Ladrones de fuego

"El viejo poeta es un vagabundo"

Por: | 01 de abril de 2013

JAVIER AGUIRRE GANDARIAS    (1941)

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     “No escribiré más poesías en lo que me resta de vida”. Esto vino a anunciarme el poeta bilbaíno Javier Aguirre Gandarias, la última semana de marzo (2002). No lo podía creer. Durante muchos años me había convertido en confidente asiduo de sus poesías. Con cierta frecuencia llegaba hasta la librería donde yo trabajaba para darme noticia de su último poema. Me lo recitaba de memoria, envuelto con su voz contenida-pausada-grave. 
     Poseo todos sus libros. He escrito sobre ellos con inequívoca admiración. En 1991, la Universidad del País Vasco editó una antología de sus poemas. Soles era su escueto título. En esos poemas se perfilaba como paisajista del espíritu, que va poniendo sobre el papel oraciones laicas. El poeta mira cuanto le rodea (naturaleza, vida de los demás y todo lo que sucede fuera de él), desde el hombre interior. Luego procura desaparecer para colocarse en la propia naturaleza (en lo que habita fuera de él, vida de los demás incluida) y desde allí se mira a sí mismo. Cuando la poesía-cada-poema culmina, en ese momento se funden todas las miradas conformando una sola manera de ver.
     Sabida su decisión de no escribir más poesías en lo sucesivo, un editor donostiarra le publicó un libro último, titulado Sumar y restar, con más de cien poemas escritos desde 1993 a 2007. Tras la lectura de esos cien poemas volvemos a encontrarnos con la tierna mirada de Aguirre Gandarias, esa mirada en todo momento limpia, llena de evocaciones infantiles y una inmarcesible e inocente ilusión. 
    El lector de sus libros siente que lo quieren. Percibe que el poeta le habla al oído, invitándole a viajar donde el viento le lleve –ya sea al cielo o aún más lejos– y le sugiere, si lo desea, aplicarse a la experiencia de saber morir, “sin alma, sin recuerdos, sin hazañas”. 
     En lo personal, Aguirre Gandarias nunca ha aspirado a nada. No ha deseado ser reconocido como alguien fuera de lo normal. Le basta trasformarse en “el imprevisto fulgor que pasa”. Tanto no aspira a nada en lo personal, que decidió, para asombro de quienes le admiramos, dejar de escribir para siempre. Su posición era irrevocable. 
    En algunos pasajes del libro Sumar y restar se intuye esa decisión de licenciarse de la poesía. Para este poeta –mago de la inseguridad– las palabras no eran ya sino un ruido de silencio. De ahí su compulsiva e imperiosa innecesidad de escribir cuando le podía bastar con mirar. “Sólo los ojos son todavía capaces de emitir un grito”, recordaba el poeta René Char. 
    Si Aguirre Gandarias es un desconocido para el gran público, lo es porque se busca a sí mismo dentro de la poesía, ajeno al éxito y al reconocimiento popular. No admite “paños calientes”. Lo prueba a través de la parte final de un poema suyo y en la anécdota posterior. El poema lleva por título i de Libe,  de su libro Música del río. Este nombre, Libe, es el de su hija. El poeta habla con ella –sin dar a conocer al lector que Libe es su hija–, para decirle íntimamente, amorosamente: “No pienses que ya no estaré aquí. / Un día, aunque oculto, también mi corazón / latirá, cuando tus ojos se iluminen / y en tus labios salte la risa del amor, / porque yo estaré allí, aguardando tu risa / y sin dejar nunca de amarte, aunque oculto, / en lo claro de la piedra”. 
     La anécdota sobrevino cuando quise advertirle: “si el lector supiera que Libe es tu hija el poema cobraría un sentido más profundo y una mayor resonancia”. El poeta se limitó a esbozar una suave y no sé si enigmática sonrisa. En ese momento comprendí que solo a él le importaba saber quién era Libe. 
                                                                        ***
    Tras once años sin escribir poesía (salvo un poena trazado a la muerte de un amigo en 2007), de súbito rompe el silencio y entrega a los editores un breve racimo de poemas. Editado y presentado, lleva por título Nube y Cuchara (Ediciones El Gallo de Oro). ¿Qué ha pasado? ¿Sería lícito preguntarse por los motivos del cambio? Lo sería si no fuera porque escribir y dejar de escribir poesía son  actos de suprema libertad, como lo deberían ser todos los actos humanos...  
    Nos queda el recurso imaginario de verlo  convertido en su vuelta en un vagabundo. (Dicho entre paréntesis, la figura vagabundeana lleva para la ocasión el sello de Wallace Stevens: "El poeta es un dios. El joven poeta es un dios. El viejo poeta es un vagabundo"). Seguimos. Ya no rasca con febril obsesiuón las palabras e imágenes que dieran vida a sus poemas. Ahora todo le llega sin esfuerzo alguno y sin buscarlo. Cada objeto mirado y situación vivida, e incluso cada pensamiento nacido en tal o cual momento, aguardan entrar en el poema a la mínima insinuación. Ahí están esos soplos de ternura y humor, más realidades soñadas y verdaderas, junto a emociones contenidas, retratos de hombres-perros-nubes-flores-cucharas-golondrinas-relojes más todo lo que vuela y no vuela. Ha vuelto a la rueca de la vida el paisajista del espíritu. 

