Ladrones de fuego

Krystian Zimerman: pianísimo

Por: | 13 de mayo de 2013

KRYSTIAN ZIMERMAN   (1956)

Krystian Zimerman5

     Entrevisté al pianista polaco Krystian Zimerman en la Sociedad Filarmónica de Bilbao, donde iba a dar un concierto. Estábamos en una sala reducida con las paredes llenas de fotografías de un sinnúmero de intérpretes, solistas famosos como Pau Casals, Rubinstein, Zabaleta, Rostropovich, entre otros, quienes habían dejaron huella indeleble en aquel ámbito musical. 
     En uno de los pasajes de nuestra conversación, dijo Zimerman: “Para afrontar conciertos duros como puedan ser los de Rachmaninov, Bartok o Tchaikovski hay que estar dotado de gran fondo físico, además de talento. Aunque es verdad que también depende de la acústica del local, como depende del piano y de cuántas veces hayas tocado cada pieza. Si la has tocado pocas veces, necesitas invertir más energía que si la has tocado muchas veces. En los primeros conciertos de cada pieza siempre se hacen muchos movimientos innecesarios, que luego van desapareciendo”.
     Casi seguido añadió la siguiente confesión: “Los miedos, las dudas, las vacilaciones pueden darse antes del concierto, dentro del propio concierto y aún después de haberlo realizado. No creo que el artista exista sin esas dudas, vacilaciones y miedos. Si estuviésemos seguros de cuanto hacemos, sería cosa de repetirse, serían fotocopias de lo mismo”.
    Parecía que el entrevistado, en vez de dirigirse a quien le preguntaba, se estaba dirigiendo a aquellos grandes intérpretes que lo miraban –en blanco y negro–, con ojos atentos, fijos, expectantemente petrificados por encima del tiempo y del espacio. 
    Su imagen, recordó Zimerman, en algunos países puede verse como alguien que interpreta dando más valor a la mente que al corazón. Sin embargo, es todo lo contrario: “cuando estoy absorbiendo la música nunca utilizo el cerebro, sino el corazón; cuando tengo bien estudiada y preparada la interpretación, entonces es cuando empiezo a utilizar la cabeza”.
    Le pregunté si al tocar obras de sus compatriotas Chopin, Lutoslawski y Szymanowski eso suponía para él rozar su infancia, la tierra polaca, la familia, los amigos, el lugar de la memoria y hasta de los sueños. Contestó así: “Para mí todo eso surge con naturalidad. No le preguntemos al pez qué es nadar o por qué nada”.
    Creía firmemente que la música puede convertirse en un órgano del conocimiento de nosotros mismos, un documento indispensable para construir nuestro universo humano.
Antes de terminar, Zimerman tuvo tiempo de emitir un par de respuestas más en torno a la música y su íntima relación con ella: 
    “Podría decir que cuando estoy sentado ante el teclado es mi manera más plena de estar en el mundo. No obstante, la cuestión no es el teclado, o para decirlo de manera más filosófica, no sé dónde acaban mis dedos y empieza el teclado”.
    “Lo que es fascinante, y lo que diferencia a la música de las otras artes, es el factor tiempo. La gente que está en un concierto se da cuenta de lo frágil que es aquello que está escuchando”.
    Nada más despedirnos, mientras yo enfilaba la puerta de salida, él se trasladó al escenario. Volví la cabeza. Le vi sentarse frente al piano y empezar a ensayar sobre el concierto que iba a desarrollar horas más tarde. Las notas del piano lo eran todo en ese momento. La música brotaba como viento dormido que vagara por el espacio de los sentidos.

                                   [siguiente personaje Vicente Ameztoy: 20-5-2013]

Hay 7 Comentarios


Gracias José Luis por esta entrevista. Es toda una clase de filosofía.
Qué razón tiene el pianista cuando habla del esfuerzo, de la voluntad, del entrenamiento; es que para llegar a ser un virtuoso de algo hace falta ser muy humilde y practicar, practicar, practicar, trabajar, trabajar,… y sudar.
Nadie nace sabio. Dice un proverbio árabe “La sabiduría no se traspasa sino que se aprende”
En el segundo párrafo es la seguridad y los miedos los que afloran. Es evidente que hay que sentir un cierto pánico al salir a un escenario. Miedo tiene el torero, el artista, el músico, la bailarina, …Suelen decir los entendidos que “el miedo es ese cuarto oscuro donde los negativos son revelados”, pero hay que controlarlo, domesticarlo pues el miedo no es sino una palabra de cinco letras.
En el tercer párrafo se hace alusión a los gigantes que le precedieron, aquellos que ya no están con nosotros pero sí dentro nuestro. Parece increíble que podamos escuchar lo que Mozart, Vivaldi, y tantos otros tenían dentro de su cabeza.
Los últimos párrafos son una oda a la importancia de la música.
En estos días que la primavera aflora con fuerza , no viene mal recordar un pequeño poema del poeta y escritor Octavio Paz, titulado la rama.
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“Canta en la punta del pino
un pájaro detenido,
trémulo, sobre su trino.

