Henry Moore (1898-1986)
Son siete las obras en bronce del escultor británico Henry Moore instaladas en el parque de Doña Casilda Iturrizar (Bilbao). La muestra ha sido organizada por la Obra Social “la Caixa”, en colaboración con The Henry Moore Foundation, con la aquiescencia del Ayuntamiento bilbaíno...
En la primera toma de contacto con las obras exhibidas, al espectador le llega una emanación de energía y vitalismo. Esa doble condición fue el motor creativo de su autor, Henry Moore, a lo largo de su vida, quien tuvo como modelos en sus inicios a Picasso, Epstein, además del legado de antiguas civilizaciones (sumeria, mexicana, africana). Mención especial merece Constantin Brancusi, el mayor guía de la escultura contemporánea. De él aprendió a quitar toda la hojarasca-musgo-maleza de todo lo realizado hasta entonces en escultura, para ir tras la esencialidad de lo expresivo, “y a una toma de concienciación de la forma” (el entrecomillado corresponde a la voz del propio Henry Moore).
Dos obras, tituladas Mujer e hijo reclinados y Figura reclinada, son harto representativas de la marca Henry Moore. Viven en ellas diversos matices relacionados con la anatomía del cuerpo humano. En la segunda, uno de los brazos permanece firme y estático, en tanto el otro parece suspendido en el aire. En la primera, una de las piernas aparece más asentada, frente a la inestabilidad de la otra pierna. En una y otra esculturas sobresale el sabio recital de formas redondas, en armónica sintonía con los huecos-vacíos impostados para la culminación del todo. Y siempre bajo una sólida base cifrada en el dibujo, esa primera letra del alfabeto plástico. La obra Figura reclinada en dos piezas, está ejecutada con trazos secos, al descuido (de formas paquidérmicas), carente de los registros de las piezas anteriores, otorgando preferencia a lo matérico.
En la pieza de título Formas conectadas reclinadas, enseña una suerte de levitación de la figura dentro del interior de la cueva-útero. Asentada o apoyada la superficie externa en tres puntos, el interior de esa figura se asienta o apoya también en tres puntos.
Las dos piezas más aparatosas por su gran escala, Óvalo con puntos y Pieza de bloqueo, han sido gestadas a partir de bocetos minúsculos. Parecen provenir de una especie de “encontrismo”. Algo que el propio Moore ha reivindicado como fuente de creación; de ahí su mirada constante hacia el encuentro de guijarros, huesos, conchas, etc., recogidos en playas y acantilados. Se trata de una belleza no consciente, es decir, no hecha por el hombre sino por el discurrir del tiempo en la Naturaleza.
Mas ese “encontrismo” nunca será eficaz si le falta la latencia necesaria en todo creador. Y la latencia del escultor inglés es máxima. Un permanente estado latente en todo auténtico creador es clave para su vivir artístico o literario o musical y afines. La latencia es su vida. No hay creación posible sin latencia. Un ejemplo se evidencia en la escultura titulada Gran figura de pie (Filo de cuchillo). Por lo que parece, ante la imagen de la famosa Niké de Samotracia, la latencia permanente del escultor le impulsó a realizar su propia interpretación.
Antes de hablar del montaje de la muestra, quiero significar un par de comentarios. En relación con el tamaño de las piezas grandes aludidas, Óvalo con puntos y Pieza de bloqueo, quiero advertir que en no pocas ocasiones el gigantismo por el gigantismo, en arte tiene un valor muy pequeño. El otro comentario alude al cambio de título en una pieza semejante fechada años antes. La de ahora, datada en 1976, la llaman Gran figura de pie (Filo de cuchillo), en tanto la de 1961, se titula Figura de pie (Filo de cuchillo). Lo del filo del cuchillo no ha variado.
Ahora hablemos del montaje o colocación. Una idea estupenda, loable, digna de elogio, no se puede dejar en manos incompetentes su montaje. Han colocado en medio de los paseos tres de las esculturas de mayor volumen. Colocación torpe, autoritaria, impositiva. El arte no es una imposición, sino una proposición. El arte sugiere-propone, no impone. Dos piezas quedan un tanto orilladas. La del filo de cuchillo, la han situado al lado de un edificio, a dos metros y medio, cuando es la obra más necesitada de amplitud visual y “respiración” espacialista. Si llegan a encargarle el montaje a la señora de la limpieza de la Fundación Henry Moore, lo hubiera hecho mejor.
