Ladrones de fuego

Miguel Delibes y el idioma español

Por: | 13 de febrero de 2012

MIGUEL DELIBES   (1920-2010)

Delibes   Apunto  criterios contrapuestos de dos narradores españoles respecto a la literatura hispanoamericana. José María Gironella, autor de Los cipreses creen en Dios, aseguraba no encontrar placer alguno cuando leía a Vargas Llosa y García Márquez, al igual que a Cortázar y demás componentes del llamado boom de la literatura del otro lado del charco. [En esto coincidía con Camilo José Cela, quien había dicho que Jorge Luis Borges era un producto híbrido y sin excesivo interés]. Por el contrario, Miguel Delibes, autor de La sombra del ciprés es alargada, confesaba haber probado poner en castellano corriente una página de Vargas Llosa, para constatar que carecía de la gracia impostada por el peruano.
    No es que Gironella quisiera alzarse en defensor de la buena literatura. No. Presuntamente veía en la literatura hispanoamericana una seria competidora de cara a las ventas de su propios libros. De ahí provenía, al parecer, su gran sofoco: el miedo a perder mercado. 
    Opuestamente, Delibes parecía interesarse por la vida de la literatura en sí misma. No tenía inconveniente en reconocer que los buenos autores hispanoamericanos habían oxigenado el castellano, haciéndolo un idioma respirable. Esto ha sido así por el tratamiento dado según fueran las necesidades narrativas en cada caso, más las exuberantes geografías de sus países que provocan incidencias en el corazón mismo del lenguaje. 
    La literatura hispanoamericana no surge como rechazo a la literatura española, pese a las insinuaciones de la turba aduladora en derredor de Rubén Darío, quienes aducían que hasta la llegada del nicaragüense no existía un idioma tan rudo y maloliente como el español. Nace de las raíces mismas de los hombres y mujeres que quieren expresar sus vivencias existenciales a su manera. Por cierto, maneras muy distintas y diferenciadas entre sí en la mayoría de ellos.
     Cuando tuve ocasión de elegir entre un ciprés y otro, a la hora de las entrevistas, me incliné por el de la sombra. Así que le escribí a Delibes y le envié una cuantas preguntas, con tintes lúdicos-distendidos y hasta alógicos, por si tenía a bien contestarlas. Y tuvo a bien...
     Para darme sus respuestas no necesitó fingir. Vio en el manojo de preguntas mundos ajenos al suyo. Quizá compartía alguno de los pasajes. Mas su habitual sensatez le aconsejaba –o así me lo pareció–, no entrar en ese juego que le proponía. Se limitaba a darme la razón en casi todo. En el fondo no quería ofenderme ni incomodarme. Si acaso me daba la razón como se la concede al que desvaría, para no alterarlo demasiado...
     ...y lo que es más significativo y digno de resaltar: no intentó corregirme ni darme lecciones de nada. Sabía que nadie posee la verdad entera. Solo nos es dado poseer unos céntimos de verdad. Con toda seguridad los años enseñan muchas cosas que los días desconocen.
     Tras el cruce de palabras escritas –una manera de hablar sin ser interrumpidos– Miguel Delibes se haría una idea más o menos certera de cómo era el preguntador, y yo me hice una idea aproximada de cómo era él. Lo veía como un tipo abierto y franco, natural y sencillo como un pitillo; un escritor para quien la novela nunca dejará de ser un intento de exploración del corazón humano, a partir de una idea... casi siempre la misma en todo tiempo y lugar.

                                                    [el siguiente personaje Andreu Martín]

Hay 8 Comentarios

Como cada hombre posee sólo el mapa de su memoria, estas líneas de Merino sobre Delibes me han traído el recuerdo de aquella carta infantil escrita al autor de "El camino", desde la admiración y un poquito de ignorancia, que no esperaba respuesta alguna, y recibió, sin embargo, la contestación, casi a vuelta de correo, llena de cariño y respeto. Desde entonces, aunque la vida me ha llevado por otros gustos literarios, siempre le he guardado gratitud y lo he tenido por un caballero a la antigua usanza (como aquellos de las novelas de caballería, tan españolas...) lleno de dignidad y altura moral.¡Cómo no iba a contestar, gustoso y educado, a las preguntas formuladas por otro escritor! Efectivamente, el tiempo y el recuerdo de los demás ponen a cada uno en su lugar.

Es incomprensible que escritores españoles tan valorados como los que menciona el Sr. Merino, no admitan lo esenciales que han sido y son para la literatura de habla hispana escritores magistrales de origen sudamericano gracias a los cuales y a su diversidad, tanto se ha enriquecido el idioma español.
Quizá no sólo sea cuestión de competencia o incluso de envidia, sino hasta da la impresión de que creen que la buena literatura española debe ser patrimonio exclusivo de los españoles.
Una gran ventaja del idioma español, además de su riqueza expresiva, reside en su extensión hasta el continente americano por diferentes países porque esto le da una versatilidad incomparable como sustrato para la creación literaria de calidad.
De cualquier forma, es significativo que un escritor como Delibes, que supo manejar el idioma de forma llana y accesible, conectando rápidamente con lector, le diese la razón al autor de esta página con la sensatez que el tema se merece y sin admitir, por si acaso, ninguna dosis de guapachá.

