Asistí como informadora al “rezo” convocado por la iglesia ortodoxa rusa el domingo 22 de abril en Moscú con el lema “en defensa de la fe, los santuarios profanados y la iglesia”. Concentraciones análogas se han dado en otros puntos del país en el día de hoy.
Frente a la catedral de Cristo Salvador, me llamó la atención la sorprendente amabilidad de los agentes de policía, que ayudaban a las ancianitas agotadas a sentarse en los desniveles de la plaza y que repartían botellas de agua mineral entre quienes llevaban varias horas de pie en una jornada más bien calurosa.
En mi punto de observación junto a una barrera metálica, conocía a Liudmila, que dijo tener 74 años y ser maestra jubilada. Vino al “rezo” en un autobús fletado por una pequeña parroquia desde las afueras de Moscú. Me contó que se había bautizado a los 70 años y que en el pasado no llegó a ingresar en el Partido Comunista, aunque sí había pertenecido a los “pioneros”, su sección infantil. A mi pregunta sobre sus razones sobre su reciente conversión, Liudmila contestó:
-“Me bauticé por si acaso”.
-“¿Por si acaso de qué?”
-“Mi abuelo y mi bisabuelo fueron sacerdotes y no vaya a ser que yo, por no estar bautizada, no pueda encontrarme con ellos, si es que hay algo después de la muerte. Así que, por si acaso…”.
-¿No le parece contradictorio el haber simpatizado con Lenin y ahora convertirse al cristianismo?
-“Pues no, y fíjese que hoy es el día del cumpleaños de Lenin y esto tal vez no es una casualidad. Lenin decía que la libertad individual está condicionada por el entorno y yo estoy de acuerdo”.
Liudmila hubiera querido venir con su nieta, pero la nieta, de ocho años, se negó.
“Hoy en día la juventud es muy rebelde. Me ha criticado por venir yo. Ya llegará el día en que se de cuenta y lo lamente”.
-Las Pussy Riot hicieron una gamberrada, pero ¿no cree que mucho castigo que todavía las tengan en la cárcel?
“Ellas solas no pudieron hacerlo. Alguien se lo metió en la cabeza”, afirmó.
También me llamaron la atención unos niños en uniforme militar con la identificación “Caballeros Ortodoxos”. Dijeron llamarse Kiril y Maxim y venir de Riazán. Kiril dijo que “Los Caballeros Ortodoxos” es una organización en la que aprenden “la religión ortodoxa y también a disparar con armas de fuego”. Kiril dijo tener “casi catorce años” y haber hecho su primer disparo “cuando tenía doce años”.
Al acabar la concentración, me cruzo con Olga Kryshtanovskaia, socióloga, en el pasado muy crítica con Putin y ahora miembro de Rusia Unida y representante de Putin en las elecciones presidenciales del pasado marzo.
Olga /a la izquierda en la foto) lleva la cabeza cubierta con una gasa blanca al igual que sus acompañantes, miembros de Otlichnizi (“otlichnizi” significa excelentes), la organización femenina que ha contribuido a fundar