Pilar Bonet

Sobre el autor

, corresponsal en Rusia y países postsoviéticos desde 2001 y testigo de la "perestroika" durante su primera estancia como corresponsal en Moscú (1984-1997). Fue corresponsal en Alemania (1997-2001). Trabajó para la agencia Efe en Viena (1980-82).

Eskup

Mundos paralelos y Borís Godunov

Por: | 27 de mayo de 2012

 

Se amplian las distancias entre Vladímir Putin y los sectores sociales que rechazan al máximo representante y artífice del régimen. El Kremlin y los espacios públicos donde se expresan los insatisfechos no son mundos paralelos, sino mundos divergentes. Por los canales de comunicación que aún existen aún entre ellos no cruzan mensajeros para dialogar, sino fuerzas antidisturbios para detener y reprimir (en dirección a la calle) y señales y gestos creativos y humorísticos (en dirección al Kremlin).

La última alusión artística hacia el Kremlin ha sido el estreno el pasado viernes en el teatro Marinsky de San Petersburgo de una nueva versión de la ópera “Boris Godunov”, de Modest Mussorgski, en una puesta en escena del director británico Grahan Vick. Mantenido en secreto hasta el último momento por sus connotaciones actuales, el espectáculo ha causado sensación entre sus primeros espectadores. Los comentaristas se preguntan cuál será la reacción del Kremlin y de la susceptible Iglesia Ortodoxa Rusa y se hacen cábalas sobre el atrevimiento del director del Marinsky, el maestro Valeri Guérguiev, que ha sido persona de confianza de Putin.

En la  opera, que inaugura el festival “Estrellas de las Noches Blancas”, el personaje de Godunov (regente de hecho de Rusia desde 1585 a 1598 y zar, hasta su muerte en 1605) se coloca los símbolos del poder, gorro y manto adornados con pedrería y ricas pieles, sobre un traje italiano de exquisito corte. El escenario representa la Duma Estatal (cámara baja del parlamento actual) y en él pueden verse el escudo soviético primero y el ruso después. Frente a los espectadores aparecen agentes antidisturbios uniformados que obligan a los súbditos mostrar su lealtad al zar. Los súbitos piden “pan” y también “cambio”. El recurso a símbolos religiosos como iconos en combinación con elementos frívolos, como un club de alterne, y otros detalles auguran escándalo.
 
Desde el 6 de mayo, vísperas de la tercera toma de posesión de Putin como presidente, la oposición ha mantenido la protesta en Moscú. A la manifestación de la plaza de Bolótnaia, que sorprendió a los organizadores por su magnitud, siguieron paseos por los bulevares y una sentada de una semana que acabó siendo disuelta por la policía junto a la estatua del poeta kazajo Abái Kunanbáyev. Después, pequeños grupos han seguido llevando el testigo ora frente a un edificio estalinista ora frente a la estatua de un bardo en el barrio del Arbat.

La protesta tiene como símbolo el color blanco y su “leit-motiv” es “reconocer” el terreno, lo que para los escritores quiere decir averiguar si pueden salir a la calle con sus libros, para los pintores, con sus lienzos, y para el ciudadano en general, si pueden pasearse por la plaza Roja vestidos de blanco como proyectan hacer esta tarde. El objetivo de la oposición es que las protestas, grandes o pequeñas, continúen de forma ininterrumpida hasta el 12 de junio, el “día de Rusia”, fecha en la que se celebra la declaración de soberanía, aprobada en 1990, cuando este Estado era todavía una de las 15 repúblicas de la URSS. El blanco se ha convertido en un color tan temible que  esta semana Serguéi Cherniajovski, doctor en politología invitado a un debate organizado por Rusia Unida (RU, el partido del Gobierno), propuso considerar las cintas blancas como símbolo de “golpe de Estado” equivalente a la “svastika” nazi.

