RUFINO TAMAYO (1899-1991)
El pintor Rufino Tamayo tuvo la gentileza de asistir a la inauguración de la exposición antológica Pintura y Escultura Vasca Contemporáneas, celebrada en el Palacio de Bellas Artes de la capital azteca, a finales de verano de 1970. Nos sacamos fotos con él, los tres escultores vascos que habían viajado para estar en aquel acto inaugural, y quien teclea estas líneas menesterosas, en su condición de comisario de la muestra. No contento con eso, Rufino Tamayo nos invitó a un almuerzo en su casa. Nos ofreció su dirección y concretó fecha para el encuentro.
Acudimos gustosos y sumamente honrados por su invitación. Tamayo nos recibió con caballeresca cortesanía, al tiempo de presentarnos a su esposa Olga. Fue un velada muy agradable, solo empañada por un pequeño “incidente intelectual”. Ocurrió mediada la comida. El anfitrión pareció darle la razón a uno de los escultores vascos, quien dijera en un programa de televisión que no le gustaban los murales del artista mexicano, David Alfaro Siqueiros...
Dije no estar en nada de acuerdo. Defendí los murales de Siqueiros y, por extensión, los de Orozco y Rivera. Hablé de los e-x-t-r-a-o-r-d-i-n-a-r-i-o-s murales de José Clemente Orozco del Hospicio Cabañas que había visto en mi viaje por tierras jaliscienses (Guadalajara). Según mi ver, los trabajos de esos tres muralistas mexicanos eran-son documentos vivos de la historia universal del arte. Añadí nuevos argumentos enfervorizados a su favor. Al parecer, llegué a convercer a los comensales. La conversación derivó hacia otros derroteros. [Sigo creyendo que el arte es discusión o no es nada].
Antes de despedirnos, el artista nos enseñó algunos cuadros de su colección particular. Recuerdo uno de Antoni Tàpies, de gran tamaño, ligero de materia, en tonos blancuzcos. [Los mejores Tàpies son aquellos de anchurosos-dramáticos espesores matéricos] [Esta es una opinión al margen del encuentro con el pintor mexicano].
A Rufino Tamayo le llegó la muerte (esa negra vertical entre dos abismos) en 1991. Su nombre figura entre los artistas más sobresalientes de América Latina. Su currículo artístico señala cómo siendo joven trabajó en el departamento de dibujo etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, por lo que pudo profundizar en el estudio de los modelos arcaicos precolombinos y en el arte popular de su país. Luego de ese primitivismo de corte indigenista, pasó por influencias varias, tales como el cubismo, surrealismo y constructivismo. Algunos historiadores le atribuyen cercano a la corriente procedente del grupo alemán Die Brücke (El Puente), quienes basaron su arte en la transformación o deformación del objeto real. A los componentes de ese grupo, Kirchner, Schmidt-Rottluffm, Heckel, entre otros, les interesó en su momentos el arte primitivo descubierto en el Museo Etnológico de Dresde; por lo que cultivaron la pintura figurativa, el paisaje y el retrato, distorsionando violentamente las formas, al tiempo de impostar en las obras colores muy contrastados con fines simbolistas.
En cuanto a la especificidad estrictamente mexicana, a Rufino Tamayo se le atribuye la opción de volver al sistema tradicional de la pintura de caballete, frente al muralismo de los tres grandes Orozco-Rivera-Siqueiros. Mas una cosa no quita a la otra, porque todos los caminos conducen a Roma.
Destaco en Rufino Tamayo su estoicismo pictórico creador, y guardo un soberbio recuerdo de su fina hospitalidad mostrada hacia nosotros cuarenta años atrás. Por la sutileza de sus comportamientos personales, algunos seres, sean artistas o vendedores de automóviles, serán respetados-queridos-admirados a lo largo del tiempo que nos mira.
* En la imagen, el pintor mexicano Rufino Tamayo (en medio), con los escultores vascos (de derecha a izquierda), Remigio Mendiburu, Néstor Basterretxea y Vicente Larrea. Les acompaña el comisario de la muestra, JLMerino. Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México), el día inaugural de la exposición de arte vasco.
[siguiente personaje Ernesto Giménez Caballero: 8-7-2013]
Hay 6 Comentarios
Twitteros y facebookeros y demás sombras chinescas de la evanescente modernidad, ¿dónde estáis? ¿La cultura y el buen gusto también se van de vacaciones?
El retrato de este ladrón de fuego es poderoso, a la vez pequeño relato, artículo informativo y loa justificada. Y, como siempre, fluyen las ideas, espontáneamente derramadas, sobre el propio personaje y otros ámbitos que salen al paso. Al acabar de leerlo, nos llevamos en la alforja variados tesoros que siguen revoloteando en nuestra cabeza mucho tiempo después. Con su abanico de generosidad, Merino nos ha abierto una ventanita de otro tiempo y otro lugar y allí nos ha señalado a alguien que permanece en la memoria con derecho propio. Nos ha invitado a confrontar sus ideas con las nuestras. Nos ha hecho pensar.
