Estatura personal y altura política

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 28 oct 2011

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El pasado 18 de octubre se publicaba un estudio en la revista científica Social Science Quarterly que asegura que la ciudadanía prefiere a los líderes más altos. Los autores, Greg Murray y David Schmitz (Universidad Tecnológica de Texas- TTU) indican que la elección de candidatos físicamente más altos y corpulentos puede ser un comportamiento desarrollado evolutivamente para asegurar la supervivencia. Este rasgo -que otorgaría mayor probabilidad de victoria política a los de mayor estatura- se observa en distintas civilizaciones antiguas y se mantiene hasta llegar a la actualidad, constatándose a tanto a raíz de la bibliografía antigua consultada como de análisis psicológicos actuales realizados a 467 estudiantes de distintas universidades. En ellos, se les pedía que dibujaran la imagen de un ‘ciudadano corriente’ y la de un ‘líder nacional ideal’. El 64% retrató al dirigente con una mayor estatura. El análisis llegó también a la conclusión de que los hombres con mayor estatura son los que más se ven a sí mismos como dirigentes.

Este no es el primer estudio que intenta analizar la relación entre estatura y vida social. Ya en 1940, un grupo de psicólogos descubrió que los vendedores más altos tenían más éxito que sus colegas más bajos. En 1980, una encuesta indicaba que más de la mitad de los directores de 500 empresas estadounidenses listadas en la revista Fortune, medían al menos 1,83 metros.
Más actual es el estudio publicado  por el Journal of Applied Psychology que sugería que, concentrándose en la relación entre estatura e ingresos, a cada 2,5 centímetros por encima de la media le corresponden 789 dólares más de paga al año. Por lo tanto, alguien con una altura de 1.82 metros gana 4.734 dólares más por año que su colega -igualmente capaz- de 1.65 metros de altura.

En política, la estatura es también un rasgo destacable. De los 43 presidentes estadounidenses,  sólo 5 tuvieron una estatura inferior al promedio. Y de todas las elecciones, en el 58% de las ocasiones ha vencido el candidato más alto. Sin embargo, ciertamente también hay numerosos casos en los que no ha sido así. Por ejemplo, Napoleón (1,62 ó 1,67, según la fuente), Sarkozy (1,65), Gandhi (1,60), Aznar (1,71), Berlusconi (1,70), Putin (1,70)...

Sea como sea, parece que ganar centímetros puede convertirse realmente en una cuestión de interés estratégico o de estado. Es el caso del presidente francés Nicolas Sarkozy que ya usó un cajón durante su estancia en Estados Unidos, para igualarse a la estatura de Barack Obama. Anteriormente, en su primer viaje al Reino Unido con su pareja Carla Bruni, utilizó zapatos con alzas y tacones. No era la primera, ni será la última vez, que se quiere compensar o equilibrar una imagen simulando una mayor estatura, ya que -como indicaba el estudio de Murray y Schmitz- en comunicación política se puede asociar, a menudo, la altura a la idea de poder, y ser excesivamente más bajo que la persona con la que se está hablando puede transmitir esta sensación.

Alfredo Pérez Rubalcaba mide 1,70 frente al 1,88 de Mariano Rajoy. De hecho, sorprendentemente, no hay muchas imágenes gráficas de los candidatos juntos en donde esta diferencia se pueda observar claramente. Será muy interesante ver sus imágenes frente a frente, juntos, cerca… durante esta campaña, especialmente en el debate televisivo. Desconocemos el formato del mismo y si se va a imponer la tradicional mesa o vamos a los atriles que evidenciarían esta circunstancia.

Pero la política no es una cuestión de estatura personal (aunque parece que influye), sino de altura política. Va de neuronas, no de centímetros. Y la historia nos ha confirmado muchas veces como, en palabras de Nikesh Arora, vicepresidente y director de negocios de Google, “un pequeño rápido puede ganar a un grande lento”. Goliat sucumbió a David porque sólo le veía por su estatura. Viéndolo pequeño, no se dio cuenta de que, en su mano, llevaba el arma rural que le lanzó la piedra ganadora.

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Todo es muy relativo. Tengo 42 anos y mido tan solo 1.60 metros. Soy director corporativo de una transnacional y soy exitoso profesionalmente. Y me he ganado el respeto a pulso durante toda mi vida. Sin embargo tuve un traslado a otro pais y vivo en una zona residencial donde conviven personas jóvenes que no conocen el respeto por sus mayores. En mi pais no era tan bajo, ahora lo soy y ahora recibo mucha discriminación. Creo q la educación es importante y hay personas q saben del valor de una persona por lo q es y no x su estatura. Infortunadamente un poco de personas ignorantes ven mi estatura como una discapacidad físicas y han intentado quemar mi casa y arrojar excrementos en mis ventanas. Sin embargo he tenido la protección de la empresa, la policial y un equipo de abogados para poner estos infractores antisociales tras las rejas. El problema es que ahora ando amenazado de muerte. Pero ya estoy solicitando traslado a otro pais de Europa.

Jesùs era alto, conquistò el mundo con la palabra.

Me parece un árticulo con tintes neonasis. La evolución no habla de el ser más alto como la cuspide del proceso evolutivo como lo quieren hacer ver. Además el mismo Hitler, Napoleón y otros más que fueron poderosos lideres eran bajos.

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Sobre el autor

Antoni Gutiérrez-Rubí

es asesor de comunicación y consultor político. Recientemente acaba de publicar 'La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks'.
www.gutierrez-rubi.es.

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Una mirada a la actualidad de la campaña electoral en clave de comunicación política y análisis estratégico.

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