El Museo Guggenheim de Bilbao ha programado la muestra de Yoko Ono, como lo hubieran hecho unos grandes almacenes para una promoción especial de gafas oscuras. Es una exposición desprovista de originalidad alguna. Todo está muy visto, todo viene de otros (una manera más o menos pueril de recalcar lo notorio), bajo la hilarante apariencia de intentar descubrir territorios desconocidos del arte contemporáneo... que figuran en todas las guías turísticas. O sea, la apariencia de la apariencia. Sobre este teatrillo de poquedades exhibidas, destaca el escaparatismo de la puesta en escena, lo mismo para el producto musical como para el iconográfico. En este punto no me resisto a dejar de lado la perspicaz descripción de Karl Kraus: “El escaparatista puede instalarse en la posteridad, si el lírico le hace un poema”. No vayan a pensar que el papel lírico corresponde a la dirección de los grandes almacenes.
Pese al poco entusiasmo producido por la suma de poquedades, he querido aprovechar el paso de Yoko Ono por mi ciudad. A través del propio Guggenheim le hice llegar unas cuantas preguntas, invitándole a pensar y jugar por escrito en este blog de El País. Como anexo databa algunos nombres de los personajes aparecidos y por aparecer en ladrones de fuego. Nombres que ella conocería sobradamente. Por los primeros: Ernest Hemingway, Frank Gehry, James Baldwin, Tama Janowitz, J. K. Galbraith, William Saroyan. Por los segundos: Andy Warhol, Robert Rauschenberg, Susan Sontag, Carson McCullers, Harold Bloom, Sylvia Plath. Estas son las preguntas:
* ¿Sólo los ojos son capaces todavía de emitir un grito?
* ¿La sombra del árbol fue la primera casa del hombre?
* ¿Cómo se llena el vacío que dejan las perfomances? (la realidad después de la fantasía).
* ¿Con la negación progresiva de la negación se logra la formación humana?
* ¿Soñar es, en sí, el más puro de los sueños?
* ¿El deseo está a muchos kilómetros del verdadero amor?
* ¿Puede ser feliz una bicicleta con dos cabezas?
* ¿Al árbol le duelen los tobillos cuando crece?
* ¿Existe alguna combinación mágica que pueda llegar a descifrarnos?
* ¿El gran arte es suave como la inocencia, obsesivo como el juego e imprevisible como la duda?
* ¿Todo puede convertirse en sexo a poco que se toque?
Nota.- Las respuestas no han llegado. No ha habido suerte para este blog. Al parecer, la suerte le ha favorecido a Yoko Ono, si tenemos en cuenta la advertencia de Goethe: "Los que no escriben tienen suerte, porque no se comprometen".
* Foto Erika Barahona Ede ©FMGB Guggenheim Bilbao, 2014
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