Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

Ladrones de fuego

Alfonso Navalón: el hombre que sabía demasiado

Por: | 27 de agosto de 2012

ALFONSO NAVALÓN    (1933-2005)

Navalon2

    Tal un día como hoy, siete años atrás, moría el crítico de toros y escritor, Alfonso Navalón.  Tuvo en vida tantísimos detractores como admiradores. Era considerado por los primeros como un tipo deplorable, campeón del insulto y del improperio, faltón, desagradable, áspero y desabrido, pertinaz injuriador, grosero, maleducado y cuantos apelativos negativos más se quieran añadir. 
     Opuestamente, sus admiradores decían que él era quien más sabía de toros y el mejor crítico de la historia. No ocultaban que abusaba del sarcasmo y del ataque personal y directo, por lo que frecuentó más de un juzgado de guardia, además de sufrir agresiones por parte de iracundos toreros. Quedó probado que fue el crítico más cotizado. Acudían por centenares a escucharle en los coloquios de las principales ferias. Todos querían saber cómo diseccionaba cada corrida. 
     Conocí a Navalón hará unos treinta años. Todos los agostos nos veíamos en Bilbao. Hablábamos de toros (él hablaba, yo aprendía). También compartimos algunas francachelas (incluida la exhibición metílica del toreo de salón por las calles bilbaínas). En una ocasión me presentó como discípulo suyo a unas aficionadas francesas. A mediados de los noventa le entrevisté para un libro que tenía en preparación (llegó a editarse en 2002 con el título Las palabras del toro). Mas ese libro mío no es nada si lo comparo con su libro, titulado Viaje a los toros del sol. Agotado enseguida. lo leí fotocopiado, y lo adquirí después cuando se volvió a editar en 2005, el mismo año de su muerte. Treinta años antes, Juan Luis Cebrián lo mandó editar, juntando las crónicas que Navalón escribiera para el periódico Informaciones (el verdadero autor de un libro es aquel que lo hace editar, aseguraba Jules Renard).
     Releo una y otra y otra vez ese libro. No he encontrado en ninguna de sus páginas una sola muestra de aquello que los detractores le acusaban. Al revés. Se vislumbra al hombre franco-directo-honesto. Suena a verdad cuanto dice. Te lleva al corazón de las dehesas (por las salmantinas primero, para terminar en las andaluzas), contándolo con amena sencillez. La gracia y la profundidad de los contenidos –trufado de anécdotas chispeantes– están escritas con una prosa vigorosa de enriquecido léxico. Viaje a los toros del sol fue declarado texto oficial del idioma español en la Universidad de París (La Sorbona).
     Esta literatura de los toros en el campo es una defensa a ultranza del toro de lidia, cuya majestad, la infame cohorte de palmeros de las figuras y la mayoría de ganadineros, trata de convertir en vergonzante vasallaje.
     Treinta años después de haberlo escrito, Navalón recordaba en el prólogo de la reedición su lucha de entonces con emotivas-contundentes-adoloridas palabras: “Este mundo fascinante de emociones y ensueños se ha convertido en un burdo negocio donde todos quieren vivir a costa de humillar al toro. Ya no es el Rey de la Fiesta. Es sólo una pobre víctima del egoísmo de los taurinos que le quitaron la casta, la fuerza y encima le asesinan en el peto, y luego unos presuntuosos toreros se hacen millonarios, practicando la trampa y no la arriesgada técnica del buen toreo. Para colmo, los cronistas corruptos ignoran su gloria en el triunfo de los toreros y lo difaman para justificar el fracaso de los incompetentes”.
                                                              ***    

    Cada vez que escribimos estamos examinándonos de algo. Eso me ha pasado con Navalón a largo del tiempo. Todas mis crónicas de toros, aparecidas primero en Diario 16, más tarde en Deia y El Mundo, para culminar, a partir de 1998, en El País, fueron escritas pensando en llegar a ser algún día un digno discípulo de tan afamado maestro... Mas no habrá continuación. Doy por concluida mi relación activa con el mundo de los toros. Me despido a la manera de Robert Graves: "Adiós a todo eso".                                   

