Pilar Bonet

Sobre el autor

, corresponsal en Rusia y países postsoviéticos desde 2001 y testigo de la "perestroika" durante su primera estancia como corresponsal en Moscú (1984-1997). Fue corresponsal en Alemania (1997-2001). Trabajó para la agencia Efe en Viena (1980-82).

Eskup

Juegos de Imperios e inquietudes del Cáucaso

Por: | 24 de noviembre de 2015

Rusia se sumerge cada vez más en el conflicto de Siria y la sensación de inseguridad que se ha apoderado de Occidente tras los atentados de Paris se deja notar también en Moscú. El miedo recorre a los viajeros del metro cuando los trenes se paran unos segundos en los túneles o cuando la multitud se agolpa en las escaleras mecánicas de salida. No importa que los orígenes de estos miedos tengan biografías distintas.

Los dos militares rusos que perecieron el martes en la frontera de Siria con Turquía son la constatación del agujero negro en el que se ha internado Vladímir Putin. En sus televisores, los rusos han sido confrontados por primera vez directamente, "on line" por así decirlo, con el rostro sangriento de la guerra contra el ISIS en Siria. Por la noche, un centenar de personas se concentraron frente a la embajada de Turquía en Moscú para protestar contra el derribo del bombardero. Sus pancartas repetían las palabras del presidente: “ataque a traición”.

Pero Erdogán y Putin son “hermanos gemelos”, que utilizan la política exterior para distraer a sus poblaciones de los problemas internos, afirmaba el político de oposición ruso Alexéi Navalni en su blog. “Ambos utilizan las ambiciones y la retórica imperial para reforzar su poder y su enriquecimiento personal. Ambos odian las redes sociales y los medios de comunicación libres. Ambos declaran que su enemigo principal es Occidente y apelan a los valores tradicionales, siendo tipos totalmente amorales”. “Ambos son mentirosos y se dedican a las relaciones públicas”, afirmaba Navalni que consideraba al piloto muerto como la “víctima de una guerra sin sentido”.”Turquía mostró a Rusia quien es el amo”. Erdogán “habla de la victoria de las armas turcas y el renacimiento del Imperio Otomano”, Putin, sobre “la respuesta asimétrica y del temor de Turquía al resurgimiento del Imperio ruso”. Ambos repiten la palabra “soberanía” y ambos hacen alusiones a una alianza secreta con el Estado islámico, señala el político.

Rusia se ha comportado con Turquía como con Ucrania, afirma el periodista Pavel Kazarin en Facebook. Moscú tanteó “las fronteras de lo permitido” y Ankara demostró “donde cree que se acaban estas fronteras”, que “no siempre coinciden con el Estado turco”, teniendo en cuenta el factor de los turcomanos de Siria, es decir la comunidad turca de Siria que vive en la zona fronteriza con Turquía. Putin se topa con el “mundo turco” el que Erdogán defiende fuera de sus fronteras, creyendo tenerun derecho de protección sobre esta comunidad. Esta actitud recuerda los argumentos que Putin desplegó para defender el “mundo ruso” en la región ucraniana de Donbás, cuando los rusoparlantes locales se enfrentaron a Kiev. De hecho “el mundo ruso” ha chocado con el “mundo turco”, afirma el periodista.