    * En la imagen, Javier Aguirre Gandarias (derecha) y JL Merino, en la presentación del poemario Nube y Cuchara, en la librería Casa del Libro (Bilbao). Fotografía: Leonardo Lumbreras.

                             [siguiente personaje Mariví Bilbao Goyoaga: 8-4-2013]

Hay 15 Comentarios

Esta semana se cuenta con total justificación a Javier Aguirre Gandarias entre los "ladrones de fuego", porque, como Arthur Rimbaud (autor del nombre de este blog), el poeta bilbaíno también ha enarbolado esa "suprema libertad, como deberían ser todos los actos humanos" que celebra Merino, de no volver a escribir.
Desde que supe de ese sobrecogedor hito en la biografía de Rimbaud, se convirtió para mí en un fantasma que me asustaba y admiraba al mismo tiempo. Por cierto, pero no lo sé y nunca lo he comprobado, por mantener el aura de misterio en torno intacta, creo que es un acto que apenas si se ha dado más que entre los escritores. ¿Aunque tal vez habría que incluir, por ejemplo, a Rothko o Rossini?
De cualquier modo, nos congratulamos sabiendo que Aguirre Gandarias ha vuelto a la poesía con su libro "Nube y Cuchara", simple y luminoso.

Estoy convencida de que nadie podría haber expresado con tanta elocuencia, percepción y claridad como Merino todo lo especial e íntimo que contiene y trasmite la poesía de Aguirre. Creo que en cada párrafo de este artículo se percibe un profundo conocimiento y el más puro sentimiento de admiración y cariño hacia el poeta.
Lo que más me llama personalmente la atención de este grandísimo poeta es que, con la misma naturalidad de la verdad que habita en el fondo de las cosas o vivencias más comunes y desprovistas de protagonismos o solemnidades, en las que pone su mirada, consiga trasmitirnos esas sensaciones y sentimientos íntimos y reconocibles, a veces casi imperceptibles, que forman parte de la esencia de nuestra vida, incluso, desde antes de que tuviésemos uso de razón. Están ahí, él los hace visibles, palpables, identificables y trascendentes sin necesidad de ponerles nombre. Es algo muy próximo y profundo que me conmueve.
Por eso fue un privilegio poder oírle “recitar” algunos de los poemas de su nuevo libro, ante la mirada complacida, divertida y emocionada de Merino, que parecía estar saboreando las nubes a cucharadas. Resulta muy significativo y me parece muy justo que su expertísimo amigo entienda que Aguirre deba ser considerado entre los mejores poetas bilbaínos junto a Blas de Otero, Unamuno y Larrea.
Entre las veintinueve poesías que componen su nueva obra, hay una titulada “Libro”. Quien la haya leído me entenderá cuando digo que, para mí, este mínimo libro es inmenso y capaz de sugerirlo todo.

