Pilar Bonet

Rusia: paisaje después de las urnas

Por: | 23 de septiembre de 2016

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se reunió ya con los jefes de los partidos que compondrán la séptima Duma Estatal de la Rusia postsoviética (cámara baja del parlamento). El periodo que culminó en los comicios del 18 de septiembre se ha cerrado. Rusia Unida (RU), el partido de los seguidores del presidente, recuperó la mayoría absoluta que, además, es la más apabullante de su historia (343 escaños de 450). Las otras fuerzas (las mismas de la sexta Duma) tendrán representación minoritaria (Partido Comunista, 42 escaños; Partido Liberal Democrático del populista Vladímir Zhirinovski, 39, y Rusia Justa, 23). Completan la cámara tres legisladores (uno que compitió por cuenta propia, otro del partido Ródina (Patria) y otro de la Plataforma Ciudadana).

Serguéi Narishkin deja su puesto de jefe de la Duma, aunque hay indicios de que hubiera querido seguir en él. Narishkin obtuvo un excelente resultado por circunscripción mayoritaria, pero el jefe, Vladímir Putin, dispuso otra cosa, a saber, dirigir del Servicio de Inteligencia Exterior, es decir el Espionaje. Narishkin había trabajado en el Comité de Seguridad del Estado (KGB)), y como buen soldado, acató la orden. Su sustituto al frente del parlamento (cuando los diputados aprueben la propuesta de Putin) será Viacheslav Volodin, que era el vicejefe de la Administración Presidencial responsable de la interrelación con la Duma Estatal.

Putin fue el vencedor de las elecciones del 18 de septiembre. En la política rusa se hace lo que dispone el presidente, con independencia de lo que deseen sus allegados, como parece demostrar una vez más el caso de Narishkin. Putin es el único que puede decir “así lo decidí y así será” a diferencia de los líderes de EEUU y de la Unión Europea, según dijo el violonchelista Serguéi Rolduguin, a quien Putin condecoró el 22 de septiembre en el Kremlin. Rolduguin fue involucrado en los “papeles de Panamá” por una investigación periodística, según la cual el músico tenía cuentas de miles de millones de dólares en paraísos fiscales.

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Putin en una ceremonia de entrega de condecoraciones. Foto, página de web del Kremlin

En el paisaje después de las urnas hay elementos para analizar el presente y otear el futuro. He aquí algunos de ellos:

1.-Los resultados de las elecciones básicamente reflejan la realidad, al margen de que pudo haber más irregularidades de las que oficialmente se denunciaron. Ni la Comisión Electoral Central ni los observadores controlaban todos los colegios, que eran más de 95.000. La jefa de la CEC, Ella Pamfílova, está dispuesta a examinar las quejas documentadas, pero eso no cambiará las cosas, porque hay regiones que están fuera del control de la CEC (Chechenia por ejemplo) y ninguno de los partidos que se consideran perjudicados va a presentar quejas a la totalidad.

2.-Aunque los comicios reflejen la realidad del 18 de septiembre, otra cosa es cómo se ha llegado a ella. Las elecciones se han enmarcado en un ambiente de control y monopolio de los recursos administrativos por parte de la élite dirigente, que, en comparación con la oposición, tiene posibilidades avasalladoras, perfeccionadas durante años, y además las ha utilizado hábilmente. La importancia de la jornada electoral era relativa. Así por ejemplo en el distrito de la zona Altái donde competía Vladímir Rizhkov, candidato de oposición, el recuento paralelo de votos coincidió básicamente con el recuento oficial, según el sociólogo Dmitri Oreshkin. Pero el distrito había sido reestructurado previamente para incluir zonas agrarias, que cambiaron la composición del electorado.

3.- Los liberales de Yábloko y Parnás cosecharon un resultado catastrófico. Por no llegar siquiera al 3% de los votos, Yábloko se queda sin la financiación del Estado de la que disfrutaba cuando superaba esa barrera (un porcentaje que le daba derecho a apoyo oficial, aunque no a incorporarse a la Duma). Aparte de quejarse de las precarias condiciones en las que operan (los empresarios que antes los ayudaban temen financiarlos sin permiso del Kremlin), los liberales buscan culpables de la derrota y también intentan sacar partido, como el político Alexéi Navalni, cuya argumentación en esencia se reduce a “yo lo hubiera hecho mejor”.

4.-El enfoque crítico sobre la anexión de Crimea ha costado votos a los liberales, porque la población en su mayoría sintonizó con la política de Putin en Ucrania (no sin un persistente bombardeo por parte de los medios de información oficiales). Los liberales no encontraron el modo de propiciar la reflexión y más bien movilizaron la “afirmación patriótica”.

5.- En el parlamento los conflictos (seguramente más de intereses que ideológicos) se producirán dentro de RU y habrá que ver si desembocan en una escisión de la que tal vez pudieran surgir nuevos partidos. En la Duma, hay militares, empresarios, fiscales y un entorno ideológico en el que cabe incluso Vitali Milónov, el ultraconservador ortodoxo de San Petersburgo que inspiró la legislación contra los homosexuales.El contingente de RU no es homogéneo. Aunque finalmente vota como quiere Putin, el grupo parlamentario de RU tiene un cierta influencia en la legislación, que enmienda y recorta. La participación de los legisladores concretos en la confección de las leyes más delicadas depende de su acceso a la “cocina” del Kremlin. Pero el principal juego en la política rusa es un solitario y Putin es quien alinea las cartas sobre el tapete. De momento, el presidente juega con una baraja limitada que recuerda la “nomenclatura soviética” (la lista de cuadros de confianza entre los que se repartían los cargos de responsabilidad).


6.- Los diputados elegidos por distritos mayoritarios se incorporan masivamente al grupo parlamentario de RU, pero no está claro en qué medida podrán defender los intereses regionales. El federalismo podría ser un elemento de escisión inicial de la élite, dado que durante la presidencia de Putin la redistribución de impuestos y recursos financieros ha escorado enormemente hacia el centro federal en detrimento de las regiones. Pero se trata de un tema peliagudo ya que el código penal, en virtud de una enmienda aprobada tras la anexión de Crimea en 2014, permite castigar con cinco años de cárcel las manifestaciones que pudieran interpretarse como amenazas a la unisS del Estado.

7.- El absentismo de los sectores urbanos críticos potenció los resultados electorales. Pero estos sectores seguirían estando en minoría, aunque hubieran votado en masa. La diferencia con la situación actual sería que la Duma podría albergar a un reducido número de diputados no acomodaticios capaz de esbozar posibilidades lternativas y de formular preguntas claves. Ahora estos sectores están fuera del parlamento y está por ver si, cuando se recuperen de su postración, podrán organizarse mejor en la lucha política, se atomizarán aún más o buscarán su realización en un campo diferente a la política.

8. ¿De dónde puede venir un nuevo pluripartidismo si es que se produce?: ¿De la fragmentación de la élite? ¿De la reorientación de la demanda política de futuras generaciones? ¿De ambas cosas a la vez? ¿De protestas sociales, que a diferencia de las actuales, se transformen en exigencias políticas? Nadie lo sabe, pero he aquí interesantes temas de conversación para el largo invierno que se avecina

Medea regresa al mar Negro

Por: | 04 de agosto de 2016

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fotos de Otto Lakoba

Medea volvió a las costas del mar Negro donde, según la mitología griega, estuvo situado el reino de la Cólquida. Símbolo del retorno  de la trágica figura a la tierra del vellocino de oro fue la representación de la ópera “Medea”, de Luigi Cherubini, el miércoles 3 de agosto en Sujum, una ciudad portuaria de 2500 años de historia, que tiene sus orígenes en una colonia griega (Dioscurias).