                                        [siguiente personaje Arnold Wesker: 3-9-2012}

HORROR E IGNOMINIA EN SUDÁFRICA

Por: | 23 de agosto de 2012

    

Matanza sudáfrica 1-revisada

     Aterradoras-espeluznantes las imágenes de la matanza de mineros en Sudáfrica. Ocurrió en las minas de platino, a cien kilómetros de la capital Johannesburgo. El balance criminal se saldó con 34 muertos, 70 heridos y 200 arrestados. El hecho pudo ser más sangriento, a tenor de los 300 casquillos de balas de ametralladoras encontrados en el lugar del suceso. 
     Los mineros sudafricanos protestaban por las precarias condiciones de trabajo y los bajos salarios recibidos. Era una ofensa a su dignidad, comparativamente con el valor incalculable que ellos extraen de las entrañas de la tierra. Por eso los mataron.
     Tras los luctuosos acontecimientos, los mineros decidieron convocar una huelga. Sin dar siquiera un mínimo signo de humana piedad y consuelo por lo acontecido, la reacción de los dueños de las minas fue amenazar con despedir fulminantemente a todos los trabajadores en huelga.
     La empresa propietaria de las minas de platino es británica, con sede social en Londres. Curiosamente es en Londres donde la policía inglesa prepara un asalto a la embajada de Ecuador, para apresar a Julian Assange (el de los Wikileaks), y extraditarlo a Suecia. [Últimas noticias procedentes de la propia Suecia, aseguran que nunca extraditarán a Assange a Estados Unidos, si es para condenarlo a muerte. Nada se dice sobre la cadena perpetua o corredor del terror y la retahíla de torturas, los electrodos, el lento enloquecimiento, los palizamientos, las vejaciones, el aniquilamiento de la persona y otras "caricias"]...
    Dada la cruenta matanza de los mineros sudafricanos, se antoja más justo y apremiante que la policía inglesa visite las mansiones de los magnates platínicos, y los ponga a disposición del tribunal internacional de La Haya, donde se les juzgará presuntamente por crímenes de lesa humanidad.
     Respecto al posible desabastecimiento de platino por efecto de la huelga, no sería extraño que la empresa decida reclutar un voluntariado de honorables socios de clubes privados, repartidos por los barrios elegantes de Londres, como Mayfair, Knightsbridge, Chelsea, Belgrave y Kensington, entre otros, y algunos más procedentes de clubes de golf de la ciudad del Támesis. Una vez en Sudáfrica, se les facilitarían picos, palas, martillos perforadores y otras herrumbrosas herramientas, algunas de ellas con rastros de sangre aún caliente. Podrán comprobar in situ cómo viven los mineros masacrados y esclavizados por súbditos de su Graciosa Majestad Isabel II de Inglaterra. Verán casas que no son sino chabolas de planchas de hojalata, carentes de agua corriente y  luz eléctrica...
     El fin de la cadena llega hasta los escotes, lóbulos orejiles, lindos cuellos, muñecas y diademas coronadas de las damas pudientes o ricachas del mejor de los planetas imaginable. Conviene advertirles que no se sorprendan las distinguidas damas si en algún momento sienten convulsas vibraciones procedentes del interior de las joyas platinosas. Son los lacerantes latidos de los mineros atrozmente matados y canallescamente tratados.

