FRANK GEHRY (1929)
Lo que el arquitecto Frank Gehry me advertía en su carta del 9 de agosto de 1993, desde su estudio de Los Ángeles, destilaba modestia por los cuatro costados. Lo confirmaba en este pasaje: “Descuide, que yo no voy a herir a Bilbao con mi proyecto”.
Gehry se refería al proyecto del Museo Guggenheim bilbaíno en el que trabajaba en ese momento. En otro pasaje de la carta, y en alusión a las preguntas que le hacía para que contestara a vuelta de correo, señalaba su preferencia por la palabra hablada antes que por escrito. Cuando fuera él a Bilbao celebraríamos el encuentro.
Y así sucedió. A los pocos días de la colocación de la primera piedra del edificio museístico, conversamos largo y tendido frente al magnetófono. El arquitecto fue explicando cómo gestó su proyecto. Transcribo algunas de sus palabras, sin emitir comentario alguno. Solo diré que mis preguntas van por dentro, sin ser vistas, al modo del anónimo viento que hace mover las hojas del pensamiento hablado:
“El Guggenheim bilbaíno está diseñado para que se articule con la entrada de la ciudad, a la vez que debe tener relación con la ría, con el puente, con los montes y con el tipo de arte que se encuentra en la colección Guggenheim”.
“No espero que mi propuesta tenga que ser aceptada por todos, ni pretende ser un manifiesto para todos los arquitectos del mundo. Es algo para esta ciudad y este lugar. Confío que cuando se lleve a cabo sea respetado y no algo que pasa desapercibido”.
“Mi forma de entender la belleza es cuando veo que (el museo) está conectado con la realidad, con el tejido de la ciudad, de la cultura, de la gente, y que no se trata de una belleza falseada”.
“El museo de Bilbao lo he diseñado pensando que va a tener una presencia icónica en su envoltura escultural a través de las formas exteriores, que es lo que dará la sensación real de permanencia; pero su interior está abocado a vivir la aventura de lo flexible a base, fundamentalmente, del juego de espacios, grandes espacios en determinados puntos, y a mantener un enfoque del edificio que lo convierta no como un tesoro sino como un edificio que se use”.
"Es verdad, como dices, que Frank Lloyd Wright evocaba su diseño del Guggenheim neoyorquino como ‘la ola tranquila antes de romper’. Por mi parte, concibo el Guggenheim bilbaíno como ‘un barco de arte’, para definirlo metafóricamente en la línea de Wright”.
“Una de las razones por las que la fachada será de acero es con objeto de realizar un edificio que tenga una calidad escultórica. Y digo que para mí es importante establecer una especie de relación entre la artesanía del edificio y el mundo exterior".
“Vengo aquí con un sentimiento de máximo respeto hacia los valores tradicionales de las gentes de aquí y de la ciudad y del país mismo. Confío en que este sentimiento quede reflejado en mi diseño, y que cuando me vaya prevalezca esto por encima de todo, y que nadie lo tome como que he impuesto algo americano”.
Han pasado los años y el Museo Guggenheim se ha erigido, plancha a plancha de titanio, en un edificio espectacular, potente, emblemático y cuanto se quiera añadir en su haber, al punto de poner de buen humor a cualquier ciudad, así se tratara de la más fea del mundo.
Frank Gehry no sólo no hirió a Bilbao con su proyecto; ha conseguido poner esta ciudad en un lugar destacado de la arquitectura mundial.
* Foto. Santos Cirilo
[el siguiente personaje Miguel Delibes]
Hay 9 Comentarios
Hola Jose Luis
¡Enhorabuena por esta entrevista!
Un abrazo de Juan Manuel Y. desde Bilbao.
Publicado por: bilbojuan | 03/06/2012 1:19:54
Estas respuestas estupendamente escogidas por el autor de este blog, demuestran por parte de Gehry, un planteamiento sensible e inteligente sobre la repercusión de su obra digno de un gran artista que, sin duda, pasará a la posteridad entre los mejores arquitectos mundiales de todos los tiempos.
El diseño del Museo Guggenheim ha sorprendido y entusiasmado a todos los que han tenido la suerte de visitarlo. Es una bellísima construcción desde cualquier ángulo que se contemple y sus versátiles espacios interiores son capaces de adaptarse a las más inimaginables obras.
Creo que Gehry es un arquitecto comprendido y admirado por todos los habitantes de Bilbao que se sienten orgullosos del Museo anclado en su ría, y que se ha convertido en un símbolo del éxito de la conexión del artista y su obra con la ciudad y sus ciudadanos.
Publicado por: iraido | 13/02/2012 15:48:41
me importa una mierda
Publicado por: jinnie | 10/02/2012 1:55:59
Expresion construida de la mas ignorante arquitectura, la que ignora el lugar, su historia, su cultura, sus tecnicas constructivas, el espiritu de su gente.
