La noche electoral

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 20 nov 2011

Nocheelectoral

Sonrisas y lágrimas. Victorias y derrotas. Retos y límites. Inicios y finales. Es una noche sin matices, aunque la política formal se esfuerza siempre en buscar palancas para ofrecer siempre una lectura positiva. A veces se roza el ridículo. La noche electoral condensa, en muy pocas horas, muchos caminos cruzados en lo individual y colectivo, en lo personal y profesional.

Lo que sucede esa noche marca, y mucho, toda la legislatura. Las imágenes de las ruedas de prensa, de las salidas a los balcones, o las celebraciones de los militantes y simpatizantes se registran de manera perdurable en nuestra memoria colectiva. La victoria socialista de 1982 no se recordaría de la misma manera sin el icono de la foto en el hotel Palace con Felipe González y Alfonso Guerra. Marcó su victoria y ha sido el escenario de su reencuentro. O la primera victoria de Aznar, en el balcón de la sede del PP en la calle Génova, mientras sus seguidores gritaban “Pujol, enano, habla castellano”, que marcó su relación con CiU y con el President hasta los Pactos del Majestic, en donde, en guiño corrector, afirmó que él hablaba catalán en la intimidad. Es tan importante esta noche que ya hay consignas de cómo gritar y cómo celebrar la probable victoria del PP.

Es noche de frases célebres. Lapidarias o esperanzadoras. Miserables o históricas. Generosas o cínicas. Los medios de comunicación dedican, y es natural, una atención especial a estas palabras y a los gestos de los ganadores: con quién sale el líder, qué dice, cómo lo dice… Pero también es una gran oportunidad para los partidos que quedan en la oposición. La derrota puede ser tan épica como la victoria, aunque sea amarga, dulce o dura. El primer discurso de los derrotados es el inicio de la nueva campaña. Gestionarlo bien abre oportunidades, no las cierra necesariamente.

Cómo se sabe ganar y cómo se sabe perder revela mucha información de la categoría personal de los candidatos y, también, de su inteligencia política para analizar cuáles son los límites en la victoria, y los retos en la derrota. Y aunque nadie recomienda sacar conclusiones apresuradas hasta analizar con detalle los resultados, lo cierto es que los primeros análisis, los primeros titulares que se construyen con los fragmentos de imágenes y palabras de esta noche, condicionan la manera en que se digiere la derrota o se goza la victoria.

Esta noche veremos si estas elecciones frías dan paso a políticas de shock o de consenso. Si el poderosísimo relato que los sondeos -a lo largo de semanas y meses- han ido construyendo sobre la inevitabilidad de la victoria del PP se confirma o si se demuestra que, también, éstos se equivocan.

Para las personas que quieran construir su propio relato interpretativo, la oferta de información y análisis que la noche ofrece es extraordinaria. Además de las redes sociales, durante la jornada electoral podremos usar algunas herramientas que nos ayudarán a entender mejor los resultados. La mayoría de diarios han previsto el lanzamiento de especiales, con datos y mapas actualizados. Un buen ejemplo es el especial resultados electorales de la web de El País, o la web “La noche electoral” que sigue, en directo, las conversaciones generadas en Twitter y los blogs de las principales fuerzas políticas que concurren a estos comicios. También se pueden encontrar más enlaces en la sección sobre las Generales 2011 que he estado actualizando durante toda la campaña. Si se quiere seguir solo por Twitter, recomiendo seguir la cuenta @resultados 20N, que ofrecerá datos al minuto del Congreso, Senado y de todas las Comunidades Autónomas. Twitter, de nuevo, se presenta como el ecosistema informativo más versátil.

Finalmente, sea cual sea el resultado que las urnas decidan, y el poder que otorguen a nuestros representantes en el Gobierno o la oposición, estas elecciones y esta campaña han demostrado, crudamente, los límites de la política. Se abren dos nuevos escenarios.

El primero, que tener el poder político pero que la política no tenga poder es lo peor que nos puede pasar. Recupero la pertinente cita de Eric Hobsbawm: “Ante este horror vacui, ¿cuál es la receta? En mi opinión, el mundo necesita recuperar los valores de la ilustración, para afrontar el futuro. Aquellos que creen en el progreso humano, de toda la humanidad, a través de la razón, la educación y la acción colectiva”.