Es uno de los textos y de los comentarios que se han publicado que más me ha tranquilizado. Solo hay parte buena. Ni un desteñido ni un desgarrón, salvo el título.
A mi me gusta, pero se valore negativamente al vagabundo. Otra cosa es el viajero o el pensador. Pero toda actividad que no trate de descubrir, conseguir , que no sea interesada, funcione, siga un orden, o se posicione (niegue) tiende a menospreciarse.
Me han encantado los versos en si a Libe (en lo claro de la piedra) y todos los comentarios. Precioso el de tu hija.
Gracias por la recomendación

La librería que cita Jose Luis también era allí donde yo acudía a dejarme guiar por sus sabios consejos y por su entusiasmo contagioso.
No conozco la obra de Javier Aguirre Gandarias así que una vez más, seguiré el consejo de JL Merino y me pondré a ello.
"Soy los libros que he leído" (Andrés Henestrosa)

Para JAG y JLM

La poesía son hojas muertas
que nadan en el plácton de las nubes
mas hace latir el corazón y lo acelera
y es como esos chaparrones
repentinos del verano
que espantan a la gente de las playas
solo queda la lluvia de testigo
y los peces y los pájaros.

Hace unos treinta años, Javier Aguirre Gandarias me envió una hermosísima carta, a propósito de unos primeros poemas míos que mi padre le había pasado para que los leyera.
De prosa sutil y certera, reveladora de sentimientos con grave profundidad sin perder por ello la naturalidad, y generosidad reconfortable, en ella me exhortaba a que el centro de mi vida fueran la belleza y la magia de las palabras.
Así lo eran entonces, y así han seguido siéndolo hasta hoy. A pesar de que la vida, como a todos, me ha devuelto con desprecio y áspera ingratitud muchas de las ofrendas que le he otorgado, la búsqueda de lo esencial (parafraseando a la "Francesca" de Ezra Pound) ha permanecido como ancla segura en mitad de la tormenta.
Esa carta ha sido uno de mis tesoros más preciados, guardada siempre en el mismo lugar para poder encontrarla. Cuando supe de tu nuevo libro, Javier, y de tu inclusión entre los "ladrones de fuego", no tuve más que ir y tomar de nuevo tu carta.
Nada más recibirla, la leí muchas veces; según fueron pasando los años, no me hizo falta porque su valor ya se había impreso de forma indeleble en mi corazón. Al releerla ahora, me ha deslumbrado como entonces, pero, además, me ha conmovido hasta las lágrimas. Porque, como el papel, mi corazón, y el tuyo seguramente también, ha ido amarilleando con el paso del tiempo y, sin embargo, tus líneas han conservado el vigor juvenil y la verdad mística que vinieron a mi encuentro en ese pasado lejano.
Por todo ello, treinta años después, quiero agradecerte por aquella carta, llena de confidencialidad, calor y amor por la poesía.
Y no sabes cuánto me alegra que hayas vuelto a escribir, viendo, como siempre, más allá o más acá en lo profundo de las cosas para discernir aquello que anhelamos sin conocerlo, porque, con una sola voz menos, la Belleza había permanecido en absoluto silencio. En un tiempo de burdo fragor como éste, no nos lo podemos permitir. Otra vez, gracias.

SENILIDAD

Di conmigo que éste es el momento y no hay otro.
Nube, cuchara, manzana.
Di tu nombre, di mi nombre.
Nube, cuchara...
Di el poema, di la rosa, di siquiera que me amaste.
Nube...

De "Nube y cuchara". El Gallo de Oro Ediciones.

Gracias, José Luis, por acercarnos a tan delicado poeta. Qué buena noticia para sus lectores que haya vuelto a escribir.