                        [el siguiente personaje sigue siendo Alfonso Navalón: 27-8-2012]

Joaquín Vidal: el mejor de todos

Por: | 20 de agosto de 2012

JOAQUÍN VIDAL     (1935-2002)

Joaquin vidal

    Mientras que en otros tiempos la fiesta brava se manifestaba como un rito de vida y muerte, y era considerada como emblema de breves pasadas glorias, en la actualidad no es sino un reducto de presentes largos males. Estos males los fue denunciando el inolvidable e irrepetible Joaquín Vidal. En sus crónicas, plenas de conocimiento, gracia e ironía, ponía al descubierto las argucias fabricadas por la dominante tríada compuesta por empresarios-ganaderos-toreros. 
    Vidal vivía apartado del trasmundo de los toros. Huía del taurinismo como de la peste. Él asistía a las ferias más importantes de España para dar fe de lo que acontecía en los ruedos. Enviaba las crónicas a su periódico y no quería saber más nada hasta el inicio de otro nuevo ciclo torero. 
    Por eso, y por decir la verdad sin paliativos, se le consideró un detractor de la fiesta. Ahí estaban los profesionales del halago, palmeros sempiternos de las figuras, para corroborarlo, capaces de crear tumescentes campañas en su contra. Pero como si decían misa con capuz de esmeraldas. Vidal los despreciaba con su silencio a todos y a cada uno.
    Guardo recuerdos estupendos del no menos estupendo Joaquín Vidal Vizcarro. A partir de mediados de 1998 hasta su muerte, acaecida el 10 de abril de 2002, me convertí en ayudante suyo en las ferias de San Sebastián y Bilbao. Mi labor consistía en estar atento a cualquier circunstancia que se diera en torno a cada corrida. Lo mismo acudía a la enfermería, cuando había heridos, a recoger los partes médicos, para que Joaquín los diera en sus crónicas, como escribía una pequeña columna sobre tal o cual curiosidad relacionada con esas ferias compartidas. 
    En determinadas ocasiones le vi emocionarse cuando algo excepcional pasaba en el ruedo. Allí estaba el aficionado que llevaba dentro, sintiendo los muletazos puros que ponían de manifiesto en ese momento la verdad del toreo. La eternidad es verdaderamente el instante. Vidal lo sabía, porque sabía escuchar la música callada del toreo y los gritos suaves de los mejores pases. Mas esto ocurría muy de tarde en tarde. 
    Ante la abundosa mediocridad de la crítica taurina, nada extraño contenía el bolígrafo azul de Vidal que no estuviera impregnado de verdad. Nada ni nadie le hizo cambiar. Su muerte supuso para los buenos aficionados una pérdida mayúscula. Se quedaron sin la referencia profunda, seria, cabal de aquel que contaba la verdad, sin ambages ni camelancias. 
    A partir de la muerte de Joaquín Vidal, volvieron a cobrar vuelo los reyes de la coba, esos aguamaniles de la fiesta. Algunos bajo el estigma de críticos corruptos y otros como críticos alondra (esos que escriben permanentemente para las madres de los toreros).
    Además de la relación periodística mantenida, conseguimos trenzar en lo personal un nexo de buena amistad. Todos los inviernos estábamos al corriente de nosotros y de nuestras familias respectivas, a través de cartas cruzadas. Tengo en mi poder una docena de cartas suyas. En ellas se palpa su manera de ser tierna, abierta, entrañable, trufada de seria cabalidad. Expresaba noticias y afectos con una prosa clara, honda, precisa. Sus cartas se convertían en bellas crónicas de amistad. ¡Qué pena más grande sentí cuando la muerte se lo llevó por delante!

                                [siguiente personaje Alfonso Navalón: 27-8-2012]

"Antoñete": conocimiento y verdad del toreo

Por: | 13 de agosto de 2012

ANTONIO CHENEL “ANTOÑETE”    (1932-2011)

Antoñete 

   El 23 de octubre de 2011, al día siguiente de la muerte de Antonio Chenel Antoñete, envié un correo electrónico en forma de carta a Manolo Molés -programa "Los Toros", de la Cadena SER-, para que se lo hicieran llegar a la actual esposa e hijo del torero madrileño.