Y el segundo, que sea quien sea quien obtenga el poder ya no podrá ejercerlo con la confianza de tener cuatro años por delante. Hemos pasado del examen final a la evaluación continua. La política va a ser vigilada, con un nivel exigente y crítico de monitorización, fiscalización y observación (aumentado y empoderado gracias a la tecnología social) que no va a permitir el uso discrecional de la fuerza política, aunque sea legítima. Recupero, también, a Tucídides: "Cualquier poder tiende a ir hasta el límite de su poder. ¡Ha llegado la hora de la vigilancia!"

PD: Esta noche también supone el final de este blog. Han sido 26 artículos. Agradezco la confianza de EL PAÍS, vuestra complicidad lectora y los comentarios, pistas o enlaces que me habéis hecho llegar. Como en las noches electorales, este final puede ser el principio de algo nuevo. Muchas gracias a tod@s.

Jornada de reflexión cinematográfica

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 19 nov 2011

Cines

La campaña electoral ha acabado, pero todavía se pueden arañar algunos votos indecisos o dudosos. La jornada de reflexión, 24 horas antes de la cita con las urnas, es una práctica en el proceso electoral que no se lleva a cabo en todos los países. Y, aunque no se puede pedir el voto explícitamente, toda la actividad de los candidatos este día es seguida con mucho interés por los medios de comunicación y por muchos electores que esconden o postergan su decisión de voto hasta el mismo momento en que se encuentran camino del colegio electoral.

El día de reflexión, como muchos otros rituales políticos, tiene su propia agenda. En ella, se contempla la realización de fotografías de los grandes medios de comunicación a los principales candidatos que son reproducidas en la edición del domingo y que se convierten en un simulacro del fin de las hostilidades y en una petición coral a la participación y a la normalidad democráticas.

Los medios, y los equipos de campaña, son conscientes del interés que suscita la actividad de los candidatos y las candidatas en ese día: con quién van a comer, cómo pasaran la tarde… En definitiva, ¿a qué van a dedicar su tiempo llenando la tensa espera? La campaña permanente sigue, a pesar de que haya acabado formalmente, y muchos ciudadanos observan con detalle estos últimos instantes de sobreexposición mediática para interiorizar opiniones e intuiciones. Cualquier gesto o acción reveladora puede dar la información o la pista del dato último para tomar una decisión que se demora hasta el último momento, para evitar dar explicaciones o, sencillamente, por cansancio o pereza electoral.

Una manera de seguir haciendo campaña es mostrar determinadas afinidades culturales y lanzar algunos mensajes políticos -cifrados, con más o menos ocurrencia- a través de la asociación entre el candidato/a y determinados conceptos. Las afinidades lúdicas y culturales o la adquisición de libros (con sus sugerentes títulos, temáticas o autores), por ejemplo, forman parte de estos mensajes simbólicos que tanto gustan a los spin doctors. La música que Obama desveló que escuchaba en su iPod, en la campaña del 2008, es parte de esta estrategia: convertir las preferencias culturales en opciones vitales de fondo ideológico que permitan nuevos alineamientos e identificaciones estéticas con los electores.  

Para ilustrar lo que digo, me he imaginado qué películas podrían ir a ver los principales candidatos, como parte de una opción lúdica y cultural pero con mensaje electoral, justo el día en el que pueden y deben hacer política de manera más sutil y sugerente. La cartelera de esta semana, con los estrenos de ayer viernes, es muy seductora. La preferencia por un título u otro ofrecería, seguro, mucha información…

Mariano Rajoy (PP) podría escoger -quizás-  “Habemus Papam”, propinando un golpe pícaro a diestra y siniestra.

Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) podría optar -según sus ánimos o el mensaje interno a lanzar- entre la película de estreno “Pánico en la granja” o la premiada “Melancolía” del danés Lars von Trier.

A Josep Antoni Duran i Lleida (CiU) le imagino escogiendo la clásica “El Ilusionista”, de Jacques Tati, o “El cambiazo”, con un título transversal y poliédrico.

Cayo Lara (IU), en un guiño de nueva reivindicación heroica, podría acercarse a la proyección de “El Capitán Trueno”, mientras Josu Erkoreka (PNV-EAJ) quizás entraría a ver la proyección de “Las razones del corazón”.