Protagonistas del “retorno” fueron la soprano Jibla Gerzmava y la compañía del teatro musical Stanislavski y Nemirov-Danchenko de Moscú, dirigida por Alexandr Titel. Gerzmava, que ha actuado en los mejores escenarios del mundo, y Titel son figuras reconocidas internacionalmente. Jibla, además, nació en Abjazia en 1970 y aquí se inició en la música. Durante quince años seguidos, la soprano ha organizado un festival musical exquisito (“Jibla Gerzmava invita…”) que con un repertorio clásico, de jazz y blues contribuye a romper el aislamiento político de Abjazia. Desgajado de Georgia durante la desintegración de la URSS,  este territorio bello y exuberante entre el Cáucaso y el mar fue escenario de una sangrienta guerra (1992-93), cuyas secuelas  son aún visibles en los edificios e infraestructuras destruidas. En 2008, Abjazia se autoproclamó independiente y fue reconocida como Estado por la vecina Rusia, que garantiza su seguridad económica y militar. Formalmente,  la mayoría de países de la ONU siguen considerando a Abjazia como parte de Georgia.

El festival “Jibla Gerzmava invita…” es una joya para melómanos bien informados y su recaudación se dedica a fines benéficos. Este año, el evento tuvo un giro inesperado que confirmó los hechizos y los poderes atribuidos a la heroína de Eurípides.

En Sujum quedan todavía restos de una antigua fortaleza donde, se superponen los legado de distintas civilizaciones llegadas a este litoral, desde los romanos que iniciaron la construcción hasta los otomanos y los rusos, pasando por los bizantinos y los genoveses. En los años cincuenta del siglo pasado, las autoridades soviéticas demolieron parte de las murallas de la fortaleza para construir un paseo marítimo y, a fines de la década de los ochenta comenzaron las excavaciones en el interior de la destruida fortificación. La guerra de 1992-1993 entre abjazos y georgianos truncó aquella tarea. Durante más de dos décadas la zona a explorar se llenó de escombros urbanos. Hasta que la pasada primavera surgió la idea de continuar  el trabajo interrumpido y trasladar la cita anual con Gerzmava al recinto de la fortificación, según cuenta Batal Kobajia, viceministro de Cultura de Abjazia.  Con ello, Abjazia afirmaba la voluntad de recuperar el patrimonio arquitectónico y cultural descuidado durante la época en que la prioridad fue la supervivencia. La cantante aceptó el desafío y trajo a Sujum la ópera Medea, que se estrenó  en Moscú en 2015 y que fue premiada en el festival la Máscara de Oro. Varios meses de intenso trabajo dejaron al descubierto el contorno de viejas ruinas, desde una lápida del siglo IV dedicada a un legionario romano convertido al cristianismo al perímetro de una basílica de planta octogonal, unas termas romanas y también los cuarteles de las tropas del imperio ruso que conquistaron el Cáucaso en el siglo XIX. Sobre este suelo saturado de historia fueron armados un escenario y unas gradas desmontables con un aforo para más de mil personas, todo ello, al aire libre. Tras un minuto de silencio por el gran escritor de Abjazia, Fazil Iskander, fallecido el pasado 31 de julio a los 87 años, comenzó la representación, para la que cerca de trescientas personas (entre músicos, cantantes y técnicos) se desplazaron desde Moscú a Sujum. En el horizonte, detrás del escenario, podían verse los mástiles iluminados de los buques que surcaban el mar Negro. Jasón y los argonautas, con botas hasta la rodilla, pantalones abombados y camisa de lino, sujeta a la cintura, evocaban a Stalin y sus camaradas del Cáucaso durante los años treinta. Gerzmava, de negro riguroso, intentaba en vano ejercer sus hechizos sobre Jasón.

_MG_2001Concluía el primer acto y la soprano invocaba a los dioses para que castigaran a Jasón, cuando comenzaron a caer las primeras gotas. El calor sofocante se disolvió en un aguacero primero, y en una espectacular tormenta después. Los espectadores huían despavoridos: las damas de traje largo hundiendo sus tacones afilados en el fango y los caballeros convertidos en esponjas a partir de las hombreras de sus americanas. Los “Mercedes” y coches de lujo de los espectadores representativos o adinerados se desplazaban como lanchas sobre los charcos. La Naturaleza desencadenada parecía haber vencido sobre la cultura y la voluntad. Parecía. De amigo a amigo, se trasmitió el mensaje a quienes no se habían rendido ya: El espectáculo continuaba en otro lugar: el Teatro Nacional de Abjazia, un local (cerrado) a la orilla del mar Negro. Las puertas del teatro se abrieron, mientras la tormenta volvía a arreciar. En el techo del teatro, restaurado en 2013, aparecieron goteras y hubo que colocar cubos en el escenario para recoger el agua que llegó a caer a chorro. Hubo problemas para trasladar bajo la lluvia los instrumentos de la orquesta, especialmente las piezas delicadas como el violonchelo. Para todos los que se habían reunido en el teatro, entre los que se encontraba Raúl Jádzhimba, el presidente de Abjazia, estaba claro que la ópera debía seguir.

Pasaban de la una de la madrugada del jueves cuando dio comienzo el segundo acto y eran casi las tres cuando concluyó el tercero. Tras los aplausos ensordecedores, las flores, los “bravos” y la sensación de victoria, salimos a la calle, donde, en lugar de charcos, había verdaderos ríos, torrentes desbocados que arrastraban ramas y troncos arrancados de los árboles por el huracán. Por la mañana, Sujum era intransitable y en el centro de la ciudad el agua alcanzaba la altura de la rodilla. La electricidad funcionaba de forma intermitente y la alcaldía declaró estado de catástrofe natural, interrumpió el transporte público y recomendó a los particulares abstenerse de circular. La maldición de Medea había hecho efecto y los abjazos empapados de historia lo interpretaban como una clara señal de que la heroína de la tragedia griega había sido abjaza, es decir había pertenecido a una de las tribus que, junto con otras, formaron el conglomerado humano del reino de la Cólquida.

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fotos Otto Lakoba

Muertos y más muertos

Por: | 10 de julio de 2016

Las nuevas y viejas guerras siguen cobrándose vidas humanas en el territorio heredero de la URSS, aquel imperio de cuya desaparición se cumplirán 25 años en diciembre. Junio se ha caracterizado por el recrudecimiento de los combates en la zona del este de Ucrania lo que ha producido el mayor número de víctimas civiles en un mes desde agosto de 2015, según un informe del alto Comisariado de Derechos Humanos de la ONU, que registra 69 víctimas civiles (12 muertes y 57 heridos), la mayoría por disparos de artillería, incluidos calibres prohibidos por el acuerdo firmado en febrero de 2015 en Minsk.

Desde el comienzo del conflicto entre Kiev y los prorusos del Este de Ucrania (en la primavera de 2014) se han registrado como mínimo 21.880 heridos y  9.470 muertos, de los cuales cerca de dos mil eran civiles. La situación "tiende a deteriorarse", porque en la zona de contacto, las partes enfrentadas han acercado las posiciones en las últimas dos semanas y en algunos lugares como Luhanska y Zaitseve, las distancias de 1,5 y 2 kilómetros entre los combatientes se han reducido a 300 y 500 metros, respectivamente, señala el informe. Esto supone que entre unos y otros se han “comido” la zona de seguridad acordada en Minsk,  y que lo que existe ahora es una línea de frente con todo lo que ello implica.

