AUGUSTO MONTERROSO (1921-2002)
Guardo con grato fervor un par de cartas del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, en contestación a una entrevista por escrito que le propuse. En ellas recuerda cómo su mujer y él estuvieron parados cerca de dos horas (“¿o fue una y me parecieron dos?”) en una calle de Bilbao. Su fertilizante modestia acababa por confesarme: “Quedo ahora estudiando sus tremendas preguntas y calculando si seré capaz de contestarlas en un futuro próximo. Espero que sí”.
No hubo futuro. Poco tiempo después sus ojos se detuvieron para siempre. Quiero imaginarlo deambulando con su habitual curiosidad sobre la fábula ovejera del oscuro sucesivo, convencido de que el dinosaurio nunca volverá a despertar. Decididamente, tanto la muerte como el sueño tienen esas sorpresas.
Monterroso era un tipo bajito en lo físico, pero que se alzaba muy por encima en calidad literaria sobre la mayoría de escritores en lengua española. Poco obsecuente a las leyes del mercado del libro, su escritura no le permitía medirse en términos de éxito con los fáciles y apestantes plumíferos del novelerío mundial. Le bastaba para rebasarles con tomar el papel del náufrago al que el agua no llega a mojar jamás. Por otro lado, compartía con César Vallejo, Borges, Lezama Lima y Rulfo la ventura de ser un enfelizado islote de la mejor literatura del idioma español (“añadan algún islote más, por favor”, hubiera sugerido gentilmente el propio Monterroso).
Fue un escritor antisolemne. Sabía que la solemnidad es un recurso del cuerpo para ocultar las fallas de la inteligencia. Por querer ser muy antisolemne se convirtió en una persona valiente. Desde esa valentía se dijo a sí mismo, al tiempo de recordarnos a todos, mirándonos de frente con sus ojos ahora ya muertos: “¿A cuántos sofismas acudes diariamente para ocultarte que eres un cobarde?”.
Hombre culto como pocos, con un humor inteligente, Monterroso componía chistes a su costa, y después le llegaban a sus oídos como un producto de creación ajena...
Si Chejov aseguraba que podía crear un cuento sobre tal o cual objeto que viera, por insignificante que fuera, “ese mantel manchado de vino o la pipa encendida de aquel paisano ajeno a todo”, Monterroso era capaz de escribir sobre cualquier palabra y, aún más, hasta sobre cualquier letra, incluso sobre la letra E.
Tuvo tiempo para dejar a la posteridad un decálogo para escritores. En las propuestas, Monterroso despliega un río con vocación de mar, donde sobrenabundan sus olas de inteligencia ligera y humor profundo. Aconseja en una de ellas: “No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre evitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan”.
Las crónicas darán como cierta en sus secciones de obituarios la muerte de Augusto Monterroso, pero no es menos cierta que la gracia de su soberbia literatura hará que vuelva a vivir para nosotros, siquiera momentáneamente, cada vez que pongamos los ojos sobre ella. Leer a Monterroso es la mejor medicina contra los trastornos nerviosos e intestinales.
[siguiente personaje Fernando Arrabal]
Hay 12 Comentarios
Aunque tabaquería sea el eslabón más insignificante de este blog, permítanme, en honor a la precisión y pulcritud de Monterroso, rectificar la ausencia de una tilde al transcribir la frase de Monterroso: "¿a cuántos sofismas acudes diariamente para ocultarte que eres un cobarde?". De paso, el fallo me ha permitido recordar algo que podría muy bien ser un lema vital. Disculpas.
Publicado por: tabaquería | 07/03/2012 14:25:33
Compruebo que es unánime la devoción tanto por Monterroso, como por esta lúcida y exquisita semblanza que de tan reconocido escritor hace el Sr. Merino. Realmente es un placer para cualquier lector poder leer cosas tan culta, amena y ágilmente explicadas.
No hay duda de que Monterroso pertenecía a esa élite de escritores clarividentes cuya talla intelectual se manifiesta en la profundidad de sus palabras con las él creaba obras inmensas.
Gracias a su mirada, hemos aprendido la importancia de lo insignificante y lo insignificancia de lo importante. Justamente lo mismo que aprendemos a través de este blog.
Publicado por: iraido | 07/03/2012 10:52:53
Sí a todo. Valga mi rebuznancia
Publicado por: sic | 06/03/2012 18:08:27
Publicado por: José Luis Merino | 06/03/2012 13:50:08
El Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio
[Fábula. Texto completo]
Augusto Monterroso
Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho.
FIN
Publicado por: Raimundo | 06/03/2012 13:21:13
Ahi va otro cuento:
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Publicado por: Raimundo | 05/03/2012 23:05:30
Hay un cuento my bonito de Monterroso:
La nube de verano es pasajera, así como las grandes pasiones son nubes de verano, o de invierno, según el caso.
FIN
Publicado por: Raimundo | 05/03/2012 22:57:36
He leido y releido casi todo lo que Monterroso ha publicado; he disfrutado con su estilo; he reflexionado con sus pequeños “teoremas literarios”. He utilizado sus joyas literarias por doquier. Durante años ha sido mi escritor de referencia.
