JAVIER MARÍAS (1951- )
Recibí una carta de Javier Marías, fechada en Madrid (21.6.1993), en la que decía: “Le contesto en seguida para que no pierda el tiempo a la espera. Me resulta imposible contestar a su cuestionario por las siguientes razones:
1) Ando agobiado de trabajo. Responder por escrito a quince preguntas me supone una tarea más y no otra cosa.
2) A diferencia de Valente, yo no comprendo la mayoría de sus preguntas, demasiado originales.
3) En la lista de entrevistados hay autores magníficos a los que admiro, pero también personajes con los que prefiero no coincidir entre las tapas de un libro.
Lamentándolo mucho y esperando que me comprenda, le envía un saludo cordial”.
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Volví a recibir otra carta suya, fechada en Madrid (11.1.1995), donde se podía leer:
“Veo con horror que nunca contesté a tu carta del pasado junio y lo hago ahora con mis disculpas y mi bochorno.
El problema es que el tipo de preguntas que incluyes en tu cuestionario es justamente el tipo de preguntas que no soporto y que me hacen no contestar nada sino simplemente negar la pregunta. ‘¿Un gato es una noche que duerme sobre las catedrales?’, algo poético, que me impelería, si acaso, a hacer alguna chanza al respecto.
Me temo que como entrevistador y entrevistado no estamos hechos el uno para el otro.
Me alegra, en cambio, que vendas más o menos mis libros en tu librería, y eso te lo agradezco siempre. Saludos cordiales”.
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Sobre la primera carta conviene advertir: la diferencia entre Valente (se trata del poeta José Ángel Valente) y el autor de la carta viene porque mientras él no comprende la mayoría de las preguntas, Valente me aseguraba: “Sus preguntas son como respuestas a preguntas que uno hubiera querido formular”.
Respecto a que le parezcan las preguntas "demasiado originales”, desconocemos si Javier Marías tiene alguna cuenta pendiente con la originalidad o si llama original a todo aquello que no acaba de entender.
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En relación con la segunda carta, resulta difícil discernir si la pregunta del gato y las catedrales no le gusta, porque no le gustan los gatos o porque no le gustan las catedrales o por su alergia ante cualquier barrunte poético.
En cuanto a que el entrevistador y entrevistado tengan que estar hechos el uno para el otro para alcanzar una buena entrevista eso es una falacia, de la familia de las macanitas. Las mejores entrevistas son aquellas fabricadas como sesiones de tiro al plato y un ruido de fondo de maletas arrastradas. Aunque tarde, me doy cuenta: debí enviarle preguntas facilitas, puro suflé de tópicos tontorrones.
ALGUIEN DEBERÍA DECIRLE A JAVIER MARÍAS QUE LA POESÍA ES EL ÚNICO ÁNGEL VIVO SOBRE LA TIERRA, INCONTAMINADO Y FUERA DEL NEGOCIO.
[siguiente personaje Agustín García Calvo: 5-11-2012]