Miles de personas arriesgan su vida cada día en los puestos de control para entrar y salir de los territorios dominados por los insurgentes y esperan hasta 36 horas en las carreteras, soportando el sol y el calor y sin servicios sanitarios adecuados, señala el informe.

Además de las víctimas civiles, están las bajas militares, no recogidas en el informe. El 29 de junio hubo combates en la zona de Loguinovo, cerca de Debáltsevo, un  nudo ferroviario estratégico para la comunicación entre las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y de Lugansk (RPD y RPL). Las tropas ucranianas atravesaron dos líneas de defensa de los combatientes prorusos y avanzaron varios kilómetros en la zona de separación, en dirección hacia Debáltsevo, señalan en Moscú fuentes habitualmente informadas, según las cuales ni la magnitud de los combates ni el número de víctimas, que podría llegar a un centenar, son reconocidas por unos y otros. Tras encarnizados enfrentamientos y con grandes pérdidas por parte de las tropas ucranianas, Debáltsevo fue conquistado por los insurgentes en febrero de 2015 cuando los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania habían firmado ya los acuerdos de Minsk.  

Ahora, de dos de los muertos de junio (en el contingente de las tropas leales a Kiev) queda constancia casual, un cantante de ópera (oficialmente pereció en un lugar no identificado en la ATO o Zona de la Operación Antiterrorista, según la denominación de Kiev) y un herido desangrado en el campo de batalla y no identificado, que fue entregado a las tropas ucranianas por representantes de la RPD. Si es cierto que las tropas de Kiev lograron romper las defensas de sus adversarios, no sería una sorpresa que estos hayan solicitado ya (o recibido) equipo y refuerzos a sus proveedores habituales. En las redes sociales, una voluntaria leal a Kiev se refiere de forma simultánea a numerosas bajas en sus filas el 9 de julio y a la recepción por parte del adversario de sistemas de misiles capaces de guiarse a si mismos hasta su blanco.

Una impresionante filmación de combates prácticamente cuerpo a cuerpo es el reportaje realizado por Yulia Polújina, la corresponsal de guerra del periódico ruso Nóvaia Gazeta, que el 6 de julio se jugó la vida en Avdéevka, al oeste de Donetsk, acompañando a un grupo de soldados ucranianos que luchaban en una nave industrial a cortísima distancia de sus adversarios. Dos de los soldados murieron en los tiroteos, como registró Polújina, la cual podría perder su acreditación periodística en la zona ATO, si prospera la petición del servicio de seguridad de Ucrania, que se ha quejado de su trabajo.

También en el territorio de Rusia hay muertos y refriegas que nada tienen que ver con Ucrania, en concreto en Daguestán, en el norte del Cáucaso, donde la noche del 9 al 10 dos personas fueron asesinadas en un bosque de la zona de Karabudajkent, que ha sido escenario de una operación antiterrorista. Antes, el 7 de julio, los muertos fueron 13 (nueve guerrilleros, un miembro de los servicios antidisturbios y tres policías, según el servicio informativo Kavkaz-Uzel). Daguestán, la primera región del Cáucaso adonde llegó el Islam en el siglo VIII, ha sido escenario de serios conflictos con musulmanes radicales o radicalizados por la tosca política antiterrorista de Moscú. Ahora que el Estado islámico tiene problemas logísticos y financieros, se ha incrementado el temor de que los combatientes islamistas emigrados puedan regresar a su territorio de origen, en Daguestán y otros lugares del norte del Cáucaso. Durante dos años el régimen contraterrorista ha sido proclamado en 7 ocasiones en Karabudajkent, según el servicio Kavkaz-Uzel. 

También en los últimos días Rusia ha sufrido pérdidas humanas en su contingente militar en Siria, donde el 9 de julio perecieron dos pilotos que cumplían una misión a bordo de un helicóptero Mi 35M, derribado por un misil al este de Palmira, en la provincia de Homs . Uno de las víctimas era un experimentado y reconocido oficial, el coronel Riafagar Jabibullin, jefe de un regimiento de aviación militar con base en Krasnodar, al sur de Rusia. 

Rusia y los vientos del Brexit

Por: | 26 de junio de 2016

Como fenómeno de importancia global, el Brexit afecta también a Rusia, que intentará minimizar las turbulencias económicas y aprovechar los efectos políticos provocados por el voto británico. Pese a las sanciones y contra sanciones, la UE en su conjunto sigue siendo el primer socio comercial de Moscú.

Mucho dependerá de la capacidad de la UE para renovarse, pero hoy por hoy Vladímir Putin parece reforzado por la debilidad de Europa. Esta debilidad facilita al líder ruso su política de cultivar las relaciones bilaterales de Estado a Estado y con líderes, ex líderes y tal vez futuros líderes nacionales, en detrimento de los contactos con los burócratas de Bruselas, representativos del conjunto de la EU. Estadistas como los franceses Nicolás Sarkozy y Marie Le Pen, los italianos Silvio Berlusconi y Mario Renzi, y el alemán Gerhard Schröder, gozan de un trato especial por parte del Kremlin.

Además, Rusia saca provecho desde el punto de vista de la imagen, al posicionarse como miembro de un proyecto integrador (la Unión Económica Euroasiática, junto con Kazajistán, Bielorrusia y Kirguizistán) frente a otro que se desmonta (la UE), y Putin ha hecho hincapié en sus proyectos aglutinadores en las últimas semanas.

En Tashkent, donde participaba en una cumbre de Organización de Cooperación de Shanjái (SHOS, en su abreviatura rusa, formada por China, Rusia y varios países de Asia Central), Putin dijo que las consecuencias del Brexit para Rusia serían tanto “positivas como negativas”, pero que no esperaba “una catástrofe global”. El dirigente,  para quien la disolución de la URSS fue la mayor “catástrofe geoestratégica” del siglo XX, comparó aquel imperio desaparecido con la UE. Amparándose en el comentario de un ex líder europeo que no identificó, Putin dijo que el número de decisiones obligatorias del Europarlamento era mayor en proporción que el número de decisiones obligatorias del Soviet Supremo de la URSS (el parlamento soviético) en relación a las repúblicas soviéticas”. Esto significa, prosiguió Putin, que la “concentración de poder en la cumbre es muy alta y a algunos esto les gusta, otro quieren avanzar por la vía de difuminar las fronteras nacionales y a otros esto no les gusta. A juzgar por los resultados del referéndum, a los ciudadanos del Reino Unido esto no les gusta”.

Para la propaganda antieuropea en las televisiones estatales rusas, el Brexit es un  buen combustible, aunque tiene aristas afiladas que pueden ser peligrosas según como se manejen. Dado que el Reino Unido es uno de los países más firmes en la condena de la política rusa en Ucrania, en Moscú hay quien piensa que tal vez sea posible ahora hacer que se suavicen o se eliminen las sanciones occidentales por la anexión de Crimea y el apoyo a los insurgentes del Este de Ucrania.  Con cautela, Putin dijo que  no creía que el Brexit se refleje en la política de sanciones, pero añadió que “si nuestros socios alguna vez maduran para mantener un diálogo constructivo con ellos sobre estas cuestiones, nosotros estamos dispuestos”. “No solo estamos dispuestos, sino que queremos y a lo positivo contestaremos con lo positivo, pero hay que esperar  a realizar algunas cosas que están fuera de nuestra competencia”, explicó refiriéndose a los compromisos de Kiev en el marco del proceso negociador de Minsk.

