Georges Braque (1882-1963)
En el Museo Guggenheim de Bilbao puede verse en estos momentos una reputada muestra antológica del pintor francés Georges Braque. La exposición permanecerá abierta hasta mediados de septiembre.
Hablar de Georges Braque es memorar el Cubismo e inmediatamente asociarlo a Pablo Picasso. Los dos artistas fueron los pilares descollantes en la creación y gestación del Cubismo, lo mismo el analítico como el sintético.
Para un mayor entendimiento de la relación Cubismo-Braque-Picasso, traigo a la página el recuerdo memorable de la exposición celebrada en 1989 en el MOMA de Nueva York. Se exhibían obras de Picasso y Braque pintando los mismos temas. Aunque las dos almas gemelas del nuevo ismo tuvieran a Paul Cézanne (genuino adalid del arte contemporáneo) como referencia sustantiva, las diferencias entre ambos eran notables. Braque se inclinaba por el trazo de líneas geométricas precisas y ordenadas, además de ser más contenido en el color. Picasso daba orgiásticos saltos de fauno en un bosque intrincado de líneas quebradas y exuberantes coloraciones. El francés fue siempre tras la belleza, en tanto Picasso llevaba dentro de sí el anhelo por la expresividad. Visto lo visto, pueden entenderse como improcedentes aquellas vejatorias-machistas-tabernarias puyas de Picasso contra Braque. En una de ellas decía el español: “Braque es mi mujer”. En otra advertía: “Braque pinta los mejores picassos del mundo”.
Detrás de esas violentadas sátiras se vislumbra el reconocimiento de Picasso por la bella factura de los cuadros de Braque. Los veía refinados, con destellos sutiles en las líneas y suma dulcedumbre en sus azules cobalto y los amarillos limón, entre otros atributos. A juicio de Picasso, la finura de estilo de Braque la había adquirido en la École des Beaux-Arts, mientras que él seguía siendo el peligroso autodidacta de siempre.
En el palimpsesto cubista de Georges Braque destacan sus fértiles collages, donde las líneas angulosas, contenidas, y la profusión de colores apagados, terrosos, conforman una nómina de extraordinarias naturalezas muertas o bodegones.
En cuanto a la obra gráfica, cuando toma como modelos temas griegos, ahí encuentra una buena manera de desarrollar su natural tendencia a lo ornamental y decorativo.
Como broche triunfal de su vida artística, Braque pudo convertirse en el primer cubista vivo en exponer su obra en el Museo del Louvre.
Al salir de la exposición de Georges Braque, ya estaba escribiendo estas líneas. Y en ellas el nombre de Picasso revoloteaba por mi cabeza como una gaviota fucsia, gaviotando de gozo sobre la Ría bilbaína (sus aguas pasan rozando el Guggenheim), para preguntarme una y otra vez, “¿cuándo veremos una muestra de Picasso en este museo?”, “¿a qué esperan?”.
Por darme a pensar, pensé en el poeta Baudelaire (curiosamente francés) y en sus palabras sobre Goya: “El pintor de Fuendetodos funde la alegría, la jovialidad, la sátira española de los buenos tiempos de Cervantes, con un espíritu mucho más moderno, donde destaca el amor por lo inasible, el sentimiento de los contrastes violentos, de los espantos de la naturaleza y de las fisonomías humanas”. Aunque el poeta se refería a Goya, esas palabras encajan a la perfección en la figura del propio Picasso. Y no digo más. Quien quiera entender que entienda.
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