JAMES BALDWIN (1924-1987)
Desconozco los motivos que le trajeron a Bilbao al escritor estadounidense James Baldwin. Solo puedo decir que llegó acompañado de un asiduo a la librería donde yo trabajaba. Después de cerrar el establecimiento estuvimos con él unos cuantos amigos tomando unas copas en los bares próximos a la librería. Hablamos de literatura. Alguien le traducía y nos traducía.
Recuerdo su voz grave. Nos miraba a quienes le acompañábamos con cierta displicencia. Se movía con pasos lentos y bamboleantes, como las vagonetas de las bocaminas. Él era un escritor consagrado. El portavoz intelectual de los negros americanos en su lucha por la igualdad racial y los derechos civiles. En cuanto a escritor se le consideraba como el legítimo heredero de Ralph Ellison y de Richard Wrigth.
Algunas de las razones de aquella mirada displicente de Baldwin, parecían provenir de un libro de ensayos, de título Nadie sabe mi nombre, donde advierte: “Alguien, algún día, tendría que hacer un estudio en hondura del papel del negro americano en la mente y la vida de Europa, y de los extraordinarios peligros, diferentes de los de América pero no menos graves, que el negro americano corre en el viejo mundo”.
Esa expresión es una mínima parte de sus pensamientos respecto a la negritud. Por sus páginas discurren verdades incontestables. En todas las líneas hay un dilatado discurso sobre la condición del negro frente al mundo de los blancos y aún frente a los de su misma raza. Baldwin llega a percibir que el estatus de los blancos en su tierra norteamericana contenía unas fuerzas que le estuvieron controlando desde que abrió sus ojos al mundo.
Sus escritos son como sermones laicos, aullidos, lanzas en ristre contra la injusticia racial y social. El libro lo convierte en un pensador penetrantemente lúcido y desgarrador, utilizando una prosa pulida, sin adornos, precisa. Nadie lo había dicho hasta entonces con tanta claridad y contundencia. De cada página surge un reguero de pólvora de este dinamitero del espíritu.
En sus novelas de ficción es otro el talante expositivo. Por ejemplo, en la novela Otro país domina con soltura el flash-back. Los personajes se cruzan y se tocan a veces de manera sangrante. Abundan los parloteos, los gritos, las broncas, junto al diálogo que quiere hacerse entender. Estamos ante un barboteo incontenible, pero siempre con una gran carga emotiva en cada línea. Son diálogos traspasables con facilidad a la escena teatral e incluso al cine.
En la trama de esa novela se entremezclan las alusiones raciales. A su lado aparece el sexo; sexo y existencia, estrechamente relacionados con el color de la piel. Su prosa es un arco tensado con justeza. La cualidad de saber tensar la prosa para que se acerque a la poesía (sin serlo), ésa es la mayor virtud a la hora de mostrarnos unos cuantos personajes del Village neoyorquino. La mirada de Baldwin sobre su ciudad (nació en Nueva York en 1924) no ofrece ninguna suerte de conmiseración...
Los fundamentos esenciales de su propia vida, Baldwin quería dejar expresados desde el fondo interior de su mirada. Parecida mirada a aquella que nos mostrara a un grupo de amigos una tarde-noche bilbaína.
[siguiente personaje Antonio Tabucchi]
Hay 6 Comentarios
Es importante recordar a escritores como Baldwin y otros que se citan por el Sr. Merino porque han sido imprescindibles para que la sociedad occidental tome conciencia de la vulneración de derechos que se inflige a ciertas razas y colectivos.
Creo que su escepticismo hacia Europa estaba justificado y, más aún, a la vista de la impensable involución que se está dando de un tiempo a esta parte en las sociedades más avanzadas en este terreno.
Y no se trata sólo de aquello que salta a las noticias, es todo lo que se silencia y que subsiste, aunque prefiramos ignorarlo. Hay un mundo marginal de seres humanos que son deportados, explotados, humillados, hacinados…, con cuyas vidas desesperadas podrían escribirse mil y una e infinitas historias que nunca querríamos leer.
Publicado por: Grumete | 28/03/2012 19:46:25
El arte y su plasmación en las ideas valen por lo que sugieren, por el camino que abren para que fluyan otras ideas. Así, este lunes el blog de José Luis Merino nos ha sorprendido con un personaje y un tema que, de pronto, nada tenían que ver conmigo y, sin embargo, la mente, libre, se ha ido velocísima, a una idea seguramente imprecisa, incompleta, pero no por eso menos romántica ni con menos fuerza, del black power, manifestado de manera imborrable en aquella imagen de unos juegos olímpicos y un podium enriquecido y enaltecido por unos guantes negros que lo reivindicaban todo. Y de ahí, a igual velocidad, ha volado al tristísimo suceso acaecido en los últimos días en Estados Unidos y al que refiere "Zuriñe" en otro comentario.