     Queridos amigos:
    Siento enormemente la pérdida de ese gran hombre que fue vuestro ser querido. Lo de gran hombre no es una frase. Es una justa y clara definición. Todos los aficionados al toro hemos sentido hacia él un especial cariño como persona y una admiración máxima como torero. Porque fue un torero de época. Lo que sucede es que no se daba importancia, estando como estaba siempre dispuesto a ensalzar a otros toreros (a los buenos, porque sabía distinguir entre verdad y apariencia). Además, como lo teníamos tan cerca de la realidad cotidiana del toro, no daba tiempo a verlo ni juzgarlo como el torero excepcional que llegó a ser. 
     Tuve la suerte de verle torear de novillero en Bilbao varias tardes seguidas. Él y el venezolano Joselito Torres alternaron juntos, al menos un par de veces. Aquel Antoñete de entonces tenía dentro de sí la tauromaquia entera en su cabeza y en sus venas. Cincuenta años después se lo recordaba al propio Antonio, argumentándole que cuanto fue después –que fue mucho y muy bueno–, era una prolongación mejorada, según mi parecer, de lo que apuntaba el tesoro de aquellas jóvenes muñecas. Y el diestro dijo estar totalmente de acuerdo...

     Mas yo estoy aquí, tecleando en este ordenador de sueños, para deciros lo siguiente (con el mayor de los respetos y el mejor de los sentimientos):
     creo que los muertos son los mayores dadores de vida para aquellos a quienes quisieron y para los que les quisieron. La vida no puede acabar en el morir, si el recuerdo de quienes les amaron es ahondado, duradero, permanente. Lo señaló Cicerón con acuciosa profundidad y precisión: “La vida de los muertos está en la memoria de los vivos”.
     Más todavía: considero que la gran herencia que nos dejan los muertos consiste en estar presentes en imagen viva (evocación viva) con todos nosotros. Esa imagen viva es su más alto don. Es como si quisieran estar vivos, exclusivamente para que vivamos sin pena ni depresiones ni negruras futuras. Ya la muerte no les afecta. Por el contrario: su muerte viene a ser un aliento de vida (vida que será más vida a cambio de sobreponernos en todo momento) (porque la vida es una suma de interminables momentos).
     Con un conmovido abrazo, (mi nombre y apellido)

    * Pese a que la carta vaya dirigida a la actual esposa del torero, Karina Bocos, y su hijo, el texto de condolencia se hace extensivo a su primera esposa, Pilar López-Quesada, y sus seis hijos.

    ** La imagen parece corresponder a un viejo torilero, en espera de recibir la orden de abrir la puerta de los chiqueros. No es así. Se trata del propio Antoñete, un torero con más de cuarenta años poniéndose delante de los toros, pasando por fases repletas de altibajos, retiradas y reapariciones. Entre otros muchos, dos toros marcan la cima de sus éxitos. Los dos corridos en la plaza de Las Ventas (Madrid), como son el toro blanco de Osborne, Atrevido (1966) y el toro de Garzón, Cantinero (1985). Esa dilatada historia profesional le fue posible gracias a su profundo conocimiento de los toros, junto al valor-verdad-pureza implícitos en su toreo. Queda su nombre en la memoria

                                [siguiente personaje Joaquín Vidal: 20-8-2012]  

 

 

José Tomas lee a Hegel

Por: | 06 de agosto de 2012

JOSÉ TOMÁS   (1975)

