Pilar Bonet

La amistad de Amur y Timur: lección de vida y ruleta rusa

Por: | 19 de diciembre de 2015

Además de los bombardeos en Siria, las sanciones a Turquía, la caída del rublo, el alza de los precios o la penuria eléctrica de la península de Crimea, los rusos siguen hoy el desarrollo de una historia del todo ajena a las turbulencias políticas y económicas con las que termina el año 2015. Se trata de la relación de Amur y Timur en un parque natural de la Región Marítima, a 39 kilómetros de la ciudad de Vladivostok, en el océano Pacíficohttp://www.safaripark25.ru/.

Amur es un tigre bello y elástico, un carnívoro auténtico, que en buena lógica hubiera tenido que zamparse ya a Timur, un chivo de larga barba, que penetró los vastos dominios del felino (un terreno equivalente a un campo de fútbol) el pasado noviembre no en calidad de compañero para la convivencia, sino como alimento del animal, que, para no perder facultades, es alimentado dos veces por semana con presas vivas.

Pero he aquí que Timur, a diferencia de otros chivos sacrificados antes al tigre, no se resignó a morir desgarrado de un zarpazo y le plantó cuernos a Amur. El resultado—¡oh milagro!—fue que los dos se hicieron amigos y que empezaron a pasearse juntos y a convivir. Biólogos extranjeros, turistas y corresponsales acuden al parque a contemplar a la extraña pareja, y los especialistas se preocupan por el futuro de la relación de Amur con Ussuri, la joven tigresa que le está destinada para que los dos contribuyan al programa para la preservación de la especie del tigre del Usuri.

El director del parque, Dmitri Mezentzev, ha explicado la compenetración entre el tigre y el chivo, afirmando que el primero estaba muy solo y aprecia la compañía y el segundo no conoce el miedo por haberse criado en un árido paraje acechado por fieras. En la mente de los que siguen esta historia está la cuestión fundamental: ¿Hará gala Amur de su instinto de carnívoro y acabará por zamparse a Timur o desafiará a la biología continuando esta relación síngular?

http://www.youtube.com/c/safaripark25TV

Rusia está en vilo. Entre todas las prosaicas realidades que preocupan a sus ciudadanos, la odisea de Timur es un contrapunto de otro género con el efecto de una novela de aventuras electrizante. Separado por del tigre por las noches, Timur le espera cada mañana a la puerta de la jaula-dormitorio para pasear con él. A veces, marchan en fila india, y a veces el uno al lado de otro.

¿Cuánto puede durar esto? La amistad de los animales ha dado enorme publicidad al parque natural, que ha lanzado una página de web para promocionar a Amur y Timur y vender,- a partir del 21 de diciembre-, camisetas, llaveros, chapas y otros “souvenirs” con la imagen de ambos animales. El parque desea que Timur siga vivo y son muchos los que creen que el chivo se  ha ganado ya el derecho a un espacio propio permanete en el recinto y que convendría separarlo de Amur. Como medida preventiva, los chivos han sido suprimidos en la "ración viva" de Amur, al que se alimenta ahora con conejos. Timur, como corresponde a su condición de herbívoro, come frutas, tubérculos, verduras y cereales.

El interés por el caso de Amur y Timur es generado sobre todo por el constante riesgo al que se expone el chivo, un adicto inconsciente de la ruleta rusa. Su aventura se ha convertido en un motivo para reflexionar y alimenta la filosofía de la acción y el atrevimiento. “Gracias al chivo por esa gran lección, en concreto que no es importante lo fuerte que eres sino lo seguro que estás en ti mismo y no tener miedo”, escribe Svetlana en un comentario en la web. En las redes sociales este mensaje se complementa con otro contrapuesto, a saber que “la  naturaleza del carnívoro acabará imponiéndose”.

Ciudadanos críticos con el sistema político de Rusia, que se sienten frustrados por la falta de cauces para hacer valer sus reivindicaciones, me aseguraban que Timur es un ejemplo alentador para la vida y para la política, porque “a lo mejor, si plantamos cara, el tigre no se atreverá”. O sí. En esta ruleta rusa nadie sabe dónde está la bala, si la hay.

 

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Sobre el autor

, corresponsal en Rusia y países postsoviéticos desde 2001 y testigo de la "perestroika" durante su primera estancia como corresponsal en Moscú (1984-1997). Fue corresponsal en Alemania (1997-2001). Trabajó para la agencia Efe en Viena (1980-82).

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