Ladrones de fuego

Fernando Arrabal y el aguarrás

Por: | 08 de marzo de 2012

FERNANDO ARRABAL   (1932)

  farrabal

     Por medio de una tarjeta postal, fechada en junio de 1966, el dramaturgo Fernando Arrabal nos daba su asentimiento para que representáramos a nuestro gusto cualquiera de sus piezas teatrales.  “Tienes mi bendición”. Y aconsejaba: “De hacer algo: que sea exultante, nuevo, violento...”. Previamente le había escrito en nombre del grupo de teatro Akelarre de Bilbao (del que yo era uno de los miembros fundadores), pidiéndole permiso para poner en escena una de sus obras. Nos decidimos por la titulada Fando y Lis. 
    Veinticinco años más tarde, Arrabal vino a Bilbao para dar una conferencia sobre su teatro en el salón de la Biblioteca Municipal. Al término del acto, el Alcalde de la capital invitó a una veintena de informadores a compartir, durante una cena, un encuentro con el escritor. Arrabal llevó la voz cantante toda la velada. Daba lecciones de taxonomía, mofándose de aquellos colegas que él consideraba enemigos suyos o simplemente competidores literarios. El bachiller que lo sabía todo cocinaba su monólogo imparable en el microondas del ego. 
    Hacia el final de la velada me dirigí a él para preguntarle si era posible entrevistarle, en un aparte, para un libro que estaba preparando, una vez acabáramos la cena. Contestó: “nada de después, ahora mismo delante de estos señores”...
     Creyó oportuno explayar su ingenio ante aquellos provincianos informadores de prensa, radio y televisión. Puse voz a mi primera pregunta. Su contestación, un poco balbuciente, no correspondía a la brillantez de los momentos anteriores. Tampoco se lució con la segunda pregunta. Ya preparaba la tercera, cuando no me dejó continuar. Dijo que las preguntas eran muy interesantes y harto difíciles de contestar de palabra. Requería que fueran contestadas por escrito. Lo haría gustoso y me dio su dirección de París. 
     Días después le mandé las preguntas a su domicilio, sin recibir respuesta alguna. Insistí un par de veces. Como permanecía mudo como una cuchara de madera, le propuse un juego exultante y nuevo, recordando sus palabras de la tarjeta postal, como era que yo contestara por él. Traté de provocarlo. Nada. Ni rastro de quien se las daba de libérrimo anarco y anticonvencional. Creo que nunca me perdonó haberle privado de convertirse del todo en una prima donna de la noche bilbaína, nada menos que con el primer edil de la ciudad como testigo. 
     Dos años después, el gran cocinero del ego volvió a Bilbao por no sé qué motivos. Fui a entrevistarlo para el periódico donde yo colaboraba, a propósito de la fiesta de los toros (estábamos en plena Semana Grande). Durante el encuentro no me di a conocer. No valía la pena. Volvió a comportarse tan “estupendo” como un trago de aguarrás. Su fatuidad rebasaba todos los aranceles...
     A partir de aquellas dos experiencias me olvidé para siempre del Fernando Arrabal de carne, hueso, barba egolátrica y espejuelos schubertianos. Prefería recordar sus piezas dramáticas, donde se funden influencias del teatro del absurdo y de la crueldad, además del surrealismo, con la tradición cultural española. Obras como Oración, Los dos verdugos, Fando y Lis, El cementerio de automóviles (su obra más ambiciosa), Ceremonia por un negro asesinado, El arquitecto y el emperador de Asiria, entre otras.

                                                [siguiente personaje Guillermo Cabrera Infante]

Hay 8 Comentarios

No nos equivoquemos: el fallo del "gran cocinero del ego" no es no contestar a las preguntas de Merino (cosa que es muy libre de no hacer, por supuesto), sino decir que va a contestar, exhibiendo su ingenio y espíritu anarco, y luego esconderse. ¡Qué diferencia con Monterroso! Este tipo de estrellas fulgurantes tienen casi siempre pies de barro que el tiempo va hundiendo.

como no responde a mis preguntas, sin duda es un ególatra... en fin.

http://nelygarcia.wordpress.com. Leyendo el artículo constato que el narrador es creado por el autor, pero diferente a él: mientras el primero se expresa con sinceridad y libertad, el segundo está condicionado por la vanidad de su ego y la conservación del éxito.