Desde el Cáucaso,la región que tanta materia prima humana suministra al EI, la actuación rusa en Siria es vivida con inquietud por personas responsables, pacíficas y cultas que sienten dolor ante el proceso de degradación de su entorno. Una de estas personas, funcionario en uno de los territorios del Cáucaso, me contaba recientemente que los jóvenes locales seguían marchándose a Siria o a la guerrilla, porque no ven futuro para sí, porque "no hay trabajo ni esperanza de que lo haya, ni tierra que repartir". Se van, me decía, "porque son semianalfabetos y se dejan engañar por cualquiera y además no aprecian su propia vida". El funcionario opinaba que el Estado debería haberse concentrado en planes intensivos de desarrollo económico y realizar grandes inversiones en educación, pero, “no hay dinero”. Efectivamente, el dinero que hay va a los militares, a los cuerpos de seguridad y a la industria bélica que fabrica artefactos para hacerlos explosionar en Siria, mientras la educación y la sanidad son marginadas en los presupuestos estatales.
Así las cosas, Occidente está tan ensimismado en sus propios miedos, que a nadie parecen interesarle sucesos del Cáucaso como la operación policial del pasado fin de semana en la que en una sola jornada fueron exterminados 14 presuntos terroristas en la Nálchik (la capital de Kabardino Balkaria, con una población de 250.000 habitantes). Tampoco parece interesar que en Daguestán los camioneros en huelga amenacen con llevar su protesta a Moscú. La televisión central rusa ignora en gran medida a estos hombres que exhiben pancartas en contra del nuevo impuesto para los camiones de gran tonelaje. La recaudación del nuevo tributo corre a cargo de un concesionario privado, una empresa de la que es copropietario Igor Rotenberg, el multimillonario hijo de Arkadi Rotenberg, compañero de judo del presidente Putin.
Los camioneros están en huelga en toda la Federación rusa, pero en el Cáucaso, donde los porcentajes de paro son muy elevados, el camión es en ocasiones el único medio de sustento familia y, en estos tiempos de crisis, el nuevo impuesto merma los escasos márgenes de ganancia. Oficialmente, Rusia bombardea a sus ciudadanos combatientes en Siria para que no regresen a su tierra de origen, más duchos y experimentados en el manejo de las armas. Las cosas son más complejas: Por una parte, el bombardeo de los combatientes del Isis en Siria puede producir su dispersión a otras zonas, incluida la misma Rusia, del mismo modo que la demolición de un edificio puede provocar la dispersión de sus cucarachas subterráneas a los edificios colindantes. También puede suceder que mientras Putin se concentra en Siria, la situación en el Cáucaso ruso se pudra todavía más y aparezcan nuevos argumentos para echarse al monte sin salir de casa. fin

Rusia exhibe músculo en Siria

Por: | 20 de noviembre de 2015


Las dos cámaras del parlamento ruso se reunieron el viernes 20 de noviembre para apoyar de nuevo la política de Vladímir Putin a favor de una coalición internacional y para recomendar nuevas medidas contra el terrorismo. Era la primera vez que el Consejo de la Federación y la Duma Estatal celebraban una reunión conjunta desde la que convocaron para certificar la anexión de Crimea en 2014.

Los representantes del Legislativo reiteraron los argumentos del Kremlin. Rusia, dijeron, va “a la cabeza” de la lucha contra el terrorismo y no la pondrán de “rodillas”; a los terroristas se les perseguirá en todas partes; el efecto de la coalición liderada por EEUU es “equivalente a cero” y Occidente es “la principal causa” del terrorismo por haber “sembrado el caos y el derramamiento de sangre” al intervenir el Norte de África y Oriente Próximo.

El selectivo discurso de los parlamentarios omitió el obstáculo básico para colaborar con Moscú desde el punto de vista occidental, a saber la desconfianza,generada mayormente por la política del Kremlin en Ucrania. Tras la andanada emocional y declamatoria de los legisladores no sonaron notas autocrítica y seguramente tampoco podían sonar dado que Rusia no se plantea cambiar su política, sino que desea ser aceptada en su nueva caracterización, con sus reafirmados y ampliados intereses en el espacio postsoviético, con Crimea incorporada e incuestionada y con derechos especiales en la región ucraniana de Donbás.

Los políticos rusos invocan el supremo fin de combatir el terrorismo para relegar los temas ucranianos (y no solo estos) a la periferia de la actualidad. En sus argumentaciones, invierten las relaciones de causa-efecto y eluden sus propias responsabilidades. El jefe de la Duma Estatal, Serguéi Narishkin, se refirió a los “nuevos conflictos artificiales” que, en los últimos dos años, habrían restado fuerzas a la lucha contra el terrorismo y producido “decenas de miles de muertos y lisiados en Ucrania” y afirmó que, en las circunstancias actuales, la prolongación de las sanciones contra Rusia resulta “salvaje y estúpido”.

Sobre el telón de fondo de los brutales atentados reivindicados por el ISIS, la actitud rusa en relación a Occidente bien podría calificarse como “política de pelillos a la mar”, puesto que aboga por archivar u olvidar las transgresiones del derecho internacional en nombre de un fin superior. Pero esta política, basada en nuevos dogmas y tabúes, no es inocua. Que se lo pregunten sino a Memorial. Esta ONG, que promueve los derechos humanos y la visión crítica de la historia, ha recibido un dictamen del ministerio de Justicia acusándola de “socavar las bases del régimen constitucional de la Federación Rusa” y de “exhortar al derrocamiento de las autoridades actuales y al cambio de régimen en el país”.

