase están las quejas, los enfados, culpar al otro o caer en el victimismo, que busca evitar responsabilidades o simplemente, protegernos de emociones que a veces nos superan. Así sucede, por ejemplo, cuando vivimos algo doloroso, como una separación o un fracaso. En dichos momentos, existen personas que pueden creer que están bien, sin embargo, su humor es amargo o cae en estados iracundos. La negación "niega" la realidad, nuestras emociones o nuestras responsabilidades y es posiblemente, la fase más difícil de superar. En otro post, la analizaremos con más detenimiento dada su complejidad, sin embargo, las preguntas que aceleran son sencillas:

¿Qué papel he jugado en todo ello? ¿Qué puedo aprender? ¿Qué me está doliendo? 

Miedo

Es la emoción reina en nuestra vida y que siempre nos acompañará. Sin embargo, cuando dejamos de echar culpa al mundo que nos rodea y miramos un poco hacia dentro, aparece el miedo con gran intensidad. Existen dos tipos de miedo: el sano, que es la prudencia y el tóxico, que es el que nos lastra. El desafío no es no tenerlo, puesto que neurológicamente es imposible, sino que al menos no nos impida seguir adelante. La reflexión que nos ayuda es:

¿Qué es lo que no quiero perder? A pesar de mi miedo, ¿qué decisiones podría tomar?

Travesía por el desierto

Cuando caemos en la frustración o aceptamos una pérdida surge el desierto, del que hablamos en otro artículo. No existe héroe ni en los cuentos ni en las religiones que no atraviesen su desierto metafórico. Es el momento de rendición, de aceptar el dolor y de tocar con nuestra humildad. El desierto siempre es un lugar de “intercambio”. Perdemos cosas para ganar otras. Es imposible abrirnos a aprendizajes nuevos si no desaprendemos otros. Pueden durar minutos o meses. Lógicamente, cuando nos enfrentamos a una pérdida dolorosa el desierto se convierte en una noche oscura, con profundidades emocionales mucho más complejas. Por ello, si queremos salir del dolor el único camino es aceptarlo y no negarlo. La mirada positiva es válida solo cuando se ha abrazado lo que nos duele, no cuando se niega. De ahí, la fuerza transformadora de los desiertos. La reflexión en esta fase es:

¿De qué tengo que despedirme? ¿Y qué nuevas posibilidades se abren?

Nueva realidad y nuevos hábitos

Todo el mundo sale del desierto en mayor o menor medida, excepto casos de pérdidas extremas, que siempre dejan una cicatriz difícil. Es entonces, cuando aparece una nueva realidad, que se acompaña de unos nuevos hábitos. Aceptamos un despido o un fracaso profesional cuando hemos transitado por el dolor y comenzamos a hacer cosas diferentes. En dicho momento, hemos integrado el proceso y vamos experimentando con una nueva realidad. Para acelerar la curva, existen algunas claves de las que hemos hablado en otros artículos o lo haremos en un futuro, como: 

  1.  Visualizar el nuevo proyecto: Definirlo en objetivos concretos y planes.
  2. Poner pasión. Un gran antídoto ante el miedo es el disfrute y la ilusión.
  3. Aprendizaje a través de la frecuencia.
  4. Transformar emociones negativas en positivas, aprender a relativizar y a tomar distancia.
  5. Apoyarse en las personas que nos rodean.
  6. Confianza en uno mismo.
  7. Compromiso hacia los otros

Y cuando termina la curva comienza otra. De hecho, cada día vivimos al mismo tiempo diferentes curvas tanto a nivel personal como profesional, y que es el gran síntoma de que estamos vivos. La vida es algo a descubrir que no a someter en hojas de Excel, donde todo deba encajar. En cada paso que damos entran en juego emociones que nos superan y realidades que también nos sorprenden. En la medida que desarrollemos nuestra curiosidad y nuestra capacidad de aprender, podremos acelerar ese potencial que todos tenemos y por supuesto, sentirmos con más serenidad. 

Fuente: Jericó, P (2010): Héroes Cotidianos, Planeta.

Imagen: José Castillo

Mindfulness o vivir el momento presente

Por: | 09 de diciembre de 2013

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Imagen: Jose Castillo

Es posible vivir felizmente en el aquí y el ahora. Muchas condiciones de la felicidad están disponibles. No tenemos necesidad de correr hacia el futuro para obtener más cosas, simplemente hay que ser consciente de ello

          Thich Nhat Hanh, maestro budista Zen e introductor del “mindfulness en Occidente.