Otro ejemplo de tantos artistas que no están a la altura de su obra, caso que, no por repetido, deja de desconcertarnos. Y deberían darse cuenta de que no somos impermeables a su personalidad, de que, a veces muy a pesar nuestro, ésta nos influye en la percepción de su obra, en este caso para mal. Al igual que ellos, somos imperfectos.

A veces los silencios hablan tan alto como las tormentas. Ignorando las preguntas de José Luis, Arrabal decide escapar al escrutinio de los otros por coquetería, cobardía o pereza. A mí me parece más interesante resaltar la intervención de Santiago Fernández, comentarista fiel y sabio renacentista que toca todos los palos. Él, como "iraido", "Dante", "tabaquería", "nelly" y el resto de personas que se atreve a compartir su parecer si merecen las preguntas de Merino y él, a su vez, se merece buenos contertulios... no como este Arrabal irregular y desilusionante.

Después de leer esta magnifica No-entrevista del inteligente Jose Luis Merino, al excéntrico Arrabal, uno no le queda otra cosa sino sorprenderse. Sorprenderse de la negación de un “autogenio”.
Conocer a Arrabal es difícil: dramaturgo, poeta, ensayista, conferenciante, provocador, guionista, cineasta, surrealista, ..
Desde el punto de vista lingüístico su nombre, Arrabal, alude a un barrio excéntrico, llamado también «suburbio» que describe los distritos alejados del centro de la ciudad o ubicados en las afueras de ella. Siguiendo este símil Arrabal está en las fronteras del arte, al menos desde un punto de vista formal.
Como la mayoría de las cosas tienen un origen, en el caso de Arrabal, él mismo dice que su paso por la cárcel de Carabanchel le marcó profundamente, allí escribió en su cabeza una obra teatral, “al no tener papel sobre la que volcarla”: Sin embargo, apuntó sus numerosas partidas de ajedrez en variadas cuartillas.
Respecto al teatro poco puedo decir, hay magníficos y sesudos críticos que ya han analizado el llamado estilo “arrabalesco”
Como amante del ajedrez, he seguido sus numerosas e inteligentes respuestas en este campo. Ante la pregunta: ¿de qué opinaba respecto a las competiciones del hombre contra un ordenador? , Arrabal decía: “Lo mismo que opinaba Séneca de los combates en el Coliseo de Roma entre toros y leones. Lo mismo que opinaba Raphael de la disputa entre Aristóteles y Platón. Lo mismo que opinaron los profesores de Cambridge que asistieron a la confrontación de Popper con Wittgenstein”
Años antes expresaba toda una filosofía de vida: “El antirracionalismo me sirve para jugar al ajedrez, las matemáticas para meditar y los arrebatos sensuales me conducen a Dios”

Gracias Jose Luis, por acercarnos a personajes tan diversos, desde una perspectiva tan original.
No soy quién para animar a los del País a potenciar este tipo de blogs. Pero hagan un esfuerzo y sigan en esta línea, no sopesen su valor únicamente desde un punto de vista comercial de rentabilidad inmediata.
Desde luego es mejor que leer la prensa diaria, plagada de noticias económicas pseudocientíficas.
Un saludo
Santi

Las personas que no contestan a preguntas, en concreto este tipo de estrellitas se van creando una energia negativa a su alrededor.Hay que ser amable y correcto tanto con los periodistas como con cualquier persona y asi demostrar cada uno lo bien educado que está.
Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar... La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos.

No se debió de sentir capaz de contestar algo suficientemente "genial" a la altura de las preguntas.
En ocasiones, el protagonismo que adquieren algunos escritores o gentes del mundo de la cultura y del arte, debido a su comportamiento en sus apariciones públicas, y la atención que los los medios de comunicación les dispensan, ensombrecen la importancia de su obra.

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Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

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