Sobre el autor

Jose Luis Merino

Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.

Sobre el blog

Como lo haría un fotógrafo de palabras, en este blog aparecerán retratos o semblanzas de gentes de la cultura. La mayoría de ellos son ladrones de fuego, en el sentido rimbaudiano del término. También se hablará de arte y poesía (el único ángel vivo sobre la tierra), en tanto se descubre cuánto hay de auténtico y de falso en esos dos universos.

Ladrones de fuego

Mikel Laboa = Bob Dylan vasco

Por: | 25 de noviembre de 2013

MIKEL LABOA (1934-2008) 

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       El próximo domingo, uno de diciembre, se cumplirán  cinco años de la muerte del cantautor Mikel Laboa. En un par de ocasiones crucé con el bardo guipuzcoano breves palabras sobre las verdes canciones de los nidos. El eco de aquellas palabras convocan al recuerdo de su memoria. Lo hago por medio de quienes lo conocieron con la profundidad debida. Escuchémosles:  
    * Mikel, non zaude? ¿Dónde estás Mikel? "¿Dónde estás?", era la primera pregunta de Mikel Laboa cuando recibía mis llamadas.  Para Mikel el lugar en el que alguien vive, trabaja, pasa sus días...conformaba la manera de sentir y de pensar. Mikel era un vasco aunque antitético en sus formas, muy típico, muy nuestro. Tan querido como un pájaro que volaba y se adentraba en nuestros corazones. Un artista sensible que más allá de las palabras removía nuestras entrañas. Para nosotros, Mikel seguirá siendo pájaro y... ¿quién puede saber la vida de un pájaro? ¿Dónde estará Mikel? ¿En qué sitio misterioso se encontrará?  Muy adentro y muy arriba. En la hondura de nuestro corazón y en la anchura del firmamento [Gontzal Mendibil, cantautor en lengua vasca]
    * Mikel Laboa aspiró la voz de los perdedores y de los indómitos y la convirtió en canto amoroso de ruiseñores, en  canto mágico de los mirlos y en canto doliente de los petirrojos [Juan Kruz Igerabide, poeta en lengua vasca], .
    * Mikel y yo hablábamos siempre de cosas mínimas: de grillos, de ranas, del latido de un pájaro entre las manos. Otras veces hablábamos sobre la niebla o sobre los colores del Baztan en primavera y en otoño. Una vez me dijo: El sonido más bello del mundo es el de un arroyo, no hay nada más bonito que poder escuchar desde la cama su melodía. Nadie se acercará nunca como él a nuestro inconsciente colectivo. En broma le decía que era el Bob Dylan vasco y él, siguiendo la broma, imitaba su forma de cantar. Mikel se ha convertido en la parte más bella de nuestro paisaje, en ese pequeño riachuelo desde donde se escucha la voz más íntima y verdadera de nuestro pueblo [Beñat Arginzoniz, poeta en lengua española]
    * Itsasgizon bakartia gerraontzi batean  Navegante solitario en un buque de guerra [José Luis Zumeta, pintor, autor de las portadas de los discos de Mikel Laboa]
    * La noble voz de Mikel Laboa se desliza por los recovecos de la modernidad y lleva a sus tabernas y plazas ecos nacidos en torrentes ocultos. Vuelve y vuelve su música, y nos envuelve un aire tibio que proviene de ventas perdidas por mundos que nunca estuvieron  en los mapas [Anjel Lertxundi, escritor en lengua vasca].
    * ...cuando se ponía a cantar, sin que se supiera de dónde surgía aquella voz, todo llegaba hasta el extremo, parecía que el hilo de plata de su voz se iba a romper en cualquier momento y que el juguete de aquel niño asustado de un Lekeitio remoto que cantaba ante nosotros quedaría hecho añicos. Mikel estaba ahí mismo, en el escenario, pero su limpia voz nos llegaba de lejos: era inquietante. Luego, entregados, sentíamos que estábamos ante lo irrepetible, dentro del registro de un autor empeñado en buscar la transparencia, en un terreno en el que se juntaban el mundo del pasado, de la palabra exacta, con música del presente, sin palabras dichas. Porque la música de Mikel viene de dentro, del surco profundo que él trabajó y nunca abandonó, lleno de intuición. Pero ese surco no era solamente creado por la intuición sino trabajado con detalle, sin olvidar las influencias de su entorno y de su tiempo... [extracto de un texto más completo] [Ruper Ordorika, cantautor en lengua vasca]. 