Los tecnócratas gubernamentales son precavidos. El ministro de Desarrollo Económico, Alekséi Uliukáiev no contempla la influencia del Brexit sobre los planes de privatización de empresas del Estado y no cree que sea motivo para revisar los precios básicos del petróleo a 40 dólares por barril contabilizados en el presupuesto de 2017-2018. El ministro de Finanzas, Antón Siluánov, dice que el Brexit crea incertidumbre sobre el futuro desarrollo de la economía global, pero de forma limitada y en menor medida que otras crisis anteriores. El ex ministro de Finanzas y hoy jefe del centro de elaboraciones estratégicas, Alexéi Kudrin, afirmó que los resultados del referéndum no influirán en Rusia, porque este país tiene problemas “más delicados”.

Los analistas barajan ideas contrapuestas, desde una disminución de la influencia de EEUU en Europa o, al revés, un incremento de la influencia de EEUU en Europa por la vía de la OTAN, que arrebatará a la UE el papel de máximo organismo de consolidación occidental en el continente.

El historiador Daniel Kotsiubinski ve el Brexit como parte de un proceso de “regionalización mundial”, porque en lugar de “una confederación integrada horizontalmente”, la UE ha resultado una entidad burocrática y jerarquizada dirigida de hecho por la Gran Alemania y formalmente por los funcionarios reguladores de Bruselas. La decisión británica no traerá ningún beneficio al proyecto “euroasiático” ni a los beneficiarios transoceánicos, porque el "viento antiimperial y separatista, levantado hoy por los ingleses (y antes por los escoceses y catalanes) poco a poco se difundirá por el mundo", señala Kotsiubinski, que considera lógica la salida de Escocia e Irlanda del Norte del Reino Unido. La discusión sobre cómo puede afectar este “viento” al cuerpo heterogeneo de Rusia, con múltiples tensiones y problemas congelados, es arriesgada en este país, donde, desde 2014, la puesta en cuestión de la unidad del Estado puede ser condenada con 5 años de cárcel.

La aviadora Sávchenko descoloca a los políticos de Ucrania

Por: | 12 de junio de 2016

La diputada y aviadora Nadezhda Sávchenko ha introducido nuevos elementos en el debate político de su país al regresar a él tras casi dos años en prisión en Rusia. Sus declaraciones a favor de un diálogo directo (al margen del proceso de Minsk) entre Kiev y los insurgentes de las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk (RPD y RPL) han trastocado el marco en el que opera la desgastada clase política ucraniana, preocupada sobre todo por su supervivencia.

La aviadora, de 35 años, ha dicho que el logro de la paz en el Este exige “continuar las sanciones contra Rusia” porque “no ha comprendido aún que se ha de ir”. También exige “establecer relaciones directas sin los acuerdos de Minsk” con la RPD y la RPL y prescindir de los intermediarios. Sávchenko distingue entre el “enemigo”, Rusia, “que está obligado a volver a su casa”,  y el “adversario”, los ucranianos rebeldes de Donbás, a los que se puede “convencer” y con quien se puede contactar “porque tenemos aproximadamente la misma sangre”. Según la diputada, hay que hablar con el líder de los insurgentes de Lugansk, Igor Plotnitski, que “no es tan malo” y con el líder de los insurgentes de Donets,Alexandr Zajárchenko, porque “allí (en Donetsk) están nuestros chicos (presos), y si hoy decimos que os mataremos, los matarán a ellos, por eso hay que pensar en lo que dices, pensar lo que haces”.

“La gente espera la paz”, “la victoria es la paz”, ha dicho Sávchenko, según la cual ni todos los que están en el bando de Ucrania son buenos, ni todos los que están en el otro bando son malos.

En la RPD ya han anunciado que están dispuestos a hablar con Sávchenko si esta recibe un mandato para ello. Sin embargo, los representantes de la administración ucraniana han reaccionado a la defensiva. Unos, incluidos los servicios de seguridad, han desautorizado sus declaraciones, y otros han minimizado sus palabras alegando que la aviadora carece de experiencia política, cosa que ella misma reconoce.  No obstante, resulta imposible ignorar las declaraciones de un héroe nacional como podrían ignorarse si esos mismos argumentos fueran esgrimidos por Rusia.

El año 2014 (con la culminación del Maidán, la huida del presidente Víctor Yanukóvich, la anexión de Crimea y el apoyo de Moscú a los insurgentes del Este) planteó brutalmente el problema de las lealtades a muchos ciudadanos de Ucrania que hasta entonces no habían sentido la necesidad de definir su identidad más allá del pasaporte. De los casi ocho millones de personas que vivían en Donetsk y Lugansk, dos millones se refugiaron en Rusia, otros dos en otras zonas de Ucrania y el resto permanece en la RPD y RPL, esos territorios que hoy son una especie de limbo, un proyecto indefinido, cuyas constantes vitales son mantenidas por Moscú.

En el estancado proceso de negociaciones de Minsk (Alemania, Francia, Ucrania y Rusia) bajo la égida de la OSCE, Kiev se centra en los problemas causados por Moscú. Pero los conflictos entre ucranianos de distinta orientación geopolítica y de distinta lengua existen también y no son solo derivados de las actividades del Kremlin. Si Rusia pudo operar en Ucrania en 2014 fue porque encontró un fermento que se lo permitió. La propaganda y los comandos militares enmascarados al servicio del Kremlin (en Crimea y en el Este) se apoyaron en ciudadanos de Ucrania, que sintieron miedo del proyecto de Estado ofrecido por los vencedores del Maidán.

Los pilares de la política de Kiev en el Este comienzan a ser criticados en público. El ex gobernador de Lugansk, Gueorgi Tuka, hoy viceministro responsable de los territorios ocupados en el gobierno de Ucrania, ha reconocido la ineficacia del bloqueo impuesto por las autoridades centrales a los territorios insurgentes del Este. La decisión del bloqueo fue “emocional” y para corto tiempo, pero se ha convertido en “una tontería y una miopía”, y si hablamos de reintegración tendremos que “abrir paulatinamente las esclusas del comercio y quitar el bloqueo y también además luchar contra el rublo y con los productores rusos”, ha dicho el político al semanario Zerkálo Nedelii.

La cuestión fundamental en las relaciones internas ucranianas, en palabras de Enrique Menéndez (un activista de Donetsk de origen español), es “si nos vamos a dedicar en serio a la reintegración” del país. El Reino Unido y los independentistas irlandeses del IRA mantuvieron conversaciones que fueron primero secretas “porque la sociedad no estaba preparada” y luego llevaron a un proceso de paz, afirmaba Menéndez en el programa televisivo “Shuster Live”.

Sobre el tapete hay muchos temas para diálogo, desde el carácter y amplitud de una amnistía para los insurgentes a las bases de una futura reconciliación y convivencia nacional. Las soluciones son complicadas y hasta la misma Savchenko ha dicho que no se lograrán por la vía militar.

No todas las voces pueden expresarse con libertad. Ni en Kiev ni en Donetsk. Enrique Menéndez, uno de los fundadores de Ciudadanos Responsables, una organización no gubernamental que llevaba ayuda humanitaria desde Kiev a Donbás, está vetado por los insurgentes de la RPD al igual que su colega, Marina Cherenkova, que pasó por los calabozos de la RPD antes de ser expulsada de alli. El periodista ucraniano Vitali Leybin, un oriundo de Donetsk que dirige la revista “Russki Reporter” en Moscú, ha sido vetado en Ucrania, país del que es ciudadano. “Cada día que no disparen los cañones aumentará la importancia del diálogo interno y disminuirá la importancia del diálogo con Putin”, afirma Leybin en una conversación en Moscú. También él, persona bien informada, ha seguido con interés las declaraciones de Sávchenko.