* La escultora Mariemi Otaola fotografió a JLMerino, ante la escultura Madre e hijo reclinados (la única obra colocada con acierto)
[siguiente personaje Yoko Ono de nuevo 16-6-2014]
Hay 5 Comentarios
Lección magistral de crítica de arte, a cargo de Merino, en la que, a través de la escultura, el espacio que ocupa y el que abandona, nos guía hacia un entender y degustar mejor el arte y su proceso creativo. Es un verdadero placer adentrarse en las líneas del artículo, dejándose llevar por la pasión que destila, su precisión y objetividad.
¡Hallazgo acertadísimo el de la latencia, verdadera esencia del creador, ahora y siempre!
Y no podemos resistirnos a la sonrisa, al imaginar a la, seguro eficiente y comprometida, señora de la limpieza de la Fundación decidiendo el montaje de la muestra...
Un verdadero tesoro, todo el artículo. Merino muestra lo que sabe y, además, sabe decirlo. ¡Debe prodigarse más!
Publicado por: tabaquería | 14/06/2014 16:15:00
"aprendió a quitar toda la hojarasca-musgo-maleza de todo lo realizado hasta entonces en escultura " . He aquí el quid de todo Arte: aprender a quitar la hojarasca ... para que la esencia mas vital cobre vida, ya sea en la palabra, en la música, la danza o en esa materia de la que el escultor se vale .En Moore sus formas son exactas para que la luz las inunde a pleno Sol o a plena Luna. Los seres recuperamos nuestra luminosidad dejándonos llevar por esa materia rotunda, inalterable, vital que responde a ese sonido cósmico que dicen provocan las esferas del Universo. Privilegios de Bilbao ! Poder albergar en un mismo parque nada menos que siete obras de Henry Moore.
Publicado por: Beatriz Basenji | 10/06/2014 20:54:15
Me ha parecido un artículo excelente, propio de un experto Comisario artístico y docente. Me ha gustado mucho cómo has dispuesto el texto, sin olvidarte de nada. Y en este sentido la humanidad con la que has apoyado el significado de latencia.
A mi también me ha impresionado cómo sin haber sido madre pueda explicarlo. Y el dolor, que quizás se haya tratado de ahogar, desubicado o al margen.
Siempre se agradece leer en este site los comentarios
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 09/06/2014 20:47:15
Gracias José Luis, por esta preciosa descripción de las esculturas de Moore. Estoy totalmente de acuerdo con esa crítica en relación con la colocación de las esculturas. Creo que se podía haber hecho mejor.
Cuando murió H. Moore(1986) todos los diarios del mundo se hicieron eco, una de las crónicas decía “ Su obra es la de un artista rabiosamente contemporáneo que puso en el mapa de la historia mundial del arte del siglo XX a su propio país, donde al principio tuvo que luchar contra la risa y el desprecio de sus paisanos, que no supieron entender que en sus impresionantes mujeres con agujeros y en sus texturas simples, lejanas, pero nunca hieráticas, se hallaba la síntesis de la propia biografía de la escultura, desde Miguel Ángel hasta nuestros días”
El mismo Moore escribió "El origen de la escultura se remonta, sin duda, a las primeras impresiones recibidas por el hombre ante el espectáculo de piedras monumentales aisladas en medio del paisaje"
Las esculturas del artista británico reflexionan en torno al tema unívoco del hombre, de la figura humana. En este sentido Henry Moore se comporta como un auténtico humanista. Morre tiene especial fascinación por la figura reclinada y los temas sobre «madre e hijo»
Al contemplar las esculturas de Moore, en el parque de Doña Casilda, me viene a la cabeza vagas evocaciones de las Venus paleolíticas, formas redondas provenientes de la naturaleza , obras Picasianas, Brancusianas. Quedo fascinado con el “Ovalo con puntos”, esta obra tiene como tema central la combinación de elementos antropomórficos con formas procedentes de la naturaleza en un lenguaje abstracto. Veo el vació por todos los lados, los agujeros; él mismo Moore expresaba que “El secreto del agujero es la fascinación enigmática de las cuevas, las colinas y los acantilados”
"Ser un artista es lo contario a estar desesperado", dijo Henry Moore. Y añadió: "ser artista es creer en la vida".
Un saludo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 09/06/2014 10:45:05
Excelente artículo: la colocación de una obra de arte, requiere un conocimiento esencial.
Algunas de las obras de Henry Moore, me sugieren la desintegración de los cuerpos, en aras de una realidad transcendente.
Publicado por: Nely García | 09/06/2014 9:47:27