Nuestras trampas mentales y cómo superarlas

Por: | 30 de septiembre de 2014

Trampamental

Tengo una mala y una buena noticia, como en los chistes. La mala, tu mente te engaña. La realidad la observas con unas gafas que llevan unos determinados filtros. Dichos filtros hacen que ante un mismo acontecimiento (un cambio, una mala noticia o un ruptura), haya personas que lo contemplen como una maravillosa oportunidad y otros, que se ahoguen en un vaso de agua. Los filtros son tan potentes, que actúan como trampas, que nos atrapan y que nos introducen en emociones no siempre agradables. Por eso, dependiendo de tus filtros o de tus trampas, sufrirás o disfrutarás con lo que haces. Ya lo hemos dicho: la mente es capaz de engañarse a sí misma hasta jugando al solitario. Ahora bien, la buena noticia es que eres capaz de cambiar los filtros y contemplar la vida de un modo más amable. La realidad no puedes modificarla (si te han despedido, te han despedido; si te han abandonado, te han abandonado…), pero sí puedes modificar la interpretación de la misma y, con ello, transformar tus emociones (tengo oportunidad de comenzar un proyecto de trabajo que me ilusione o existen nuevas experiencias en el amor que puedo comenzar a vivir…). En definitiva, puedes escaparte de tus propias trampas, aunque no sea fácil, como ya decía el gran Albert Einstein:

¿Qué sabe el pez del agua en el que nada toda la vida?

Es difícil pero no imposible. ¿Cómo puedes hacerlo? Cada vez que te asalte un pensamiento negativo, recapacita en qué trampas estás cayendo. En la medida que conozcas tus trampas mentales, podrás distanciarte de ellas. Es decir, si te viene a la mente: “Siempre me pasa a mí lo peor” en vez de introducir más leña al fuego y enfadarte con lo que te ha sacado de quicio, toma distancia y observa que estás generalizando. “¿Seguro que siempre te pasa lo peor? ¿Nunca te ha ocurrido nada bueno?” Verás que no es cierto. Que hay cosas buenas y otras no tan positivas. Pero la generalización te aleja de la realidad, te impide ver otras cosas más amables y lo que es peor, te puede llevar a emociones incómodas. Pues bien, veamos algunas de las famosas trampas con algún ejemplo y hagamos una tabla de gimnasia mental para alejarnos de ellas, como dice mi socia Marta Romo.

  • Generalizar (siempre, todo, nunca…)
    Aquí se enmarcan las frases de tipo “Nunca me hablas cuando ves la televisión”, “Mi jefe siempre me ignora”, “O todos los italianos comen pasta dos veces al día”… Puede que sea habitual, pero seguro que hay ciertas excepciones.
  • Etiquetar antes de conocer
    “Los españoles son toreros” o “Las rubias son tontas”, además de generalizar se está etiquetando y está claro que es erróneo, aunque por supuesto haya españoles toreros y rubias con poco cociente intelectual.
  • Catastrofismo
    Cuando anticipamos cualquier acontecimiento de un modo negativo. Una frase habitual está relacionada con ¿Y si?...  “¿Y si va mal toda la fusión?”, “¿Y si me equivoco?”… Date tiempo para comprobarlo y para equivocarte, pero no te agobies anticipadamente.
  • Leer el pensamiento de otros
    “Seguro que ha pensado que soy un desastre”. Aquí es cuando se hace alarde de vidente o de echador de cartas. Imaginamos que los otros piensan de nosotros cosas peores de lo que realmente ocurre. También puede ser al contrario, si caemos en un cierto narcisismo. En cualquier caso, es presuponer y sufrir si es algo negativo.
  • Dramatizar
    En este apartado se encuentra cualquier exageración del tipo “Todo ha sido horrible” o la queja constante. He visto auténticos profesionales que dramatizan para llamar la atención y lo que consiguen es generar emociones incómodas a su alrededor y a ellos mismos.
  • La hiperresponsabilidad
    Caemos en esta trampa cuando nos sentimos los salvadores del planeta y creemos que nuestro mundo no puede continuar sin nosotros. “Yo soy quien debo hacerlo todo”, “Necesito tenerlo todo absolutamente controlado porque si no, ya se sabe…” El agotamiento que genera para uno mismo esta trampa es considerable.
  • El mundo del debería
    Aquí sustituimos el deseo como una obligación que, además, nos hace sufrir:  “Debería continuar esta relación”… en vez de reconocer que “necesito continuar esta relación”. Cuando hablas de lo que realmente necesitas, te sientes más fuerte para asumir tu decisión.

Como verás, hay trampas de todos los colores. En el fondo, una trampa es cuando generalizamos la realidad (“siempre tengo mala suerte”), la distorsionamos con interpretaciones extrañas (“la gente piensa que soy raro”) o porque solo contemplamos una parte de ella (“a nadie le ha gustado la conferencia”). Si eres capaz de observar tu trampa mental y de aterrizarlo, serás capaz de sufrir menos y, por tanto, de ser más feliz. Sin duda, es un buen deporte para practicar.