Hoy, pese a los acuerdos de Minsk, en la línea de separación entre las partes enfrentadas en el Este de Ucrania continúan los tiroteos y el reguero de muertes. “Todas las partes son responsables de las violaciones de derechos humanos y abusos y violaciones de la legislación humanitaria internacional”, afirma el último informe del Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos. “Los civiles han pagado el precio más caro por este conflicto”, señala el documento, que, en una estimación conservadora, registra un total de 9.371 muertos y 21.532, heridos hasta el 15 de mayo pasado. La cifra ha seguido incrementándose casi cada día después de esa fecha.

Asia Central es posiblemente uno de los espacios más olvidados de la tierra desde el punto de vista de los derechos humanos. Preocupados por otros problemas de apariencia más cercana e inmediata, los países occidentales contemplan en la práctica impasibles el afianzamiento en aquella región encajada entre Rusia y China de regímenes autoritarios que reprimen a los sectores críticos de la sociedad o simplemente a quienes les resultan molestos para el ejercicio arbitrario del poder.

En los últimos años se ha desarrollado una complicidad tácita entre los autócratas asiáticos y los representantes de las democracias occidentales. Los primeros invocan la amenaza de islamismo radical para justifican la represión contra la disidencia al por mayor; los segundos aceptan como válidas estas explicaciones sin indagar detalles y ambas partes se complementan en un peligroso juego que combina orden, miedo y obediencia para hoy y caos, resentimiento y violencia a capitalizar mañana por las fuerzas extremistas que previsiblemente asumirán el legado del presente.

Asia Central tal vez sea hoy el caldo de cultivo de un futuro turbulento después de que en la mayoría de países de la zona se hayan destruido los elementos que hubieran podido cohesionar una sociedad civil modernizadora en aquellos Estados surgidos hace 25 años. Entre estos elementos estaban válidos intelectuales que se formaron gracias al sistema educativo de la URSS, hoy destruido y no reemplazado por nada coherente.

Este domingo, la república centroasiática de Tayikistán, considerado el más pobre de todos los Estados postsoviéticos, da un paso más para encauzar por el camino dinástico el régimen del presidente Emomali Rajmón que lleva al frente del país desde 1992. A los tajikos se les pregunta si quieren modificar la constitución para que el presidente pueda ser elegido un número indefinido de veces y si están dispuestos a rebajar la edad para acceder a la jefatura del Estado. La primera pregunta continúa la serie de consultas populares que han permitido a Rajmón prolongar su mandato hasta hoy (mediante eliminación de restricciones al número inicial de dos mandatos y prolongación del plazo de los mismos). La segunda pregunta permitiría a Rajmón ser sustituido Rustam Emomalí, el mayor de sus hijos varones en una prole de 10 vástagos, cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales en 2020.

Activistas de derechos humanos han denunciado la corrupción y el carácter feudal y represivo del régimen de Tayikistán. Los sectores de la economía capaces de generar algún beneficio están en manos de la familia del presidente y decenas de miles de tajikos malviven trabajando como emigrantes en precarias condiciones sobre todo en Rusia, donde han estado entre los primeros grupos que han sentido la crisis económica.

La aparición de dinastías en las repúblicas postsoviéticas tiene su ejemplo por excelencia en Azerbaiyán, donde en 2003 Iljam Alíev sustituyó a su padre Gueidar Aliev en la presidencia del Estado. El instinto dinástico se advierte en Kazajistán y en Uzbekistán, pero Nursultán Nazarbáyev y Islam Karímov, los respectivos dirigentes, han tenido hijas, y no hijos, y en un entorno tan tradicional como es Asia Central la consolidación en el poder de mujeres aparece (por lo menos a ojos de los padres de las féminas) como un proyecto menos viable que la de herederos varones. Tanto en Uzbekistán como en Kazajistán, los líderes han amparado procesos legislativos y cambios constitucionales que han prolongado su posición de mando y se han ido librando de forma paulatina de la oposición relevante. "Si en Kazajistán se conserva por lo menos un amago de pluralismo, en Uzbekistán la oposición ha sido totalmente barrida", afirma Danil Kislov, director del servicio informativo Fergana.ru.

A principios de este siglo, Rajmón podía jactarse de ser el presidente del único país de Asia Central que compartía poder con un partido islámico moderado, que además era el único en su género legalizado en toda la región. Se trataba del Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán (PRIT) y era uno de los firmantes del acuerdo que en 1997 permitió poner fin a una guerra civil comenzada en 1992, en la que, según algunas estimaciones, perecieron hasta 100.000 personas.

La Oposición Unida de Tajikistán, de la que el PRIT era la principal fuerza, tuvo inicialmente una cuota del 30% de los puestos en el gobierno, pero progresivamente fue perdiendo terreno. De ser un socio y un garante del fin de la guerra civil, el PRIT pasó a ser un grupo perseguido, cuyos miembros fueron acusados sucesivamente de distintas conspiraciones (sin que hubiera pruebas fehacientes de que así fuera) y en ocasiones caían víctimas de atentados y operaciones policiales y militares.

La culminación de este proceso de marginación fue el encarcelamiento en 2015 de líderes y militantes del PRIT, un total de varios centenares de personas, que, según Human Rights Watch (HRW), están siendo sometidas a torturas y condenadas a larguísimas penas de prisión. La Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EEUU (USCIRF) denunció que muchos activistas fueron detenidos incluso antes de que un tribunal de Tajikistán declarara a fines de septiembre que el PRIT era un grupo “terrorista”. Entre los encarcelados están el ex diputado Saidumar Husaini, el vicepresidente del partido, el sofisticado Mahmadali Hait (a quien la Fiscalía pide cadena perpetua) y el periodista Hikmatulloh Saifullohzoda. Buzugmehr Yorov, el abogado de Husaini, fue arrestado después de haber dicho que su cliente estaba siendo torturado y otros abogados de los activistas detenidos fueron arrestados después, según los datos de HRW.

Muhadir Kabirí, el líder del PRIT, se encuentra en el extranjero, lo que le ha puesto hasta ahora a salvo del encarcelamiento que sufriría en su país. En Moscú, Kabirí era un hombre respetado por los especialistas en Asia Central y mundo islámico, como el ex jefe del Gobierno ruso, Yevgueni Primakov, estadista con larga experiencia en servicios de seguridad, que gustaba de conversar con él. Moscú seguramente no sería un lugar seguro para Kabirí ahora, habida cuenta de que en la capital rusa se han registrado atentados contra miembros de la oposición de Tajikistán.