Mindfulness o la práctica de la atención plena tiene su origen en la filosofía budista, pero carece de un componente religioso. Cuando nuestra mente está estresada o cuando nos perdemos en el pasado o en el futuro, nuestro cerebro queda entumecido y activamos la zona del prefrontal derecho, donde se albergan emociones que nos dañan. Sin embargo, cuando meditamos, comienzan a abrirse nuevos canales en nuestro prefrontal izquierdo, vivimos emociones más positivas y lo que es muy importante: contemplamos el problema pero también la solución. Así lo están demostrando universidades estadounidenses de prestigio como el MIT o Harvard, que llevan más de 30 años investigando y recomendando su práctica para tener una vida más plena. Por ello, como sostiene Thich Nhat Hanh, residir en el momento presente constituye el único camino verdadero para encontrar la paz en uno mismo y en el mundo.

La meditación cuesta mucho en Occidente. A pesar de sus beneficios, no se nos enseña y la cantidad de estímulos internos y externos nos dificulta enormemente nuestra capacidad para estar en el aquí y en el ahora. Se comprueba muy bien en nuestro día a día: en las reuniones con amigos o familia o cuando vamos paseando por la calle. Prestamos atención al móvil, a nuestros problemas muchos imaginarios o a mil y una cosas, pero descuidamos lo que nos está ocurriendo en el momento presente. De hecho, nuestra mente suele estar en cualquier lugar menos en el aquí y ahora, enfrascada en cualquier disputa. Pues bien, el objetivo del mindfulness es reconciliarnos con nosotros mismos y crear paz en cada aspecto de nuestra vida cotidiana. No es necesario hacer una profunda relajación, tumbados en el suelo o sentados. Se puede meditar caminando, sincronizando cada paso con la respiración o en un atasco de tráfico. Es una herramienta que se aprende y se practica para generar energía de plena conciencia. Ayuda a registrar lo que está ocurriendo aquí y ahora, y a estar en nuestro cuerpo en cada momento (sin juicio, sin carga emocional). Y el motivo ya lo hemos dicho: gran parte de las dolencias que padecemos tienen un origen emocional o de descontrol de nuestra mente, que crea mundos imaginarios casi siempre destructivos. Si estamos completamente establecidos en el presente, como nos invita  Thich Nhat Hanh, “no tenemos que correr tras caprichos como el poder, la fama u otros placeres. La paz es posible. La felicidad es posible. Y la práctica es lo suficientemente simple como para que cualquiera pueda ejercitarla”.

¿Cómo llevarlo a cabo? Algunas universidades ofrecen claves, pero todo comienza con prestar atención a nuestra respiración, observar qué está ocurriendo en mi mente sin elaborar juicios ni engancharme a los pensamientos. En la vida cotidiana, podemos incorporar prácticas encaminadas a desarrollar la atención consciente. Por ejemplo, cuando suena el móvil, esperar tres sonidos para centrarme y coger la llamada. No actuar con el automático. Simplemente, ser consciente. Al igual que con la comida. Antes de llevarnos un bocado a la boca, dedicar tiempo para ser consciente de ello y poder disfrutarlos. Cuando se hace así, los alimentos tienen un mayor sabor.

Como buena técnica, requiere de un hábito. Entrenar la mente para contemplar lo que nos rodea y no quedarse atrapada en futuribles, no deja de requerir tiempo, esfuerzo y un maestro, que nos asesore. Por ello, existen centros que ayudan a dicha práctica o herramientas que podemos hacer en nuestro día a día. En España, además, tendremos la oportunidad de conocer al maestro Zen Thich Nhat Hanh, que nos visitará desde el 27 de abril al 10 de mayo del 2014, para meditar junto a los practicantes y ofrecer charlas públicas en Madrid y Barcelona (información del itinerario y programa en www.tnhspain.org).

 

Fórmula: 

La felicidad está en el momento presente si entrenamos nuestra mente para ser conscientes del aquí y el ahora.

 

Recetas:

  1. La mejor alternativa para aprender mindfulness, así como aprender a meditar, es contar con un buen maestro. En este momento, existen muchas escuelas de meditación en Occidente, por lo que conviene asegurarse de que la que eliges es eficaz.
  2. Comienza a tomar conciencia de la respiración. Dedica tiempo diariamente a poner atención a cómo respiras, cómo entra el aire, cómo desciendes… Lo más importante es la frecuencia, por lo que si solo puedes cinco minutos al día, es mejor que una hora cada dos semanas.
  3. Dedica al día un ejercicio de conciencia plena. Por ejemplo, a la hora de comer, presta atención a cada al alimento o si estás con una persona, pon toda la atención a él o a ella, sin irte en otro tipo de pensamientos.