El dictamen, formulado a resultas de una inspección, se basa en unas opiniones públicas de Memorial que datan de agosto de 2014. Según la ONG, en los conflictos armados en el Este de Ucrania participaron directamente militares rusos y “estas actividades de Rusia contra Ucrania están contempladas en la definición de agresión dada en la resolución de la Asamblea General de la ONU del 14 de diciembre de 1974”. El dictamen del ministerio de Justicia puede ser motivo para un proceso penal contra Memorial. De ahí que los directivos de la ONG hayan pedido que les aclaren cómo las opiniones críticas sobre las actividades de los dirigentes “socavan las bases del régimen constitucional”. Se trata de una “lógica jurídica” que “devuelve a Rusia a la época en que la URSS acusaba a los disidentes de socavar el régimen socialista”, afirmaba Arseni Roginski, el presidente de la junta directiva de Memorial, en una carta al ministro de Justicia.

Las cámaras parlamentarias suscribieron el viernes una declaración conjunta en la que, además de apoyar a Putin, pidieron endurecer las responsabilidades penales por el terrorismo y por la complicidad con el mismo, reforzar el control de fronteras y convertir el terrorismo en un delito sin prescripción. La declaración resultó menos radical que las intervenciones de los legisladores, uno de los cuales llegó a pedir la pena de muerte para los terroristas, lo que sería incompatible con la pertenencia de Rusia al Consejo de Europa. El Kremlin, rápidamente, hizo saber que se oponía a la pena capital, que desde 1996 no se aplica en Rusia.

Hace unos meses la televisión rusa se concentraba obsesivamente en loar las “acciones humanitarias” de Moscú a favor de los habitantes de Donbás y en vituperar a la “junta fascista” de Kiev. Ahora, con la misma pasión, los protagonistas de los telediarios son los ataques aéreos de precisión en Siria, las estelas de humo dejadas por los misiles en el cielo del Mediterráneo y los oficiales de uniforme que con voz marcial rinden cuentas a Putin en su calidad de “comandante en jefe”,. El viernes sin ir más lejos, el ministro de Defensa Serguéi Shoigú informó al presidente de la marcha de la “operación castigo” contra el Estado Islámico en Siria. Dijo el ministro que la destrucción de instalaciones de infraestructura petrolera del ISIS ha impedido a sus miembros distribuir 60.000 toneladas de petróleo al día y les ha privado del correspondiente beneficio de 1,5 millones de dólares.

En la operación, tal como era descrita por Shoigú, participan la agrupación aérea rusa en Siria, aumentada a 69 aviones, que ejecutan 143 vuelos diarios y también la agrupación marítima, compuesta por decenas de buques, de los cuales seis navegan en el mar Mediterráneo. Asimismo, participa la flotilla del Caspio, que el 20 de noviembre, según el ministro, lanzó 18 misiles de cruceros sobre siete objetivos en las provincias de Rakka, Idlib y Alepo. También está la aviación estratégica, aviones Tu160, que desde sus bases aéreas en Rusia recorren 9500 kilómetros en misiones de ida y vuelta, sobrevolando el mar de Barents y el estrecho de Gibraltar, durante más de 16 horas de vuelo. Después de ser informado de estos éxitos, el comandante en jefe dijo que el trabajo era insuficiente y que quedaba mucho por hacer para neutralizar a los insurgentes y terroristas y proteger a Rusia.

Las dificultades de Rusia para modernizar y diversificar la economía, la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos y el deterioro de los servicios se ven eclipsados por la narrativa del poder militar. En la televisión, Siria se ha convertido es el escenario donde cada día ejecutan sus proezas aviones y misiles que son el orgullo de Moscú. En cierto modo, la exhibición de armamento parece el equivalente a escala masiva y global de los alardes de músculo que tanto gusta de practicar el comandante en jefe de forma individual.