El Kremlin quiere incrementar su capacidad de disuasión en la calle antes del 12. Por eso la Duma está tramitando de forma precipitada una ley que prevé multas de  hasta 1,5 millones de rublos para las infracciones en mítines y manifestaciones. La alta cuantía de las multas previstas incita al enfrentamiento con la policía, ya que el desacato a la autoridad se castiga con arrestos administrativos más fáciles de llevar que las penalizaciones pecuniarias, afirma la oposición. Los representantes oficiales hablan de “provocaciones” en el mitin del 6 de mayo, pero ningún “provocador” ha sido juzgado, y en cambio los funcionarios antidisturbios heridos en aquellos enfrentamientos han recibido apartamentos gratuitos, lo que puede ser motivo suplementario para que los antidisturbios no escatimen palos al enfrentarse a los manifestantes. La oposición  también ve elementos provocativos en el nombramiento por parte de Putin de Igor Jolmanskij, un ingeniero de una fábrica de tanques de los Urales, como representante presidencial en aquella región industrial. Jolmanskij se ofreció a acudir a Moscú en compañía de sus obreros para acabar con las protestas callejeras, en caso de que la policía no se bastara por si sola. El régimen presenta a Jolmanskij como el símbolo de los trabajadores con los pies en el suelo que apoyan a Putin frente a los jóvenes con ipad y tabletas que se oponen a él.
Del Kremlin no surgen signos de reforma, pero sí mensajes propagandísticos. El sábado, en un congreso de Rusia Unida, el jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, fue confirmado como líder de este partido, tras ingresar en él unos días antes. Medvédev, que se convirtió así formalmente en el primer jefe de Gabinete que al mismo tiempo preside un partido, abogó por estimular el debate público y la democracia interna.


El Kremlin ha presentado la remodelación del gabinete como una renovación, pero los nombramientos son más bien una redistribución de puestos en los órganos de Poder,-- administración presidencial y gobierno--. Así por ejemplo, el ministro del Interior, Rashid Nurgáliev, emergió como vicesecretario en el Consejo de Seguridad y varios viceministros se han transformado en ministros, con un par de excepciones, entre ellas un responsable para Siberia Oriental y Extremo Oriente, región que por su potencial de desintegración preocupa a las autoridades tanto como el Cáucaso. El llamado  “zar de la energía”, Igor Sechin, el vicepresidente del Gobierno con Putin, dejó el gabinete para ponerse al frente de Rosneft, la petrolera controlada por el Estado y convertida en un peso pesado del sector gracias a los activos que en el pasado pertenecieron a Yukos.

Más allá de unos lemas generales, entre ellos la lucha contra la corrupción y las elecciones limpias, la protesta callejera no tiene un programa político estructurado. Los líderes de las protestas, como Alexéi Navalni, Serguéi Udaltsov, e Iliá Yashin, van de multa en multa y de arresto en arresto. La novedad respecto a los anteriores mandatos de Putin es que una parte de la sociedad rusa ha perdido el miedo, y para ella, el Kremlin ha dejado de ser objeto de temor y se ha convertido en blanco de críticas y también de bromas y mofas.


Vick ha dicho que su versión de Boris Gudonov busca  un idioma teatral que tenga sentido en la actualidad, “un diálogo que muestre que somos al mismo tiempo iguales y diferentes a aquellos tiempos distantes”.¿Qué va a pasar ahora con el Marinsky? ¿Acaso, Guérguiev, que dirige la orquesta en la ópera, ha pasado a engrosar las filas de otros intelectuales cansados de un régimen anacrónico instalado en el siglo XXI?
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11Moscu puente y city al fondo
Fotos: Anatoli Morkovkin.

Moscú se prepara para una expansión sin precedentes por la cual esta urbe de 107.000 hectáreas engullirá otras 150.000 hectáreas más de la región circundante. Así, duplicando con creces su tamaño, la capital de Rusia se convertirá en la “Gran Moscú” o la “aglomeración de Moscú” con una población de 20 millones, en lugar de los 11,5 millones actuales. En los nuevos territorios, donde hay 21 municipios y 4 cementerios de residuos tóxicos, se anuncia la creación de un millón de puestos de trabajo para atraer a 2,5 millones de moscovitas.