A Juan López de Uralde (EQUO) le va  “El niño de la bicicleta”. Rosa Díez (UPyD) bien podría reivindicar el film “Los olvidados de los olvidados”, la producción dirigida por Carles Caparrós.

Alfred Bosch (ERC) entraría –quizás sin muchas dudas- a ver “Catalunya, über alles”, un retrato de la Catalunya interior. Tres historias que reflejan una sociedad en conflicto obligada a aceptarse y recrearse o a desaparecer, según alguna de las reseñas cinematográficas que pueden leerse.

Y para las propuestas más contundentes de abstención crítica, voto blanco, nulo o nulo selectivo un título muy adecuado: “Interferencias” que analiza las causas de la crisis global y se estrena esta semana bajo licencia Creative Commons. El rodaje de la cinta coincidió con el inicio de las acampadas del 15M y cuenta cómo se gesta el nuevo activismo político.

Dejo a la imaginación de los lectores y las lectoras, decidir a quién asignarían, o cómo podrían ser utilizados e interpretados los siguientes títulos: “Semilla de maldad”, “De mayor quiero ser soldado”, “Transgression”, “La cosa” o la comedia “Dime con cuántos”, entre otros.

La película de la campaña casi ha acabado. Solo esperamos el desenlace. Y como toda buena película, solo el final puede sorprender a todos los espectadores y a los mismísimos protagonistas. En vuestras manos está. Mañana decidimos.

Votar por primera vez

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 18 nov 2011

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Debe resultar muy difícil votar por primera vez en estas elecciones. No hay épica, hay tragedia. No hay fiesta, hay duelo. La crisis económica se ceba, con virulencia, sobre los votantes más jóvenes. Y la política, en vez de ofrecer soluciones, les pide el voto sin asumir que no inspira respeto ni confianza. No es de extrañar que el rito democrático iniciático se vea como una oportunidad no para decidir sino para rechazar. No para escoger, sino para negar.

La primera vez simbolizaba la entrada ‘oficial’ en la mayoría de edad. Ahora parece el símbolo de la derrota generacional. De la desesperación. El reflejo del desánimo generalizado. La alegría emancipatoria que caracterizaba ese primer voto ha mutado en desafección, melancolía o indignación. La fiesta democrática (las elecciones) se ha transformado, para muchos de estos electores que se estrenan, en rebeldía crítica. Como denominador común a todos ellos, los jóvenes de 18 años se sienten muy lejos de toda la clase política. Muy lejos. El magnetismo de la “primera vez” se diluye hasta la incomodidad. Y el desconcierto.

En las elecciones generales del #20N participarán 1,5 millones de nuevos votantes, aunque muchos de ellos que viven en el extranjero van a tener problemas injustificables. El número de nuevos votantes es muy relevante desde el punto de vista demoscópico. Y todos los expertos coinciden en que el segmento de 18 a 24 años será determinante en el resultado de las urnas. Hace ocho años, aquellos jóvenes, fueron decisivos para rechazar la manipulación de un Gobierno que mentía. Fue, fundamentalmente, una victoria de la gente joven. Hoy, estos jóvenes se sienten al margen y fuera de la escenificación y ritualidad de la democracia representativa. Quieren más política, pero otra política. Más democracia real ya. "Baja participación, radicalismo e izquierdismo" son los tres rasgos que caracterizan el voto juvenil, en palabras del profesor de sociología de la UNED, Juan José González, en su trabajo “Tres décadas de cambio social en España”. Sin embargo, ese perfil ideológicamente de izquierdas, parece difuminarse de cara a los próximos comicios.

El barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado el pasado mes de julio, pone de manifiesto que los conservadores ganan entre el colectivo de jóvenes que declararon que votarían al PP, de celebrarse elecciones en ese momento, frente a un 20,1% que optaría por el PSOE. Estos 12 puntos de diferencia se estrechan hasta siete décimas en el siguiente grupo de edad, los jóvenes entre 25 y 34 años.

Esta extraña campaña tampoco se ha caracterizado por el debate de las propuestas concretas dirigidas a la juventud ni protagonizadas por ellos. Existe un consenso amplio en la necesidad de mejorar el empleo joven, así como de sus posibilidades de emancipación. Pero, si comparamos los programas, nos llevamos algunas sorpresas: ¿Cómo pretenden mejorar sus condiciones laborales? ¿Fomento de los contratos de prácticas? ¿Abaratamiento del contrato a jóvenes?

