JORGE AMADO (1912-2003)
Pese a no tener ningún fundamento en qué basarme, veo a Jorge Amado como un espíritu gemelo al de Joan Brossa. De todos los escritores que he entrevistado en mi vida, en ellos dos se dan las respuestas más afines, en especial por el tono empleado. Quizá se deba a que los dos nacieron en la década anterior a los años veinte del pasado siglo. Una misma generación posee en común afinidades o añudamientos múltiples, no importa que en este caso el brasileño cultivara la narrativa y el español la poesía.
La escritura de Jorge Amado se perfila como una visión crítica de la sociedad de su tiempo y de las duras condiciones de vida de los trabajadores, salpicado de elementos poéticos y fantásticos. Sus obras más conocidas se titulan El país del carnaval (1931), Cacao (1933), Jubiabá (1935) y Capitanes de arena (1937), conformantes de la serie Las novelas de Bahía. Después de esa compulsiva fiebre expresiva literaria, dio a la imprenta escalonadamente Las tierras del Sin Fin (1943), Gabriela, clavo y canela (1958), Doña Flor y sus dos maridos (1966), entre otras.
El 6 de diciembre de 1989 recibí una carta de Jorge Amado, con unas respuestas suyas a un manojo de preguntas que le envié. Convenientemente traducida, decía en su misiva: “Querido amigo, recibo su carta del 25 de noviembre y hago una excepción al reposo absoluto que me condenan los médicos en este momento, para responder, aunque brevemente, a las preguntas de la entrevista, preguntas provocadoras y poéticas...”.
“Utilice las respuestas que ahí van si las encuentra válidas o curiosas...”.
“Con un abrazo y los votos de un Año Nuevo de paz y alegría. Cordialmente...”.
Efectivamente, todas sus respuestas las encontré válidas y no pocas de ellas bastante curiosas. Estas son algunas:
¿La mejor línea escrita es aquella que sólo merece ser leída por una rosa y su noche?
Por una rosa y su noche, por una luna llena y su cuadrilla de gatas en celo.
¿No importa tanto mentir, cuando esa mentira es nuestra verdad absoluta?
No veo mal en mentir. La mentira mantiene incólume el concepto de la verdad, absoluta o relativa.
¿Cada uno se encarga de hacer a su modo lo mejor para sí mismo?
Es lo peor para los demás: así es la condición humana.
¿El arte no está en la parte opuesta a las ideas generales, puesto que solamente describe lo que es individual, porque sólo desea lo único?
El arte es un sortilegio; cada individuo imagina su milagro, único y exclusivo. En cuanto a las ideas generales, ¡ay, Dios del cielo!
¿Además de ser el estilo una variación del idioma, también es una modulación y una tensión de todo lenguaje hacia el exterior?
Cuando el estilo existe es todo eso y mucho más. ¿Mas no será el estilo una invención de la crítica literaria?
¿Conoció a aquel cenizo que se cayó de espaldas y se partió la nariz?
Y al levantarse comprobó que había perdido las nalgas y los meniscos.
N.- Jorge Amado murió el 6 de agosto de 2001, en Salvador de Bahía
[siguiente personaje Eduardo Arroyo: 30-6-2014]
Hay 5 Comentarios
No he leído nada de Jorge Amado, pero la invitación de esta semana para conocerlo me parece sugerente y alentadora. Empezando por la foto, plena de apacibilidad, salitre, brisa amable y ensoñación en la realidad. Y continuando con la modestia en su respuesta al ofrecimiento de ser entrevistado: esa modestia, siempre presente, de quien no necesita inflarse con veleidades que en nada aumentan la calidad de lo escrito.
Después, las respuestas comparten el juego propuesto con frescura y nos revelan un poquito más del personaje.
En este verano que comienza, tal vez embarcarnos hacia ese Brasil mitad mito, mitad corpóreo, de la mano de Jorge Amado, sea una buena opción para escapar de lo cotidiano.
Publicado por: tabaquería | 29/06/2014 10:36:24
Santiago y Beatriz han puesto alma y palabras a mis sentimientos, gracias ...
Publicado por: Zuriñe | 24/06/2014 9:18:02
Disiento en lo de "espíritus gemelos". No los hay. No existe en el plan del Universo. Hubo un Jorge Amado, único, irrepetible. El fue exuberante como la misma Bahía, y como son los bahianos: salados, alegres,hijos del esfuerzo y a la vez sutiles, dueños del susurro y de la batucada. Adoradores de Iemanjá y el Señor de Bomfin. Cierto es que, JORGE AMADO fue todos los bahianos posibles y lo seguirá siendo.
Publicado por: Beatriz Basenji | 23/06/2014 15:08:16
Eterno Jorge Amado!!!!Fantástico...
Publicado por: Loiana | 23/06/2014 14:52:19
Con el lunes llegan los deleites: comenzar la semana, disfrutar del trabajo,… leer una prosa genuina, apetecible, .., como dulce de melocotón. La prosa-poética de José Luis Merino. Es un regalo para los sentidos. En esta ocasión viene de la mano del escritor brasileño Jorge Amado, acompañado de una preciosa fotografía en una tranquila playa. Mirada cómplice.
En sus respuestas, como en sus libros, uno adivina el sabor a sal, los colores azules de Bahía o de Salvador, las tardes voluptuosas, las mujeres ardientes,… Ese universo conforma un museo de quiméricas evocaciones, escenas crepitantes. La suya es una prosa que me recuerda el universo de A. Carpentier: profuso, barroco, sensual. La vida cotidiana fue para él su inspiración:
"En el mercado se pueden sentir los olores, los aromas, los sabores de la cocina africana. Y, como en Africa, también aquí el mercado es un punto de encuentro, una especie de plaza, de ágora, el pretexto para festejar y exhibir los talentos propios”
Gracias por este fluir de regalos José Luis.
Un saludo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 23/06/2014 14:14:06