Sobre Thich Nhat Hanh

Thich Nhat Hanh pertenece a la 42ª generación del linaje zen del maestro chino Lin-Chi, quien en el siglo IX fundó la escuela zen (Chan) en China.

Erudito y poeta, infatigable defensor de la paz, es actualmente una de las personalidades más reconocidas del budismo y de mayor arraigo en el mundo occidental. Este monje vietnamita fue llamado "el apóstol de la paz y la no violencia" por Martin Luther King Jr., quien lo propuso como candidato al Nobel de la Paz. La prensa ha considerado a Thich Nhat Hanh junto al Dalai Lama, Gandhi y Nehru como héroes asiáticos esenciales en la transmisión de la tradición espiritual oriental adaptada a un mundo moderno y a un Occidente fuertemente secularizado. Se trata de "uno de los faros del budismo zen".

Thich Nhat Hanh enseña que a través de la plena consciencia podemos aprender a vivir felices en el momento presente, en lugar de perdernos en el pasado o en las incertidumbres del futuro. Residir en el momento presente, de acuerdo con el maestro, constituye el único camino verdadero para encontrar la paz en uno mismo y en el mundo. A través de un buen número de obras que llevan su firma (manuales de iniciación a la meditación, comentarios a los sutras, poesía y relatos para niños), Thich Nhat Hanh difunde sus enseñanzas en Europa, los Estados Unidos y el Sudeste Asiático. 

Videos de Thich Nhat Hanh entrevistado por Oprah Winfrey (subtítulos en español)

 

 

Webs de interés:

http://plumvillage.org/

http://www.spanish.dhamma.org/

Mandela: Tenemos miedo a nuestra luz

Por: | 06 de diciembre de 2013

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Hemos perdido a Nelson Mandela, quien nos enseñó la capacidad que tiene el perdón, la tolerancia y el respeto en la defensa de los derechos humanos. Desde este espacio, le rendimos un sincero homenaje, a través de las palabras que pronunció en su discurso como Presidente electo de Sudáfrica y que reflejan lo que fue su vida: Un ejemplo de grandeza y de ausencia de miedo a ser grande.

Gracias, Madiba. 

 

Nuestro mayor temor no consiste en no ser adecuados.

Nuestro temor consiste en que somos poderosos más allá de toda medida.

 

Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza.

Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para ser brillante, espléndido, talentoso, fabuloso?”

 

Pero,  en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo de Dios.

Tus pequeños juegos no sirven al mundo.

Disminuirte a ti mismo para que los demás no se sientan inseguros a tu lado no tiene nada que ver con la iluminación.

 

Todos estamos hechos para brillar, como brillan los niños.

Nacemos para manifestar esta gloria que está dentro de nosotros.

 

Y no es que esté solo en algunos, está en todos nosotros.

En la medida en que dejamos que brille nuestra propia luz,

damos a otros permiso para hacer lo mismo.

En la medida en que nos liberamos de nuestro miedo,

nuestra presencia libera automáticamente a otros.

 

 Autora: Marianne Williamson, citada por Nelson Mandela.

Parejas longevas y felices, ¿cómo lograrlo?

Por: | 01 de diciembre de 2013

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Foto: The Guardian.

 

Esta semana John y Ann Betar han celebrado su 81 aniversario de boda en Estados Unidos. Son la pareja más longeva de su país. En España Justo Galindo y Lucía Rodríguez alcanzaron el mismo récord el pasado septiembre en Valdelacasa del Tajo; aunque ambos matrimonios distan todavía nueve años del conformado por los chinos Yang Shengzhong y su esposa Jin Jifen, quienes llegaron a celebrar sus 90 años juntos. En la actualidad, alrededor de 50 por cierto de los matrimonios prosperan en culturas occidentales, ¿pero también lo hacen en el amor? Un matrimonio longevo no significa necesariamente un matrimonio feliz, ya se sabe. De hecho, en los años 90 Glenn estudió parejas casadas veinte años atrás y solo el 25 por cierto conservaban o habían mejorado la felicidad alcanzada al principio.