Fuego en Moscú

Por: | 09 de noviembre de 2015

En pleno clima de sensibilidad antiterrorista, cuando los rusos temen subirse a los aviones y en el norte del Cáucaso los órganos de seguridad liquidan a presuntos guerrilleros, sin que a estos les de tiempo de decir ni “mú”, el artista Petr Pavlenski con una lata de gasolina en ristre, roció y prendió fuego el lunes por la mañana a la puerta principal de la central del Servicio Federal de Seguridad en la plaza de la Lublianka de Moscú. Antes de que lo detuvieran, a Pavlenski le dio tiempo a hacerse esta foto, objetivo aparente de la acción, titulada "Amenaza" y concebida como una protesta contra los métodos de trabajo de los órganos de seguridad.

Pavlenski

A Pavlenski, que permanece en prisión preventiva, se le acusa de gamberrismo y no parece que vaya a ser acusado de cargos de más envergadura. El artista-accionista se dio a conocer hace un par de años por clavarse los testículos al empedrado de la plaza Roja. El secretario de prensa de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, ha dicho que no sabe si el presidente está enterado del conato de incendio. Putin trabajó en el edificio de la Lubianka cuando era él mismo responsable del Servicio Federal de Seguridad de Rusia. La puerta del antiguo KGB, de sólida madera, quedó chamuscada por el montaje de Pavlenski. De momento, la han protegido de la vista del público.
La puerta después

En busca de la Europa perdida

Por: | 05 de noviembre de 2015


La Escuela de Estudios Políticos de Moscú (EEPM) ha comenzado una nueva etapa en Berlín. Fundada en 1992 por la historiadora de arte Lena Nemiróvskaya, y su esposo, el filósofo Yuri Senokósov, la escuela fue una ampliación de la cocina de la pareja, escenario de animados debates entre interlocutores de muy diversas culturas y procedencias.

La fórmula de la EEPM ha sido adoptada por 21 instituciones que integran la Asociación de Escuelas de Estudios Políticos del Consejo de Europa. Hay escuelas en Ucrania, Bielorrusia, Grecia, Serbia, Croacia, Turquía e incluso Marruecos y Túnez, entre otros países, pero las fisuras crecientes en la gran Europa amenazan los vínculos entre ellas. De ahí que “la búsqueda del universalismo perdido” (como oposición a los retornos a las tribus) fuera el lema el seminario celebrado en Berlín el 28 y el 29 de octubre en la sede de la fundación Robert Bosch con la participación de más de 160 personas procedentes de Rusia y de otros países europeos.

Foro Berlin Anastasia karimova


Lena Nemiróvskaia, en el centro con el micrófono, en Berlín (foto Anastasía Karímova)


Desde 1992 la EEPM ha promovido la sociedad civil y el espíritu crítico, y ha sido un foro de diálogo entre políticos e intelectuales extranjeros y rusos. Por los seminarios que se celebraban Rusia y en el extranjero han pasado centenares de jóvenes de los Estados de la ex URSS, muchos de los cuales llegaron a puestos de gran responsabilidad.

Financiada sobre todo por becas occidentales y filántropos como George Soros, la escuela fue obligada a identificarse “agente extranjero” de acuerdo con la nueva legislación para Organizaciones no Gubernamentales aprobada en 2012. La etiqueta “agente extranjero”, que evoca el vocabulario de la época estalinista, es asociada con espionaje o actividades hostiles por el ciudadano de a pie en Rusia. Atendiendo a las recomendaciones disuasivas de los servicios de seguridad, las élites de provincias, que antes acogían con curiosidad e interés a la EEPM, pasaron a temer el contacto con la escuela y con sus expertos internacionales, a menudo reconocidas autoridades académicas, como por ejemplo Robert Skydelsky el biógrafo de Jon Manard Keynes.

Sin empresarios rusos que se atrevan a financiarla y reacia a aceptar la etiqueta de “agente extranjero”, la EEPM clausuró en diciembre de 2014 sus actividades en Rusia, pero mantiene sus seminarios en el extranjero. El desafío con el que se enfrenta hoy es el de constituirse en uno de los pilares de esa necesaria “red de seguridad” cuya misión es asegurar el flujo de contactos e ideas en el interior de la gran Europa, ahora que ésta se ve sacudida por diversas crisis, que en conjunto abocan a una gran crisis global. En la UE, el rechazo a los refugiados crea un conflicto entre los intereses y los valores proclamados por el Consejo de Europa. En Rusia, los dirigentes justifican el autoritarismo y la trasgresión de las reglas con construcciones artificiales y arcaicas. La amenaza en ambas partes es el “otro”, lo que en Rusia significa las ideas que socavan el orden político y, en la UE, los emigrantes que socavan el orden económico y social.