                                [siguiente personaje Terenci Moix: 2-12-2013] 

 

Albert Camus, el hombre íntegro

Por: | 18 de noviembre de 2013

ALBERT CAMUS   (1913-1960)

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        Cien años hubiera cumplido este 2013 Albert Camus. Quiero testimoniar aquí mi recuerdo agradecido a su figura, por aquella luz recibida a través de la lectura de sus Carnets, editados el primero en 1963 y el segundo en 1966 por la Editorial Losada, de Buenos Aires. El primero de los tomos corresponde a notas escritas de mayo de 1935 a septiembre de 1937, y el segundo sobre notas escritas entre enero de 1942 y marzo de 1951. Aquella doble iluminación avivó mi vocación de aprendiz de escritor...
         En esos Carnets percibimos al escritor lleno de ideas. Todo lo anotaba Camus; lo mismo la frase de un filósofo, como la de un político, o la de cualquiera de sus amigos o cuanto oye en los lugares más insospechados. Escribía para la posteridad y para él mismo de muchos temas, cuya variedad abarcaba cine-arte-literatura-teología-política-filosofía, siempre pendiente de la Belleza y su punto de partida. Es su mirada reflexiva la que engrandece los temas.
         En buena parte de estas notas se atisba una constante creación futura, puesto que aparecen en ellas fragmentos de sus obras literarias. Obras destinadas a perpetuarse como gloria de las letras francesas: El extranjero, El mito de Sísifo, La peste, Calígula...
           En sus Carnets prevalece una idea sustancial, respecto al arte de escribir: el fin de toda obra de creación consiste en dar forma a lo que no la tiene. Por eso, estas notas –escritas en los momentos que llegan a su mente–, se convierten en un deseo por dar paso a cuanto  bulle en su interior. Lo dejó expresado en esos momentos de fulgor: “escribir como venga, escribirlo todo”. Camus siente la imperiosa necesidad de escribir todo aquello que piensa. El resultado es amplio y disperso, y, a la vez, riquísimo de ideas e intuiciones esplendentes.
           Los mitos griegos son el espejo donde se mira el autor de los Carnets. Mas no se olvida de poner su atención en la Biblia, o en André Gide, pasando antes por Platón, Montaigne, Hegel, Kierkegaard, Nietzsche, y otros. Toda esa suma de conocimiento le sirve como recurso dialéctico, ya sea para admirarlos o para refutarlos.
          Albert Camus nació en Mondovi (Argelia) en 1913 y murió en un accidente automovilístico en 1960. Le concedieron el Premio Nobel de Literatura en 1957. En muchos sectores de la sociedad de su tiempo se vivía con expectación las ideas nuevas que podía aportar Camus; tanto por los políticos, como  por los hombres de la Iglesia, los literatos, la gente de la calle o los estudiantes, porque era un hombre lúcido, honesto, íntegro y rebelde que defendía al Hombre, sin dejar de preguntarse, una y otra vez, "¿Qué es un hombre rebelde?”, al tiempo de dar respuesta inmediata, taxativa, determinante: "El hombre que dice no”.
          Sobre la expectación fabricada en torno a su persona, Camus expresó lo siguiente: “La seguridad de que se tiene algo que decir y, sobre todo, de que se puede decir algo –la seguridad de que cuanto uno siente y cuanto es, vale como ejemplo–, la seguridad de ser irreemplazable y de no ser cobarde. Todo eso es lo que pienso y empiezo a pensar en el momento en que ya no escribiré más”.
          Su integridad moral le llevó a decir que no podía vivir fuera de la belleza, aunque reconociera que eso era justamente lo que le volvía débil ante ciertos seres.
          Este extranjero de sí mismo, se mantuvo fiel al apotegma de Newton: “Mi amigo es Platón, pero soy más amigo de la verdad”. No puedo acabar sin dejar grabado sobre la piedra del tiempo que nos mira una de sus ideas más rotundas y controvertidas: “Todo individuo tiene el derecho de elevarse por encima de la colectividad, para poder construir su propia libertad”.