La mente llega antes que ningún otro vehículo a los sueños y ha de permanecer en ellos siempre. Hoy nos ha llevado a la aspiración justa e irrenunciable de una sociedad con iguales derechos y ética para todos.
Publicado por: tabaquería | 27/03/2012 14:57:46
Querido amigo José Luis, en ocasiones el color de la epidermis sitúa a las personas en uno u otro bando. De acuerdo a este criterio Baldwin pertenería al bando de Martin Luther King, Malcon X, Charli Parker,… Si nos referimos a su orientación sexual, lo clasificaríamos en el de Leonardo da Vinci, Pier Paolo Pasolini , Federico García Lorca,.. si el criterio fuera su actual poder de penetración en “la cultura del libro” lo encuadraríamos en la cohorte de los escritores olvidados, a pesar de que todos los años se leen varias tesis sobre su obra en las diversas Universidades del Mundo. En una época en la que los negros americanos se les identificaba con las los Panteras Negras, Baldwin es un “cisne de cuello blanco” capaz de aletear sus fuertes alas transportándole a altas cotas de emotividad mediante escritos expresivos, concisos, directos y, a la vez musicales. Época en la que lo normal era la experimentación al estilo de Mailer o Keruoac.
Había algo especial en él, que tan magníficamente nos ha mostrado José Luis. No sé exactamente cuando se produjo ese encuentro. Quizás años antes, en 1971 declaró a la revista Life:
“ Sigo siendo una de las personas más extremadamente poseídas, confusas, morosas, aterradas y quizás dementes que he conocido. Pero al menos ahora escucho a mis propios demonios, y no a los de los demás, y voy a seguir trabajando hasta que hayan dicho todo lo que han intentado comunicarme —y a ustedes”
Gracias José Luis por tus magníficos escritos.
Un abrazo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 26/03/2012 21:43:15
Alguien debería estudiar la relación entre los bares y el desarrollo del pensamiento humano en los últimos siglos. ¿Son los establecimientos de copas fundamentalmente iguales? A lo mejor no hay tantas diferencias entre un bar del Harlem neoyorkino y un local de Bilbao. Lo cierto es que son lugares donde las lenguas se sueltan con más facilidad que en otros sitios. Me imagino a Baldwin entre zuritos y me pregunto si se sentía un poco fuera de contexto. Quizás la cuestión radica más bien en si nunca dejó de estarlo en su Norteamérica natal y por eso se exilió a Francia. Tener que construir tu identidad siempre en referencia a la de otro grupo racial, además de injusto debe ser agotador. Pero Baldwin no es un gran escritor por ser Afroamericano porque la literatura no entiende de razas, género u opción sexual sino de talento (Del mercado literario, desgraciadamente, aún no podemos decir lo mismo). Su grandeza reside en la calidad de su producción que se nutre precisamente de cuestionar la identidad del ser humano en todos sus aspectos: racial, social, sexual y política. En definitiva ¡hay que ver lo que da de sí irse de copas con Merino!
Publicado por: Cristina Jurado | 26/03/2012 13:41:04
http://nelygarcia.wordpress.com. Creo que la mirada ausente y sin interés, podría ser por no comprender el diálogo de forma integral, teniendo que conformarse con traducciones que a veces deforman los significados. En cuanto al texto de sus novelas, marcan sus experiencias y percepciones, de forma original y acompañadas de existencia, sexo y color de piel, tan arraigadas en la sociedad.
Publicado por: Nely | 26/03/2012 10:00:17
Todavía no me he acercado a saborear los aullidos de James Baldwin, así que Jose Luis me da la excusa irrenunciable. Me queda la duda de si 25 años después volvería a morirse viendo lo poco que han avanzado las cosas, o más bien retrocedido. Hace apenas unos días que el vigilante de una patrulla vecinal asesinó a un chico negro que volvía a casa con un refresco y unos dulces para su hermano pequeño, y está en la calle. O quizá seguiría escribiendo sus lanzas contra la injusticia, con más rabia y desesperación.
Publicado por: Zuriñe | 26/03/2012 9:52:35