JOSÉ-MIGUEL ULLÁN (1944-2009)
Entrevisté al poeta José-Miguel Ullán en su casa de las afueras de París (Chaville), a principios de los años setenta, para un proyectado libro de conversaciones con creadores españoles. Nada más recibir la transcripción de lo grabado, me escribió una carta, fechada el 26/7/1971, donde decía: “quisiera que de aquel encuentro sólo guardaras lo adivinable y borraras lo explícito”. Lo cumplí. Diez años después le propuse una entrevista por escrito. He ahí la entrevista. Lo lamenté en su momento, y lo lamento ahora. El contenido de la primera entrevista era muy superior al de la segunda. Mas nunca pensemos que es mala la verdad.
¿A la belleza de la exultante juventud, el hombre maduro pone el conocimiento del canon?
El canon suele llamarse también Pigalle o Casablanca. Lo restante se compone de sucedáneos o cuentos chinos, de Salamanca a Bilbao. Elegir otra orilla, negarse, al mismo tiempo, a la exultación y al canon es lo único que vale la pena: es decir, cuesta mucho y son pocos los operarios.
¿Los proyectos literarios son teclas vivas para el que los tiene, y alambre inservible para los demás?
Los demás son alambre inservible para cualquier proyecto literario. O, lo que es igual, el enrejado necesario.
¿Llamarías lúdica a aquella parte del poema que produce asombro y / o desmesura? ¿Y por qué no dulcedumbre?
El poema, con perdón, no tiene partes ni es productivo. Esa es su carencia más lúdica, asombrosa, desmesurada y dulce, aunque nunca lo entiendan así ni Carmen Conde ni Castilla del Pino.
Si uno cree de verdad, ¿para qué le hace falta Dios?
A: Para, a la vista pajarera de las cosas, ponerlo en duda, aún a sabiendas de que la duda puede ser el más diabólico de sus inventos preunamunianos. B: Para pedirle un crédito a Xavier Zubiri. C: Para no caer en el realismo socialista. D: Para no creer de verdad.
¿Lo bello proviene de aquella vez en que lo bello se hizo auténtico?
Digno homenaje, el tuyo, al venezolano Andrés Bello en el bicentenario de su nacimiento. Y una manera galaico-vasca de reinventar aquello del huevo castellano y la gallina catalana. Ese maridaje entre hermosura y verdad, tan andaluz, me trae al recuerdo una canción de Raquel Meller: “Un soldado, en Tetuán, / se encaprichó con una mora / y a su amor correspondió / con inocencia encantadora...”. No te cuento el final, porque tú sólo me preguntas por el principio. Sin embargo, te añadiré que, por lo general, lo auténtico siempre es bello, aunque la excepción individual no acabe, ni mucho menos, con Fraga.
¿Groucho Marx y Marilyn Monroe han sido una necesidad del siglo XX creada por la mente?
El primero, ya ves, puede que fuese una creación de la mente. Pero la segunda fue una forma cuajada de ir directamente al grano.
Cuando muerdes una manzana, ¿no te da impresión de que ha sido mordida antes?
Esa es una impresión digna de una manzana paranoica y celosa de Newton. Yo prefiero no hacerle el juego, que da reuma en el antebrazo y altera el pulso.
[siguiente personaje Michel Tournier: 7-4-2014]