La expansión fue anunciada por el presidente Dmitri Medvédev en junio de 2011 durante el foro económico de San Petersburgo, y se formalizará oficialmente el 1 de julio próximo, con el fin de poder incluir ya los primeros costes en el presupuesto de 2013. El proyecto, que requerirá de cuantiosas inversiones, contempla también la ampliación y modernización del metro y de la red de trenes de cercanías. Se proyectan varias nuevas estaciones de tren en la periferia de la ciudad y la conexión directa de los aeropuertos de la capital mediante una nueva línea ferroviaria circular. En 9 años, según ha dicho el alcalde Serguéi Sobianin, se construirán 145,5 kilómetros y 67 estaciones nuevas de metro.

Por su envergadura, la “aglomeración de Moscú” se encuadra en la categoría de obras gigantescas que tiene sus precedentes en la historia de la URSS (recuérdese el Palacio de los Soviets, un sueño de la arquitectura estaliniana de los años treinta, que nunca llegó a construirse). En la Rusia moderna, los grandes proyectos urbanísticos benefician a un selecto grupo político-económico, son despilfarradores y tienen escasa transparencia. El ejemplo por excelencia del género son las obras para los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en la localidad de Sochi, en el mar Negro.


Por de pronto, los promotores urbanísticos y particulares que compraron a tiempo terrenos al Este, Sudoeste y Sur de la capital esperan lucrarse con su venta o edificación, tanto más cuando habrá que encontrar emplazamiento para trasladar los ministerios, la administración presidencial, las dos cámaras del parlamento, la fiscalía del Estado y otras instituciones oficiales. La presidencia de Rusia, según anuncian, seguirá estando en el Kremlin.

1Moscu Teatro Fomenko y city

La filosofía del traslado es que la capital ya no da más de sí, por su concentración poblacional (11.000 personas por kilómetro cuadrado, oficialmente, superior a la de Paris, Londres o Nueva York) y por sus crónicos atascos de tráfico. La expansión permitirá dotar a Moscú de varios centros urbanos, en sustitución del centro único actual. Éste quedaría descongestionado y podría convertirse en la sede de ese centro financiero internacional que tanto ambiciona Medvédev, además de desarrollarse como zona turística y de hoteles. A estos nuevos usos se destinarán los espacios desalojados por las instituciones que emigren, lo que podría afectar a 100 instituciones de enseñanza superior. Los defensores del proyecto opinan que las universidades moscovitas pueden obtener importantes beneficios económicos, si venden sus campus y los edificios de sus facultades en el centro y se mudan a la periferia de la capital. Por cierto, que en los nuevos territorios, está situado Skólkovo, la institución de investigaciones y desarrollo tecnológico que Medvédev impulsa como versión rusa del Silicon Valley norteamericano.
Por encargo del ayuntamiento, diez equipos de arquitectos (de ellos seis extranjeros) seleccionados entre 67 concursantes iniciales han elaborado ya sus concepciones de la “aglomeración”. De los diez equipos iniciales, cuatro eran rusos y seis, extranjeros. Entre los extranjeros, figuraba un español (el estudio de Ricardo Bofill), un holandés (O.M.A. o Office for Metropolitan Architecture de Rotterdam), dos franceses (Antoine Grumbach et Associes y I´AUC, ambos de Paris), un italiano (Studio Ass Secchi-Vigano de Milan) y un estadounidense (Urban Design Associates de Pittsburg). El 23 y 24 de abril, representantes de todos estos estudios expusieron sus primeras ideas en un seminario organizado por el ayuntamiento de Moscú, donde Ricardo Bofill Maggiore bromeó diciendo que los problemas de tráfico podían solucionarse en invierno mediante el desplazamiento en esquí por la ciudad.
En septiembre, los proyectos finalistas serán expuestos al público y las autoridades los utilizarán a su antojo en los planes definitivos. Los dirigentes rusos prometen un desarrollo armónico de la gran urbe, pero hay voces críticas donde menos se esperaba. La Cámara Social, un organismo consultivo creado por el Kremlin, se ha pronunciado en contra de la gran expansión. Sus miembros alegan que , con las prisas, los dirigentes rusos se han olvidado de hacer los estudios ecológicos y de organizar los debates requeridos por la ley. El ayuntamiento parece haber olvidado que no hace tanto tiempo, en 2010, se aprobó el plan general de Moscú hasta 2025.

5Moscu City
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El País

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