Tampoco ha cuajado el debate sobre la posibilidad del voto a los 16 años, a pesar de las diversas demandas y propuestas en relación a la reforma de la ley electoral que la sociedad española viene reclamando, especialmente, tras el surgimiento del movimiento 15M. Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la TwitterEntrevista que llevamos a cabo el pasado 11 de noviembre, contestó: “¿El voto a los 16 años? “Lo he pensado muchas veces, pero es algo que me gustaría consensuar con los ciudadanos”. Poca concreción pero algo más que el silencio atronador de Mariano Rajoy sobre este punto. IU, y también Izquierda Anticapitalista, sí que proponen el voto a los 16 años y transporte gratis para parados y jóvenes.

Las “primeras veces” tienen algo de mágico y de especial, sea la primera bicicleta o el primer amor… Experimentar algo por vez primera deja huella y es perdurable en la memoria vivida de las personas. No sé cómo vivirán los nuevos votantes esta su primera vez. Pero ahora que acaba la campaña, y que hoy es el último día, sería fantástico que nuestros líderes encontraran razones y argumentos para motivar a los que teniendo ya el derecho, intuyan que su deber ya no es votar democráticamente, sino no votar, también democráticamente.

PD: La fotografía que ilustra este artículo es de mi álbum personal. Perdonad la intimidad. Pero me ha hecho pensar mucho. De reivindicar el voto a los 18 años en la Constitución… a una Constitución que no ha sido votada ni por el 50% del electorado actual. Algo falla.

Campaña light, política shock

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 17 nov 2011

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Esta campaña es realmente extraña. Debería servir, como todas, para contrastar opiniones y propuestas -más en un momento tan extraordinariamente complicado y convulso- y para lo que está sirviendo es para esperar el día 21. Según todos los recientes sondeos, el Partido Popular logrará una aplastante victoria electoral el próximo #20N, y Mariano Rajoy será el próximo presidente, con un liderazgo sin carisma. El sondeo, como concepto, se presenta ya como resultado y ha mutado su carácter probabilístico por el determinista. Corremos el riesgo que los votos parezcan trámites.

En 1933, Franklin Delano Roosevelt asumió el poder en Estados Unidos también con un enorme capital político y en medio de una gravísima crisis económica. Los estadounidenses de todas las tendencias políticas exigían una acción inmediata por la gran crisis económica que estaban pasando y Roosevelt respondió insistiendo en que debía ser juzgado 100 días después de entrar en el gobierno. Durante esos días, creó una serie de nuevos programas para los "primeros cien días" de la administración, en los que se reunió con el Congreso, el cual aceptó casi todas sus solicitudes legislativas. Desde entonces, los presidentes gozan de cierta “tregua política” en sus primeros 100 días. Pero, a partir de entonces, se exigen respuestas y soluciones. John Fitzgerald Kennedy, consciente de esta poderosa etiqueta temporal y política, le dio la vuelta y apretó las tuercas,  llegando a afirmar que: “Para hacer todas las políticas que un pueblo necesita no es suficiente 100 días, ni tan solo 1.000 días, ni incluso una legislatura. Quizás ni toda una vida. Por eso, es necesario que nos pongamos a trabajar inmediatamente”.

Pero el próximo presidente no tendrá tregua. Y la sociedad tampoco, a juzgar por las proféticas declaraciones de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, y Presidenta de Castilla-La Mancha: “Las protestas serán inevitables cuando Rajoy haga lo que tenga que hacer”. Mariano Rajoy, que ha conseguido llegar al tramo final sin desvelar casi ninguna medida ya anuncia una política de choque, en la única entrevista en la que ha desvelado la naturaleza ejemplar, simbólica y contundente de sus primeras decisiones: “mi primera medida será un mensaje al país y a Europa de austeridad y de que vamos en serio”.