Occidente se limita a tibias críticas sin consecuencias ante la feudalización de Asia Central. China y Rusia, por su parte, afianzan al régimen de Rajmón, la primera prestándole ayuda económica y la segunda, ayuda militar. Pekin, que resolvió a su favor una disputa fronteriza con Tayikistán en la zona del Pamir, construye carreteras, explota materias primas y minas y presta dinero al esquilmado país. Moscú, a su vez, está cada vez más obsesionada por la porosidad de la frontera de 1300 kilómetros entre Tajikistán y Afganistán. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (alianza entre Rusia y varios países postsoviéticos, entre ellos Tajikistán) ayuda a equipar y a construir infraestructura en aquella frontera. La OTSC ha realizado también intensos ejercicios militares, cuyo objetivo es movilizar contingentes de tropas suplementarias y prepararse para “el caso de fuerza mayor”, según contaba recientemente el secretario general del OTSC, Nikolái Bordyuzha, quien estima que alrededor de 1000 personas procedentes de Tajikistán luchan en las filas del Estado Islámico.  Además, Moscú mantiene en Tajikistán una base militar, emplazamiento de la división 201. La búsqueda del enemigo en Afganistán contrasta con la omisión en el discurso político oficial ruso de cualquier crítica o distanciamiento ante la política interior de Dushambé, que, en opinión de medios tayikos involucrados en el proceso de paz de los noventa, es la gran generadora del extremismo que pretende combatir. ¿Alguien va a pensar que la vía moderada lleva a alguna parte en Tajikistán cuando sus dirigentes reprimen a quienes fueron sus aliados durante 18 años?

Intolerancia y miedo a la Historia en Moscú

Por: | 30 de abril de 2016

¿Acaso estamos asistiendo al nacimiento en Rusia de unas secciones de asalto dispuestas a amedrentar a quienes afirman su independencia de criterio y dejan volar su curiosidad más allá de los corsés ideológicos?  Las personas, vestidas de color pardo, que agredieron con huevos y líquidos al respetable jurado de un concurso de historia para jóvenes el pasado 28 de abril, provocan esa pregunta. El suceso tuvo lugar a las puertas de la Casa del Cine de Moscú, donde se celebraba la ceremonia de entrega de premios a los escolares ganadores del certamen “La Persona en la Historia: Rusia Siglo XX”.

Desde hace 17 años, Memorial, la ONG que vela por el mantenimiento de la memoria histórica en Rusia, convoca este certamen dirigido a los jóvenes de 14 a 18 años y destinado a rescatar episodios, enfoques, documentos inéditos de las historias locales que en conjunto componen la gran historia global. Para asistir a la entrega de premios se habían desplazado a la capital estudiantes de las regiones, profesores y los jefes o miembros de los concursos de historia semejantes al ruso, que se celebran en 16 países europeos, entre ellos España.

La escritora rusa Liudmila Ulítskaia, se vio alcanzada por un chorro de desinfectante. Lo mismo les ocurri8ó a representante del concurso español, Ignacio Herrera de la Muela, director de la real maestranza de caballería de Ronda, al representante alemán, el noruego y a la francesa.

“Se nos acercaron unos tipos muy violentos, que nos llamaron fascistas, nos dijeron que no teníamos derecho a cambiar la interpretación de la historia y nos pusieron perdidos”, contaba a esta periodista Herrera de la Muela. “Me mancharon el pelo, me embadurnaron la gabardina y el jersey y hasta la ropa interior”, manifestó Herrera de la Muela, quien, en lugar de ir a cambiarse al hotel, permaneció en la ceremonia para no dar a los atacantes “el gusto” de reventarla. En su opinión, el ataque tenía por objeto “asustar a los padres de los niños”.

Memorial se dirigió el viernes al jefe del departamento de Interior de Moscú, Anatoli Yakunin, para pedirle que incoe un proceso contra los agresores y una investigación sobre la pasividad policial. Dmitri Peskov, el jefe de prensa del presidente Vladímir Putin, trató a los atacantes de “gamberros” y consideró inapropiado que portaran la cinta de San Jorge, la banda naranja y negra que estos días multiplica su presencia en Rusia con motivo de la conmemoración del fin de la Segunda Guerra mundial, que aquí es el 9 de mayo.

Para los que siguen con preocupación la intolerancia de los movimientos de “patriotas” o de los exaltados fieles ortodoxos rusos las reacciones de las instituciones oficiales son tibias y poco disuasivas para los atacantes. Entre los apostados a la entrada de la Casa del Cine, algunos reconocieron a personas vinculadas con el Movimiento de Liberación Nacional (NOD) que dirige Yevgueni Fiódorov, un diputado de la Duma Estatal (parlamento) perteneciente al grupo de Rusia Unida, el partido gubernamental.

Las autoridades rusas suelen detener con presteza a los activistas que protestan contra la política del Kremlin. Sin embargo, los chicos del NOD sólo fueron sancionados con un apercibimiento administrativo. A fines de marzo, la televisión estatal exhibió un crítico programa sobre una exposición organizada por Memorial con el título “Guerras Diferentes”, en el que se compara la interpretación de la historia de la Segunda Guerra Mundial en textos escolares de diferentes países (Rusia, Polonia, República Checa, Alemania, Italia y Lituania). Donde los organizadores veían deseo de comprensión mutua, los artífices del programa acusaban a Memorial de ser “agentes extranjeros” que reinterpretan la historia al servicio de sus patrocinadores occidentales.

Rusia se cierra. Sus dirigentes temen la influencia de los extranjeros que cuestionan los postulados ideológicos machacados una y otra vez desde los medios de comunicación del Estado. EN febrero, sin ningún miramiento, al embajador de de la Unión Europea en Moscú,  Vygaudas Usackas,  le dieron con la puerta en las narices en tres hoteles  del Altái adonde se había desplazado para acudir a un seminario que se celebra anualmente desde hace 15 años y que se conoce como el Davos Siberiano. El ex vicejefe de la Duma, Vladímir Rizhkov, uno de los organizadores de aquel seminario, acusó a los dirigentes regionales del Altái de haber presionado a los hoteles de la zona para que rechazaran al embajador y otros invitados internacionales. En la universidad de Novosibirsk, en abril, en un simposium de colaboración entre las universidades de Siberia y la Unión Europea, Usackas y el cónsul alemán fueron “toreados” en el sentido más literal. Primero les invitaron a visitar una exposición mientras esperaban a que comenzara el simposium y, cuando por fin se incorporaron a él, le dijeron que era demasiado tarde para intervenir, afirmaba una fuente de la delegación. Usackas afirmó que se quejaría al ministerio de Exteriores y no se sabe cuál ha sido el resultado de su gestión.

En medios diplomáticos y culturales occidentales no resignados al ostracismo se debate cómo mantener el diálogo con los rusos dejando de lado la política. Los intercambios entre interlocutores dispuestos a escucharse mutuamente, cuando son posibles, están sometidos al escrutinio desconfiado de las altas instituciones del Estado, gobernadas por veteranos de los órganos de la seguridad que siguen mirando el mundo a través de su lente gremial.

En este mes de abril, en una reunión con activistas del Frente Popular de Rusia, Putin reveló algunas de sus ideas sobre los extranjeros y la educación. A la educación “no solo preescolar sino también escolar se dedica quien quiere,… los extranjeros se entrometen y financian a algunos.  Por supuesto debemos estar abiertos a todo lo nuevo, pero todas estas fundaciones no están de acuerdo con nuestras tradiciones, con nuestra cultura. Se trata de algo muy peligroso”, dijo.

 

El Este de Ucrania en espera de un futuro

Por: | 21 de marzo de 2016

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Foto Pilar Bonet

La solución del conflicto en el Este de Ucrania  es más complicada de lo que afirmaban los participantes en las negociaciones auspiciadas por la OSCE en Minsk. El trato cerrado en febrero de 2015 entre Ucrania, Rusia, Francia, Alemania y los líderes de las denominadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk (RPD y RPL) parece cada vez menos realista, debido a las incompatibilidades de las partes.