Se puede continuar con una pareja por mil motivos y no ha de ser porque se sientan satisfechos en su relación, necesariamente. Se puede prolongar por los hijos, por cuestiones económicas, presiones religiosas o sociales, por vergüenza o por las bajas expectativas de encontrar una persona mejor, entre otras. Supongo que más de uno habrá conocido o incluso vivido, motivos como los anteriores. Así pues, si el contexto o nuestros principios condicionan la ruptura, ¿qué determina la felicidad? Hace un tiempo hablamos de cinco claves, pero ahora vamos a revisar otro enfoque diferente: la gestión de las tensiones individuales o de las paradojas en la pareja.

Cualquier decisión vital nos enfrenta a la duda de qué hubiera ocurrido si no la hubiéramos tomado. Esto mismo sucede en el amor. Cuando estamos con alguien, se abre el mundo de los anhelos o de las fantasías imaginándonos de otro modo o en otras situaciones. Conforme sepamos vivirlo, seremos capaces de mantener o de incrementar nuestra felicidad. Veamos cuáles son dichas tensiones, según el análisis de Yela y otros autores:

  • Deseo frente a posesión: Como resume el gran Oscar Wilde: “Solo hay dos tragedias en la vida: perder a quien se ama y conseguir a quien se ama”. Y no sé si será así, pero muchos de los “amores desgarradores” que he conocido han tenido la peculiaridad de haber sido imposibles. Desde ese lugar se construyen mundos de posibilidades perfectas, pero irreales. En la medida que se consigue, todo se desvanece. Lógicamente, no había amor, sino movimiento de conquista y poco más. Pero, cuidado, dicho movimiento también puede ser el primer paso para una historia de 81 años. Como les ocurrió al matrimonio Betar. John rescató a Ann de una boda pactada por su padre con un hombre 20 años mayor. Huyeron de su pueblo en Connecticut y marcharon a Nueva York desde donde viven hasta la fecha.
  • Pasión frente a la rutina: La pasión tiene el aliciente de la novedad, de la intensidad. Pero pasado el tiempo, las parejas se conocen de tal manera que llega un momento en el que lo que hay que gestionar es la rutina. No cabe duda que todos necesitamos estabilidad para crecer en otros apartados, el problema surge cuando ésta se convierte en rutina que asfixia. Por ello, hay parejas que generan conflictos de manera inconsciente para encontrar la pasión en ese espacio. Y en dichas espirales perduran (otra cosa es que les haga felices). Así pues, una de las claves es contemplar a la otra persona con mirada de curiosidad, no dejar de sorprenderla o de conocer cómo es, más allá de lo que pensamos de él o de ella. Todos tenemos aristas que incluso nosotros mismos desconocemos.
  • Idealización frente a la realidad: Relacionado con el primer punto, había una frase del gran humorista Gila que refleja esta tensión: “el matrimonio es como el metro, los que están dentro quieren salir y los que están fuera quieren entrar”. Las películas de amor de Hollywood terminan en el gran instante del sí, de la conquista… pero suelen obviar los momentos de cotidianidad, en definitiva, de nuestra realidad. La gestión de nuestras expectativas en este punto es especialmente importante. Como dice Ann Betar respecto al éxito de su pareja: se ha de aceptar al otro como es, que es un modo de reducir la idealización.
  • Compromiso frente a independencia: aquí nos enfrentamos a los dilemas universales de seguridad-exploración; aproximación-evitación. La relación amorosa requiere compromiso y choca contra el deseo de independencia, de no dar explicaciones, de “no sentirnos atados”. Quizá en este punto lo relevante es construir una pareja con los márgenes de libertad adecuados y donde la gestión de nuestra confianza y el miedo resulta fundamental. En la medida que dudemos de nosotros mismos, dudaremos del otro. Por ello, personas infieles pueden ser terriblemente inseguros con respecto a su pareja.
  • Fidelidad frente a deseo de novedad: en este apartado como en los anteriores, es una tensión que puede romper una pareja y posiblemente, la más difícil de gestionar. Cuando uno está enamorado, la pasión anula la motivación básica mamífera de la búsqueda de la novedad. El problema es cuando se lleva tiempo. Quizá el desafío sea una vez más crear la sorpresa dentro de la pareja, dedicarle tiempo y esmero como al principio, no dejarse arrastrar por la comodidad. Es entonces cuando surge el aburrimiento y se inauguran todas las tentativas problemáticas de resolución: infidelidades ocultas o abiertas, represión de la conducta o de los propios deseos…