Este arquitecto va por Europa dejando sus detritus suburbanos en nuestros centros historicos, como en Praga y en Paris. Grave, muy grave. Ojo: no le dejaron hacerlo en Washington (El patrimonio historico del Imperio es intocable)
El de Bilbao es un homenaje construido a la estupidez de los dirijentes vascos que lo encargaron, prestos a inclinarse ante esta barbarie suburbana californiana antes que buscar un buen arquitecto español.
Bien merecido el resultado: solo visitare Bilbao cuando por fin demuelan este esperpento.
Publicado por: c carlitos | 10/02/2012 0:30:02
Salvo una ciudad, mato un pais entero. No por culpa de Gehry, sino por miles de incopetentes alcaldes y obedientes arquitectos codiciosos que quisieron copiar el famoso efecto Guggenheim, dando lugar a la construccion de costosos edificios que sepultaron la economia española
Publicado por: Ramiro | 09/02/2012 21:10:22
Las preguntas silenciosas de Merino extraen las verdades de Gehry. El Guggenheim dialoga metálicamente con la ciudad y personifica el concepto de la belleza para su arquitecto: armonía con el entorno. Gehry ha construido una escultura de cemento y titanio que entiende a Bilbao y los bilbaínos, a su vez, han entendido su propuesta arquitectónica. Sospecho que ven representados en las formas onduladas y cortantes del museo su propia relación con la naturaleza, su espíritu emprendedor y su voluntad artística. Ese es el respeto al que Gehry se refiere en dos ocasiones en el artículo y que termina siendo el punto de unión entre el creador, la obra y el público.
Publicado por: Cristina Jurado | 09/02/2012 20:14:18
El Guggenheim de Bilbao, sin duda, ha marcado un hito en la capital bilbaina. Desde la inauguración de tan majestuoso edificio, Bilbao es otro: más bello, menos provinciano, más cosmopolita y abierto al mundo. Ha sido necesaria la creatividad de un ser excepcional como lo es Frank Gehry: ÉL no sólo no ha herido a Bilbao sino que lo ha engalanado, plantando a orillas de la ría una majestuosa escultura de piedra y metal. Edificio que poco a poco ha eclipsado a su creador, al igual que el Quijote y Cervantes.
El Guggenheim de Bilbao es tan excepcional que ha devorado a la mayoría de sus exposiciones, como un Saturno que devora a sus hijos, carnales o metafóricos.
Jose Luis Merino, ha sabido dejar que fluyan los pensamientos de Frank Gehry, demostrando una vez más que hay una verdadera comunión entre entrevistado y entrevistador. Este tipo de entrevistas, concisas, pero profundas, son magistrales; de ellas deberían aprender muchos periodistas, que en demasiadas ocasiones dedican sus espacios a describir “lugares comunes”
Son relevantes algunos de los pensamientos de Gerhy, quiero resaltar en especial : “ Vengo aquí con un sentimiento de máximo respeto hacia los valores tradicionales de las gentes de aquí y de la ciudad y del país mismo”
Efectivamente, ha conseguido ese respeto ¿ qué sería Bilbao sin Frank Gehry?
Gracias Jose Luis
Un saludo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 09/02/2012 19:51:15
Verdaderamente, Sr. Gehry, usted no sólo no ha herido a Bilbao, sino que lo ha convertido en una ciudad icónica, gracias a su hermoso edificio.
Por desgracia, es Bilbao quien ha herido su obra, rodeándola de un excesivo número de edificios, por otra parte de dudosa e irregular calidad estética.
Así lo ha querido la estupidez capitalista y el gusto ignorante de sus dirigentes, al vender cada milímetro de suelo de las inmediaciones (sin apenas dejar espacio para que el museo "respire", taponando indignamente casi todas las perspectivas), y otorgar los diseños de los edificios allí construidos a arquitectos que no están, ni con mucho, a la altura de Gehry.
A pesar de todo, del Guggenheim siempre quedará, para quien sepa apreciarlo, la belleza del exterior y el misticismo del interior, que permite, además y como valor añadido, admirar con absoluta concentración el arte que exhibe. Gracias, Frank Gehry. Y gracias, Sr. Merino, por asomarnos al pensamiento de Gehry.
Publicado por: tabaquería | 09/02/2012 16:15:49
Confieso mi excepticismo inicial ante el proyecto, fui muy poco "bilbaína", con reservas frente al impacto que pudiera tener en Bilbao en relación al coste. Pero aún sin terminar se coló en mi corazón, y no fue el único. Ignoro cómo lo hizo Gehry (obviamente, no soy una genia de la arquitectura), pero consiguió que a los 5 minutos fuera algo tan bilbaíno como el Casco Viejo o las degustaciones. Alguien tiene mucho que aprender, Sr. Calatrava.
Publicado por: Zuriñe | 09/02/2012 11:01:50