                                    [siguiente personaje Mikel Laboa: 25-11-2013]

Análisis despiadados de Francis Bacon

Por: | 11 de noviembre de 2013

FRANCIS BACON   (1909-1992)

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        En el verano de 1964 empecé a escribir mentalmente una carta al pintor irlandés Francis Bacon. Lo hice al ver por primera vez cuadros suyos en la galería Marlborough de Londres. Me impresionaron sus obras. Emanaba un lenguaje distinto a lo visto por mí hasta entonces. Sobre espacios dislocados, de inestables perspectivas, surgían cuerpos estirados y contraídos, en una especie de lucha permanente entre ellos. Eran análisis despiadados –hasta la atrocidad–, de la condición humana, en una tensión constante entre los objetos y sujetos representados. Las figuras descoyuntadas y sus alaridos feroces parecían momias envueltas sobre su propia piel desnuda-ácida-macerada-agónica. La profundidad de la pintura de Bacon debió nacer en el momento en que el espectáculo del arte dirigió lentamente su sombra hacia el hombre y comenzó a mirarle...
    
 Pasados los años fui añadiendo palabras a la carta iniciada. Decía: la plasmación de sus bocas aulladoras, salvajemente acuchilladas de luz y truculencia, correspondían a cuerpos retorcidos –como si fueran recogiéndose hacia sí mismos–, en una suerte de restos orgánicos informes. Los cuerpos, casi sin modelar, posan tumbados en divanes secos, severos, ubicados en habitáculos siniestros, sórdidos, de profundidad magra, mas sin dejar de producir lo que podía denominarse la belleza sombría del caos. Allí todo se presenta de manera inestable –como está dicho– y vertiginosa, donde se entreveran sangre, sexo y violencia carnívora en un continuo rompimiento de la imagen. La violencia imperante de las figuras se inserta en el armazón fríamente geométrico del espacio. Pintura orgiástica y orgánica como la cópula, con bocanadas de sadomasoquismo.   
    
 Continuaba la carta. Sobre ese cúmulo de formas va implícito el universo del color. En cuanto al hecho de buscar la semejanza orgánica de los retratos, el movimiento de un contorno a otro le lleva, me parece a mí, a no distinguir bien dónde se han puesto los ojos, las manos y la boca –en las obras de cuerpo entero tampoco es posible distinguir dónde van los brazos, las piernas, el torso–, lo que viene a ser una manera de producir semejanza con medios no semejantes. Resuelvo en que la mano del verdadero creador siempre se rebela ante lo que va dictando el ojo. En eso consiste la libertad del pintor.  
     Frente a las pesadillas y el horror, envueltas en formas y colores estridentes, surgen pinceladas que resultan como los zarpazos de un refinado salvaje. Por más que esas pinceladas busquen aplastar las formas, quizá en ese aplastamiento se producen los trazos más felices de todo su arte. Lo compulsivo ha sido domado por la tremulante magia de la factura.
     Francis Bacon murió el 28 de abril de 1992. Mi admiración por su arte sigue vivo. Los estudiosos de arte le han atribuido influencias de artistas tales como Miguel Ángel, Grünewald, Velázquez, Rembrandt, Goya, Ingres, Van Gogh, Munch, Soutine y Picasso, además de las innovaciones de las fotografías de Eadwead Muybridge, con sus figuras en movimiento, tuvieron un efecto capital en su obra. Sus méritos artísticos le sitúan al lado de los grandes artistas del siglo XX, y eso que hasta no hace mucho a la sociedad bienpensante le asustaba que alguien expresara tan descarnadamente la angustia de nuestro tiempo, mediante la moral deconstruida. Sus cuadros no eran meros juegos para divertir a las masas. Antes al contrario, se trataba de declarar por medios pictóricos las atrocidades inherentes en eso que hemos dado en llamar la condición humana.
     Aquí termina la historia de esta carta. El arte de Francis Bacon continúa sobrecogiéndonos.