Estar en pareja significa renunciar a cosas para ganar otras. Cuando uno ama las anteriores paradojas se resuelven fácilmente. Quizá lo difícil sea aprender a amar, a aceptar al otro y a uno mismo en momentos muchas veces difíciles. El amor es una experiencia dinámica, de negociación casi diaria, de profunda generosidad y aceptación, de búsqueda de libertad personal y de respecto hacia uno y hacia el otro. Cuando nos comprometemos, conocemos el punto de partida del camino pero desconocemos los valles, los precipicios o los cambios de deseo de nuestro acompañante a lo largo de la travesía. Sinceramente, creo que el amor es la necesidad más profunda del ser humano y por el que vale la pena vivir, pero como todo lo valioso, requiere dedicación, tiempo, paciencia, respeto y muchas dosis de cuidado.

 

Fórmula:

El amor es una experiencia dinámica, de profunda generosidad y aceptación, que implica gestionar las tensiones y las paradojas a las que nos enfrentamos como personas hacia un objetivo compartido.

 

Recetas:

A continuación recojo un resumen de las recetas de las personas que han participado a través de los canales de Twitter y Facebook ante la pregunta: “Claves para un matrimonio longevo y feliz”. Gracias a todos por las aportaciones. Recojo algunas (y siento dejarme algunas en el tintero):

  1. Objetivos y valores comunes y compartidos: Si no miramos al mismo punto, será difícil que hagamos una travesía adecuada. En este apartado está la capacidad de crear nuevas ilusiones y proyectos de futuro que sigan avivando nuestra necesidad de descubrir (Javier Guardional, Juana Maríeta Bernedo Cornejo, Francisco Ranchal, Joaquín Villena). Una buena idea es preguntar a nuestra pareja sobre cómo se ve en un año, cinco o diez. Supongo que preguntar dentro de 81 años puede resultar un poco excesivo.
  2. Respeto por el otro y por uno mismo: ha resultado uno de los valores más mencionados (Nines Dvicente, Acga García Álvarez, Patricia, Pris, Domingo Gaitero, Germán Fernández, Jotapjota), donde incluimos también tolerancia y el apoyo hacia el otro.
  3. Libertad y generosidad: Como resume Elisa Fega: “Alas para volar y motivos para quedarse”. Conceder márgenes de libertad o como resume Cristina de Fez: “Si te sientes libre, te sientes querido y respetado, valoras lo que tienes y lo deseas siempre”. ¿Hasta qué punto concedemos libertad a la otra persona?
  4. Comunicación abierta: Ann Betar habla de la importancia de discutir todos los problemas con la firme intención de llegar a un acuerdo. Juan Londoño, amigo y experto en comunicación, menciona que ante una discusión, se ha de hablar de hechos y no del ser; y ante un reclamo al menos tres mensajes de aprecio. Senda Psicólogos sostiene la importancia de una comunicación adecuada para no perder la complicidad de ser buenos amigos. Y Gaalad López y Julia de Miguel incluyen en este apartado la capacidad de perdonar, sobre la que hablamos hace un tiempo.
  5. Cuidar al otro: Implica tiempo, generosidad y mucho cariño. Noelia San Emeterio Pacheco lo recoge en una cita muy interesante: “Alguien le preguntó a una ancianita: ¿Cómo se las arreglaron para estar juntos 65 años? Ella contestó: “Nacimos en una época en la que si se rompía, se arreglaba y no se tiraba a la basura”. Carlos Ortiz Sanchidrián y Alberto Asiain incluyen en este apartado el aspecto físico, la atracción que, por supuesto, no se ha de descuidar.
  6. Sorprender: Techu Arranz, experta en desarrollo personal, recoge la importancia, de renovar la mirada hacia el otro, descubrirle cada día y tener la capacidad de sorprender amablemente.
  7. Actitud positiva: donde está el humor, la diversión, el juego… como mencionan Óscar Generoso, María Rosa Flaherty
  8. Quererse a uno mismo: Y es imposible aprender a amar si no nos aceptamos a nosotros mismos y tenemos la fantasía de que el otro nos va a rescatar de nuestras dificultades.  

 

Fuentes:

  • Yela, C et al. “Las dos caras del amor: funciones, mitos, paradojas y renuncias” en Worchel, S. et al. “Psicología Social”, Thomson, 2007.
  • Glen, D. (1991):  “The recent trend in marital success in the United States”, Journal of Marriage and the Family, 53, 261-270.
  • Opiniones tomadas del canal de Twitter y Facebook.

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