Gran poeta y magnífico su último libro, "Nube y cuchara", publicado por El Gallo de Oro. Cortapego el poema

"Las gafas"

Hoy, al entrar en un bar,
me he quitado las gafas,
no sé cómo ha sido,
pero con un gesto rotundo.
Había gente.

Ha sido algo
espontáneo,
sin ninguna malicia hecho;
pero que ha resultado,
creo,
enormemente expresivo.

Los que allí había
(clase media alta)
al verme hacer aquel gesto
que además de breve
era seco y era rudo,
me ha parecido,
estoy seguro,
que lo han aplaudido mucho.

Es hermoso oirte hablar de poesía, ¿no será que es usted también un poeta?. La magia de la palabra reside en la cabeza, a unos centímetros de la boca.
Lo curioso del caso es que la presentación del libro se realizó ante los estantes de economía de la librería y creo que es, en realidad, una gran metáfora de cómo van las cosas en este país.

Gracias Zuriñe por tus palabras. Merino y los comentaristas me recuerdan constantemente que uno siempre está aprendiendo

Cristina (si me permites la familiaridad) ha descubierto con Aguirre Gandarias una de las verdades más maravillosas de la poesía (una de tantísimas ...), y es que "... a través de los poemas se ve mejor la realidad". Qué inmenso José Luis que nos regala estos descubrimientos ... No había leído yo tampoco al poeta, y he reconocido y disfrutado esos soplos de ternura y humor, y aunque no tuve más remedio que perderme la presentación del libro, os aseguro que mi espíritu estuvo revoloteando entre los estantes.

Confieso que la poesía siempre me ha huido o, más bien, que yo me he escapado, por miedo de que me atrapara. No me importa confesarlo. Es tan íntima y tan descubridora que me da vergüenza leerla muchas veces, no tanto porque desnude al autor –que todos al fin y al cabo lucimos parecido sin ropa- sino porque me revele cosas muy mías. Y entonces llega Merino con Javier Aguirre Gandarias y me pongo a leer sus poemas. Si alguien pensó que la poesía es pura forma encorsetada en tropos y recursos estilísticos, que lea al vasco. Sus versos expresan con belleza simple la naturalidad de aquello que nos rodea, sin afectaciones ni efectos especiales. Como dijo una vez el propio Gandarias, su poesía es “mirar y nada más que mirar”, pero a mí me parece que a través de sus poemas se ve mejor la realidad.

Querido amigo José luis, es emocionante leer tu escrito. Destila poesía, candor, amistad y cariño hacia una persona que tiene la virtud de escribir poemas tan tiernos como el que nos presentas: i de Live.
La poesía es un ángel que tienen pocas personas. Engarzar en pocas palabras ideas profundas es una labor difícil, está al alcance de los elegidos. Muy pocos. Por lo que leo J. Aguirre Gandarias es uno de ellos.
El gran escritor Octavio Paz, escribía acerca de la poesía en su célebre ensayo “El arco y la lira”
………
"La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo(…) ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aisla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia.
Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. (…). Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la idea. Locura, éxtasis, logos. (…) Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal”
…….
Deseo que tanto José Luis como su amigo J. Aguirre nos regalen bellos textos y que como los pescadores de perlas buceen en el mar de las palabras en pos de esa música de la que habla Octavio Paz.
Un saludo
Santi

No conozco al autor... lo confieso.

http://elmejorhumorinteligente.blogspot.com/

http://nelygarcia.wordpress.com. Escribir con total libertad, estando en comunión consigo mismo, sin importar las opiniones, implica saltar a un vacío que lo contiene todo. La inspiración llama a la puerta del poeta, o pasa de largo: con la ausencia, puede sentir la armonía del silencio y con la llamada, la intuición de haber cumplido. La edad puede convertirle ¡no sé si en vagabundo!, pero sí en un observador del tiempo.

http://www.fabook.com/pages/Nely-Garc%C3%ADa/368054793274553?ref=hl

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Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

El País

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