JOAN BROSSA (1919-1998)
Oí hablar del poeta Joan Brossa a principios de los años sesenta. En 1948, creó el grupo catalán Dau al Set, junto a Tàpies, Tharrats, Ponç y otros. Un poco después se unió a ellos Juan-Eduardo Cirlot, que es quien redactó el manifiesto programático del grupo. A Brossa se le tenía por una persona muy ingeniosa. Contaban que la barba se la hacía él mismo con un lápiz.
En ocasiones me he topado con poemas suyos, que eran objetos visuales llenos de ingenio, siempre sorprendentes y divertidos. No llegué a conocerle, pero me basta con una carta que me escribió y las respuestas a unas preguntas que le formulé (demasiado solemne esta palabra para un tipo tan antisolemne como Brossa).
La carta, escrita a lápiz, arrancaba con un “Nuevo amigo Merino”. Luego aparecía una Y griega de cuatro centímetros de alto, que servía como enlace de la última recomendación: “Ya me tendrás al corriente”. Era una carta a la manera de uno de sus poemas visuales, dentro de la línea artística de lo indirecto.
Con ese arranque, nuestro ánimo metílico para la entrevista tenía que ser el de dos amigos de toda la vida que se habían conocido una hora antes. A una pregunta cargada de café, tostadas y pólvora, Brossa respondía con tres o cuatro pájaros corriendo a la pata coja por el arco iris...
Todas las preguntas que le había preparado eran de ese estilo. Ponerse serio con alguien tan divertido e ingenioso, era un contrasentido. Lo único que tenía como cierto era presentárselo en las menos palabras que pudieran ser. Lo demás lo fue construyendo Brossa como un aire arrugado poblado de mariposas:
¿Qué palabra mide un metro de altura?
Semánticamente la cuatro palabras de la frase “un metro de altura”.
¿Alguna vez te has puesto los pantalones del crepúsculo?
No, pero sí me he puesto los pantalones en el crepúsculo.
¿Por qué quien ha conseguido quitarse los demonios de encima nos babea de continuo con sus ángeles?
Que los demonios sean ángeles prueba que los ángeles pueden ser demonios, ¿no? Es muy cierto que la teología es la ignorancia organizada.
¿Has metido en algún momento de lucidez la mano bajo las faldas de las palabras?
Sí; por eso soy de los que creen que las palabras sirven para disimular el pensamiento en la mayoría de los casos.
¿Es cierto que la gente más estupidizada que nos rodea no acaba por morirse nunca?
Pero peor sería si la muerte fuese un asunto de mercado. Sólo morirían los pobres.
Acabé por darle la razón, al tiempo de guardar un gótico silencio...
Años después, se anunció la muerte del poeta. Acaeció el anteúltimo día de diciembre de 1998. La vida de su fecunda imaginación, como la magnitud del viento, dejó trazados poemas objeto, cartelismo, poesía visual, poemas corpóreos, poesía escénica, guiones cinematográficos, libretos de ópera y textos para ser musicados, junto a libros de prosa, piezas de teatro, libros de arte, instalaciones, poesía visual urbana y más y más y muchos brossas más.
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[En la imagen: Joan Brossa a la 2ª Fira de Teatre al carrer de Tàrrega (1982). Fotografía de Jaume Maymó, cedida por la Fundación Joan Brossa, de Barcelona]
[el siguiente personaje John Berger]