                                    [siguiente personaje Albert Camus: 18-11-2013]

A Bárbara le quieren las palabras

Por: | 04 de noviembre de 2013

BÁRBARA JACOBS (1947)

La foto

      Los correos electrónicos enviados a mi ordenador por la escritora mexicana Bárbara Jacobs son, en su conjunto, deleitosos brotes verdes de la comunicación. Escritos a la manera de pequeños relatos, de aliento epigramático, trazados con verbo preciso, trufados de una inteligencia sensible, destilaban vivacidad y ternura, junto a un sutil encantamiento, al punto de percibir que las palabras estaban prendadas de la dama que tan amorosamente las manejaba. Visto lo visto, a la hora de presentar a la narradora-poeta-ensayista mexicana en el blog, decidí que fuera su encantamiento el protagonista único de esta historia; lo mismo para el tejido de su breve semblante autobiográfico, como en las respuestas a mis preguntas. Así en lo autobiográfico: "Quién soy, cómo soy, hacia dónde voy. Cuando era muy joven, la gitana leyó la palma de mi mano. Dijo que yo tenía todo, pero que me faltaba la tranquilidad. ¿Sólo la tranquilidad? Han pasado los años. No sé si alguna vez tuve todo. Sé que he tenido y que tengo amor ¡y libros a mi nombre! Sé también que sigo teniendo sueños, tantos, que parecen inagotables. Me inquietan, me siguen negando la tranquilidad. Y yo sigo agradecida de que esto sea como es. El día que amanezca tranquila habré dejado de existir".
    
Y así en lo concerniente a las respuestas: "Sólo escribo para dar forma a lo que se me ocurre conservar de la vida".
     "El primer borrador lo escribo como yo esté, triste o feliz, pero en sucesivas versiones del mismo texto voy mezclando y probando los dos jugos, el de la tristeza con el de la felicidad, hasta lograr la combinación que me sepa mejor".
     "La verdad es que yo sí quiero decir lo que quiero decir. Y las dos prácticas que a mí me han entrenado más a ser precisa son la traducción y veinte años de colaborar, con un artículo quincenal, en las páginas de cultura del diario mexicano La Jornada, donde también me he ejercitado a ser medida".
    "A quien pretendo complacer antes que a nadie es a mí misma. Además, no me conformaría con gustar a los escritores que usted menciona, Shakespeare, Cervantes, Malcolm Lowry, Borges, Monterroso, ni a ningún otro genio, sino que aspiraría a encantar igualmente a mi tía y al zapatero de la esquina".
     "Para mí, un cuento es un cuento, y una novela, una novela. Y lo que se me presenta con tono y ambiente de ensayo personal, precisamente en eso lo conformaré".
    "No sólo en alguna ocasión he dado, como usted dice, 'presión arterial a las comas, rayos ultravioletas a los puntos, mermelada a los paréntesis'. Me pasa lo mismo con el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y de admiración, los corchetes, la llave, el asterisco, las comillas, el guión, la raya, en fin, puntuar para mí propicia el tono, el gesto y hasta la intención de un escrito".
    "Si no sé reír, no soy sabio", es el equivalente al sabio que usted trae a la página cuando dice: "Poca sabiduría me darás, si a cambio no me concedes alguna carcajada”.
    "Me sentiría vencida de antemano si me propusiera ser lo que no puedo ser, bailarina, por ejemplo".
    "En cuanto a esas frases hechas, que según parece atentan contra el buen uso y buen gusto del idioma, como habida cuenta, sí o sí, en tanto en cuanto, hoja de ruta, de alguna manera, ahora no toca, traspasar la línea roja, etcétera; a mí me entretiene conocer su origen y encontrar equivalentes en otros idiomas o regiones. Pero yo procuro no usarlas, mucho menos si están de moda, como no sea para burlarme". 
    "Lo que vemos en la mente puede ser tan real como lo que vemos con los ojos. A mí así me sucede, tanto esté dormida como despierta".
     "Sobre si el cuento más corto de la historia supone el mayor estímulo imaginable para algunos escritores del género, tal vez así es. Pero yo no compito en ese juego".  
    "Perdóneme, pero me veo obligada a poner sobre la página su enunciado. Dice en él: 'Una mujer. Un hombre. Un beso suelto. ¿Quién de los dos es su verdadero dueño?'. A lo que contesto: Pertenezco a dos dueñas, las ideas y las emociones, que me apasionan por igual". 
    "El lenguaje es una creación del hombre, pero para que sea obra de arte necesita la intervención de una buena pluma".
    "La literatura sin música, sin matemática y sin poesía, ni baila ni cuenta ni canta".

    N.- La escritora Bárbara Jacobs vista por el fotógrafo Pradip J. Phanse 

                           [siguiente personaje Francis Bacon: 11-11-2013]

 

 

El País

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