Totalmente de acuerdo con Santiago, y con José Luis. Esperaba impaciente este artículo, lo confieso, Miguel Delibes ha sido siempre mi debilidad en literatura española, uno de los grandes. Las emociones que llegaban desde su aparente sencillez no las he vuelto a encontrar en nuestra lengua. Desde que descubrí "El camino" de niña, he estado unida a él. Esa naturalidad y sencillez que mencionas, José Luis, es la que lo alejó de los grandes premios y boatos, a diferencia, por ejemplo, del hinchado y pomposo hasta la náusea Cela. En literatura no hay nada incompatible, me rindo ante Delibes y Vargas Llosa me atrapa y enamora siempre. Los grandes te llegan y te enriquecen, cada uno desde su estilo, y ésa es la magia del arte.

Querido Jose Luis:
Esta vez has tocado a uno de los grandes, yo no voy a entrar en polémicas de si es mejor, peor o igual que otros de los citados en los comentarios. Diré que es uno de los GRANDES novelistas españoles del siglo XX.
Delibes es pura observación, mirada ingenua pero profunda, oído presto, tendencia a lo genuino. De ahí su precisión para la palabra justa, para el matiz. La escritura de Delibes es como la voz de la mayoría de sus personajes: llena de registros populares y, por tanto, de oralidad. Sin duda es un mago para elegir las palabras precisas, para engarzarlas en un rosario de frases evocadoras; con plena sabiduría de la vida rural y la naturaleza.
Son muchas las obras interesantes de este gran novelista castellano, seguidor de Cervantes; quiero subrayar una de ellas, no muy conocida pero premonitoria: “Un mundo que agoniza”, en la obra expresa lo que él entiende por progreso : “las acciones que no alteran al medio ambiente, mientras que aquellas iniciativas que terminan por destruirlo o desgastarlo no son más que un retroceso en la historia de la humanidad porque atentan contra la vida y ponen en riesgo el futuro de todas las criaturas”
Es claro José Luis que has sabido escoger bien entre los dos “cipreses” y efectivamente su sombra es alargada.
Gracias y un saludo
Santi

Como dice Fausto, la literatura no atiende a dueños. Es uno de los bienes más democráticos que existen porque pertenece a todos por igual. Por ello, y porque estamos en un lugar del mundo en el que la libertad de expresión no es sólo una frase hecha, opinamos sobre ella y establecemos comparaciones constantemente. Que nos guste más o menos Delibes que García Márquez o Llosa no es lo importante. Lo verdaderamente importante es que los leamos. A fin de cuentas, un libro no existe si no tiene lectores.
Merino disecciona al hombre de campo que escribe, que es Delibes y nos muestra un artista sin pretensiones que se deleita en la palabra como si ésta fuera un recurso natural, una materia prima. Me pregunto qué opinión acabaría teniendo el propio Delibes del remitente de aquellas cartas repletas de preguntas, juegos y guiños.

Hola, amigos. Me parece bien interesante el tema y en esta mañana de lunes es lo mejor que he visto para meter la cuchara. Creo que a estas alturas andar contraponiendo autores de aquí con autores de allá, no tiene sentido. Solo hay literatura buena y literatura menos buena. Calidad literaria, emoción y creatividad. ¿Quién o quiénes poseen esas cualidades? Cada lector es juez omnipotente e inapelable de sus sentencias. En principio, hay que estar abierto a que de pronto esos juicios no sean tan absolutos y puedan modificarse con el tiempo y con nuevas lecturas. Un mismo autor puede gustarnos en un una época y decepcionarnos en otra. En lo personal, las novelas de Vargas Llosa, a excepción de "La ciudad y los perros" siempre se me han hecho muy cuesta arriba. En cambio, su labor periodística me entusiasma. García Márquez me entusiasmó con "Cien años de soledad" y con "El amor en los tiempos del cólera"; me decepcionó con otras. En fin, cada lector tiene su propia historia. Lo que no dudo en ningún momento es de la calidad literaria de ambos. Y de otros muchos escritores latinoamericanos que desafortunadamente aún son vistos con mezquindad y recelo en la península. Un ejemplo: ¿conocen la obra del colombiano WILLIAM OSPINA? Les invito a que lo lean y me lo agradecerán. Cordial saludo. FRANCISCO TOSTÓN DE LA CALLE

Las novelas de Vargas Llosa babean de la misma forma que a él le rezuma la saliva por las comisuras labiales cada vez que suelta un discursito (uno de los suyos, insoportables). A Gabo no hay quién lo aguante, salvo la turba apijotada y Cortázar... ¿quién ignora que es un pseudointelectual? Tampoco me ponen las obras de Delibes pero reconozco, en su inigualable sencillez, el inmenso esfuerzo por traer a una primera plana la naturalidad del lenguaje. Por eso, sólo por eso, ya tiene todo mi respeto. Y sí, Nely, claro que se pueden hacer comparaciones. Con la literatura podemos hacer lo que nos dé la gana, que para eso es de todos, y si no que no publiquen.

http://nelygarcia.wordpress.com. La literatura es tan diversa como autores haya: cada creación es personal y esa diferencia enriquece. Tampoco se pueden hacer comparaciones, pues los lectores tienen su propia sensibilidad y se inclinan hacia unos, u otros, sin que por ello las obras pierdan calidad. Si me pongo a leer una obra de Vargas Llosa y otra de Delibes, con la primera siento más emoción.

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Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

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