JOAQUÍN ACHÚCARRO (1932- )
A primeros de este mes el pianista bilbaíno Joaquín Achúcarro cumplió sus primeros ochenta años. Le he entrevistado en dos ocasiones. La primera en marzo de 1983 y la segunda en diciembre de 2000.
He ahí las dos, sin preguntas a la vista. La primera: ***Algunos conciertos, como los de Rachmáninov, Bartok o Tchaikovsky, son cociertos duros físicamente, hay que tener fondo, fuerza física ***Cuando se pierde el vigor físico de los veinte años hay que buscar por otros lados: conseguir una mayor profundidad, más claroscuro en el sonido, etcétera. Lo que hizo Rubinstein ***Hay todo tipo de miedos; desde el que tienes antes del concierto y que al salir al escenario se te quita; o el miedo que a los dos minutos de estar tocando se te va; o el miedo que no tienes y al cuarto de hora de estar tocando te viene un miedo que te atenaza y te paraliza en pleno concierto ***En nuestra profesión hay que ser un poco como los camaleones; cuando estás tocando Beethoven ser beethoviano, cuando tocas Chopin ser chopiniano, y si tocas Falla ser español, y si el que tocas es Escudero ser vasco...
La segunda: ***A mí jamás me producen hastío las obras que toco ***Cada vez se empieza de cero, porque hay que limpiar cosas y pulir otras ***Nunca han dejado de ocurrírseme ideas nuevas con las obras que toco muchas veces. Están madurando y creciendo en mí, como yo estoy envejeciendo ***Lo que hace el compositor es dejar pistas en la partitura. Primero pone allegro apassionatto o pone lento o pone lacrimoso, y con eso da una idea del carácter de la pieza. Pero luego hay que zambullirse en la partitura y estudiar no sólo las notas, sino lo que hay detrás de las notas. En grandes compositores como Beethoven y Brahms se ven indicios por las pistas que dejan. A continuación tienes que pasar al piano lo que crees que el compositor te ha dicho ***El engranaje de la música de Bach es tan fabuloso que se puede tocar en cualquier instrumento. A él le daba lo mismo tomar una composición para dos flautas y ponerla en clavecín, o una composición para cuatro clavecines y ponerla para órgano. Más adelante es cuando ha surgido la idea del sonido de cada instrumento ***Se toca con todo el cuerpo, no sólo con las manos. Desde el estómago se empieza a tocar o desde la punta de los pies y con el cerebro a diez mil revoluciones por segundo ***No diría que los días sin practicar son días perdidos, porque a lo mejor esos días, pensando en la música fuera del piano, se te ocurren ideas, que igual en el piano no se te ocurrirían. Ahora, yo me siento muy mal cuando no he movido las manos. Me encuentro como si no hubiese comido, y a disgusto...
En mi primer encuentro con Joaquín Achúcarro observé que el piano, donde practicaba un gran número de horas diarias, era de marca Steinway. En el segundo encuentro, encima de ese mismo piano vi una fotografía enmarcada de Arturo Rubinstein, con una larga dedicatoria del maestro de maestros al joven maestro bilbaíno. El niño siempre acaba siendo, en cualquier momento y lugar, el padre del hombre.
[siguiente personaje José Manuel Caballero Bonald: 3-12-2012]