“El encuentro es muy oportuno” porque “el mundo está atravesando una época de gran turbulencia y naciones enteras al igual que individuos están a menudo desorientados e incluso Europa parece estar perdiendo sus puntos de referencia, sus valores”, dijo en Berlín Catherine Lalumière, ex secretaria general del Consejo de Europa y presidenta de la Asociación de Escuelas de Estudios Políticos. Según Lalumière, el concepto de derechos humanos se ve torpedeado por el autoritarismo, el materialismo y el ultra nacionalismo, pese a ser un valor protegido por la ley e incorporado en las instituciones creadas después de la Segunda Guerra Mundial.
En su intervención, el Ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, comparó la situación actual con la época en la que fue fundada la EEPM, tras la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, cuando imperaba el optimismo sobre una Europa unida y libre pese a la guerra de los Balcanes. Quiso el ministro marcar un corte entre un antes y un después. “La “anexión de Crimea fue más que una crisis política, fue una trasgresión de la ley internacional y un precedente”, dijo el jefe de la diplomacia alemana, quien, acto seguido, invitó a ir “más allá del monólogo recriminatorio” para poner las bases “que ayudarán a los políticos a negociar soluciones”.

El politólogo búlgaro Iván Krastev llamó la atención sobre el cambio de perspectiva, desde la época en que la apertura y los contactos se vivían como positivos y el problema era como formalizar la globalización, y la actualidad, cuando el problema es cómo manejar la reacción negativa a la globalización. Los modelos cosmopolitas son percibidos como amenaza y no como oportunidad, señaló. Por su parte, Sonja Licht, de Serbia, dijo que la desigualdad en el mundo es mayor que nunca como resultado de las prácticas neoliberales que marginan los valores como la solidaridad. Las instituciones y los Estados carecen de estrategias sobre temas como los refugiados y el cambio climático, por lo cual la única respuesta es involucrar a los ciudadanos en una idea global de la ciudadanía, afirmó Licht. El problema, reconoció, es como pasar del “ciudadano ilustrado” a la “acción mediante la política”.

A diferencia del Estado soviético, Rusia no se ofrece al mundo como un modelo alternativo, sino que entiende el poder de gran potencia como un poder “para transgredir las normas”, afirmó Mijaíl Fishman, comentarista del canal de televisión ruso Dozhd. El líder ruso Vladímir Putin aspira a formar parte de una “troika de los transgresores de normas” junto con EEUU y China, opinó Bobo Lo, de Chatham House, en Londres. Según Lo, Putin está decidido a promover los intereses rusos por todos los medios y donde quiera que sea necesario. El escritor Alexandr Arjángelski quiso distinguir entre la Rusia política, que recurre al pasado para afirmarse, y la cultura rusa, que es europea y que está viva al margen del Estado, también en otros países de Europa. Mijaíl Minakov, de la Academia Kiev-Mogiliansk de Ucrania, insistió en que sólo la verdad permite luchar contra la propaganda, a lo que el politólogo ruso Andréi Kolésnikov, contestó que únicamente un lector muy preparado puede “encontrar la verdad en el ruido informativo”. Nikolái Petrov, experto en regiones de la Escuela Superior de Economía de Moscú, abogó por la estrategia de las “pequeñas cosas” para construir una carcasa de sociedad civil.

El foro de Berlín fue una apuesta por la apertura y la educación para la ciudadanía. “Ha sido una iniciativa para lanzar un debate sobre el futuro, para repensar donde estamos y no solo lamentar la universalidad perdida”, dijo Licht. Mientras los intelectuales debatían entre ellos en la capital alemana, en el continente continuaba la construcción de nuevos muros y a las barreras físicas se les unían nuevas fragmentaciones, la última el cese de las comunicaciones aéreas entre Ucrania y Rusia, una medida que multiplica la duración de trayecto entre los dos vecinos, pero sobre todo la distancia psicológica entre ellos.

El País

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