Esas medidas que propone, denominadas por el PSOE como agenda oculta, deberán ser rápidas y concisas, y tener una muy buena estrategia de comunicación. El mensaje del cambio a mejor que se ha estado repitiendo en campaña deberá ser confirmado en el gobierno, y deberá seguir usándose, no solo como mensaje, sino como realidad a los ojos de la ciudadanía. Cameron, en el Reino Unido no lo consiguió. Rajoy tendrá 100 días simbólicos, poderosísimos en la creación de marcos mentales y de profundas huellas en la opinión pública, pero  deberá actuar rápido para convencer: dentro y fuera. Los primeros gestos son determinantes. Zapatero a las 48 horas de tomar posesión anunciaba la retirada de Irak.

Actuar con rapidez es también la premisa táctica establecida por Milton Friedman, padre de la doctrina del shock que guía el capitalismo contemporáneo para imponer de forma irreversible los cambios en período de crisis. Friedman estimaba que una nueva Administración "dispone de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual". Ése es el tiempo que tendrá Rajoy para dar un paso al frente y demostrar a los españoles, pero también al mundo, que la economía de España puede cambiar.

En su libro La doctrina del shock, de 2007, Naomi Klein, indica que esas políticas económicas abanderadas por Friedman (las usadas mayoritariamente por los países desarrollados) han alcanzado importancia en países con modelos de libre mercado, no porque fuesen populares o demandados sino a través de impactos en la psicología social con desastres o contingencias provocando que ante la conmoción y confusión se puedan hacer reformas impopulares. Klein cita, como alguna de estas perturbaciones, la Guerra de las Malvinas, el 11 de Septiembre, el Tsunami de 2004 en Indonesia, o la crisis del huracán Katrina que pudieron haber sido aprovechadas con la intención de empujar la aprobación de una serie de reformas.

Rajoy, si finalmente es elegido Presidente, dispondrá de mayorías electorales y parlamentarias que lo legitimaran y le garantizaran respaldo y apoyo a sus decisiones. Pero casi más importante que las mayorías tendrá a su favor un margen adicional de tolerancia social. La gravedad de la crisis económica y política hará que la sociedad tolere decisiones drásticas, casi traumáticas. Cómo utilice este colchón extra de confianza, para ir más allá de lo necesario, urgente o aceptable, marcará su gestión.

Tecnología para decidir el voto

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 16 nov 2011

Voto

Hay quien tiene muy claro su voto el #20N. Otras personas están vacilando, dudosas, desconcertadas. Y, no pocas, no tienen la información necesaria, a pesar de la campaña –o quizás a causa de la campaña-, para votar con criterio, autonomía y responsabilidad. La decisión del voto es compleja y a la vez simple, pero lo cierto es que cada vez resulta más difícil tener una idea clara de lo que se propone, quién y por qué.

Las aplicaciones digitales y páginas web que ayudan a tomar decisiones políticas son cada vez más frecuentes en los procesos electorales. Estas herramientas y tecnologías ayudan a “pensar” y a “comparar”. E introducen una saludable práctica en la toma de decisión: hacer coherente la decisión con el grado de identificación ideológica, la evaluación comparada y el voto selectivo. Veamos algunas aplicaciones que espero os sean de utilidad, tanto si dudáis, como si estáis convencidos pero dispuestos a dudar, nuevamente.

1. Autochecking ideológico. Son aplicaciones insertadas en una página web que -a través de rutinas lógicas de respuesta, similares a las que tienen los partidos o los candidatos y que expresan en sus programas políticos o en sus discursos- nos indican qué partido se acerca más a nuestra ideología (o nuestros valores y visiones del mundo y de la vida). Son lecturas de comportamiento que dibujan orientaciones políticas.  El incremento de los electores abstencionistas y de los que mantienen la duda (y la incertidumbre demoscópica) hasta casi el mismo día de cierre de urnas, así como la necesidad de las instituciones públicas y formaciones políticas de estimular la participación, han favorecido la proliferación de estas aplicaciones concebidas como un autochecking ideológico. Las preguntas estructuradas a partir de las propuestas de las opciones políticas evitan la identificación a priori del partido que las formula. El elector autoexaminado responde sin el prejuicio previo de la marca electoral y llega a conclusiones ideológicas como paso previo y orientador de su decisión electoral. En definitiva, le propone una elección “coherente” con su ideología o sus valores.