Los dirigentes de Kiev y los líderes de la RPD y RPL viven en mundos paralelos. Las autoridades ucranianas no parecen dispuestas a dar una amnistía ni a modificar la constitución para integrar los territorios orientales, como aceptaron en Minsk. Los insurgentes, que se ven a sí mismos como parte del “mundo ruso”, no parecen dispuestos a reintegrarse en Ucrania, como aceptaron también en la capital de Bielorrusia. Rusia garantiza la supervivencia de la RPD y la RPL, gracias a la frontera no controlada por Kiev y las inyecciones financieras vía Osetia del Sur, pero no ofrece una estrategia de desarrollo.

Analistas rusos y ucranianos aplican a la zona conflictiva un dicho popular sobre la “maleta sin asas”, que “no se puede utilizar, pero da pena tirarla”. Y lo aplican tanto a Kiev como a Moscú en relación al entorno que fue el corazón industrial de Ucrania. La “maleta”, sin embargo,no contiene cosas, sino varios millones de personas, víctimas del conflicto.

En la búsqueda de “asas”, en febrero el ucraniano Víctor Medvedchuk, miembro del proceso de Minsk y persona próxima a Vladímir Putin,  se mostró a favor de la sustitución de los actuales dirigentes de Donbás. La idea de que unos líderes aceptables por todos podrían contribuir a desbloquear el problema se refleja en la información del semanario Zérkalo Nedelii, según la cual Rinat Ajmétov, el oligarca oriundo Donetsk, y Yuri Boiko, el líder del Bloque de Oposición (restos del partido de las Regiones) en el parlamento ucraniano, podrían ponerse a la cabeza de la RPD y RPL, respectivamente.

Esta eventualidad, si llegara a realizarse, equivaldría a una cierta recomposición de la zona de influencia del partido de las Regiones, sin el presidente Víctor Yanukóvich. Como sondeo no está mal, a juzgar por las reacciones. En Donetsk, Denis Pushilin, el jefe del parlamento de la RPD, ha calificado la idea de “absurda”. En Moscú, medios del equipo de gobierno de Yanukóvich exiliados creen divisar una posibilidad de retorno a Ucrania, que hoy les persigue penalmente.

Los líderes insurgentes dependen de la ayuda rusa y acatan las recomendaciones de los tutores del Kremlin, pero no son marionetas. Si de los personajes diversos que mandan en la RPD y la RPL dependiera, estos dominios ya se hubieran integrado en Rusia. Pero Moscú los frena (tras animarles a la “primavera rusa” en 2014), sin darles promesas de algún día serán aceptados como Crimea.

El mensaje del Kremlin a los insurgentes hoy es que se armen de paciencia y organicen la gestión de sus territorios para un futuro indefinido. Este futuro tiene variantes. Una de ellas es que  Ucrania sea tan débil que se desintegre por si misma. Otra es que Rusia sea tan fuerte que pueda reiniciar la ofensiva para reunir las “tierras rusas”. Nada a corto plazo.

Una espera sin perspectiva puede desmoralizar a quienes apoyaron el proyecto ruso en el Este de Ucrania, según las concepciones de Alexandr Jodakovski, el jefe del Consejo de Seguridad de la RPD y ex jefe del batallón Vostok (Este) que luchó contra Kiev. Antes, hasta la caída de Yanukóvichk, Jodakovski  mandó la unidad de intervención especial Alfa (del Servicio de Seguridad de Ucrania) en Donetsk.

La apuesta del Kremlin por Alexandr Zajárchenko, electricista de formación, para construir la “vertical de poder” en la RPD (la estructuración jerárquica del territorio) ha dejado marginado a Jodakovski. En febrero,  Jodakovski me reconocía no tener poder y afirmaba que el Consejo de Seguridad “nunca llegó a formarse como institución oficial” dotada de una infraestructura, porque “Zajárchenko no firmó decreto para organizar la entidad”, pese al “voto unánime” del parlamento local.

Como estratega, Jodakovski no se resigna a hibernar en un entorno enquistado. “Si nos basamos en sondeos científicos fiables, el 70% de la población está orientada hacia Rusia y debemos esbozar de forma precisa nuestra trayectoria en dirección a Rusia. No es solo una cuestión política e ideológica, sino también de demanda social. Debemos hablar de nuestro anhelo de ir hacia Rusia. Si Rusia nos acepta o no y cuándo nos aceptará, esta es otra cuestión”, me decía.

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Alexandr Jodakovski en febrero en Donetsk. Foto Pilar Bonet

Jodakovski dirige el movimiento Fuerzas Patrióticas de Donbás y organiza diálogos televisivos desde una plataforma de Internet. Su carácter independiente y sus ambiciones políticas encajan con dificultad en el modelo jerárquico formado en torno a Zajárchenko. Poco a poco, los miembros del batallón Vostok son absorbidos por las estructuras militares forjadas con ayuda de los consejeros militares rusos. Además, los dirigentes de la RPD han formado una “comisión” que investiga sus supuestas irregularidades. Jodakovski se muestra desafiante. Por Internet acusa a la gente por la que ha apostado el Kremlin de “estar bastante mal preparados” para la misión que ejerce y de temer la competencia. El comandante vaticina una “hemofilia” política, es decir, una enfermedad resultado de la falta de sangre nueva. “La gente necesita motivación”, y precisa que “nuestro diálogo es con los rusos, no con los dirigentes rusos”. “Los canales oficiales de la televisión rusa dan muy poca información, no dicen adonde tratamos de ir y la gente está muy desorientada”, afirma. Por su capacidad intelectual, Jodokovski goza de un nivel de respeto en Moscú muy superior al de otros disidentes y extrovertidos comandantes insurgentes, que “desaparecieron tiroteados en emboscadas por estos peligrosos caminos”, afirman buenos conocedores de las realidades locales.

La potencia económica de la RPD (industria química, metalurgia y producción de electricidad) es propiedad de la “·vieja élite” ucraniana, que paga impuestos en Ucrania y exporta su producción a Occidente.

 “Ajmétov solo vendía el 10% de su producción a Rusia”, afirma Jodakovski. Ante la “vieja élite” (que garantiza cuantiosos puestos de trabajo en la RPD) los insurgentes tienen varias opciones:

1.- Someterse de nuevo a los oligarcas, que regresarían con el consenso de Kiev y Moscú.

2.- Obligar a los oligarcas a pagar impuestos en la región, aunque sigan además pagándolos en Kiev.

3.- “Nacionalizar” sus bienes, lo que vetaría sus exportaciones a occidente, y concentrarse en Rusia.

“Si nacionalizamos solo podremos vender a Rusia, por eso debemos preguntarle a Rusia si está dispuesta a comprar nuestros productos”, afirmaba Jodakovski en televisión. Si Rusia está dispuesta a absorber la economía de Donetsk, entonces “se podrá hablar de nacionalización”, señalaba.  Jodakovski dice respetar a Ajmétov, por su ayuda humanitaria a la población local, y cita “una encuesta de uso restringido” según la cual, este magnate tenía un índice de confianza del 62% en Donetsk a fines de 2014. Precisa que este apoyo puede haber disminuido desde entonces. En todo caso, el nombre de Ajmétov activa muchos resortes en su tierra natal. Y más allá también.