En suma, nos ha hecho mejores.
Publicado por: tabaquería | 08/07/2013 1:55:57
Tamayo es la sencillez viscosa, asunto muy mexicano si le añadimos la densidad. Sus cuadros son sencillos aunque su dinámica es compleja. Tamayo despelleja un gallo hasta dejarlo desnudo. Pintura desnudada más que desnuda.
Es pintor tormentoso en su concepción de la pintura como compromiso con la propia pintura, un compromiso que extiende a su punto de vista mexicano. Estuvo influido por el expresionismo alemán pero tuvo muchos puntos de referencia a lo largo de su trayectoria.
Su cuadro “El grito” es una metamorfosis de la angustia existencial nórdica traspasada a la sensibilidad mexicana: ¡Qué fuerza la del rojo gritando como un cuchillo que traspasara esa densidad carnosa de su patria!. Aunque ambos gritos, el de Munch y el de Tamayo sean la misma respuesta ante la misma pregunta. O quizás habría que decir la misma pregunta ante la misma respuesta.
Publicado por: Bider | 03/07/2013 22:19:57
Si la muerte es, para Merino, la negra vertical entre dos abismos, la pintura de Rufino Tamayo es la horizontal multicolor entre dos orillas. El suyo es un arte americano, del sur potente y de las culturas ancestrales, que habla con las vanguardias europeas. Es una pasarela entre dos mundos, un catalizador de influencias y tradiciones, un artista que se maneja igual entre murales que entre caballetes. “Mi pintura reduce las formas a su esencia”, dijo el pintor mexicano, y la esencia, aunque algunos se empeñen en lo contrario, no tiene pasaporte.
Publicado por: Cristina Jurado | 02/07/2013 18:23:01
Gracias José Luis por este magnífico documento gráfico y escrito. Describes como en esa inolvidable velada además de conversaciones sobre el arte emergió la dialéctica y el arte de convencer, pero hay que tener presente, como dijo el escritor británico Graham Greene “Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte”
Sin duda Tamayo ha sido uno de los grandes pintores mexicanos, en uno de los libros dedicados a su memoria “Coloquios de Coyoacán con Rufino Tamayo”, del escritor Victor Alba, leo las siguientes reflexiones:
“Pintar no es una diversión, pues tiene que hacerse desde el interior, con el corazón, incluso con los intestinos. El pintor es como una madre que da a luz a un hijo, eso tiene que doler mucho, y lo que duele es lo más saludable”
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"No creo en la inspiración". Trabaja a horas fijas, desde que se levanta hasta que se acuesta”
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"Hay que ejecutar el oficio como un artesano. La técnica se enriquece con el trabajo manual, de dominio y habilidad de la mano que maneja el pincel"
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“Estar seguro de que la pintura es el vehículo propio, personal de expresión (aparte de que sea buena o mala)”
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“Trabajar con humildad, es decir, tener el orgullo de soportar el aislamiento, el silencio, la soledad, y, sobre todo, la dureza del trabajo y de las privaciones”
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“Pintar no para vivir, sino porque se tiene necesidad de pintar. Acordarse siempre de aquella frase: "En mi época, joven, no se triunfaba"
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“No tener prisa”
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“Ser ciego para los obstáculos artificiales que colocan en el camino la envidia y la rivalidad”
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“Preguntarse de una vez por todas:¿qué es la pintura? y estar seguros de la respuesta. Cuando se tiene la respuesta, no existen ya problemas ni el peligro de seguir caminos torcidos, y si se cree, que la pintura es una forma de expresarse plásticamente, hay que anteponer los problemas plásticos a todos los demás”
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“Y un consejo final: todo esto, no tiene ningún valor porque lo diga alguien. Cada pintor ha de descrubirlo por sí mismo. Si no es capaz de ello, mejor que se dedique a otra cosa..”
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Gracias José Luis, por hacernos pensar.
Un saludo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 01/07/2013 10:25:59
http://nelygarcia.wordpress.com Siempre me ha parecido que en arte no existe mejor, ni peor, sino diferente.
La obra de Tamayo me transmite fuerza expresiva y riqueza de colorido, en sus diferentes temas, o símbolos.
Publicado por: Nely García | 01/07/2013 9:56:33
Rufino Tamayo es para mí parte de México, como los grandes muralistas. Es el rojo de sus sandías, lo enigmático de sus abstracciones, las sonrisas de su sol y su luna... Descubrir gracias a José Luis que además era un fino caballero, cortés, hospitalario y elegante en su vivir, es un regalo añadido, no necesario en los genios, pero siempre bienvenido.
Publicado por: Zuriñe | 01/07/2013 9:15:07