En las elecciones europeas de 2009 se creó una herramienta (EU Profiler) que, mediante un sencillo cuestionario de 30 preguntas, mostraba qué partido nacional o europeo se acercaba más a tus ideas políticas, qué lugar ocupabas en el espectro político y la probabilidad con la que votarías a otros partidos. Más de medio millón de personas participaron respondiendo al cuestionario. No era la primera vez que se creaba una herramienta de este tipo. Durante la pre-campaña electoral norteamericana, en 2007, desde USA Today crearon el Candidate Match Game, en el que indicaban, a través de una especie de encuesta, qué candidatos se acercaban más ideológicamente a ti o eran más afines a tus ideas. Tanto EU Profiler como Candidate Match ya eran herederas de herramientas o juegos parecidos en Francia (Polimètre) y en Holanda (Votematch), creados durante finales de 2006 y principios de 2007, respectivamente.

En esta campaña electoral vemos también en España un ejemplo de estas herramientas de autochecking, como es elecciones.es. Nos indica a qué partido habría que votar basándonos en nuestra ideología, a través de la respuesta a 15 preguntas cortas y eligiendo qué temática nos afecta más. Nos muestra qué partidos se acercan más a nuestras opiniones políticas.

2. Comparación de programas. Desde hace unos años, esas comparativas se pueden encontrar online, aunque ha sido ésta la primera elección a generales españolas donde se ha creado una web específica para ello. Se trata de #programas20N, donde se pueden encontrar todos los programas de los partidos políticos que se presentan a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. Se comparan por temáticas, permitiendo informarse más fácilmente sobre lo que más nos interesa.

Otro ejemplo es Programas electorales para el 20N, realizado por el grupo de trabajo de la asamblea del Retiro, que quiere ser una síntesis de los programas electorales de 20 partidos, para facilitar su lectura y explicar todas las opciones de voto (incluyendo el voto en blanco, nulo y abstención). También en #10Propuestas20N se han recopilado las propuestas principales (hasta 10 como máximo) de 24 partidos políticos que se presentan a estas elecciones.

Todas las aplicaciones van a crecer en calidad y cantidad, siendo de gran ayuda al elector y a los medios de comunicación. Incluso van a poner a más de un candidato en evidencia respecto a sus propios postulados programáticos. Pero, también, anticipan un horizonte político en el que primará más la autoafirmación que el debate, el consenso, el acuerdo o las alianzas. Sería divertido (y sorprendente, creo) someter a nuestros candidatos y candidatas a las herramientas citadas y comprobar el grado de identificación con sus propias propuestas…

3. El voto selectivo. Interesante es también la iniciativa Aritmética20N que propone, a través de su web, votar en cada circunscripción electoral al partido más fuerte que no sea PP, PSOE o CiU (por el tema Ley Sinde). Para ellos, “no se trata de votar al partido que nos desagrada menos o que nos gusta un poco, sino de utilizarlos para que se peleen entre ellos”. Es por ello que han colgado una tabla donde se pueden encontrar cálculos basados en los resultados de las últimas elecciones (2008 y 2011) y en las recientes encuestas del CIS. Esta tabla muestra a qué partido hay que votar para romper el liderazgo de PP, PSOE y CiU en cada circunscripción. Es otra opción para votar con la ayuda de la tecnología y para utilizar el voto como castigo eficiente. Parecida es la iniciativa VotoWiki.net (#hazvalertuvoto) que permite indicar nuestras preferencias de voto de forma anónima, mientras estás coordinándote así democráticamente con otros electores para concentrar el voto en una de ellas.

Pero si lo que se quiere es ver dónde y por qué nuestro voto puede jugar un papel especial en el reparto de escaños -dada la previsible y posible competencia entre las candidaturas- recomiendo esta página, muy visual y completa.

La tecnología puede ayudarnos a tomar decisiones complejas, facilitando nuestra responsabilidad con nuevos y exigentes criterios. No dejes de utilizar lo digital para decidir tu voto analógico, a la espera que, finalmente, podamos votar electrónica y digitalmente, remoto y presencial. Nos sobra tecnología para garantizar todos los requisitos que la Ley Electoral y la Constitución exigen. Lo que falta es voluntad política. Decide. Conéctate.

Sobre el autor

Antoni Gutiérrez-Rubí

es asesor de comunicación y consultor político. Recientemente acaba de publicar 'La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks'.
www.gutierrez-rubi.es.

Sobre el blog

Una mirada a la actualidad de la campaña electoral en clave de comunicación política y análisis estratégico.

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