Se yergue, flecha, en la rama,
se desvanece entre alas
y en música se derrama.

El pájaro es una astilla
que canta y se quema viva
en una nota amarilla.

Alzo los ojos: no hay nada.
Silencio sobre la rama,
sobre la rama quebrada.
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Un abrazo y gracias
Santi

He tenido la fortuna de escuchar a Zimerman en numerosas ocasiones y creo que él es uno de esos pocos privilegiados del mundo artístico al que se le puede aplicar, con toda justicia, la agudísima cita de Wittgenstein "el genio es lo que nos hace olvidar la destreza".
Quedan, por otra parte, en la memoria de los aficionados su autoexigencia sin límites, sus cancelaciones inesperadas y su exacerbado (y justificadísimo) odio a las grabaciones piratas (llegando incluso a interrumpir el concierto). Todo ello, facetas de una misma inspiración, una misma vocación de humilde servicio a la música.
Porque una vez que se le ha escuchado, es imposible olvidar esa experiencia casi mística de ser transportado al corazón mismo de la música para una visión diáfana, sin murallas o velos que distorsionen, de aquello que el compositor (Chopin, Schumann o Brahms, por citar sólo a algunos), quiso expresar.
Observo también cómo el tiempo ha ido dejando en el pianista polaco los dardos inequívocos de la Belleza suprema, la angustia creadora o el miedo inabarcable: aquel joven maestro de atractiva apariencia es hoy un no tan mayor heraldo de pelo y barba blancos. Pero el aura es la misma, con el poder de convocar a las sirenas homéricas intacta.
¡Siga haciéndonos felices por mucho tiempo, maestro!

Si, se comienza con el corazón. Me ha encantado.

Me gusta el valor que Zimerman concede a la duda. Gracias a este popurrí de respuestas, Merino nos acerca la inseguridad de un virtuoso de la música que hace frente a la incertidumbre y llega a aliarse con ella. Uno duda porque reflexiona, porque se cuestiona a sí mismo y a lo que le rodea, porque no admite explicaciones automáticas. Zimerman duda porque saborea los frutos de la creatividad, los reinterpreta y los devuelve al público. Y duda porque satisfacer a una audiencia dentro de la cual tú eres el mayor crítico es arriesgado: de las críticas ajenas uno puede escapar pero, de ti mismo, no es tan fácil.

Rubinstein y Casals, si pudieran oir como se toca hoy la música clásica y lo que han caido los repertorios!, llevando sin verguenza en un mismo programa a Chopin con los Beatles !!!!, para tratar de "gustar al público",por el lado de la concesión no se va lejos. . La música clásica ya pasó su apogeo con aquellas grlorias, ah, este Ziemmermann es de los últimos de especies que están condenadas a la extinción. Por suerte habrá siempre grabaciones

http://nelygarcia.wordpress.com. En todas las facetas del arte, la práctica es necesaria; en la música es imperativa y también requiere la transmisión, del sentimiento del interprete, logrando que los oyentes sientan con él. Los artistas siempre tienen dudas, sobre la valía de su obra, pero el amor hacia ella les empuja a seguir. Saludos.

La música es un arte especial. No es como un libro, o un cuadro, que se realizan y ahí están, a disposición de que cualquiera pueda disfrutarlos. Para gozar de la música necesitamos que otros artistas además del que la concibió le den vida, la interpreten, la toquen ... Y eso hace que nos llegue con otra genialidad añadida, como la de Zimerman. De una tierra en la que respiran músicla clásica, es uno de los reyes del que para mi es el instrumento rey, el piano ... No soy polaca, ni me acerco, pero le debo a mi ama el haber crecido rodeada siempre de la mejor música del mundo, el que a pesar de mis "orejas de burro" me hay transmitido el amor por los grandes compositores e intérpretes. Vaya esto como un pequeñísimo homenaje a ella, que ahora estará en casa, escuchando a Chopin, cantando con Luciano, tecleando con Zimerman ...

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Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

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