Jose tomas sin bordes

     La espectacular noticia rozaba la tragedia. Se temía por la vida del José Tomás, tras la cogida del 24 de abril de 2010 en la plaza de toros mexicana de Aguascalientes. El toro Navegante, quinto de la tarde, le había partido la femoral. De su ingle izquierda manaban chorros de sangre que iban regando la arena del coso. Llegó a la enfermería de la plaza en estado de shock. La sangre perdida se medía por litros. Los médicos de la enfermería de la plaza batallaron durante más de 40 minutos para estabilizarle. El torero fue intervenido durante tres horas y media, tiempo en el que se transfundieron ocho litros de sangre, donados por decenas de voluntarios (ricos y pobres, mariachis y maletillas, famosos y desconocidos). Después de la intervención quirúrgica, llevaron al diestro a la unidad de cuidados intensivos. Por suerte, pudieron salvarle la vida. 
    Mientras discurría ese tiempo de noticias, retrocedí unos años atrás, hasta el 31 de julio de 1997. Aquel día entrevisté a José Tomás unas horas antes de su actuación en la plaza de toros de Azpeitia (Guipúzcoa). El contenido de la entrevista fue publicado en el periódico en el que colaboraba, justo el mismo día que debutaba el torero en la Semana Grande de Bilbao (22 de agosto de 1997). En la entradilla de la entrevista anuncié un hecho, al tiempo de aventurar un pronóstico: “Hoy debuta en Bilbao José Tomás, el torero llamado a erigirse en el número uno del escalafón. Por dondequiera que va acaba imponiéndose a todos. José Tomás se pone en el sitio que nadie se pone. Es el sitio exacto, no donde el torero se alivia, sino allá donde hay más riesgo. Posee una izquierda prodigiosa. Hace dos días cumplió 22 años. Atentos a su muñeca de azúcar”.
     Las respuestas de José Tomás en aquella lejana entrevista compendiaban la autobiografía de un sueño. [Siendo muy joven salió de su casa por primera vez en su vida. Le mandaron a un lugar de otro continente (México) para torear tres novilladas y consiguió torear 28. Eso le hizo madurar muy rápido. En la capital azteca tomó la alternativa. Su meta siempre fue llegar a ser figura del toreo. No lo hacía público, pero él en su interior se veía con condiciones para ser el número uno. Sabía que poniéndose en el sitio del toro, ahí donde te puede coger, y presentándole bien la muleta y llevándolo toreado, el triunfo llega seguro]. 
    Al preguntarle qué se siente cuando se está toreando de verdad, su respuesta fue sencilla, diáfana, determinante: “Es la sensación más grande. Cuando tú cuajas un toro bien, y la gente está entregada, para mí es la sensación más grande y bonita que tengo en mi vida. No se puede describir. Hay que sentirlo. Te sale todo como lo pensaste. Estás satisfecho de tu obra. Te sientes superior a todos”.
    Con el paso de los años, torear sigue siendo para José Tomás el medio más ahondado de hacerse distinto. Si para otros torear es un oficio, una profesión, para él torear es su daimon (su destino). Desea que le admiren y quieran, como la manera más completa-dulce-recia-tierna de vivir. Para ello se pone en un sitio donde no se pone nadie, al punto de emocionarse él mismo mientras torea. Su emoción roza lo contagioso, para llegar instantánea y fulgurantemente a los tendidos...
    El hombre de quien nos referimos vive en soledad y deja que le hablen en metáforas. Tal vez sueñe, como los erales lorquianos, con verónicas de alhelí. Y hasta crea narcisistamente que en un natural suyo cabe toda la tauromaquia. En cuanto al hecho mismo de jugarse la vida en los ruedos, lo tiene decidido: si tiene que morir, morirá por y para lo bello. Esta clase de artistas luchan más por lo que aman, que por lo que son. Solo la sombra de la muerte no es común a todos.  

    * La imagen corresponde a una tarjeta de felicitación navideña (1997) que me envió el torero. A la izquierda de la foto escribió a mano: "Con mis mejores deseos" (y su firma). El diestro ponía su punto de distinción respecto a sus compañeros de profesión. Quince años después, o sea en el ahora mismo, ese punto de distinción lo ha extremado José Tomás poniéndose o empeñándose leer a Hegel.  Alguien debería decirle que para llegar a Hegel, antes parece más apropiado y pertinente frecuentar otra clase de lecturas, como por ejemplo Ensayos (Montaigne), Aforismos (Lichtenberg), Pensamientos (Joubert), Palabras efímeras (Léautaud), Elogio de la sombra (Tanizaki), Libro del desasosiego (Pessoa), Claros del bosque (María Zambrano), La provincia del hombre (Canetti) y muchas-muchas más.  

                         [siguiente personaje Antonio Chenel Antoñete: 13-8-2012]   

El País

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