Sin embargo, lo que acabo de leer hoy, escrito por José Luis Merino, supera todas mis expectativas. Es un escrito preciso y precioso. En pocas ocasiones uno tiene la suerte de leer un texto tan sugerente. No sabría decir qué parte me ha gustado más.
Considero a Monterroso uno de los grandes orfebres de la lengua castellana. El desconcierto feliz o la perplejidad irónica que se produce al leer a Monterroso es muy especial. Que con tan poco se diga tanto es un mágico resultado . Sus textos son la sublimación del lenguaje. Que Augusto experimenta con sus textos breves, es evidente; su literatura es un conjunto de reflexiones condensadas, pensamientos comprimidos que van más allá de la simple descripción, de la anécdota o de la acción; se introducen en el mundo conceptual y expresa ideas profundas y perfectamente hilvanadas.
Es evidente que Monterroso quiso hacerse invisible ( José Luis así nos lo manifiesta), pero sus obras nos dejan las huellas luminosas de un talento y una modestia excepcionales.
Monterroso puede considerarse el fabulista de la edad contemporánea, sus textos al igual que los de Esopo y Fedro se preocupan por los grandes temas del hombre. A lo largo de sus textos trata de responder a muchas preguntas, pero hay una recurrente en su obra ¿qué es el movimiento?. Esta cuestión ha preocupado a filósofos y científicos de todos los tiempos. Monterroso tratando de dar luz, hace intervenir en sus fábulas a los dos padres griegos del movimiento : Heráclito y Zenón de Elea; Es evidente que la filosofía del movimiento y del cambio "Todo fluye" , está presente en toda su obra .
Curiosamente, el primero de los filósofos aparece sólo dos veces en el conjunto de su obra, mientras que el sofista Zenón se asoma en tres ocasiones. Pero, hay una fábula en la que los dos están presentes magistralmente, y que aquí reproduzco:
“Por fin, según el cable, la semana pasada la Tortuga llegó a la meta. En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrincante le pisó todo el tiempo los talones. En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles “
El movimiento, el eterno retorno y la circularidad asoman continuamente en los textos de Monterroso, sobre todo en las fábulas de “La oveja negra”. Excepcional libro.
Quiero acabar con dos reflexiones, una de ellas del propio Monterroso, cuando en cierta ocasión le preguntaron respecto a su futuro, él respondió:
“Mi ideal último como escritor consistía en ocupar algún día en el futuro media página en el libro de lectura de una escuela primaria de mi país”
La segunda
Publicado por: Santiago Fernández | 05/03/2012 21:53:26
De este soberbio artículo me gusta todo, empezando por el título que, es en sí mismo (así, ¡ésa es su extensión total!), un cuento firmado por Monterroso. El tono de admiración real (sin "pasteleo"), el cariño y el mostrarnos a alguien honesto consigo mismo y con la literatura. Además de algunas frases brillantes y acertadas: "fertilizante modestia", "los fáciles y apestantes plumíferos del novelerío mundial", o "la solemnidad es un recurso del cuerpo para ocultar las fallas de la inteligencia". Y como amuleto para esta mes que empieza, me quedo con las palabras de Monterroso: "¿a cuantos sofismas acudes diariamente para ocultarte que eres un cobarde?" ¡Definitivo!
Publicado por: tabaquería | 05/03/2012 14:47:16
Cuando era medio-adolescente leí “La oveja negra y otras fábulas”. Entonces pensé en lo mucho que pueden dar de sí las palabras, independientemente de la longitud del texto. Monterroso era capaz de construir universos paralelos en una sola frase, domando esa capacidad innata y elástica que tiene el lenguaje para sugerir, proyectar, evocar, suscitar, mover o inquietar. Esa cualidad también la posee Merino, que en una breve entrada de blog y sin despeinarse, nos trae de vuelta filamentos de nuestro pasado. Augusto Monterroso no lo sabe pero es en parte gracias a él que aprendices de escritor, copy-writers de agencias y blogueros ocasionales intentamos cada día jinetear las palabras maximizando los significados. Gracias, José Luis, por acordarte de este genial autor y por recordarnos que la calidad no es cuestión de tamaño.
Publicado por: Cristina Jurado | 05/03/2012 10:15:24
http://nelygarcia.wordpress.com. Creo que todo escritor debe de ser él mismo en sus expresiones, aún siendo consciente de sus carencias: a los escritores mencionados, no les importó el reconocimiento y sin embargo lo lograron. El éxito es caprichoso, pero el creador debe de permanecer ajeno a él y concentrarse, en la percepción de las cosas.
Publicado por: Nely | 05/03/2012 9:41:02
Inteligencia, ironía, modestia y sencillez, cualidades que rara vez suelen ir de la mano, salvo en el caso de este maestro de la literatura y en el de "nuestro" bloggero. De ahí el río con vocación de mar.
Publicado por: Zuriñe | 05/03/2012 9:09:52