Imagen: Licencia Creative Commons, Retinal Fetish

Hay 12 Comentarios

Excelente! Hay que aprender a valorar cada detalle de las bendiciones que tenemos en nuestra vida, no todo va a salir como deseamos y es difícil aceptarlo. Pero somos los únicos que podemos luchar en contra de nuestros pensamientos negativos. Vale la pena esforzarnos para vivir de una manera más tranquila y positiva.

Bueniiiiisimo articulo!!lo comparto con tu permiso....y que me decis de la trampa "hay que..." Que muestra falta de compromiso y de responsabilidad absolutas? Gracias me ha gustado un monton y he aprendido mucho!

Una trampa mental muy sutil es creer que la "realidad" consiste en que "te hayan despedido" o que "te hayan abandonado".

Jose, totalmente cierto. Por eso, lo peor para la felicidad es negar las emociones, como hemos comentado alguna vez. Si estás mal, estás mal. Ahora bien, hay pensamientos que ayudan más otros.
Helena, en el Laboratorio vamos contando claves. Una de ellas es aceptar nuestra vulnerabilidad y no sentir que el mundo necesita ser salvado, por ejemplo. Sentirse pequeños es un buen consejo.
María, cuando cambiamos las palabras, se ayuda más, ¿verdad?
Alberto, qué razón tienes. Saberlo no es suficiente si uno no se pone manos a la obra. Saber sin hacer, no sirve de mucho.
Gracias, Elisabeth, Dani, por compartir vuestra experiencias.
Zztap, estoy de acuerdo. Los víctimistas buscan sentirse protagonistas pero en ese intento, dan la espalda a su propia felicidad.

Lo que no se puede hacer es desperdiciar lo bueno que haya en tu vida por estar lamentando te y sufriendo por lo malo. Dado que podemos centrar nuestra atención en las partes de nuestra vida que más nos interesen mejor no perder el tiempo con cosas que no aporten felicidad y centrarse únicamente en las que si lo hacen. Y si no las hay se buscan o inventan nadie nos lo impide. Pero es que a algunos parece que les gusta sufrir. Tal vez una forma de buscar atenciones haciéndose la víctima.... pero se hace porque se quiere.

Hay que ser positivos, siempre pensamos que todo va mal cuando no es así.

Es dificil pero no imposible...almenos debemos tratar de no caer en esas trampas.

Es bien difícil, pero no imposible tratar de verle el lado positivo a los acontecimientos que nos ponen de cabeza. En mi experiencia propia había días que estaba por tirar la toalla y pensar que las cosas por pensarlas de otra fora cambiarian. Pero es real cuando las vemos desde otra óptica la vida comienza a tomar forma y nos reimos de aquello por lo que tanto sufrimos. Gracias

Buenas Pilar y gracias por tu artículo,

Me gusta ya que ejemplificas los tipos de pensamientos en que podemos caer, de esa forma al identificarlos estamos un paso más cerca de aportar acciones diferentes que lleven a cabo otro resultado.

Este proceso de exploración de la realidad es uno de los primeros pasos para detectar la manera en como observamos el mundo y así poder tomar cartas en al asunto y modificar pensamientos/comportamientos.

Sin embargo, quiero añadir que el proceso de toma de conciencia no es suficiente si no hay compromiso de acción y acción concreta en un tiempo determinado. Veo en procesos de coaching como la persona que viene puede "escaparse" de hacer cosas diferentes si no hay compromiso con ella/él mismo. Allí quiero añadir que esta toma de conciencia solo se dará si la persona está dispuesta y además quiere llegar a superar esas trampas.

Agradecerte que publiques, pues acercar este conocimiento a otras personas ayuda, según mi punto de vista, como dices a generar cambios en las personas para que puedan ver el mundo de manera más amable.

Alberto Díaz

En el apartado de "debería", quizá, más que "necesitar" es el querer. "¿Quiero esta relación'". La vida se facilita un poco, cuando se cambian los deberes por los deseos. Es una perspectiva que cambia mucho el punto de vista de una situación.

Uff... En la penúltima y un poco la última también, soy toda una experta... Estoy repitiendo patrones que no debería y siento que si no lo hago yo habrá conflictos y el equilibrio de la casa caerá por su propio peso... ¿Cómo lo cambio?

Lo que pasa es que el "pensamiento positivo" muchas veces no deja de ser otra ilusión, o sea, otra trampa. Si estás jodido estás jodido y no vale de nada echarle azúcar. Hay que apretar los dientes y el culo y tirar para adelante lo mejor que se sepa. Menos mal que la mayoría de las personas estamos la mayoría del tiempo mejor que peor.

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Sobre el blog

En el laboratorio de la felicidad analizamos experiencias, recogemos investigaciones y aportamos claves para vivir de un modo más saludable y optimista. Ponemos un microscopio para entendernos un poco mejor a nosotros mismos en nuestra relaciones personales y profesionales y ofrecemos fórmulas prácticas para incrementar nuestras dosis de felicidad en el día a día.

Sobre la autora

Pilar Jericó

Pilar Jericó. Curiosa del ser humano, de las emociones y de las relaciones personales. Es socia de la consultora Be-Up, coach y doctora en organización de empresas. Escritora de ensayos y novela y conferenciante internacional desde 2001. www.pilarjerico.com.

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