Canciones de la infancia en el 85 aniversario de Gorbachov

Por: | 02 de marzo de 2016

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Gorbachov canta en su fiesta de cumpleaños. / PILAR BONET


El expresidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, celebró el miércoles 2 de marzo su 85 cumpleaños rodeado de amigos y colaboradores, en una cena en un hotel de Moscú. Para este aniversario, el artífice de la perestroika quería una fiesta íntima y privada, pero sus allegados no se plegaron a sus deseos. La conmemoración no fue tan multitudinaria como hace cinco años, cuando Gorbachov celebró una fiesta en Moscú y una gala benéfica en Londres, pero resultó animada y distendida, casi familiar. Asistían sus compañeros de la “perestroika”, como el primer alcalde democrático de Moscú, Gabril Popov; el que fuera el jefe de las Juventudes Comunistas (el Komsomol) de la URSS, Víctor Mironenko, quien parece no acusar el paso de los años; el héroe de la URSS, veterano de Afganistán y ex presidente de la república de Ingushetia, Ruslán Aúshev, quien recordó cómo había aconsejado a los norteamericanos no repetir el error de meterse en Afganistán. Estaba también el escritor Víctor Yeroféiev, el cantante Andréi Makarévich, el ex ministro de Finanzas de Rusia Alexéi Kudrin y el ex vicejefe de la Duma Vladímir Rizhkov. También había un grupo de periodistas que se formaron en la glasnost o “transparencia informativa” impulsada por Gorbachov, entre ellos los veteranos redactores de Nóvaya Gazeta y su director, Dmitri Murátov, y los colegas de la emisora El Eco de Moscú, con Alexéi Venedíctov, a la cabeza, e incluso Konstantin Ernst, el jefe del primer canal de la televisión, quien anunció a los presentes que había emitido un documental dedicado a la figura de Gorbachov con motivo de su cumpleaños.

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Ucrania ha levantado el secreto sobre un documento importante para entender cómo reaccinaron sus dirigentes ante la anexión de Crimea por Rusia hace dos años. Se trata del acta de la sesión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa (CSND) del 28 de febrero de 2014. El documento, revelado esta semana en el comité de Seguridad y Defensa de la Rada (parlamento estatal),  es la prueba oficial de algo obvio: los líderes en funciones de Ucrania se  vieron apabullados y desorientados por la determinación, rapidez y superioridad de efectivos del invasor. Temerosos de males mayores, aquellos políticos que, encumbrados por el “Maidán” habían sustituido al equipo de Víctor Yanukóvich, no defendieron el territorio del Estado y no ordenaron oponer resistencia en Crimea.

Las intervenciones de los asistentes a la reunión del CSND plantean también interrogantes para futuras polémicas e investigaciones. Uno de ellos es el carácter de la actuación y el grado de responsabilidad asumido por los países de la Unión Europea y EEUU, ante Kiev y si los dirigentes occidentales hicieron promesas o dieron falsas esperanzas a Ucrania a cambio de su resignación.

El documento podría empañar la popularidad que las encuestas dan a la veterana Yulia Timoshenko, en contraste con el deterioro de imagen de sus oponentes. En aquella reunión histórica del CSND, Timoshenko instó a “comportarnos como la paloma de la paz”, aunque pocos meses más tarde, había olvidado su pacifismo y abogaba por declarar la ley marcial en Ucrania. En febrero de 2014, recién liberada de la cárcel donde la tenía recluida Yanukóvich, Timoshenko no era miembro del CSND, pero sí uno de los líderes parlamentarios invitados a la reunión por Alexandr Turchínov,  por entonces presidente de Ucrania en funciones y también jefe de la Rada. Los “socios extranjeros piden no hacer ningún movimiento”, dijo Timoshenko. “Ningún tanque debe salir fuera de los cuarteles, ningún soldado debe tomar las armas”, subrayó. “Si hubiera una sola oportunidad entre cien de oponerse con éxito a Putin”, afirmó, ella “sería la primera en apoyarla”.

“¿Propone usted no hacer nada?”, le espetó Turchínov.

Timoshenko propuso entonces convocar a los líderes de los países europeos a una cumbre en Kiev o en Crimea, organizar una conferencia sobre cuestiones de paz y dirigirse a la ONU, a la OTAN y a EEUU para que enviaran “tropas pacificadoras” y también “emplear todas las relaciones diplomáticas. El presidente en funciones era de otra opinión: “Necesitamos una movilización total del Estado; es necesario comenzar el traslado inmediato las tropas del centro y el oeste al este y al sur. Es vitalmente necesario”. La salida de los tanques a la calle, terció ella, “provocará un pánico masivo”.

“Más pánico habrá si los tanques rusos llegan a Jreschátik”, exclamó Turchínov, refiriéndose a la avenida del centro de Kiev.

Declarándose a favor de decretar la ley marcial, Turchínov sometió entonces el tema a votación. Todos los reunidos, excepto él, votaron en contra. Esa circunstancia permitiría al político presentarse como el único líder dispuesto a defender su país, si no fuera porque el CSND no era el marco adecuado para decidir sobre la ley marcial. En tanto que presidente en funciones, Turchínov era el responsable de decretar (o no) la ley marcial y someter después el decreto al parlamento.

En la reunión, los militares se mostraron pesimistas. El ministro de Defensa, Igor Teniuk, informó que el jefe de la Flota rusa del Mar Negro había comunicado a su colega de la marina ucraniana la disposición de los rusos de ir “hasta el final” y le había anunciado que todas las tropas rusas en la península estaban “en disposición de combate”.Rusia, dijo Teniuk,  había concentrado 38.000 soldados con armamento y equipo pesado en la frontera y Ucrania, a lo sumo, solo podía encontrar 5000 soldados capaces de combatir en todo el país, pero enviarlos a Crimea  (donde había 20.000 uniformados rusos y solo 1.500 ucranios) suponía “sacrificarlos” “sin resolver el problema”.  “¿Y qué hacer con miles de kilómetros de frontera y la preparación de Rusia para la invasión? Si entran por la mañana por la región de Chernígov, por la noche estarán ya en Kiev”, dijo el militar.

Durante la reunión en Kiev el jefe del parlamento ruso, Serguéi Narishkin, telefoneó a Turchínov para comunicarle “las amenazas de Putin”. “Me ha trasmitido las palabras de Putin de que si perece un solo ruso, nos declararán criminales de guerra y nos perseguirán por todo el mundo”, dijo Turchínov a los reunidos. El presidente en funciones aseguró haberle contestado a Narishkin que “al haber comenzado una agresión contra Ucrania, ellos (los rusos) ya se han convertido en delincuentes y responderán ante un tribunal internacional”.

“La información que llega por nuestros canales confirma totalmente la disposición de Rusia a llevar las tropas que se concentran a lo largo de nuestra frontera. Y los americanos y los alemanes, todos a una sola voz piden no empezar ninguna actuación porque según los datos de su espionaje Putin utilizará esto para iniciar una invasión de infantería de gran amplitud”, afirmó Valentín Nalivaíchenko, el jefe del servicio de Seguridad de Ucrania. Los socios occidentales, señaló, “necesitan tiempo para tomar una decisión”.

“Ni un solo país, ni siquiera los del memorando de Budapest, está dispuesto ahora a ayudar a Ucrania”, dijo el primer ministro Arseni Yatseniuk, refiriéndose a las potencias nucleares (EEUU, Gran Bretaña) que, junto con Rusia, dieron garantías a Kiev en 1994 a cambio de la retirada del arsenal nuclear legado por la URSS. “Y mucho menos (en) un conflicto bélico en el centro de Europa. Nos tendremos que arreglar sólo con nuestras propias fuerzas”, concluyó.

Sobre el autor

, corresponsal en Rusia y países postsoviéticos desde 2001 y testigo de la "perestroika" durante su primera estancia como corresponsal en Moscú (1984-1997). Fue corresponsal en Alemania (1997-2001). Trabajó para la agencia Efe en Viena (1980-82).

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