NOAM CHOMSKY (1928- )
Cuando me habló de su encuentro en Boston con Noam Chomsky, le dije al poeta José Fernández de la Sota que había estado con el mejor hombre de Estados Unidos. A continuación le pedí que me dejara viajar en lo imaginario hasta aquel 4 de enero del año en curso. Confirmando como verdadero el dicho de que los buenos poetas siempre viajan con nosotros, me llevó hasta Boston y permitió que contara lo sucedido. Esta es la historia:
Noam Chomsky citó a mi amigo a primera hora de una mañana con 13 grados bajo cero. El río Charles, que atraviesa la ciudad, estaba completamente helado.
Dos efigies presidían el despacho del profesor del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets). Una gran fotografía de Bertrand Russell y un cuadro representando a Monseñor Romero, amenazado por el Ángel Exterminador de los escuadrones de la muerte salvadoreños.
La entrevista formaría parte de un largometraje documental, cuyo estreno se llevará a cabo en España esta próxima primavera. Los temas de la conversación fueron muchos y diversos. Lo mismo sobre la política exterior norteamericana, como del avieso control de los medios de comunicación, además del medio ambiente y hasta la posibilidad de una gran guerra que podía acabar con todo...
Antes de escuchar al profesor emérito de Lingüística, historiador, lógico científico cognoscitivo, activista político, advirtamos que no hay rama del saber humano que no haya conocido su influencia. Crítico con el capitalismo contemporáneo y la política exterior de los Estados Unidos, como lo es con los medios de comunicación actuales repartidos por el mundo (lo prueba con explícita contundencia, en un escrito titulado 10 Estrategias de Manipulación Mediática).
Seguimos. Tras su apariencia de hombre frágil y apocado, el discurso de Noam Chomsky sobre la posibilidad de una gran guerra, o múltiples guerras, se tornó firme y concluyente: “Si un observador objetivo, por ejemplo de Marte, viera lo que sucede en la Tierra, deduciría, con toda seguridad, que nuestra especie camina hacia el suicidio. En primer lugar, por la crisis medioambiental, que es muy seria. En segundo lugar, a juzgar por todos los indicios, seguiremos obstinadamente empeñados en fomentar las guerras...”.
“Hay otros muchos problemas, como las desastrosas políticas económicas, donde perniciosa y dañinamente se trata de imponer la austeridad en tiempos de recesión...”.
“Mucho, mucho tienen que cambiar las situaciones perversas a las que nos llevan los poderes establecidos. No nos extrañe que un observador objetivo considere que esta especie está perdida, y que nos movemos directamente hacia el suicidio...”.
Tras un silencio seco como herida en el costado, Chomsky tomó impulso para alumbrar con clarividente decencia: “Pero aún hay mucho que se puede hacer, pese a todo. Y debemos centrarnos en eso, sin importarnos si nuestros sentimientos subjetivos son optimistas o pesimistas, pues en cualquier caso y situación estamos impelidos a hacer lo mismo y lo único crucial: tratar de afrontar los problemas y abrir el camino hacia un mundo mejor”.
*José Fernández de la Sota (Bilbao, 1960) ha ejercido la crítica literaria, el periodismo cultural y el columnismo en diferentes medios de comunicación. Ha publicado una veintena de libros (narrativa, poesía y ensayo). Ha obtenido los premios de poesía Antonio Machado y Ciudad de Córdoba, y los de narrativa Cortes de Cádiz y Camilo José Cela. Le han concedido en dos ocasiones (1997 y 2011) el Premio Euskadi de Poesía. En 2011 fue finalista del Premio Nacional de Poesía. Durante tres temporadas codirigió en la televisión pública vasca el espacio Capital Cultura. En la actualidad se dedica a la realización de cine documental.
*En la imagen Noam Chomsky con José Fernández de la Sota
[siguiente personaje Salvador Pániker: 4-3-2013]